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sábado, 14 de agosto de 2010

ESOS LOCOS BAJITOS





LOS TALENTOS NATOS
Hace unos años, escuché una historia maravillosa que me gusta mucho contar. Una maestra de escuela primaria estaba conduciendo una clase de dibujo para chicos de seis años. En un extremo de la sala se sentaba una niña que habitualmente no le prestaba mucha atención al colegio. Pero sí lo hizo en esta clase de dibujo.
Durante más de veinte minutos, la niña se mantuvo sentada con sus brazos sobre la hoja de papel completamente absorta en lo que estaba haciendo. La maestra pensó que esto era fascinante. Le preguntó a la niña qué estaba dibujando. Sin levantar su mirada, la niña respondió: “Estoy dibujando un cuadro de Dios”. La maestra sorprendida dijo: “Pero nadie sabe cuál es el aspecto de Dios”.
La niña entonces, mirando directo a sus ojos contestó: “Lo sabrán en un minuto”.
Amo esta historia porque nos recuerda que los niños tienen una maravillosa confianza en sus propias imaginaciones. La mayoría de nosotros perdimos esta confianza al crecer. Pregúntale a un grupo de alumnos, en los primeros años de escuela, quiénes de ellos piensan que son creativos y todos levantarán sus manos. Haga la misma prueba en un grupo de alumnos avanzados y la mayoría de ellos no lo harán.
Creo apasionadamente que todos nacemos con tremendas capacidades naturales y que perdemos contacto con muchas de ellas a medida que pasamos más tiempo en el mundo. Irónicamente, una de las principales razones para que esto suceda es la educación. El resultado es que demasiadas personas no conectan jamás con sus verdaderos talentos y por lo tanto no conocen lo que son realmente capaces de lograr.
En este sentido, no saben quienes son en realidad.

OS TALENTOS NATOS (português)

Faz uns anos, escutei uma história maravilhosa que me gosta muito contar. Uma professora da escola estava conduzindo uma classe de desenho para crianças de seis anos. Num extremo da sala de aula se sentava uma menina que habitualmente não lhe dava muita atenção à escola. Porém sim o fiz nesta classe de desenho.
Durante mais de vinte minutos, a menina ficou sentada com seus braços sobre a folha de papel completamente absorta no que estava fazendo. A professora pensou que isto era fascinante. Lhe perguntou à criança que estava desenhando. Sem levantar seu olhar, a menina respondeu: “Estou desenhando um quadro de Deus”. A professora surpreendida diz: “Mas ninguém sabe qual é o aspecto de Deus”.
A menina então, mirando direto a seus olhos respondeu: “O saberão num minuto”.
Adorei esta história porque nos lembra que as crianças têm uma maravilhosa confiança em suas próprias imaginações. A maioria de nós perdeu esta confiança ao crescer. Pergunta a um grupo de alunos, nos primeiros anos de escola, quem deles pensam que são criativos e todos levantarão suas mãos. Faça a mesma prova num grupo de alunos avançados e a maioria deles não o farão.
Acredito apaixonadamente que todos nasceram com tremendas capacidades naturais e que perdemos contacto com muitas delas na medida em que passamos mais tempo no mundo. Ironicamente, uma das principais razões para que isto aconteça é a educação. O resultado é que demasiadas pessoas não se conectam jamais com seus verdadeiros talentos e por tanto não conhecem o que são realmente capazes de atingir.
Neste sentido, não sabem quem são em realidade.

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