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segunda-feira, 31 de janeiro de 2011

TRADUCCIÓN AL CASTELLANO



Traducir al español

Fuente:Hispanotas.com




La proximidad entre la lengua española y algunas lenguas romances puede dar a entender que traducir un texto del portugués, francés o del italiano al español es algo anodino. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, porque “lengua románica” no es equivalente de “fácil de traducir”.

Algunas cifras

Con 480 millones de practicantes por todo el mundo (de los cuales 46 en España), el español es el tercer idioma más hablado después del inglés y el mandarín. Además de ser el idioma oficial en España, lo es también en otros diecinueve países de América del Sur. Sin embargo, la existencia de estos hablantes no se limita simplemente al área geográfica de países hispanos, sino que también los encontramos en países de Asia, África y sobre todo en Estados Unidos.

Debido a la diversidad de países en que se habla español, el idioma ha sufrido algunas modificaciones que el traductor debe considerar antes de emprender cualquier trabajo.

¿Castellano o español?

La traducción del inglés al español resulta difícil, en el sentido de que el traductor debe ser consciente de la dificultad que representa. Debe traducir en función del público al que se destinan los documentos y tomar las decisiones en consecuencia.

De hecho, todavía subsisten algunas diferencias entre el español denominado “castellano” que se habla en España y el denominado “español” hablado en el resto de las regiones hispanas del mundo. Por ejemplo, los latino-americanos y los españoles no dan la hora de la misma manera. Para decir que son las 15h55, los primeros dirían “Faltan cinco minutos para las cuatro,” mientras que los segundos dirían “Son las cuatro menos cinco”. Además, el empleo de las palabras no es el mismo, por lo que el traductor deberá desconfiar de la connotación más o menos peyorativa dependiendo del país.

Otra particularidad propia de los hispanohablantes latinoamericanos es la de utilizar el pronombre “usted” (manera de tratar de usted en España) para dirigirse a cualquier persona sin distinción, e incluso a los animales domésticos.

La población hispánica en Estados Unidos
De forma paralela a las diferencias ya mencionadas, ha surgido un nuevo fenómeno en Estados Unidos, donde reside un número considerable de población hispana (más de 42 millones). Esta presencia ha tenido dos consecuencias sobre la lengua española:

El español se considera casi como una segunda lengua y se habla en diversas administraciones;
Gran influencia del inglés. De ahí que exista una tendencia a decir “un carro” (del inglés “car”) en lugar de hablar de “un coche,” el término más adecuado.
Seguro que ahora entiende por qué traducir al español no es un ejercicio tan simple y que para entregar un trabajo de calidad, la agencia de traducción deberá contar con un traductor profesional que no solo tenga un excelente dominio del idioma, sino que también cuente con un excelente conocimiento de la cultura

EL IDIOMA ESPAÑOL EN ESPAÑA...


SOCIEDAD

¿Somos los españoles especialmente propensos a decir tacos?
En televisión, desde luego que sí








Fuente: w.w.w.larioja.com - CARLOS BENITO

Un extranjero con ganas de aprender palabrotas en español lo tiene más fácil que nunca. Ya no hace falta interrogar a los amigos, ni tampoco peinar los diccionarios como hacíamos de niños en clase de idiomas. Hoy en día, una hora de televisión bien elegida puede bastar para hacerse con un vocabulario muy completito, desde la interjección casi inocente hasta el insulto más brutal, pasando por toda la escala de procacidades sexuales. Si juzgamos por lo que se escucha en la pequeña pantalla -y también en la radio, donde no escasean las lenguas desatadas-, nos quedaremos con la impresión de que los españoles somos la gente peor hablada del mundo, una nación entera consagrada al taco. ¿Es esto verdad?
No falta quien sostiene que sí, sobre todo entre los hispanohablantes de América. El tema surge con bastante asiduidad en los foros de inmigrantes latinos: «La verdad es que eso pensé cuando llegué a España. Acabas por acostumbrarte, te metes profundamente y aprendes esas palabritas como si nada. Cuando, pasado un tiempo, he vuelto a mi país, he estado escandalizando a la familia», escribe uno. «No es que el español sea una persona grosera o irrespetuosa, simplemente dice lo que piensa tal cual y se acabó», contemporiza otro. Los expertos confirman esa diferencia con otros países: «En América hay una forma de expresión más cortés y el taco se ve con mucho más recelo, se utiliza de manera más parca. Tienen un sentido de pudor lingüístico mucho más agudo», apunta Darío Villanueva, secretario de la Real Academia Española, acostumbrado a conversar sobre este rasgo con sus colegas del otro lado del Atlántico. El lexicógrafo Delfín Carbonell, autor del diccionario de argot 'El Sohez' (así, con esa hache intercalada que rescató de los siglos XVII y XVIII), aporta un par de ejemplos ilustrativos: «En México, emplear la palabra 'culo' puede organizar un cacao de miedo, tienen que recurrir a eufemismos para decir dónde les aprieta el pantalón. Y, en Chile, a los españoles nos llaman 'coños', por nuestra costumbre de utilizar la palabra para todo, como una muletilla sin significado ninguno».
Ante la cebolleta
La brecha se amplía en los medios de comunicación. Mientras que otros países llevan el tabú hasta extremos casi ridículos, España no duda en introducir los tacos en horario infantil y sigue con entusiasmo programas como 'Gran Hermano' o 'Sálvame', que a menudo degeneran en fiero intercambio de groserías. Iniciativas como la de la última edición de 'OT', con sanciones para los concursantes y los jurados que suelten alguna palabrota, acaban demostrando nuestra incapacidad para evitar esos excesos: el contador de los tacos no para. «Antes, aunque los españoles fuéramos muy 'taqueros', nos mordíamos generalmente la lengua cuando nos ponían delante la cebolleta de un micrófono, cuando hablábamos para la prensa o cuando estábamos en una situación formal -reflexiona Villanueva-. Ahora pasa lo contrario: a veces parece que, cuando una persona está ante un micrófono, en vez de velar sus intimidades hace exhibición de ellas, hay una especie de exhibicionismo verbal. Algunos estudiosos de la sociedad posmoderna hablan de la obscenidad de la intimidad: en esa tendencia a revelar lo íntimo, el taco tiene un papel muy destacado».
Pero, en realidad, ¿existe algún argumento contra los tacos, más allá de una moral que puede sonar mojigata? ¿Acaso no se trata de palabras como las demás? «Lo importante es el contexto -puntualiza Delfín Carbonell-. Si estás con una señora y te dice 'qué órgano sexual tienes', probablemente te entrará la risa, pero con un médico es diferente. Yo creo en la libertad al cien por cien, pero también debemos ser respetuosos con los demás, tener cierta urbanidad: si estamos en televisión y nos va a oír todo tipo de personas, ¿por qué utilizar esas palabras? Y, sobre todo, ¿por qué reincidir en ellas una y otra vez? Estamos hablando de gente que tiene un vocabulario pequeñín, cortito». El secretario de la Academia coincide: «El taco puede ser sumamente expresivo y pertinente. Lo opuesto es ese discurso de personas que recurren a los tacos en enunciados de pobreza absoluta. Ahí es donde resultan perjudiciales, porque empobrecen extraordinariamente el idioma». Y a ese frente se suman las asociaciones de espectadores: «La televisión debe ser un medio que enriquezca nuestro vocabulario y promueva un uso de la lengua correcto. Sin embargo, algunos programas, sobre todo de entretenimiento, hacen un flaco favor al lenguaje y desprestigian una profesión como el periodismo», reprocha Ana Muñoz, directora ejecutiva de la federación iCmedia.
Tacos en la RAE
Curiosamente, los lingüistas tienen la obligación de estar atentos a esas expresiones malsonantes, porque también forman parte de su trabajo. El argot es uno de los campos más dinámicos del idioma, sometido a ocasionales chispazos de creatividad callejera. «La gente utiliza estas palabras y las hace evolucionar, unas veces las rescata del olvido y otras las manda a él. A veces, lo que aparece es una ocurrencia de alguien que apenas tiene eco: por eso hay que hacer seguimiento, porque solo las ocurrencias que se consolidan merecen incorporarse al acervo de la lengua», explica Villanueva. Uno no puede evitar cierta sonrisa al imaginar a los académicos discutiendo sobre el uso y las particularidades de alguna palabra soez: «En la Academia unos somos más 'taqueros' que otros -admite el secretario-, pero generalmente el taco en boca de un académico suele ser pertinente, aparece cuando tiene que aparecer y no ocupa el espacio de otras palabras».
A Delfín Carbonell, la confección de 'El Sohez', un diccionario centrado en el «español cotidiano, popular, familiar, coloquial, grosero y malhablado», le obligó a sumergirse durante años en un océano de palabrotas, una ensordecedora cacofonía malsonante. Pero él se lanzó a la tarea con un buen par de... aberronchos, por utilizar uno de los términos que recopiló. «Decidí hacer un diccionario de autoridades, buscando referencias escritas. Tuve que leer ochocientas novelas, sin saber lo que iba a encontrar en cada una». ¿Dio con algún virtuoso de la palabra gruesa? «Recomiendo 'Días de guardar', una novela negra de Carlos Pérez Merinero: es muy fuerte, sobre un psicópata de mucho cuidado. Ahí salía una cantidad de palabras tremenda, fue una maravilla, un filón. También está Cela, claro, pero además leía 'El Víbora', revistas para chicas jovencitas o los anuncios sexuales de los periódicos. Iba en el autobús un día, marcando con redondelitos 'lluvia dorada' y cosas así, y la señora de al lado me miraba muy mal».

RADAR



DOMINGO, 30 DE ENERO DE 2011


NI IDEA
Página 12 - Radar.






Como todos los años, el sitio Edge.org, en el que se reúnen gratuitamente los científicos y pensadores más agudos dedicados a los cambios que dan forma al futuro, les pide a sus integrantes que respondan una pregunta iluminadora. Este año, no les pidió sólo que pensaran, sino que pensaran en pensar: “¿Qué idea nos ayudaría a pensar mejor?”, les preguntó. Estas son apenas algunas de las casi doscientas respuestas en busca de herramientas mentales que nos ayuden a construir un futuro mejor.Por Federico Kukso

Desde que un peludo, algo encorvado y olvidado ser humano-en-potencia estrelló toda su furia contra el suelo de Etiopía y luego alzó al cielo un hueso o una piedra pacientemente afilada (anticipándose casi en 3,4 millones de años a la escena más antropológica del cine), las herramientas nos dominan. Creemos que, como las diseñamos y las fabricamos en masa, como las manipulamos con gusto, somos nosotros –los siete mil millones de Homo Sapiens que momentáneamente habitamos la Tierra– quienes tenemos el mando. Pero no. Vivimos engañados y con los ojos aún tapados por el velo del antropocentrismo y el ego inflado que sigue haciéndonos pensar que somos el centro del universo.

Desde un lápiz a un iPad, de un martillo a incluso un consolador, estos artefactos y extensiones de nuestros cuerpos instalan hábitos mentales, reorganizan los espacios y nuestra idea del tiempo. O como repite con agudeza el sociólogo Christian Ferrer en Mal de ojo: el drama de la mirada –un libro fundamental de la filosofía de la técnica–, imponen una visión del mundo, una sensibilidad particular. La invención de la imprenta a mediados del siglo XV animó a la gente a pensar siguiendo líneas rectas y a ordenar sus percepciones del mundo en forma compatible con el orden visual de la página impresa. El automóvil fue internalizado como símbolo de poder e independencia y esculpe a diario la ciudad. La televisión, en cambio, impulsa el “pensamiento zapping” y la web enseña a sus usuarios-adictos a reordenar sus flujos mentales en formas compatibles con los protocolos del ciberespacio (el hipertexto infinito, la mentalidad de colmena, la sociabilidad y ansiedad exacerbada y la falta de memoria).

O sea, además de tener en nuestras casas una caja de herramientas lista para sacar de la oscuridad en caso de que se rompa un caño o se caiga un cuadro, contamos también con una caja de herramientas mental o cognitiva: un conjunto de conceptos-herramientas (o ideas-martillo) con los que vemos y nos movemos por el mundo. Cada época tiene las suyas. Y el siglo XXI, también. Pero, ¿cuáles?

Para saberlo, el agente literario John Brockman les hizo una sola pregunta acorde con esas dudas a 164 físicos, biólogos, filósofos –¿Qué concepto científico mejoraría nuestras herramientas cognitivas?–, institucionalizando aún más aquel ritual que desde 1998 radiografía con un sólo interrogante el heterogéneo mundo de la llamada “tercera cultura”: la pregunta anual del sitio Edge.org.

Los físicos Carlo Rovelli y Lawrence Krauss, por ejemplo, afirmaron que todos nos beneficiaríamos si manejásemos mejor el concepto de incertidumbre. El matemático Rudy Rucker sugirió la idea de impredictibilidad del mundo y el emprendedor Vinod Khosla hizo lo mismo pero con la noción de la impredictibilidad de la tecnología (o principio del cisne negro). Deberíamos pensarnos como un superorganismo, sugirió el psicólogo Jonathan Haidt. El físico Gino Segre incitó a hacer Gedankenexperiments (o experimentos mentales) y el físico teórico Sean Carroll lo recordó: el universo no tiene sentido.

Como se hizo costumbre (o un hábito mental impuesto por la tecnología, tal vez), Radar leyó cada una de las 164 propuestas y eligió las diez más deslumbrantes.

e-commerce






«e-commerce» es en español
«comercio electrónico» o «cibercomercio»

31/01/2011

La Fundación del Español Urgente recuerda que en español existen las expresiones comercio electrónico, cibercomercio o comercio virtual para denominar lo mismo que la expresión inglesa e-commerce.

La Fundación ha detectado en la prensa un profuso empleo del anglicismo e-commerce para referirse a la transacción de bienes y servicios a través de medios informáticos, principalmente la que se efectúa en la Internet: «En Latinoamérica, el e-commerce sigue dando sus primeros pasos»; «El e-commerce navideño creció un 13 %».

En español existen las expresiones comercio electrónico, cibercomercio o comercio virtual para referirse a este tipo de transacciones, y que, por lo tanto, el empleo del anglicismo es innecesario.

Asimismo, añade esta institución, la voz cibercomercio es de formación española, ya que integra el prefijo cíber-, 'electrónico', usado en expresiones que se refieren al mismo ámbito, como ciberespacio y cibertienda, entre otras.

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

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