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quinta-feira, 24 de março de 2011

A VIDA É SONHO







Solilóquio do Segismundo em A vida é sonho

de Pedro Calderón de la Barca






Sonha o rei que é rei, e vive
com este engano mandando,
dispondo e governando;
e este aplauso, que recebe
emprestado, no vento escreve,
e em cinzas converte-lhe
a morte, desdita forte!
Que há quem tenta reinar,
vendo que há de despertar
no sonho da morte?
Sonha o rico em sua riqueza,
que mais cuidados lhe oferecem;
sonha o pobre que padece
sua miséria e sua pobreza;
sonha o que a medrar começa,
sonha o que afana e pretende,
sonha o que agrava e ofende,
e no mundo, em conclusão,
todos sonham o que são,
embora nenhum o entenda.
Eu sonho que estou aqui
destas prisões carregado,
e sonhei que em outro estado
mais lisonjeiro me vi.
Que é a vida? Um frenesi.
Que é a vida? Uma ilusão,
uma sombra, uma ficção,
e o maior bem é pequeno:
que toda a vida é sonho,
e os sonhos, sonhos são.


Versão espanhol


Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.


CONTRADICCIÓN


Contradecirse o ser imbécil
24MAR 2011 04:35
Fuente: El País - España

El principio de contradicción (o, con mayor exactitud, de no contradicción) es uno de los tres pilares, junto al de identidad y el de tercio excluso, de la lógica aristotélica. Nada puede ser y no ser al mismo tiempo, decía el Estagirita.

Avicena, discípulo de éste en el seno de la filosofía árabe, pedía, con sorna, que se golpease y quemase a todo aquél que, negando dicho principio, pensara que es lo mismo ser golpeado y quemado que no serlo.

Bueno, pues que vayan golpeándome y quemándome –algunos, metafóricamente, ya lo hacen–, porque yo, que no soy aristotélico, sino, en todo caso, platónico, reivindico y practico lo que cabría llamar “principio de la sí contradicción”.

Lo de contradecirse, en Vandalia, en Tontalia e incluso en España (y quizá también, aunque lo ignoro, en otras partes del planeta), irrita mucho al personal. Lo digo por experiencia. Ya de niño –¡imaginen ahora!– me silbaban los oídos con esa pepla: la de que me contradigo.

¡Pues claro que lo hago! Y pienso seguir haciéndolo…

Nunca ha entendido por qué enfada eso a la gente. ¡Como si ella no se contradijese!

Es imposible que los seres dotados de razón, si emplean ésta, no se contradigan varias veces al día o, por lo menos, a la semana.

Quien mantiene incólumes sus ideas, sus creencias, sus opiniones y sus filiaciones a lo largo de la vida es, en el sentido etimológico de la palabra, un imbécil. O sea: carece de bastón. Y sin éste, ya sirva para caminar con paso firme, ya para medir las costillas (metafóricamente, claro) de los burros bípedos, no cabe llegar a parte alguna, creían los griegos, sin depender del prójimo.

Dicho de otro modo… Mala cosa es que un niño no crea en los Reyes Magos, pero peor aún sería seguir creyendo en ellos al crecer.

Los falangistas díscolos de la universidad, cuando yo iba a ella, cantaban una canción que hice mía. La música era sonsonete de un estribillo de moda que por motivos obvios, no siendo éste papel pautado, resulta imposible reproducir aquí. La letra decía: “¡Viva, viva / la contradicción! / ¡Muera, muera / la identidad! / ¡Que no queremos / identidades / que nos digan / que A es A! / ¡Que sí queremos / contradicciones / que nos puedan enseñar!”.

O algo así.

Cuentan Dominique Lapierre y Larry Collins en “Esta noche la libertad” que alguien, en cierta ocasión, dijo a Gandhi:

-¡Pero padrecito! ¡Lo que acabo de oírle es justamente lo contrario de lo que usted decía hace una semana!

Y el mahatma respondió:

-Ya… Es que en los últimos siete días he aprendido mucho.

A Graham Greene, al término de una conferencia, otro pazguato bípedo, furibundo, vociferó:

-¡Usted se contradice!

Y el increpado, sin perder su muy británica flema, respondió:

-Pues sí… Me contradigo.

Y pasó a otra cosa.

Yo también.

DIA NACIONAL DE LA MEMORIA POR LA VERDAD Y LA JUSTICIA


El día de la memoria 24MAR2011

Aurora Conde

Hoy 24 de marzo, se celebra en Argentina, desde hace 9 años, el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, una conmemoración que recuerda a los muertos civiles en los años de la dictadura militar que, también un 24 de marzo, perpetró su golpe de Estado.Los detenidos/desaparecidos entre 1976 y 1983 en Argentina se cifran en unos 30.000.
Una de las grietas por la que empezaron a escaparse las noticias sobre ese horror tan cercano, la abrieron unas mujeres, y casi por casualidad, el día que pidieron ser recibidas por el golpista Videla para preguntarle dónde estaban sus hijos e hijas desaparecidos. Eran 14 mujeres/madres que, a la espera de ser atendidas, se encontraron en la Plaza de Mayo de Buenos Aires.
Muchas otras se sumaron en muy poco tiempo a estas primeras, y fueron y aún son, inmediatamente reconocidas por la tela blanca de los pañales que habían sido de sus hijos, con la que se cubrieron la cabeza. A su voz se unió la de las abuelas, que reclamaban por otros desaparecidos, no menos importantes.
La historia de las Madres y las Abuelas de la Plaza de Mayo es impresionante. Los documentos, los libros, las entrevistas que testimonian el camino recorrido por todas ellas, siguen causando un impacto profundo porque nos relatan su descarnada firmeza y la desolación obstinada con la que emprendieron una búsqueda cuyo final conocían desde el principio.
Al mismo tiempo, estas lecturas que detallan una historia tan dura, dejan entrever la originalidad que iba implícita en ese movimiento. Es tan contundente el motivo de sus denuncias, que a veces se pasa por alto que las Madres de la Plaza de Mayo defendieron, también ideológicamente, un voluntario anonimato, por el que sacrificaron toda individualidad y, tal vez, una recompensa personal que no habría logrado la justicia que buscaban.
Su anonimato fue instrumento de su lucha, negó toda heroicidad individual, rechazó un liderazgo claro anteponiendo el fin común que las unía a la emergencia de cualquier singularidad. ¿Cuántos nombres de esas madres se conocen fuera de su estricto círculo?Entre ellas había intelectuales, profesionales, hijas, mujeres y hermanas de escritores, de políticos, pero ningún dato, ningún apellido, ha trascendido por encima de su identificador colectivo, que resume todo el sentido de su lucha.
Amparadas bajo una identidad colectiva y anónima, esas mujeres, además, redefinieron el rol mismo de la maternidad. La desposesión del sentimiento profundamente subjetivo que une la mujer a la maternidad fue su compromiso político más firme, porque dio al dolor inexpresable de esa pérdida un valor universal, relacionado con el sentido de la justicia. Hoy escriben que se sintieron orgullosas de tener tantos hijos aunque al precio de perder a los suyos.
Su lucha ha sido ejemplar en su fondo y en sus formas. Su fondo, como en las antiguas tragedias griegas, plantea el derecho de quienes no participan en la guerra, a exigir justicia y dignidad para las víctimas. Las madres de la Plaza de Mayo no han negado la actividad política de sus hijos, sino exigido saber donde estaban, y que trato habían sufrido. Al desenterrar la verdad, sus formas han demostrado que es posible asumir una conducta racional, guiada por una ética profunda, despojada de todo sentimentalismo, incluso ante hechos irracionales, incluso frente al dolor incontrolable causado por la tortura o el asesinato de los seres más queridos.
Hay que seguir honrando y recordando, no solo cada 24 de marzo, a esas mujeres valientes y silenciosas que nos plantean, aún hoy, cómo se puede dar sentido a la experiencia individual de la historia, frente a su valor social, tantas veces sin sentido.

FUNDÉU RECOMIENDA...


Recomendación del día

los números menores de cien pueden escribirse en una palabra

Es correcto escribir en una sola palabra todos los números cardinales inferiores al cien, como cuarentaiocho, treintaiuno o setentaisiete.

Hasta la Ortografía de la lengua española, publicada en diciembre del 2010, solo se escribían en una palabra los números inferiores al treinta, como dieciséis o veinticuatro, pero en esta obra las Academias de la Lengua consideran admisible aplicar esta misma norma a otros números cardinales inferiores al cien.

Las palabras así formadas se escriben con i latina para la letra que se corresponde con la conjunción y, como sesentaiuno, y deben acentuarse según las normas generales, de modo que los correcto es cincuentaidós, cincuentaitrés y cincuentaséis, aunque los numerales dos, tres y seis no lleven tilde cuando se escriben aisladamente.

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