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sexta-feira, 5 de outubro de 2012

EL IDIOMA GUARANÍ






El idioma guaraní: historia y símbolo de persistencia cultural

Por Javier Rodríguez*


Asunción (PL) La dominación española en el pasado más lejano, las guerras modernas que sacudieron a Paraguay y la infiltración de costumbres e intereses foráneos, no pudieron borrar del país y de otras zonas suramericanas la presencia del guaraní, consustancial con la historia del pueblo paraguayo y suerte de símbolo de rebeldía cultural de las poblaciones autóctonas.

Incorporado como idioma oficial a la Constitución paraguaya de 1992, comparte esa denominación con el castellano, pero es hablado por casi seis millones de personas en la nación aunque en diferentes variantes lingüísticas y se enseña obligatoriamente en los centros educativos.
Vale decir que, además de usarse abundantemente en todo el territorio paraguayo, el guaraní es una de las lenguas oficiales del Estado Plurinacional de Bolivia desde el 2009 y se habla en el Chaco boliviano y en el noroeste de Argentina, especialmente en zonas de las provincias de Formosa, Entre Ríos, Misiones y Corrientes, en ésta última también como lengua oficial además del castellano.

No hay sorpresa alguna en su utilización sistemática en el día a día paraguayo, aunque en la capital de la nación y en zonas citadinas del interior del país, los conocedores señalan que se habla, en realidad, el jopará, el cual mezcla palabras y hasta frases en español con las pronunciadas en idioma guaraní.

Un estudio del ministerio de Educación y Cultura señaló que alrededor del 87 por ciento de los paraguayos, o sea más de cinco millones 820 mil personas, hablan guaraní y algunos expertos plantean, sin embargo, que el uso indiscriminado del jopará es producto del método de enseñanza existente en las escuelas, el cual consideran deficiente.

Para otros, el problema consiste en que el guaraní original no se usa en el ámbito familiar en forma suficiente, a no ser entre los residentes de áreas rurales o los más humildes en el entorno citadino.

La persistencia y fortalecimiento de esa lengua indígena a lo largo de los años no es afectada por las distintas variantes en las cuales se usa y la resistencia a su desaparición, deviene por sí misma en un símbolo de la cultura nacional y de los pueblos originales asentados en toda una extensa franja de América del Sur.

En acontecimientos históricos de Paraguay como, por ejemplo, los conflictos limítrofes en los cuales se vio envuelto, los cronistas señalan que el uso de esa lengua fue decisivo para la comunicación entre quienes luchaban en el campo de batalla.

En los tiempos convulsos que vive actualmente Paraguay, a partir de la interrupción de su proceso democrático por la destitución expedita del presidente constitucional, Fernando Lugo, resulta notable la fuerza del guaraní en el lenguaje popular de lucha en las calles contra el gobierno surgido del ya conocido como golpe de Estado parlamentario.

Las consignas en guaraní, multiplicadas en voces y carteles durante manifestaciones y marchas o en pronunciamientos mediante la prensa donde se utilizan normalmente los dos idiomas entrelazados, parecen dar más fuerza y sentido de rebeldía a los planteamientos de la población protestante.

Su uso se hace absoluto al irrumpir en la escena nacional las demandas de los campesinos sin tierra, de los trabajadores despedidos o reclamantes de un salario digno y de las organizaciones sociales de trascendente presencia en este proceso político.

Estudiosos del origen de esa lengua nativa señalan que deben considerarse en su análisis tres variantes, las cuales aseguran ser inteligibles entre sí, a pesar del transcurso del tiempo entre el uso de cada una de ellas.

Se refieren, en primer lugar, al guaraní denominado misionero o jesuítico, hablado en las misiones religiosas, de gran importancia histórica y cultural, vigentes en estas tierras entre 1632 y 1767, desaparecido posteriormente para dar paso al guaraní puro hablado por los indígenas.

Las tribus, agregan, usaban dialectos referentes a las distintas etnias asentadas en puntos diferentes de la geografía paraguaya, entre ellos, los conocidos como guaraní occidental, Ava Guaraní, Mby a Guaraní, Pay Tavyterá y Aché.

Algunas de dichas etnias cuentan todavía con descendientes ocupantes de asentamientos actuales que mantienen sus costumbres y están dedicados a la agricultura.

La otra supuesta vertiente es la que denominan guaraní paraguayo o moderno en la cual, evidentemente, debería encajarse el mencionado jopará tan difundido actualmente.

Para describirlo mejor, puede decirse que el jopará incorpora vocablos españoles a la estructura gramatical y prosódica de la lengua original, pero no elimina en lo absoluto la señalada fuerza expresiva atesorada por el guaraní.

Otros estudios a tener en consideración aseguran que el 27 por ciento de los paraguayos se comunican exclusivamente por medio del guaraní, lo que hace indispensable para funcionarios de todo nivel y el resto del conglomerado social dominar dicha lengua.

Criterios discrepantes de especialistas publicados recientemente por la prensa son los de Ramón Silva que se atreve a pronosticar la desaparición del guaraní tras el paso de las próximas dos generaciones por las deficiencias en la enseñanza y el de David Galeano, presidente del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, quien afirmó eso es difícil de creer por la mayoritaria cantidad de personas que hablan el idioma en el país y en la región.

*Corresponsal de Prensa Latina en Paraguay

jhb/jrr

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