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domingo, 2 de dezembro de 2012

ARGENTINA Y BRASIL

Argentina & Brasil, sociedad con fines de lucro





Urge la integración para ampliar el comercio regional y acentuar el perfil industrial. Durante la reciente Conferencia Industrial quedó claro que el objetivo es apuntalar la industrialización de ambos países, resistiendo el rol de meros proveedores de materias primas. Aldo Ferrer analiza el contexto actual.
Por Gustavo García

La aparición de Aldo Ferrer, reconocido economista y actual embajador de la Argentina ante Francia, fue para la 18° Conferencia Industrial que tuvo lugar en Los Cardales un toque de distinción a la hora del debate y el análisis. La integración con Brasil resultó el eje temático prioritario, al que el funcionario abordó sin eludir las dificultades que plantea el caso.
Por sobre todas las cosas, primó la idea que desde la fortaleza como nación es que ambos países podrán incrementar su entendimiento comercial. Es decir, resulta clave conservar la soberanía sobre la política monetaria en particular y sobre la macroeconomía en general para contar con las herramientas que permitan maniobrar cuando arrecian las dificultades.
-¿La integración con Brasil es un proceso que está en marcha o representa más una expresión de deseos?
-Creo que ciertamente está en marcha, y lo que está muy claro es que hemos avanzado mucho en Argentina y Brasil. Hemos superado la economía de la competencia por la hegemonía en América del Sur, por la economía de la solidaridad y el desarrollo. La integración es una realidad. Son procesos que se consolidan sobre todo a partir de la presidencia de Raúl Alfonsín en Argentina y José Sarney en Brasil. Luego tuvimos altibajos, pero ahora se vive una etapa de reconstrucción del Estado nacional y de formulación de políticas al servicio de la industrialización y la actividad social.
-¿Vamos por el buen camino?
-Nos queda mucho por hacer en terrenos diversos, pero hoy estamos en condiciones de hacer política, algo que no tuvimos en otros tiempos. El acercamiento con Brasil, hay problemas de infraestructura, pero también hay ciencia y tecnología, posiciones comunes en foros internacionales. Todos son avances muy importantes que nos fortalecen recíprocamente.
-¿No avanzar hacia la moneda común fue una medida inteligente?
-Por supuesto. La experiencia europea es muy clara. Cuando se ponen reglas comunes y se transfiere soberanía de la esfera nacional hacia la supranacional, esto termina sirviendo a los más grandes y perjudicando a las economías más chicas. Eso es lo que observamos hoy en Europa, donde las reglas son reglas neoliberales que subordinan todo a la actividad de los mercados financieros y que somete a los países a un ajuste y costo social económico tremendo. Esa experiencia es clara para ver qué es lo que no hay que hacer. Hay que conservar soberanía, cada uno de los países, y construir juntos la soberanía que nos falta. También concertar las políticas públicas para lograr los objetivos comunes.
INDUSTRIALIZACION
Con el precio de la soja por encima de los u$s 500 dólares, bregar por la industrialización del país y por abandonar el rol de país abastecedor de materias primas no es tarea sencilla. Para eso hace falta, fundamentalmente, voluntad política, algo que tanto Cristina Fernández como Dilma Rousseff han subrayado comprometiéndose con los sectores industriales.
-¿Cómo se debe llevar adelante una política industrial hoy en Argentina?
-Hay muchos instrumentos, herramientas fiscales, crediticias, apoyo a la ciencia y la tecnología. En ese sentido hay una base muy importante en la Argentina ya que se le da una gran relevancia a la ciencia y la tecnología. La política industrial cuenta con una amplia variedad de instrumentos, lo importante es el objetivo de la transformación, desarrollar las industrias portadoras del conocimiento. Hay que extender las fronteras de la tecnología, la biotecnología, los bienes de capital, y muchas de esas tareas las podemos hacer en conjunto con los brasileños. Tenemos una frontera inmensa de posibilidades, pero hay que darle prioridad a las empresas nacionales.
-¿Argentina podrá retornar a tasas altas de crecimiento?
-Sí, manteniendo herramientas como la competitividad y la solvencia fiscal, hay que conservar eso. El control de la macroeconomía, mantener las cuentas en orden es muy importante para tener autonomía en la política económica. Pienso que en la medida que esto se fortalezca el país puede seguir teniendo una política que permita evitar la fuga de capitales.
-¿Considera que hay una visión común sobre esto entre el gobierno, los empresarios y la sociedad?
-Tenemos además un problema político en Argentina, y es que todavía no se han generado los consensos políticos para sostener un proyecto de transformación industrial. Muchas veces la sociedad se divide por cuestiones secundarias y perdemos la oportunidad de ponernos de acuerdo en la defensa de los intereses argentinos como la industria y el empleo. Igualmente, hemos logrado mucho desde la salida de la crisis.
-¿Cuál es su lectura de la crisis global?
-Lo que está en crisis no es la globalización, que es algo inexorable. Está en crisis el neoliberalismo. Dejar hacer a las fuerzas de la especulación financiera multiplicó los desequilibrios. Nosotros fuimos actores de eso en los "90, ahora lo son los países centrales.

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