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quinta-feira, 31 de janeiro de 2013

MIGUEL DELIBES

















La obra de Delibes brinda al diccionario de la RAE 326 palabras no registradas

La obra de Miguel Delibes, más de medio centenar de novelas, ensayos y diarios publicados entre 1948 y el 2005, acumula al menos 326 vocablos, entre términos y acepciones, no registrados en el diccionario de la Real Academia Española de la lengua y que ha glosado el filólogo Jorge Urdiales.
«Mi objetivo no es molestar a la RAE sino todo lo contrario. No pretendo llamar la atención sino arrojar la luz. Que coja lo que crea oportuno. Ojalá incluyese algunas palabras en el diccionario», ha explicado Urdiales, autor del Diccionario del castellano rural en la narrativa de Miguel Delibes (Cinca), presentado esta mañana.
Vocablos como «morrete» (pico bajo con piedras en su parte superior); «pechiliebre» (fanfarrón, chulo) y «candaja» (persona habladora, sin discreción) tienen su origen en el habla de la Castilla campesina desde hace siglos, han sido escuchadas por Delibes y llevadas a sus libros, de donde las ha extraído Urdiales.
Es un habla en fase terminal desde hace décadas, pero retardada por la proyección que le ha conferido la narrativa de Delibes, pese a lo cual el autor del diccionario no entiende que deban desaparecer en su integridad si continúa existiendo la razón de ser que nombra, caso de los accidentes geográficos o meteorológicos.
«Incluso la jerga de los cazadores sigue siendo la misma porque las costumbres son parecidas», ha abundado Urdiales, doctor en Ciencias de la Información y licenciado en Filología Hispánica: «Sería bueno que estuvieran recogidas en beneficio del idioma, porque lo amplía, y para el conocimiento de las nuevas generaciones», ha apostillado.
Hasta 1.466 términos populares-rurales ha censado el autor en los cuarenta y seis libros por él consultados y que cronológicamente abarcan desde La sombra del ciprés es alargada (1948) —el primero de Delibes— hasta El Hereje (1998) —su última novela—, que no formó parte de la primera edición (2006) de este diccionario ahora ampliado.
La caza, la pesca, los aperos, las faenas agropecuarias, los accidentes climáticos, la topografía y los enseres son los ámbitos de donde el novelista fallecido extrajo ese vocabulario (1.466 palabras, de ellas 326 no incluidas en el diccionario de la RAE) que ha glosado Urdiales con su significado y debidamente ambientadas con citas extraídas del libro de procedencia.
Con excepciones puntuales de cazaderos ubicados en La Mudarra y en Villanueva de Duero, la mayor parte de sus andanzas cinegéticas habituales tuvieron como escenario el este de la provincia de Valladolid (valles del Duero, Esgueva y Jaramiel), de donde proceden numerosos giros, expresiones y vocablos que trasladó a su obra.
Desde que en el 2002 comenzó a gestar su diccionario, Urdiales ha recorrido varias veces esta zona para «pulir el significado» y el contexto de algunas palabras, dentro de un trabajo de investigación en el que también colaboró el propio Delibes, como acredita el autor con varias cartas cruzadas entre ambos y que ha publicado.
Alfonso León, gerente de la Fundación Miguel Delibes, ha explicado durante la presentación del diccionario que las nuevas generaciones deberán recurrir a ese vademécum si quieren conocer el significado de palabras que ya se encuentran «fuera del uso común y ordinario».
Uno de los patronos de la fundación, Artemio Domínguez (Diputación de Valladolid) ha compartido esa reflexión, y se ha mostrado partidario de conservar ese legado lexicográfico «que forma parte de nuestra historia».
«Parece obligado que el diccionario esté en todas las bibliotecas, fundamentalmente las del medio rural, para las generaciones futuras», ha concluido.

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