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quinta-feira, 21 de março de 2013

LA LENGUA VIVA



Sexismo: el último tabú
Amando de Miguel

Hoy se reproduce con el sexismo el temor que en su día hubo de ser denunciado por judío o protestante ante la Inquisición. José María Navia-Osorio recibe una invitación para asistir a unas interesantes jornadas médicas. Van dirigidas a "Gerentes, Directores de Asistencia, Directores de Enfermería y Directores de Gestión", y se especifica: "Hombres y mujeres". Entiendo que la cautela está en su punto, por si pudiéramos entender que solo hay mujeres en el personal sanitario. Lo del sexismo empieza a ser un trauma, valga el terminacho médico. ¿O habrá que decir "una trauma"?
Ignacio Trías se atreve con un chiste machista, a mi modo de ver nada hiriente y con mucha gracia. Lo transcribo para que sirva como ejercicio de carácter para superar los prejuicios sexistas:
Definiciones:
1) Tener agallas es llegar tarde a casa después de una noche de juerga con los amigos, ser recibido en la puerta por tu mujer con la escoba en la mano y decirle: "¿Estás barriendo o vas a volar?".
2) Tener huevos es llegar tarde a casa después de una noche de juerga con los amigos, oliendo a alcohol y perfume, con carmín en la camisa, darle una palmada en el culo a tu mujer y decirle: "¡No pongas esa cara que ahora vas tú!".
3) Tener agallas y huevos es llegar a casa en las condiciones anteriores y decir a tu mujer: "¡Vamos a echar un polvo!". La mujer contesta: "No tengo ganas. Me duele la cabeza". Responde el marido: "¡Pero bueno! ¿Qué os pasa hoy a todas?".
Como puede verse, se trata de un chiste resueltamente machista o masculinista. Lo que no entiendo es por qué no hay ni siquiera palabras para describir la ideología masculinista, o la hembrista. Esa ausencia es ya el verdadero sexismo en el lenguaje y en la mentalidad prevalente. Tampoco se comprende muy bien que en los grupos feministas haya solo mujeres y que los machistas sean solo varones. Algo no funciona bien en ese campo.
Hay más cosas. El principio de las cuotas por sexo al 50% debería aplicarse, por ejemplo, a los estudiantes universitarios o a los egresados de algunas oposiciones, como jueces y otros altos funcionarios. En esos casos la estadística nos dice que hay más mujeres que varones. Luego, con el principio del 50%, debería excluirse un cierto número de mujeres.
Si las mujeres ya pueden ir en los submarinos, no se entiende por qué sigue habiendo competiciones deportivas separadas para cada uno de los dos sexos. ¿O habrá que decir "géneros"? Por cierto, considerar género a las mujeres en la expresión violencia de género, ¿no es una ofensa al hemisferio femenino?
El traje talar es prácticamente igual para los curas y las monjas cuando no van de paisano. ¿Por qué los varones que no son clérigos no llevan faldas? Me parece un caso de intolerable sexismo.
¿Por qué sigue habiendo discriminación pública en los baños o servicios evacuatorios para varones y mujeres por separado?
Definitivamente, nos queda un amplio camino por recorrer.

Contacte con Amando de Miguel: http://www.libertaddigital.com/opinion/amando-de-miguel/sexismo-el-ultimo-tabu-67812/

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