Translate

quinta-feira, 28 de março de 2013

REDARQUÍA


Redarquía:
Es una propuesta de orden organizativo que fomenta la colaboración entre las personas de la organización. No solo entre iguales, también entre diferentes puestos jerárquicos. La redarquía aspira a crear un sistema más justo e igualitario, y para lograrlo premia la propuesta de valor de cada persona, y no el puesto que cada cual ocupa en el organigrama.
Redarquía: como implementar una cultura colaborativa.
La redarquía es un modelo organizativo emergente característico de las nuevas redes abiertas de colaboración -muy especialmente la Web 2.0- y está basado en las interacciones que múltiples agentes mantienen entre sí cuando comparten su talento y su conocimiento de forma abierta y transparente, en relaciones de igual a igual.
Frente al tradicional modelo organizativo jerárquico, en el que las órdenes son impuestas y discurren exclusivamente de arriba abajo, la redarquía es un orden que funciona de abajo arriba: las decisiones y las soluciones emergen de forma natural como destilación espontánea de la inteligencia colectiva.
El concepto de redarquía fue definido por primera vez por el tecnólogo y emprendedor José Cabrera, tomando como punto de partida el modelo organizativo de las comunidades de desarrolladores de software libre, capaces de organizarse y de crear productos y servicios extraordinariamente complejos y sofisticados sin una estructura jerárquica tradicional. Con la Redarquía, Cabrera ha intentado sintetizar el funcionamiento y las propiedades de las nuevas estructuras en red típicas de la colaboración masiva.
Redes basadas en la confianza y el valor añadido
La esencia de una estructura redárquica son las relaciones de participación descentralizadas y los flujos de actividad connaturales a las redes de colaboración. Estas redes no están basadas en la sumisión y el acatamiento acrítico de las órdenes emitidas por una clase dirigente, sino en la confianza, el valor añadido y la autenticidad de cada uno de los miembros que conforman la red.
El mero hecho de colaborar y compartir de igual a igual genera interacciones, propuestas y soluciones innovadoras, y permite que la actividad se traslade, de forma natural, a los nodos en los que realmente se está aportando valor a la organización. Siguiendo esta filosofía, en las organizaciones redárquicas el orden no se impone desde arriba, en cascada, sino que emerge desde abajo, fruto de las relaciones de colaboración.
Redarquía frente a jerarquía
La jerarquía tiene un carácter marcadamente unidireccional: las relaciones se producen entre dos agentes, pero uno de ellos -el superior- puede hacer valer su poder para imponer su visión al otro -el subordinado-. En la redarquía, en cambio, las relaciones son multidireccionales y se generan en red. Los agentes están dotados de capacidad de decisión y organización, y se relacionan los unos con los otros de forma libre y abierta. El trabajo se realiza de forma distribuida, aprovechando las conexiones entre los diferentes nodos de generación de valor.
La jerarquía se sustenta en un orden de poder impuesto por delegación de autoridad, mientras que la redarquía está basada en un orden emergente de colaboración; la primera se basa en órdenes y relaciones de dependencia, en las que el superior administra los recursos, mientras que la segunda se basa en conversaciones; la jerarquía, en fin, está basada en premios y castigos, y la redarquía se fundamenta en la transparencia, el reconocimiento y el valor añadido que aporta cada persona.
Propiedades de la redarquía
Estas son las propiedades que mejor definen y caracterizan a las estructuras redárquicas: colaboración, autogestión, transparencia, emergencia, coherencia, participación, interdependencia, apertura, adaptabilidad, libertad y aprendizaje.
Redarquía: el nuevo orden emergente en la Era de la Colaboración
Como aprovechar la Inteligencia Colectiva en las empresas
El salto a la sabiduría o inteligencia colectiva es y seguirá siendo uno de los grandes temas del conocimiento en este siglo. Cómo gestionarla es una tarea a la que se deberán dar respuestas creativas.

La inteligencia colectiva se puede definir como la habilidad para compartir o combinar los conocimientos de un grupo para crear una visión más amplia y completa.

Entonces, ¿cómo podemos usar la inteligencia colectiva para mejorar y desarrollar algo similar a una inteligencia “colaborativa”?
Mientras un plan de colaboración planificado y organizado facilitará y aumentará la eficiencia de nuestro equipo al asignar a cada uno la tarea más acorde con su preparación y conocimientos, el conocimiento colectivo animará a ayudar, participar, comunicar, compartir y colaborar convirtiendo lo implícito hacia lo explícito.

La colaboración no solo se centra en compartir datos, información, archivos y trabajo en equipo para alcanzar un objetivo común, sino también compartir sus conocimientos, de modo que se construya una comunidad de práctica. Además de conseguir que nuestro equipo coopere y se comunique activamente, conseguiremos que compartan el conocimiento entre los participantes.

Las personas que necesitan las organizaciones para afrontar su futuro, ya no son exclusivamente aquellas que tienen ideas, o que saben cómo desarrollarlas, sino las que además son capaces de multiplicar el valor de esas ideas mediante la participación y colaboración de los demás.

Estas personas demuestran tener una necesidad continua de ser visibles y diferenciarse ante el resto. Pero por otro lado, muestran una gran necesidad de pertenecer a un grupo, compartir su existencia y reclamar constantemente un sitio junto a los demás.

Leyendo una entrevista a Hiroshi Tanaka -filósofo, ingeniero, emprendedor y consultor organizacional- quedé gratamente perplejo frente a su afirmación de que "la sociedad del conocimiento es aquella en la que el conocimiento deja de tener valor". Vaya balde de agua fría para quienes pensamos que el conocimiento es el factor clave desde el que se impulsa el devenir de la sociedad actual.

El planteamiento de Tanaka es que gracias al desarrollo y la utilización de las TIC, el acceso al conocimiento se logra con rapidez y sin dificultad. Basta con un sencillo clic y ya está. Ante este alto nivel de accesibilidad, el conocimiento experto se hace prescindible.

Por otro lado (esta es una reflexión personal), a raíz del cambio permanente del mundo en el cual vivimos, el conocimiento experto no acaba de dar cuenta a cabalidad de aquel y, en consecuencia, existe un alto riesgo de obsolescencia. Todo cambia tan rápido que las antiguas respuestas no nos sirven. Se necesitan otras nuevas ante problemas emergentes y el conocimiento experto se apoya en sistemas de respuestas adquiridas, por lo que no siempre logra armonizar con la realidad dinámica.

Acceso permanente y rápido, más riesgo de obsolescencia, es la combinación perfecta para pensar que el conocimiento experto ha quedado fuera de foco, trasformándose en un commodity más. Pero el mundo 2.0 de personas y organizaciones activas, participantes y exigentes, principalmente por las TIC, está promoviendo la emergencia de sabiduría colectiva a partir de ideas surgidas de las interacciones entre personas. Tanaka dice: "Si formulas una pregunta en una comunidad, las respuestas que se obtienen pueden llegar a ser mucho más valiosas que las de los expertos".

Estas comunidades de personas están dentro y fuera de las organizaciones y las hacen confluir intereses comunes vinculados tanto a sus tareas profesional-laborales como a cuestiones relacionadas con el ocio.

El desafío es crear en nuestras organizaciones, pensadas para fabricar productos en serie, espacios que alberguen a los knowledge workers y proveer instancias catalizadoras para las nuevas ideas de las cuales depende la sostenibilidad (sobrevivencia) de la organización. La inteligencia colectiva crece en entornos abiertos. Un bucle cerrado no garantiza el crecimiento y la renovación de la sabiduría.

Las organizaciones deben constituirse en ecosistemas relacionados de manera activa con su entorno, llámense clientes, proveedores, competidores, etc. La relación entre cada uno de estos actores es clave para la empresa actual si se desea generar atributos adaptativos que se traduzcan en competitividad. Por ello, el principal componente de la competitividad del futuro es paradójicamente la colaboración.


Fuente: Wikipedia y otras.

Nenhum comentário:

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

  LA RECOMENDACIÓN DIARIA gepetear , neologismo válido   El verbo  gepetear  es un neologismo válido que se emplea en ocasiones con el senti...