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terça-feira, 9 de abril de 2013

La visión sudamericana de la Historia


El profesor brasileño Moniz Bandeira, que reside en Alemania, congrega lectores en todo el mundo y ahora llega a los lectores chinos. En sus libros alerta sobre los peligros de un nuevo imperialismo.

POR ISIDORO GILBERT - Fuente: Revista Ñ.-Buenos Aires

RELACIONES PELIGROSAS. Analizó el vínculo Brasil-EE.UU.
La editora Renmin University Press. Co, una de las mayores universidades de la R. P. Chinam lanzó en febrero en Beijing la obra La Formación del Imperio Americano. De la guerra contra España a la guerra en Irak, del profesor brasileño Luiz Alberto Moniz Bandeira, traducido al chino por Shu Juanping.

Este libro editado aquí por Norma e/content/edit/CLANWS20130406_0018n 2007 y en Cuba por Casa de las Américas, le valió al autor ser elegido Intelectual del año 2005 por la Unión de Escritores (UBA) y ha vendido en el país vecino cuatro ediciones por la Editorial Civilizaçäo Brasileira. Esta misma casa tiene previsto sacar en los próximos meses A Segunda Guerra Fría. Geopolítica e dimensión estratégica dos Estados Unidos (De Eurasia äs revoltas no Oriente Medio e África del Norte) .

Universidades y editoriales chinas se ocupan crecientemente por trabajos de escritores latinoamericanos pero lo novedoso es la traducción de un libro de las características del que comentamos. Al decir del escritor y periodista Rogelio García Lupo, Moniz Bandeira es “el historiador del Brasil moderno, con una cabeza iluminada por la filosofía alemana”.

Moniz Bandeira ha declarado que “Mi formación filosófica fue esencialmente influenciada por Hegel. Considero la dialéctica, que Hegel desarrolló, lo que hay de más avanzado en la gnoseología, el método de conocimiento más rico y más ágil aún que la inferencia matemática. La dialéctica permite comprender lo que está más allá de la estricta identidad. También acepto el concepto hegeliano de que el Estado es un organismo vivo, que ha surgido en determinadas condiciones de la evolución histórica. Hegel escribió que el pueblo como Estado es el espíritu (Geist) en su sustancial racionalidad e inmediata realidad y de ahí el absoluto poder en la tierra. Entiendo ese espíritu (Geist) como la cultura del pueblo que se encarna en el Estado y que influencia su comportamiento y sus políticas”.

Ante Ñ negó que tuviera “influencias positivistas” debido a sus tempranas lecturas de su antepasado, el filosofo Antónino Fearrao Moniz de Aragäo, amigo de Augusto Comte e introductor del positivismo en Brasil. Aunque en su juventud fue amigo del histórico dirigente del Partido Comunista Brasileño, Luiz Carlos Prestes, nunca fue comunista, sí militó cerca de Dilma Rousseff en su juventud y tuvo una entrañable amistad política y personal con Goulart. De allí que escribiera: O Governo João Goulart - As Lutas Sociais no Brasil (1961-1964).

Moniz Bandeira, lector profundo de la obra de Carlos Marx, no se considera marxista. “Marx no elaboró ningún sistema de ideas, axiomático, cerrado, o sea, completo y conclusivo. Por eso dijo que no era marxista. Es necesario considerar que la permanencia de las palabras tiende a imprimir estabilidad al concepto, pero la realidad, que el concepto pretende representar y la palabra exprimir, cambia a cada instante, está en movimiento, es un constante devenir, un continuo flujo en el cual el ser y el no-ser se integran, de modo que el concepto no puede estabilizarse, en la medida en que debe acompañar y reflejar la realidad. Decirse marxista no sólo es contrario a la dialéctica que Marx adoptó como método de investigación, pues la realidad es mutante, como implica empobrecer su pensamiento, tornarlo estático, dañarlo, y reducirlo a una posición política, de militancia, un catecismo, lo que restringe la comprensión de los acontecimientos históricos”.

Y recuerda que Rosa Luxemburgo, “demostró el error de Marx en su teoría sobre el desarrollo del capitalismo, cuyo colapso no se efectuó como el había profetizado”. En cambio reivindica a líderes de la II Internacional como Edward Bernstein y Karl Kautsky. Dice que Bernstein constató que en la obra de Marx había un “dualismus”, pues, siendo una investigación científica, ya presentaba una tesis pronta y un resultado predeterminado.
“Las previsiones de Bernstein y Kautsky, se mostraron más acertadas que las de Lenin que adaptó el pensamiento de Marx a las condiciones culturales de Rusia, lo interpretó según sus objetivos políticos inmediatos, le dio pragmáticamente una versión y la dogmatizó, y hasta hoy las corrientes que se dicen de izquierda no se liberaron de su influencia, de los esquemas establecidos por Lenin, que vivió muchos años en la Europa Occidental, pero nunca la comprendió. A la contribución de Marx y sus discípulos al estudio de la economía y de las ciencias sociales, hay que sumar el aporte de muchos otros pensadores, que no se afilian a la misma escuela de pensamiento, entre los cuales Max Weber se destaca”, explica Moniz Bandeira.
Kautsky fue calificado de “renegado” por Lenin porque votó a favor de créditos militares cuando estalló la Gran Guerra (1914-1918) aduciendo que se trataba de una lucha contra el zarismo reaccionario. En réplica al anatema de Lenin, escribió Terrorismo y comunismo. Kautsky es autor de El cristianismo: sus orígenes y fundamentos que Moniz Bandeira tradujo al portugués.

Pero este líder de la Segunda Internacional y media –en contraposición de la Segunda histórica y la III creada por Lenin–, salió al cruce de algunos conceptos de la teoría leninista sobre el imperialismo y adelantó la hipótesis del ultra imperialismo. Esta etapa preveía que las potencias industriales y los grandes conglomerados acabarían por formar un cártel sui generis, dejando de lado la competencia mediante conflictos bélicos y que las guerras únicamente serían entre o contra los países subdesarrollados. Moniz Bandeira cree que ahora “es inimaginable una guerra entre EE.UU. y la Unión Europea”. Pero sostiene que el proceso de globalización del capitalismo y la evolución hacia el ultra imperialismo y la hegemonía norteamericana frente a las potencias más débiles “deviene en una dictadura planetaria, que demanda de agresiones permanentes para los que echa mano a la intimidación y el chantaje”. Esta es la idea que atraviesa el texto de “La formación del imperio americano”.

El Cono sur y el mundo

Moniz Bandeira se ayuda de la política internacional para estudiar el papel del Brasil en el Cono sur. Este enfoque le sirve de auxilio en su trabajo “La formación de los Estados de la Cuenca del Plata. Argentina, Brasil. Uruguay y Paraguay” donde además se sale del encuadre que los historiadores, tanto los llamados “mitristas” como “revisionistas”, han defendido al escribir sobre la guerra de la Triple Alianza y el papel de las grandes potencias de la época incluso EE.UU. Hay en este trabajo lo que Mario Rapoport considera “una profunda erudición con un penetrante análisis crítico –y a veces provocativo– del rol del Brasil en la región”.

Moniz Bandeira, es de lectura obligatoria para el personal de Itamaraty y en la mayoría de las cancillerías sudamericanas. Es diplomado en Ciencias Jurídicas, doctor en Ciencia Política por la Universidad de São Paulo y profesor titular de Historia de la política exterior de Brasil, en el Departamento de Historia de la Universidad de Brasilia (retirado). Recibió el título de Doctor Honoris Causa por las Facultades Integradas de Brasil–UniBrasil, de Curitiba y por la Universidad Federal de Bahia.

Su vida ha estado profundamente marcada por el golpe militar que derrocó al gobierno del presidente João Goulart, en 1964. Perseguido, debido a su participación en la resistencia, tuvo que exiliarse en Uruguay (1964-1965), desde donde regresó a Brasil y vivió clandestinamente en São Paulo hasta 1967. Más adelante, pasó dos años preso por la Marina de Guerra y en 1974 pudo retomar la actividad académica, cuando asumió la función de profesor en la Escuela de Sociología y Política de São Paulo. Moniz Bandeira fue profesor visitante en las universidades de Heidelberg, Colonia (Alemania), Estocolmo, Buenos Aires, Córdoba y Lisboa, entre otras.

Es autor de más de veinte obras, entre las que figuran los mencionados La Formación del Imperio Americano y La formación de los Estados en la Cuenca del Plata, Argentina, Brasil y Estados Unidos (De la Triple Alianza al Mercosur); De Martí a Fidel. La revolución cubana y América Latina; Fórmula para el caos. La caída de Salvador Allende (1970-1973) y Presencia de Estados Unidos en Brasil. Algunas de sus otras obras fueron publicadas en Argentina, Chile, Rusia, Alemania, Cuba, Portugal y ahora en China Popular.

En de Martí a Fidel, Moniz Bandeira acudió a los archivos de Itamaraty, de la inteligencia Alemana, de papeles desclasificados de la CIA y otros brindando no solamente un enfoque novedoso sobre la Revolución Cubana sino aclarando algunos temas con miradas distintas hasta este escrito. Por ejemplo el papel de los militares cubanos en Angola, dice, fue jugado a pesar de Moscú. Henry Kissinger tuvo que admitirlo en sus Memorias 20 años más tarde de esos acontecimientos y califica como “excepcional la política exterior de la Revolución Cubana. Yo no conozco otro país en la época moderna donde el idealismo haya sido un componente clave de su política exterior. No conozco ningún otro país más que Cuba que por un tiempo relativamente largo haya demostrado tanta generosidad y valentía en su política externa”.

Es un juicio que compartió Nelson Mandela. El fin del apartheid ocurrió poco después que las tropas sudafricanas fueran derrotadas por las de Cuba asentadas en Angola en la batalla de Cuito Canavale entre diciembre de 1987 y marzo de 1988. En Brasil-Estados Unidos: la rivalidad emergente (1950-1988) Moniz Bandeira analiza esas relaciones bilaterales, con sus conflictos de intereses, que abarcan cuatro décadas y que ayudan a entender qué ocurre actualmente en Sudamérica.

En primer término sostiene que la “amistad tradicional” entre Brasil y EE.UU. es un estereotipo ideológico, manipulada con el fin de influir en su política exterior. Sus relaciones no siempre fueron apacibles y tranquilas. En el siglo XIX, Brasil suspendió tres veces (en 1827, 1847 y 1869) las relaciones diplomáticas con Washington y no aceptó pasivamente su hegemonía; sin embargo, hasta la primera mitad del siglo XX, dependía de las exportaciones de café y estas del mercado norteamericano. Las necesidades de industrialización, impulsadas por el presidente Getúlio Vargas (entre 1930-1945 y 1951-1954), agravaron las controversias con EE.UU, lo que contribuyó decisivamente al golpe militar de 1964. A pesar del “interludio breve y aberrante”, según el embajador norteamericano John Crimmins que calificó al gobierno del mariscal Humberto Castelo Branco por su “alineamiento automático” con Washington, los intereses económicos de Brasil determinaron la reaparición de las controversias. Y la fricción culminó con la firma del acuerdo nuclear Brasil-Alemania (1976) y la ruptura del acuerdo militar con los EE.UU. durante el gobierno del general Ernesto Geisel, en 1977.

Brasil-Estados Unidos... no es una obra aislada. Es parte de un corpus, un conjunto, que comienza con Presencia de Estados Unidos en Brasil, en el que se integran Relaciones peligrosas: Brasil y Estados Unidos (De Collor a Lula); Brasil, Argentina y los Estados Unidos y Formación del Imperio Americano.
Moniz Bandeira afirma que ni Marx ni Engels jamás concibieron al socialismo como vía de desarrollo o modelo alternativo para el capitalismo. Lo que viabilizaba, científicamente, al socialismo era el alto nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, que el capitalismo impulsaba. En este sentido le da contenido de fondo al proceso de desarrollo no sólo en Brasil, así como al de autonomía relativa que se observa en el Cono Sur. La lectura atenta de los trabajos de Moniz Bandeira encuentra enfoques de polémica con el llamado “populismo”, el liberalismo y con el “marxismo ortodoxo”.

Moniz Bandeira es sin duda el más importante especialista brasileño en relaciones internacionales y sus libros atestiguan la extensión de su conocimiento, la argucia de su análisis y la originalidad de su pensamiento.

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