Translate

quinta-feira, 16 de maio de 2013

LA LENGUA VIVA


Qué queremos decir cuando decimos...
Amando de Miguel


El diccionario no resuelve siempre el problema del correcto sentido de las palabras. En la vida pública sobre todo la confusión puede llegar a ser babélica, con los significados que dan unos u otros a las mismas voces. Un ejemplo puede ser el término federal y sus derivados. Lo plantea Jesús Laínz en un soberbio artículo publicado en El Diario Montañés (6 de mayo). El autor sostiene que la insistencia en la federalización de España por parte de los socialistas solo es una forma de "acariciar los oídos separatistas". Para nuestros socialistas el federalismo es "asimétrico, eternamente descentralizable y unilateralmente rescindible. Es decir, lo contrario de los Estados federales como Alemania o Estados Unidos". Lo primero que exigen es la "representación exterior", una competencia que no se descentraliza en los Estados federales. Lo más divertido es que el llamado Comité Federal del PSOE (los que mandan en el partido) está "al borde de la ruptura". La paradoja es que tratan de extender esa estructura sedicentemente federal a toda la nación. De tal manera que el PSOE es "partidario de cualquier soberanía menos de la nacional de los españoles". Total, que no hay forma de saber qué significa el federalismo asimétrico.

Otra confusión más de andar por casa es la que recoge Miguel de los Santos. Se refiere al marbete Peluquería unisex cuando se quiere decir que se atiende a los dos sexos (o a más, si cabe). Señala de paso don Miguel la paradoja de que tapa sea más grande que tapón. Ya hemos señalado aquí esa aparente contradicción de ciertos aumentativos que no indican que las cosas sean más grandes. Un perdigón es una perdiz pequeña.

Fermín Sánchez de Medina anota que el verbo alquilar vale lo mismo para el arrendatario que para el arrendador. Cierta es la confusión, pero la cosa puede tener alguna gracia. En el castellano clásico la palabra huésped servía tanto para el que hospedaba a alguien como para el que se acogía a la invitación.

Agustín Fuentes cuenta el caso de una señora de Valencia que vivía en un piso junto al "semáforo de Europa". Era el primer semáforo con el que se encontraba el tráfico que venía por autopista desde la Europa transpirenaica y se dirigía al sur de España por la costa mediterránea. Se puede uno imaginar el ruido de arrancar los coches y camiones que se tenían que parar en el dichoso semáforo. Lo sé perfectamente porque cuando fui de catedrático a Valencia me alojé en un hotel en frente mismo del famoso semáforo. La razón era que estaba al lado de la Facultad de Económicas, donde yo profesaba. No duré ni una semana. Enseguida alquilé un apartamento en un lugar menos ruidoso. Pues bien, don Agustín acuerda el término urbanita para calificar a la señora de su historia. La mujer se había acostumbrado al ruido intermitente e incesante, día y noche, del dichoso semáforo. Tanto era así que no podía dormir cuando se trasladaba a un lugar silencioso. El neologismo da pie a don Agustín para proponer la voz parlamentita. Se trata del político que "necesita vivir en la atmósfera contaminada del Parlamento con sus secesionistas, sus mentirosos, sus corruptos, sus incompetentes, los terroristas y filoterroristas". Hombre, me parece una reducción excesiva. Hay parlamentarios muy competentes y dedicados. Pero en fin, aquí caben todas las opiniones. Por cierto, la voz urbanita no me parece muy acertada. Prefiero decir urbanícola (= persona habituada a vivir en las ciudades).

Nenhum comentário:

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

  LA RECOMENDACIÓN DIARIA el maratón  y  la maratón ,   formas adecuadas   La palabra  maratón  puede emplearse tanto en masculino  ( el mar...