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segunda-feira, 8 de julho de 2013

AMÉRICA LATINA


UE-América Latina: nuevos actores, ¿otros horizontes?
Una ambiciosa mirada al posible acuerdo comercial UE/EE.UU visualiza un “bloque atlántico” con América Latina que plantaría cara a China. Sobre el sueño europeo y las opciones latinoamericanas, DW habló con especialistas
Según la visión oficial europea, cuando en julio se inicien oficialmente las negociaciones para un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos se podría estar dando un gran paso hacia el establecimiento de un espacio atlántico entre Europa, los países de América Latina y Norteamérica.
Los diversos tratados de comercio y asociación que han venido firmando la UE en la región latinoamericana, los muchos años de fuerte cooperación europea, los valores compartidos aportarían a la creación de ese gran espacio económico. También las nuevas estrategias para fortalecer el intercambio tecnológico y científico, así como un incremento del fomento a las pequeñas y medianas empresas de ambos lados del océano. La pregunta latente es si con esto logrará la UE recobrar atractivo para los países latinoamericanos y hacer frente a la expansión del poder de China.
Del discurso a la realidad
“Las oportunidades que buscan los países de América Latina y las nuevas fuentes de inversión no las está ofreciendo Europa, que –por otra parte- busca exactamente lo mismo que China, sólo que lo disfraza de ayuda al desarrollo y de cuestiones éticas que Pekín, tan pragmática, no tiene”, dice a DW Edmé Dominguez, catedrática investigadora del Instituto de Estudios Globales de la Universidad de Gotemburgo en Suecia. “Además saben que estas relaciones tienen un discurso y una práctica muy distinta”, agrega, añadiendo que algunos países latinoamericanos están decepcionados de la UE.
Edmé Rodríguez, catedrática investigadora de la School of Global Studies, Universidad de Gotemburgo/Suecia
Según Domínguez, las decepciones vienen de lejos: de la esperanza truncada de que la UE actuara como un mediador independiente de Estados Unidos en el conflicto centroamericano; con el apoyo a Inglaterra en el caso de las Malvinas; de la negativa a negociar una salida digna para los inmigrantes andinos en España; del combate europeo al proteccionismo ajeno, no al propio. A ello se sumaría, según Cirila Quintero –investigadora del Colegio de la Frontera Norte de México- que las inversiones europeas en la práctica laboral no se diferencian a otras industrias maquiladoras en cuanto al irrespeto de derechos laborales.
“Aunque las empresas europeas tengan buen nivel en Alemania, Finlandia o Suecia, las inversiones que llegan son buenas sólo en el sentido de que dan empleo, pero no benefician a la industria local porque importan los insumos y sólo ensamblan con mano de obra no cualificada y cuando es cualificada también les pagan menos que en los países de Europa Central”, dijo Quintero durante el VII Congreso del Consejo Europeo de Investigaciones Sociales de América Latina (CEISAL, Oporto 2013).
Asegurar la mano de obra barata y el acceso a los minerales sería el interés de la UE y sus asociaciones estratégicas. “Tambien para utilizar la posición geográfica y en el caso de México que sirva de puente para entrar a Estados Unidos”, dice Quintero a DW.
A ello se suma que, según Domínguez, los derechos humanos por los que la UE tanto aboga son condicionantes que se aplican cuando le conviene. Y que “la gobernabilidad latinoamericana por la que apuesta Europa no es una democracia profunda sino un esqueleto”.
Cirila Quintero, investigadora del Colegio de la Frontera/México
“Los países latinoamericanos se dan perfecta cuenta y por eso la UE todavía no ha logrado establecer una estrategia de cómo contratacar y convencerlos de que es mejor entrar en negociaciones con ella que con China”, sigue Domínguez, para quien rebasado está el argumento de la cercanía entre ambos continentes basada en valores occidentales.
Imagen anticuada
Y Europa inmersa en “su imagen de universalismo civilizatorio sigue viéndose como benefactora y no se da cuenta que esa imagen no cuaja en la pragmática actual”, puntualiza Domínguez para quien ni siquiera en educación la UE tendría una oferta imbatible que hacer a América Latina. Porque China no es sólo comercio: “está comprando científicos, lleva a sus estudiantes a las mejores universidades y está formando centros de elite que compiten mundialmente. La UE se está quedando a la zaga y sus respuestas a la crisis son suicidas”, dice Domínguez. El mejor ejemplo: sus jóvenes tienen que emigrar para encontrar una opción a corto plazo.
Así, es improbable que América Latina -aunque se encuentre con la UE en la forma de CELAC- opte por una alianza más estrecha con el Viejo Continente y por un bloque atlántico en desmedro de alianzas con los nuevos actores globales. No obstante, “Europa todavía tiene posibilidades y todo dependerá de la solución que dé a la crisis”, dice Domínguez.
Por lo pronto, con las negociaciones con Estados Unidos a punto de ponerse en marcha, más que la CELAC son otras las opciones regionales latinoamericanas las que levantan la cabeza: entre ellas, la Alianza del Pacífico, a la cual tres países europeos han sido aceptados como observadores.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Claudia Herrera Pahl
DW.DE

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