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segunda-feira, 18 de novembro de 2013

Chispitas de Lenguaje







Por Enrique R. Soriano Valencia en Periódico Correo - México

Palabras del pasado reciente


El idioma está en constante evolución. La lengua tiene el mismo dinamismo que la sociedad. El contexto social se modifica y las necesidades comunicativas también van cambiando. Los usuarios del idioma vamos enfocando nuestro interés en determinados elementos de la realidad y, por ello, se popularizan determinadas voces. Esto también provoca que otras muchas vayan perdiendo vigencia, queden en desuso y, con el paso del tiempo, en el total olvido.
Charlando con mis amigos José Alberto Briceño –de origen campechano– y Enrique Cabrera Tamayo –celayense– identificamos algunas palabras que hoy han dejado de ser regulares, casi en la totalidad, pero que en el pasado reciente se usaban con frecuencia.
La palabra ‘cuchilear’ es inexistente en el diccionario oficial. Según mis interlocutores la han escuchado lo mismo en el sureste que en el centro del país; y en Internet encuentro un foro donde dicen que en Durango también es usual. En todos los lugares aplica con el sentido de ‘azuzar’. Este vocablo, según el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, tiene dos significados: incitar a un perro para que embista e irritar, estimular. Yo también la he escuchado con este sentido, pero igualmente cuando hay la intención es alejar a un animal (o a una persona, en forma de broma): «¡Cúchile!, ¡cúchile!»
Otro vocablo extrañamente usado en la actualidad es la voz ‘guindar’. Al parecer fue un vocablo regular en el sureste, específicamente en lugares donde se usa la hamaca: «Dóblala y guíndala» (quitarla de donde se encuentra colocada y guardarla). Este vocablo aparece en el DRAE con los significados de «Subir algo que ha de colocarse en alto (…); Colgar a alguien en la horca (...) Lograr algo en concurrencia con otros (…) colgar // suspender (...) [en Cuba] catear». Es una voz de procedencia francesa. Y, según el doctor Briceño, en Campeche hay muchas voces con el mismo origen.
Otra palabra también común en varias zonas es ‘balde’. Esta tiene dos significados: como cubo o recipiente; pero también como algo gratuito, en vano o sin motivo. Como recipiente, el origen es incierto; pero como algo sin objeto («Trabajé de balde»), viene del árabe hispanizado bátil. Ambas acepciones están en el DRAE. En el sureste, en su acepción de recipiente tiene como sinónimo la palabra ‘caneca’. También está en el DRAE, como recipiente, pero en su primera acepción indica que se utiliza para la ginebra y en la segunda precisa que debe ser de madera.
Una voz del centro del país es ‘guaje’. Esta viene del náhuatl (uaxin) y tiene por significado ‘tonto’. Se usaba para indicar que alguien perdía el tiempo sin razón: «Se hace guaje». Este es un regionalismo pues se escuchaba más en el centro del país.
Un caso interesante es la voz ‘miriñaque’. En Campeche se usa para designar la tela de alambre en las ventanas para impedir el paso de los mosquitos. En el diccionario oficial no aparece esa acepción. Sin embargo, su uso podría deberse a que ese nombre reciben las telas rígidas –por almidonadas– del interior de los vestidos, en ocasiones con aros, para sostener vestidos femeninos amplios. Su parecido es evidente.
sorianovalencia@hotmail.com

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