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domingo, 27 de janeiro de 2013

PREMIO DON QUIJOTE DE PERIODISMO













El argentino Federico Bianchini gana el Premio Don Quijote de Periodismo
El argentino Federico Bianchini ha sido galardonado con el Premio Don Quijote de Periodismo en su novena edición por el artículo «El supremo anfibio», publicado en la revista digital Anfibia, sobre el juez de la Corte Suprema de Argentina Raúl Zaffaroni.

El Don Quijote, dotado con 9.000 euros (casi 12.000 dólares) premia la calidad lingüística y la buena utilización del idioma español, y por segundo año está patrocinado por la empresa pública española TRAGSA.
El artículo premiado fue publicado el 17 de mayo de 2012 y traza un perfil del juez de la Corte Suprema argentina Raúl Zaffaroni, elaborado a partir de su afición por la natación.
El jurado destaca en el acta de proclamación que Bianchini «consigue con gran maestría y riqueza del lenguaje retratar a un personaje controvertido en sus múltiples facetas personales y profesionales, utilizando con brillantez técnicas periodísticas y literarias que hunden sus raíces en la mejor tradición del nuevo periodismo iberoamericano».
El autor hizo el artículo tras dos días de convivencia con el juez y después de recoger declaraciones de personas de su entorno y a partir de informaciones de prensa.
En el perfil que traza de Zaffaroni, a partir de su gran afición a la natación, rememora su carrera judicial sin rehuir los episodios más polémicos de su trayectoria, como su actitud con la Junta Militar de 1976, su condición sexual o el origen de sus propiedades.
Bianchini, de 30 años, hizo estudios de periodismo y en la actualidad y desde abril del 2012 es subdirector de la revista Anfibia (www.revistaanfibia.com) y redactor del diarioClarín. Ha colaborado con varias revistas tanto argentinas como de otros países.
En noviembre del 2010 ganó el primer premio en el concurso internacional de crónicas inéditas en español Las Nuevas Plumas, organizado por la Universidad de Guadalajara (UDG).
Este galardón se presenta junto con los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España, que convocan anualmente la Agencia EFE y la Agencia Española de Cooperación Internacional y para el Desarrollo (AECID), y que cuentan con el patrocinio de OHL, grupo internacional de concesiones y construcción.
El premio Don Quijote fue creado en el 2004 con el patrocinio del gobierno regional de Castilla La Mancha, que fue sustituido en el 2011 por el de TRAGSA.
Entre los galardonados anteriormente están el periodista español Ricardo Cantalapiedra (del diario El País), que lo recibió en su última edición, y los escritores, también españoles, Javier Ortega Vizcaíno y Juan José Millás.
Además, también lo obtuvieron el colombiano Julián Isaza (revista «Carrusel» del diario El Tiempo), el mexicano Germán Dehesa (por un trabajo publicado por Reforma), las argentinas Verónica Toller y Estela Gigena (diario El Día de Gualeguaychú), el colombiano Fredy Padilla Castro (revista Cromos) y el argentino Jorge Göttling (diario Clarín).


SÓLO, ÉSTE.








La RAE reconoce su 'derrota' contra los acentos de 'sólo' y el demostrativo 'éste'
• Salvador Gutiérrez recuerda que su supresión fue sólo una recomendación


El miembro de la Real Academia Española (RAE) Salvador Gutiérrez ha reconocido hoy que el seguimiento de los "consejos" de la última edición de la Ortografía de la RAE ha sido desigual, ya que, dos años después de su publicación, aún se acentúan palabras como "solo" y "este", pese a lo recomendado.
En la última edición de la Ortografía se emitieron una serie de "propuestas normativas", que de no aplicarlas constituían una falta de ortografía, y otras, que eran "consejos", no reglas.
Si se toma como ejemplo la prensa y los libros de texto, se aprecia que las "propuestas normativas" de acentuar mayúsculas, signos de puntuación, etcétera, sí se están aplicando de forma generalizada, ha explicado en una entrevista con Efe el académico.
Sin embargo, "consejos" como los de suprimir la tilde diacrítica en el adverbio "solo" o en los pronombres demostrativos, "hay autores que lo siguen y otros no"; es más, hay quienes "exigen" continuar con la costumbre de poner el acento, ha indicado Gutiérrez Ordóñez con motivo de la conferencia que imparte hoy en León.
Salvador ha matizado que los que desoyen estas últimas recomendaciones no están faltando a la regla, ya que se trataba de "aconsejar" y explicar con criterios científicos por qué no se debían acentuar.
Además, ha apuntado que "en la ortografía no hay que adaptar posturas contundentes, sino tratar de reorientar los usos".
En total han sido más de 100.000 ejemplares los que se han vendido solo en España de esta Ortografía, que salió en diciembre de 2010 a la venta, una publicación de 800 páginas y que fue elaborada por las 22 Academias de la Lengua Española.
Buen comportamiento
Gutiérrez, nacido en Taballes, concejo de Bimenes (Asturias) en 1948, miembro del Consejo Asesor de la Fundación del Español Urgente y catedrático de Lingüística General de la Universidad de León, dirige el Departamento de Español al Día de la RAE, así como su servicio de consultas, desde donde se emiten alrededor de un centenar de consejos diarios por escrito.
"Es un departamento ejemplar, que usan los usuarios de una forma más o menos constante", y sobre el que se está estudiando la posibilidad de darle un impulso de forma que las consultas se hagan de forma "más rápida", tal como exige la sociedad actual.
Además, se ha referido a otros proyectos puestos en marcha en la RAE, como la nueva edición del Diccionario de la Lengua Española, que se prevé que esté lista en 2014 y que "se está preparando con mucho esmero; con un formato nuevo y que puede ser una obra de referencia".
En este nuevo diccionario entrarán términos como tuitero y tuitear, entre otros.
Preguntado sobre el impacto que han tenido las redes sociales a la hora de introducir nuevos términos, ha explicado que este ha sido importante pero no ha supuesto mayor impacto que el que haya podido tener en otros ámbitos como la ciencia.
Gutiérrez impartirá esta noche una conferencia en León con motivo de la inauguración de un ciclo divulgativo de la ciencia, organizado por la Universidad de León con el fin de difundir los trabajos de la Facultad de Filosofía y Letras.
En su intervención hablará de proyectos de la RAE, entre ellos, el Diccionario Histórico de la Lengua Española, que se gesta desde antes de la Guerra Civil. Se trata, según el académico, de un proyecto largo, "con más de 20 años de perspectiva", que exige muchísimo estudio y preparación y que tiene mucha importancia, además porque está concebido como un diccionario digital, en el que el orden alfabético no tiene importancia.

America Latina idiomas





Las lenguas de Latinoamérica: español, portugués y lenguas indígenas
Infolatam
Madrid, 23 enero 2013
(Especial para Infolatam por Artedigitalia).-

¿Qué lenguas se utilizan en Latinoamérica? ¿Cuántas personas hablan español, portugués, aimara, quechua o guaraní? ¿Hasta qué punto son importantes en un mundo global? Español, portugués y lenguas indígenas tienen diferentes escenarios pero su análisis y estudio son, en cualquier caso, necesarios para conocer el mundo latinoamericano pasado, presente y futuro.

Los análisis de las lenguas existentes en América Latina se realizan principalmente por instituciones oficiales de la lengua como el reciente Anuario 2012. El español en el mundo del Instituto Cervantes, o la Unesco con su Atlas de lenguas en peligro, pero también por instituciones que analizan la economía global y las situaciones sociopolíticas actuales como el Real Instituto Elcano o como Bloomberg.
Sin lenguajes no hay posibilidad de realizar actividades comerciales, ni políticas, ni de comunicar nada. Por ello aquí hacemos un resumen de la situación del español, del portugués y de lenguas indígenas con enlaces a informaciones relevantes
Las lenguas de Latinoamérica en el mundo de los negocios
Como se dice en el reciente Anuario 2012. El español en el mundo del Instituto Cervantes: “La importancia económica de una lengua se mide teniendo en cuenta diferentes factores, como su número de hablantes, su extensión geográfica, el número de países en los que tiene rango de oficial, el índice de desarrollo humano de sus hablantes (que combina nivel educativo, esperanza de vida y renta per cápita), la capacidad comercial de los países donde esa lengua es oficial, su tradición literaria o científica o su papel en la diplomacia multilateral.
Actualmente, el inglés destaca en todos estos criterios” Pero sin duda tanto el español como el portugués son lenguas importantes para los negocios en el mundo global, además del inglés. Al menos eso es lo que se deduce de la información proporcionada por Bloomberg: “The language of Business”
Según el Instituto Elcano “Compartir el español aumenta un 290% el comercio bilateral entre los países hispanohablantes”.
El español
El 14 de enero de 2013 el Instituto Cervantes presentaba el citado informe Anuario 2012. El español en el mundoque contiene varias secciones y temas de estudio sobre la situación mundial del español. Una parte importante del Anuario está dedicada a la necesaria promoción de esta lengua en la región Asia-Pacífico.
La sección 1. El español, una lengua viva, (2012) nos muestra la importancia que tiene el español: “Con cerca de 500 millones de hablantes, la lengua española es hoy, tras el chino, la segunda lengua del mundo por número de usuarios. Y es el segundo idioma de comunicación internacional, detrás del inglés. Dentro de tres o cuatro generaciones, el 10% de la población mundial se entenderá en español. Estados Unidos será el país con mayor volumen de población hispanohablante del planeta, por delante de México.”
El español, la segunda lengua más hablada del mundo.
Latinoamérica es la región del mundo con mayor número de personas que utilizan el español como lengua principal, con casi 400 millones de personas. Así se distribuye el mundo hispanohablante en España y Latinoamérica. 19 países del mundo americano tienen el español como lengua oficial. México está a la cabeza con más 112 millones de personas. Los datos están tomados del propio informe del Instituto Cervantes:
La lengua española que llegó primeramente a las islas del Caribe a en 1492, se extendió rápidamente a través de América con los colonos procedentes principalmente de Andalucía y Extremadura, pero también de otras partes de España, que allí se establecieron en los siglos XVI y XVII (alrededor de 200.000 personas en esos primeros siglos). Hoy lo hablan allí algo más de 370 millones de latinoamericanos.
Aunque el Informe del Instituto Cervantes se ha presentado en Madrid sus conclusiones afectan a todos los países de América Latina citados anteriormente. El español es una lengua importante para la cultura, para los negocios, para la política y para la comunicación en la red. No sólo se utiliza en las relaciones entre estados de esa región sino también entre estos y otras partes del mundo como España, y algunas partes de los Estados Unidos.
En Estados Unidos la comunidad hispanohablante crece en importancia y no es solamente la lengua de los guetos como se comentó hace tiempo. Ignacio Olmos, del Instituto Cervantes en Chicago, comentaba hace meses: “Hay estudios recientes que han establecido que el dominio del español en el mercado laboral estadounidense viene a significar una media de entre US$7.000 y US$8.000 más de sueldo bruto anual. La competencia en español supone una ventaja económica demostrada”, aseguró Ignacio Olmos, del Instituto Cervantes Chicago, en noticias de la BBC .
Por tanto el español es un bien económico de la comunidad hispana que hay que cuidar, proteger y promover. Especialmente para el mercado de Estados Unidos, el principal cliente de México y también para Asia- Pacífico, importante para la comunidad latinoamericana cuya economía está actualmente abriéndose en el mercado asiático. Las inversiones chinas en Chile son un ejemplo. Curiosamente el español pronto llegó a esa zona, en 1521 con la llegada de Magallanes a Filipinas llegaron las primeras palabras españolas a Asia Pacífico y todavía hoy el idioma tagalo tiene una tercera parte de las palabras de origen español.
En Brasil el, el español es hablado de forma habitual por 460.000 personas y tiene conocimiento aunque no sea la lengua habitual 12 millones de personas. Es la lengua no oficial más importante y facilita las relaciones económicas de Brasil con los países de Mercosur. La Ley del español aprobada en 2005, lo ofrece como primera lengua extranjera de enseñanza en los colegios y liceos del país.
En muchas ciudades fronterizas, especialmente con Paraguay, Argentina, Uruguay y Bolivia, se habla una lengua mixta llamada “portuñol”.
Además de Mercosur Brasil tiene como principales socios comerciales a China y Estados Unidos. Teniendo en cuenta que Brasil es actualmente la primera potencia económica de la región, el portugués es la otra lengua importante para Latinoamérica que conviene conocer y estudiar.
El portugués
El portugués tiene actualmente más de 280 millones de hablantes. Actualmente es la lengua principal de Portugal, Brasil, Angola, Guinea-Bissau, Mozambique, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental, todos ellos países que forman la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa CPLP . Es la quinta lengua materna más hablada.
Su llegada a Latinoamérica tuvo lugar a finales del siglo XV y se estableció como lengua oficial de Brasil en 1654. En 2010 la población latinoamericana que tenía el portugués como primera lengua era de más de 190 millones de personas (Brasil) y es de obligado estudio en Uruguay y en Argentina. Además se habla principalmente en las poblaciones fronterizas con Brasil: Bolivia, Paraguay, Uruguay, Venezuela.
Lo mismo que el español la lengua portuguesa pronto se estableció en la región Asia-Pacífico, con la expedición de Vasco de Gama en 1498 que llega a Calicut y a Goa (India), por lo que todavía posee una pequeña cantidad de hablantes en Macao y en Goa; y también es hablado en su forma criollizada, en algunos sectores de India, Sri Lanka, Malasia e Indonesia.
El portugués es una importante lengua para la extensión del comercio chino, no sólo en Brasil sino territorios africanos en los que China puede tener interés como Angola o Mozambique. De acuerdo con Bloomberg es la 6ª lengua más importante para los negocios.

Tal y como se dice en el documento del Real Instituto Elcano El valor económico del portugués: lengua de conocimiento con influencia global (ARI) “Es posible identificar un conjunto de escenarios y actores en los que el portugués puede ser, en efecto, una lengua de conocimiento con potencial económico, tanto en los distintos países que comparten la lengua como idioma oficial, como en el mercado global:
• Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (PALOP): el portugués puede servir de puente con Europa, Brasil y Asia, pudiendo generar conocimiento para el capital social de los países desarrollados y los inversores
• Brasil y Angola: dos mercados actualmente muy atractivos para la inversión extranjera
• Portugal: pese a su menor dimensión, podrá ser un intermediario decisivo entre Europa, Sudamérica, África y Asia (China, Macao, Goa”
Las lenguas de Latinoamérica en la red
Desde el punto de vista global tal vez el análisis más interesante es el que se hace de las lenguas utilizadas en la red. La red no tiene fronteras y las relaciones entre las personas superan las del propio entorno geográfico. Pues bien, el español en Internet es igualmente importante.
Tal y como dice el Informe del Instituto Cervantes “En Internet, el español ocupa el tercer puesto como idioma más utilizado, tras el inglés y el chino. Su presencia en la Red registra un crecimiento sostenido de más del 800% en los últimos 10 años, con una distancia creciente con respecto al japonés, el portugués o el alemán.
En las redes sociales, el español también avanza en su expansión, tanto en número de usuarios como en frecuencia de uso.
En Twitter, el español es ya la segunda lengua más utilizada tras el inglés. Se sitúa por delante del portugués y el japonés, y a bastante distancia del árabe, el ruso, el italiano, el francés y el alemán. México (en séptimo lugar) y España (en el puesto once) se sitúan entre los países que registran un mayor uso per cápita de Twitter.
En Facebook, con más de 80 millones de usuarios en lengua española, el español ocupa también uno de los primeros lugares. Y el portugués es la tercera lengua más hablada en Facebook después del inglés y del español según los datos de Social Bakers
La lengua portuguesa ocupa también un lugar destacado en la red. De acuerdo con los datos de Internet World Stats (datos 2011) es la quinta lengua en usuarios con más de 82 millones de personas en utilizarla, y además tiene un crecimiento de uso de 900%. Es español ocupa el tercer lugar y tiene un crecimiento algo superior al 800%:
Las lenguas indígenas
Si el español y el portugués son lenguas esenciales para las relaciones económicas de América Latina y en temas de redes y comunicación, desde el punto de vista del patrimonio cultural no hay que olvidarse de las lenguas llamadas “indígenas”. No obstante hay que tener en cuenta que el español y el portugués no siempre se han mantenido alejado de las lenguas indígenas. A veces se han mezclado con ellas, han tomado algunas y las han adaptado. Les han dejado otras y se han adaptado al entorno. Como la misma población porque el lenguaje vive, crece y se adapta.
La llamadas lenguas indígenas constituyen un bien histórico, único, a veces escaso, muchas veces en peligro de desaparecer. Tan necesarias de protección como pueda ser un patrimonio arqueológico o musical. Por lo tanto su recuperación y mantenimiento son obligados.
Las principales lenguas indígenas de Latinoamérica son el guaraní, el aimara (aymara), el quechua (+quichua), el náhuatl y el maya. La cantidad de hablantes es difícil de asegurar y los datos varían de una fuentes a otras. Hemos tomado los datos que da Wikipedia.
• El guaraní es la lengua más utilizada con casi 8 millones de personas que la hablan principalmente en Paraguay, pero también Brasil, Bolivia y Argentina. El pueblo guaraní se extiende en la ribera del rio Paraná y El Chaco
• El quechua o quichua es una familia de lenguas originaria de los Andes centrales que se extiende por la parte occidental de Sudamérica a través de siete países Es hablada por entre por más de 10 millones de personas repartidos entre Bolivia, Perú, Ecuador, Argentina, Colombia Chile
• El aimara es la lengua del pueblo indígena americano de región andina del lago Titicaca La población hablante del aimara ocupa el occidente de Bolivia, el sur del Perú, el norte de Chile y el norte de Argentina. (1,5 millones de hablantes)
• El náhuatl es una lengua azteca que se habla principalmente por nahuas en México y en América Central. Surgió por lo menos desde el siglo VII. Con 1,4 millones de hablantes en México, la mayoría bilingüe con el español. Su uso se extiende desde el norte de México hasta Centroamérica.
• Lenguas mayenses o mayas, que tienen múltiples variantes. Son lenguas amerindias derivadas del tronco mayense, que se habla principalmente en los estados mexicanos peninsulares de Yucatán, Campeche y Quintana Roo, así como en menor grado en Belice y en el norte de Guatemala. Se habla por unos 6 millones de personas)
• El mapuche o mapudungun (‘el hablar de la tierra’), es el idioma de los mapuches, un pueblo amerindio que habita en Chile y en Argentina (200.000 hablantes)

La oficialidad de las lenguas indígenas: algunas de estas lenguas indígenas son oficiales junto con el español
• Guaraní: Es lengua oficial en Paraguay, Bolivia, Corrientes (Argentina) y en noviembre de 2012 Paraguay creó la Academia de Lengua Guaraní o “Ava Ñe’e Rerekuá Pave” en guaraní. Es la primera en su tipo en América, que articulará la unificación de los criterios sobre el uso de este idioma nacional paraguayo junto al español. La Academia de Lengua Guaraní fue promovida a través de la Ley de Lenguas, aprobada en 2010 Actualmente el 92% de la población paraguaya utiliza tanto el castellano como el guaraní. El guaraní, hablado antes de la llegada de los españoles a América, se declaró idioma oficial en la Constitución de 1992 y se incluyó la obligatoriedad de su enseñanza. En la Carta Magna de 1967 ya figuraba como idioma nacional.
• Aimara (Aymara). El aimara está declarado idioma oficial en Bolivia por la Constitución de 2009. En Perú el aimara es también lengua oficial de acuerdo con la constitución de 1993. En Chile está especialmente protegido por la Ley Indígena Nº 19.253 de 1993.
• El Quechua. Se declaró lengua oficial en Perú en 1975. Además en Perú se creó la Academia Mayor de la lengua Quechua en 1990 aunque los estatutos no se aprobaron hasta el año 2009. La interpretación académica del quechua tiene ciertas contradicciones internas. No obstante la falta de asignaciones presupuestarias llevaron a los integrantes de la Academia a una huelga de hambre en 2012.
Lenguas que desaparecen: en Latinoamérica hay cientos de lenguas en con riesgo de desaparecer, principalmente en Brasil.
La Unesco publicó un mapa interactivo Atlas de las lenguas en peligro de extinción y estos son los datos para Latinoamérica de lenguas en peligro: Brasil: 190 lenguas; México: 143 lenguas; Colombia: 68 lenguas; Perú: 62 lenguas; Bolivia: 39 lenguas; Venezuela: 34 lenguas; Guatemala: 23 lenguas; Argentina: 18 lenguas; Guyanas: 16 lenguas; Ecuador: 14 lenguas; Paraguay: 12 lenguas; Nicaragua: 11 lenguas; Costa Rica: 8 lenguas; Honduras: 8 lenguas; Panamá: 8 lenguas; Suriname: 8 lenguas; Chile: 7 lenguas; El Salvador: 2 lenguas; Uruguay: 1 lenguas
El mapa interactivo de la Unesco contiene 5 grados de clasificación: vulnerable; definitely endangered; severely endangered; critically endangered; extinct.
En resumen: la diversidad y riqueza lingüística de Latinoamérica es digna de conocerse y estudiarse tanto desde el punto de vista cultural como desde el económico y social. Parte de ese mundo crece y otra parte desparece para siempre.

H2O





¿De dónde vino el agua de la Tierra?
Por Mariano Ribas - Fuente: Página 12 Bs.As.


Agua por todas partes. Al día de hoy, aún no conocemos otro mundo como la Tierra: una bola de roca y metal cubierta de agua líquida en casi las tres cuartas partes de su superficie. Enormes y profundos océanos separan las minoritarias masas continentales del planeta, que, a su vez, están salpicadas de incontables lagos y atravesadas por ríos que las recorren como venas. Pero nuestro planeta también esconde grandes masas de agua líquida subterránea. E incluso, blancos y cegadores mantos de agua congelada, que se concentran en las zonas polares, y bañan las cimas de las montañas. Y por si todo eso fuera poco, el agua juega al juego de la evaporación y la condensación, un ciclo constante que da lugar a nubes, lluvias y nevadas. Agua por todas partes, y en todas sus formas. Y no por casualidad: la Tierra está muy bien ubicada con respecto a su estrella. Ni muy cerca, ni muy lejos. Y está protegida por una atmósfera robusta que, entre otras cosas, mantiene la temperatura global en valores relativamente templados. De más está decir que la abundancia de agua líquida –entre otros factores– ha sido fundamental para la aparición y el desa-rrollo sostenido de la vida. Otro rasgo que, nuevamente, y al menos hasta el día de hoy, hace de la Tierra un lugar único dentro del Sistema Solar (y del universo conocido). Un oasis biológico. Húmedo y templado.
Pero las cosas no siempre fueron así: nuestro planeta no nació cubierto de agua. Ni templado. Ni como un oasis. Todo lo contrario. Al igual que todos sus mundos hermanos, la Tierra tuvo un parto ardiente y violentísimo. Peor que el peor de los infiernos imaginables. Fue hace unos 4600 millones de años. El Sol acababa de encenderse. Y a partir de los materiales sobrantes de su formación –un disco de gas y polvo de miles de millones de kilómetros de radio– fueron creciendo planetas, lunas, asteroides y cometas. La Tierra se forjó a los golpes, tomando cuerpo y forma a partir de la suma de objetos menores (los planetesimales) que fueron chocando y fundiéndose entre sí. Era un mundo embrionario. Una bola fundida que poco a poco fue diferenciando su estructura: los materiales más densos (metales como el hierro y el níquel) fueron depositándose en su centro, mientras que los más livianos (principalmente, silicatos) quedaron “flotando” por encima de ese pesado corazón metálico.
El bombardeo se extendió, con variaciones de intensidad, durante los primeros cientos de millones de años del Sistema Solar. E incluyó el posible impacto contra la Tierra de un objeto del tamaño de Marte, cuya consecuencia habría sido, ni más ni menos, que la formación de la Luna (hace unos 4500 millones de años). Durante todo ese proceso inicial de “acreción”, nuestro joven planeta debió haber recibido importantes cantidades de agua. Al fin de cuentas, las moléculas de H20 también formaban parte de la masa primigenia que dio origen al Sistema Solar (es más, son moléculas relativamente abundantes en las nebulosas y en el medio interestelar). Pero tanto geólogos como astrónomos piensan que la mayor parte del agua original del planeta debió haberse evaporado y fugado al espacio debido al calor extremo y a los continuos y furiosos impactos. Y que, gradualmente, a medida que la Tierra se fue enfriando, esa sustancia fundamental continuó llegando hasta aquí, envasada en cuerpos menores que continuaron estrellándose, derramando sus preciosas cargas: cometas y asteroides, ricos en agua y materia orgánica. Un aporte externo esencial. Y como la vida está directamente ligada al agua, revelar los orígenes del agua en nuestro planeta resulta, por lo tanto, doblemente interesante.
¿CUANDO?
Antes de explorar los diferentes caminos mediante los cuales el agua llegó y se estableció definitivamente en la Tierra, hay una pregunta que sale sola: ¿cuándo? Los científicos consideran que eso no pudo ocurrir antes de transcurridos algunos cientos de millones de años, dado que el planeta embrionario era un infierno de roca fundida. A partir de ciertos indicios minerales (particularmente, el estudio de los microscópicos granos de un mineral llamado zircón), hay buenas razones para pensar que la Tierra ya contaba con considerables masas de agua líquida hace unos 4300 a 4400 millones de años (es decir, unos 200 millones de años después de su nacimiento). Sin embargo, muchos expertos consideran que el asentamiento masivo y definitivo del agua en nuestro planeta no pudo haber ocurrido antes del llamado Gran Bombardeo Tardío, que finalizó hace unos 3900 millones de años, cuando, probablemente a causa de la migración de Júpiter y Saturno hasta sus actuales órbitas, se produjo un enorme desbarajuste gravitacional entre los cuerpos menores del Sistema Solar, disparando una nueva (y tardía) oleada de impactos sobre los planetas. Incluyendo a la Tierra, por supuesto (y también a la Luna, cuyos cráteres son las terribles huellas, casi intactas, de aquellos tiempos especialmente violentos). Ahora bien: ¿qué trajo el agua a la Tierra?
EL AGUA DE LOS COMETAS
Tradicionalmente, esa pregunta tuvo una respuesta inmediata: fueron los cometas. Algo que, en primera instancia, resulta sumamente razonable, teniendo en cuenta su composición y frágil estructura: son “bolas de nieve sucias”, tal como los definió el gran astrónomo británico Fred Whipple (1906-2004), probablemente el mayor experto en cometas del siglo XX. Estos pequeños y numerosísimos habitantes del Sistema Solar son amasijos de hielo, roca y polvo. Y ese hielo, mayormente, es agua congelada. Se sabe que los cometas, al igual que sus primos, los asteroides, fueron la munición pesada de aquellos arcaicos bombardeos interplanetarios. Por todo esto, siempre fueron excelentes candidatos para protagonizar esa suerte de delivery de agua que recibió la joven Tierra hace, redondeando, unos 4000 millones de años. Y no sólo agua, sino también materia orgánica, que es parte de la “suciedad” de estas “bolas de nieve”.
Sin embargo, ese título de candidatos puestos que tenían los cometas comenzó a cuestionarse parcialmente en los años ‘80 y ‘90: los cuidadosos análisis espectrales del agua sublimada por los famosos cometas Halley (1986), Hyakutake (1996) y Hale-Bopp (1997) revelaron que era un agua “distinta” de la de los océanos de la Tierra. Químicamente hablando: estos cometas contenían una mayor proporción de “agua pesada” que la de nuestros mares (en la molécula de “agua pesada”, en lugar de haber dos átomos de hidrógeno acompañando al del oxígeno, hay uno de hidrógeno y otro de deuterio, que es un isótopo del hidrógeno, que en vez de tener un núcleo formado por un protón solo, tiene un protón y un neutrón). Esa disparidad química de las aguas terrestres y las de estos tres cometas debilitó un poco lo que parecía ser un hecho indiscutible.
Pero en estos últimos años, la balanza se ha vuelto a inclinar, volviendo a la posición inicial. Y muy especialmente a partir del estudio de otro cometa: a fines de 2011, el Observatorio Espacial Herschel (de la Agencia Espacial Europea), mediante un espectrómetro infrarrojo de altísima precisión, determinó que la coma (la “cabeza”) del cometa Hartley 2 –-también visitado por la sonda Epoxi, de la NASA (ver foto)– contenía agua con las mismas propiedades químicas (relación deuterio/hidrógeno) que la de nuestros océanos. ¡Punto para los cometas!
Tal vez, la disparidad observada tenga que ver con la fuente original de procedencia de los cometas: el Hyakutake y el Hale-Bopp provienen de la lejanísima Nube de Oort (una suerte de “cáscara” fina y esférica que rodea al Sistema Solar, y cuyo radio tendría alrededor de un año luz), mientras que el Hartley 2 sería originario del mucho más cercano Cinturón de Kuiper (ese anillo de escombros helados que comienza inmediatamente después de la órbita de Neptuno). Es cierto: el Halley también proviene de allí, y por eso su caso no cierra del todo. De todos modos, y con matices, ya pocos dudan de que los cometas –estrellándose de a miles, durante millones y millones de años– aportaron una parte muy significativa de las aguas que hoy cubren el 71 por ciento de la superficie de la Tierra.
COMETAS DEL CINTURON PRINCIPAL
Tradicionalmente, también, los astrónomos no solían poner sus fichas en los asteroides como buenos candidatos para el delivery de agua hacia la Tierra. Al fin de cuentas, parecían ser cuerpos rocosos, metálicos, o una mezcla de ambas cosas. Pero “secos”. Nada de hielo (a la vista). Nada de las típicas y neblinosas “comas” y “colas” de los cometas, resultantes, en parte, de la sublimación de los hielos de agua. A pesar de formar parte de la misma gran familia del Sol, asteroides y cometas parecían ser primos bien diferentes... hasta que apareció algo en el medio. Una suerte de híbridos: los cometas del Cinturón Principal (y cuando hablamos del Cinturón Principal nos referimos al Cinturón de Asteroides, ese enorme anillo de cuerpos variopintos, que deambulan entre las órbitas de Marte y Júpiter, y que son una suerte de reliquias de la formación del Sistema Solar). Un territorio que, justamente, parecía ser exclusivo de asteroides clásicos. Pero no: en 1996, los astrónomos Eric Elst y Guido Pizarro descubrieron que un supuesto asteroide, inicialmente catalogado como 1979 OW7, mostraba una tenue cola, al estilo de los cometas. Tras descartar que esa estructura polvorienta fuesen los restos de la colisión entre dos asteroides, los científicos confirmaron que se trataba de una nueva clase de objeto. Y fue bautizado cometa 113P/Elst-Pizarro. Fue el primero de su clase, y hoy día se conocen cerca de una docena, entre ellos, 76P/Linear, P/2005 U1, P/2008 R1, y P/2012 F5 Gibbs. Todos están en la parte más externa (y fría) del Cinturón de Asteroides, y probablemente sean cientos.
Más que simples cometas “invasores”, hoy en día, los científicos tienden a pensar que, en general (porque la categoría es un tanto imprecisa), los cometas del Cinturón Principal serían asteroides con cantidades significativas de agua congelada en su estructura. Y si bien es cierto que aún no existe ningún estudio fiable que dé cuenta de las propiedades químicas de esa agua, estos raros y novedosos híbridos bien podrían formar parte de la gran familia de objetos que dieron origen a nuestros océanos. Agua (congelada) en el Cinturón de Asteroides. Quizá todo esto resultaba extraño hace apenas veinte años. Pero teniendo en cuenta lo que sigue, y lo que contamos en nota aparte (ver Ceres: ¿agua en el planeta enano?), veremos que ya no es así. Todo lo contrario.
2010: EL CASO DE 24 THEMIS
Hay un caso relativamente reciente, y especialmente significativo por lo directo de la evidencia: 24 Themis. Descubierto en 1853 por el italiano Annibale de Gasparis, este asteroide de 200 kilómetros de diámetro (uno de los más grandes del Cinturón) tiene una órbita de 5 años y medio en torno del Sol, a una distancia media de 460 millones de kilómetros de nuestra estrella. Durante la última década, dos grupos independientes de científicos estadounidenses (uno, de la Universidad de Florida Central, y el otro, de la Universidad de Tennessee) utilizaron el IRTF (Infrarred Telescope Facility), un maravilloso telescopio infrarrojo de la NASA, instalado en Hawai, para estudiar al, por entonces, poco famoso asteroide. “En el mejor de los casos, esperábamos encontrar minerales hidratados en la superficie de Themis, recuerda Humberto Campins, el astrónomo venezolano que encabezó uno de los grupos. Pero grande fue su sorpresa cuando, tras analizar los datos espectrales de una rotación completa de 24 Themis, él y sus colegas detectaron algo impactante: el espectro de la luz del asteroide mostraba una clara caída en la longitud de onda de 3,1 micrones. Esta “línea de absorción” (en el rango del infrarrojo) delataba la presencia de agua congelada. Ni más, ni menos.
Inmediatamente, Campins se puso en contacto con Andrew Rivkin, el astrónomo que encabezaba el otro grupo de investigación (que había realizado observaciones aisladas en 2003, 2005 y 2008). Y al cruzar los datos, todos quedaron convencidos: la superficie del asteroide 24 Themis estaba completamente cubierta de agua congelada. Y además mostraba claros indicios de presencia de materia orgánica. No era un buen modelo. Era una observación directa. “Pensábamos que en el Cinturón de Asteroides ya no quedaba nada del hielo original del Sistema Solar, y que los cometas eran los únicos cuerpos que conservaban agua congelada”, reconoce Rivkin. Pero allí estaba la evidencia. Tras varias confirmaciones, el resonante descubrimiento fue anunciado y formalizado en abril de 2010, en dos papers publicados en la revista Nature.
Las implicancias eran muy fuertes. Dada la relativa cercanía de 24 Themis al Sol, el calor de nuestra estrella debería sublimar ese hielo. Por lo tanto, para que esa capa de agua helada siga existiendo, debe haber un mecanismo de reposición: según estos expertos, debajo de su manto superficial de hielo, el gran asteroide escondería más agua congelada. Pero hay algo más: 24 Themis tiene una órbita muy similar a la de otros asteroides, e incluso a la de algunos cometas del Cinturón Principal. Es probable, entonces, que muchos de sus vecinos se le parezcan en estructura y composición. Incluyendo la presencia de agua. A propósito...
... Y 65 CYBELE, TAMBIEN
Apenas unos meses más tarde, un grupo de astrónomos, encabezado por el español Javier Lisandro (Instituto de Astrofísica de Canarias), anunció otro hallazgo muy similar. Combinando observaciones del IRTF y el Telescopio Espacial Spitzer (NASA), Lisandro y sus colegas detectaron hielo de agua en 65 Cybele, otro gran asteroide (de unos 250 km de diámetro), con una órbita algo más grande que la de 24 Themis. Y una vez más, la pista delatora del agua congelada fue la línea de absorción infrarroja de 3,1 micrones. Así, el caso de 65 Cybele reforzó el de 24 Themis. Y viceversa. Ambas detecciones avalan la teoría de que los asteroides también pudieron haber colaborado generosamente con el stock de agua de nuestro planeta. Y también, del mismo modo que lo han hecho los cometas, seguramente aportaron componentes prebióticos que ayudaron a la aparición de la vida.
PISTAS EN LOS METEORITOS
Más allá de todos estos importantes descubrimientos, todavía resta saber si el agua de los cometas del Cinturón Principal o la de los asteroides como 24 Themis y 65 Cybele es químicamente similar a la de la Tierra. Si así fuera, toda esta historia estaría mucho más clara. Pero por ahora, no hay manera de saberlo. Hacen falta sondas espaciales capaces de hacer estudios directos.
Lo que sí hay son meteoritos. Y los meteoritos son guijarros provenientes de los asteroides. Muestras gratis que caen sobre la Tierra todos los días. Sin embargo, se trata de un terreno un tanto resbaladizo porque, generalmente, no se sabe exactamente de qué asteroides provienen. Aun así, vale la pena mencionar que ciertos meteoritos, llamados condritas carbonáceas, contienen moléculas de agua y minerales hidratados (además de los compuestos de carbono que les dan nombre). Y al parecer, esa agua tiene radios de hidrógeno/deuterio similares al agua de los océanos. Es sugerente. De todos modos, los científicos son cautos al respecto.
HORIZONTES
Actualmente, los astrónomos siguen estudiando otros asteroides con la esperanza de detectar más indicios de agua. También continúan con las pesquisas de posibles nuevos cometas del Cinturón Principal. Y con enorme expectativa, lógicamente, esperan el arribo de la sonda Dawn (de la NASA) a Ceres, en febrero de 2015 (esta nave estuvo en órbita del asteroide Vesta, entre julio de 2011 y julio de 2012, y si bien obtuvo valiosos datos e impactantes imágenes, no detectó la presencia de agua). Entre otros asuntos, el estudio directo del planeta enano podría aportar nueva y preciosa información sobre toda esta acuosa (y vital) cuestión.
En la Tierra, el agua está por todas partes. Y al comenzar, nos preguntábamos de dónde salió. La ciencia nos cuenta que, muy probablemente, nuestros océanos, nuestros ríos, nuestros lagos, nuestros hielos, nuestras nubes, nuestras lluvias y nuestras nevadas tengan un origen múltiple y complejo. Aportes literalmente (y seriamente) extraterrestres. Aquí hemos explorado aquellas cosas que la ciencia ha descubierto en estos últimos años. Y mientras nos tomamos un vaso de agua, o miramos la línea del horizonte sobre el mar, podemos pensar y soñar con las que aún resta descubrir.

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