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segunda-feira, 1 de julho de 2013

Alimentarse a base de insectos






Una ración de grillos, saltamontes y larvas
Una pareja de emprendedores extranjeros abre en Coín la primera granja de insectos de Andalucía destinada al consumo humano y animal










Alimentarse a base de insectos
SERGIO MELLADO Málaga - 29 JUN 2013 -
Fuente: El País - España.

Hace 10 años Laetitia Giroud dejó de comer carne. Esta licenciada en Marketing Internacional decidió que la carne animal no formaría parte nunca más de su dieta, concienciada por los daños que la ganadería causa a un planeta cuya población no para de crecer. “El 80% de nuestros recursos de agua son usados para la ganadería, que genera el 18% de los gases de efecto invernadero”, apunta esta francesa de 30 años natural de Toulouse. “Entonces busqué cómo equilibrar mi dieta e incluir las proteínas que dejaba de tomar por no comer carne”, recuerda. “Estaba en Estados Unidos y allí, por aquel entonces, ya se habían introducido los insectos para consumo humano. Probé los grillos, los saltamontes y los gusanos de harina y me encantaron”, recuerda Giroud.

Esta primera toma de contacto con los insectos comestibles y su concienciación con la conservación del medio ambiente le llevó a barajar la idea de convertirse en criadora, “en una ganadera de insectos”. Dejó su trabajo como directiva en una gran empresa de transporte internacional y se puso a investigar cómo montar una granja ecológica, para lo que contó con el apoyo de Julian Frederic Foucher, su socio en el proyecto y con cierta experiencia en el sector.

Pero su Francia natal no era el sitio adecuado para llevar a cabo su empresa. Necesitaban unas condiciones climáticas específicas y un lugar geoestratégico para asegurar la viabilidad de su negocio. “Los insectos tienen la sangre fría y necesitan una temperatura alta, entre los 28 y los 35 grados para crecer. Málaga cuenta con las condiciones adecuadas por su clima tan benévolo y además está perfectamente comunicada por tierra, mar y aire”, señala Giroud, que finalmente escogió el municipio de Coín para montar la granja.

“Miramos en otros pueblos de la comarca del Guadalhorce, pero en Coín hemos encontrado el respaldo de las autoridades y del Grupo de Desarrollo Rural de Pizarra, que nos ha ayudado en los papeleos y con una subvención para arrancar la granja de algo más de 5.000 euros”, añade.

Una fuente de proteínas

Conguitos de grillos, hormigas estofadas, pan de gusanos… Estas son algunas de las recetas a elaborar con insectos, platos de gran aceptación en México, China o Tailandia. La FAO calcula que hay 2.000 millones de personas que incluyen insectos en su dieta. Los expertos destacan que, además de barato, es un alimento nutritivo, con proteínas, aminoácidos, hierro y vitaminas. Y también calorías: un kilo de saltamontes equivale a 10 perritos calientes. Además, el riesgo de que transmitan enfermedades es menor que en otros animales, porque en ellos no se pueden producir combinaciones de virus peligrosas.

En apenas tres meses, Giroud y Foucher han montado su empresa, Insagri, que espera comenzar su actividad el próximo mes de agosto. Esta granja de ganadería ecológica de insectos es la primera de su tipo que abre en Andalucía y, según cree Giroud, también de España. “Sé que hay empresas que importan insectos de otros países como México, pero granja de cría para consumo humano no creo que haya”, dice esta emprendedora, ahora centrada en obtener todos los permisos necesarios para poder comercializar sus insectos. “Existe un vacío legal en cuanto a la comercialización. Hay un reglamento comunitario que regula las condiciones de producción, envasado, trazabilidad, transporte y comercialización de alimentos en genérico. Sin embargo, no hay una normativa específica de insectos, como la hay para otros muchos productos como la leche, el queso e incluso los caracoles, lo más parecido a un insecto que se consume en España, cuya cría y comercialización está reglada”, explica Giroud, que espera vencer las reticencias de la estricta legislación sanitaria acogiéndose al modelo que se aplica en las granjas de setas o de caracoles. “Es lo que aconseja la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para que los países faciliten la producción industrial de insectos”, resalta Giroud, quien colaboró en el informe que hace apenas un mes publicó este organismo recomendando la inclusión de los insectos en la dieta habitual.

Insectos que Giroud y Foucher ya han empezado a criar en su granja, que se ha especializado en la cría de cuatros especies: grillos, saltamontes, gusano de la harina y larvas de mosca soldado. El bajo coste de la producción industrial de los insectos —necesitan pocos cuidados y se alimentan de los restos de verduras y frutas libres de pesticidas que les ceden en las explotaciones ecológicas de la comarca—, y la rapidez del proceso de cría —un saltamontes es apto para el consumo en ocho semanas y una larva de mosca soldado en tres días— harán que este negocio sea rentable en poco tiempo.

“Tenemos previsto criar al año unas 15 o 20 toneladas y para este primer ejercicio esperamos un volumen de negocio en torno a los 55.000 euros, con una previsión de crecimiento del 35% anual”, explica Giroud sobre la empresa, que cuenta con dos líneas de productos. “La primera está centrada en suministrar harina de insectos a empresas de piensos de ganado, a explotaciones de aves, cerdos y granjas acuícolas. Para ellos es rentable, pues su coste es menor que los piensos tradicionales y su impacto medioambiental es mínimo. Los precios del maíz y la soja se han disparado en los últimos años y los ganaderos gastan el 65% de sus recursos en la alimentación de su ganado”, señala Giroud. “La otra vía comercial es la del consumo humano. Crearemos nuestra propia línea de productos hechos con harina de insectos, como cereales o galletas y venderemos los insectos deshidratados. Queremos vencer las reticencias de la gente a comer insectos a través de los restaurantes y cuando se cree la demanda expandir el negocio a mercados y tiendas de productos ecológicos, empresas de comida preparada o especializadas en alimentación para deportistas, ya que los insectos son una fuente de proteínas increíble. Si todo va bien, lo siguiente será llevar nuestros insectos a las cadenas de supermercados, algo que ya se hace en Holanda, donde la primera cadena de supermercados del país ha introducido una línea de insectos comestibles”, concluye Giroud.

ERRORES GRAMATICALES







7 errores gramaticales muy comunes que debemos evitar

Héctor G. Barnés / 04/06/2013 (El Confidencial)



Aunque en ocasiones no lo parezca, todos hemos ido a la escuela y nuestros profesores nos han enseñado cuáles son las principales reglas gramaticales del idioma castellano. Por gramática entendemos la organización de las palabras dentro de una oración, y sus reglas y principios. Parece muy sencillo cumplirlas, pero diversos factores provocan que en muchas ocasiones hagamos caso omiso de ellas. Uno de ellos es el uso del castellano en cada zona de España, que hace que lo incorrecto esté ampliamente extendido. Es el caso, por ejemplo, del leísmo castellano. Otro factor es la urgencia de la expresión: cuando hablamos en voz alta, resulta difícil vigilar las concordancias de género y número y es habitual que incurramos en leves, aunque comprensibles, errores.

Junto a la Ortografía y el Diccionario, la Gramática es uno de los tres libros más importantes de los publicados por la Real Academia de la Lengua Española. La edición de 2009, que fue la primera editada por la academia desde 1931, fue responsabilidad del lingüista Ignacio Bosque Muñoz, catedrático de Filología Hispánica de la Universidad Complutense de Madrid, y se trata de la obra de referencia sobre este tema. Para septiembre de este año está prevista una nueva edición. Pero, ¿cuáles son los errores que se cometen más a menudo? Todos podemos encontrar la solución en nuestros libros de texto, pero seguramente estos estén cogiendo polvo en algún lugar oculto de nuestro hogar…

“Cuatro de cada cien lleva una mala alimentación”: errores de concordancia. Uno de los más habituales en el lenguaje hablado, ya que al pensar sobre la marcha tendemos a centrarnos más en el contenido que en la forma de lo que decimos. Debemos tener cuidado con expresiones como “la mayoría de personas”, ya que el verbo ha de concordar con el sujeto, que es “la mayoría”, y no con “las personas”, aunque la RAE ya no considere incorrecto concordar con este complemento. La utilización de pronombres puede confundirnos fácilmente (como ocurre con el caso de “les tengo envidia a estas personas”, que ha de ir en plural) o cuando un adjetivo ha de concordar con el complemento directo (“pinta azules esas palabras” en lugar de “pinta azul esa palabra”).
“Si querría hacerlo…”: utilización incorrecta del subjuntivo. El empleo de este modo verbal constituye una de las mayores dificultades que hemos de afrontar en nuestro habla, ya que requiere un esfuerzo mental mucho mayor por lo alambicadas que resultan las construcciones en las que aparece el subjuntivo, que por lo general suele indicar posibilidad, incertidumbre o subjetividad. En muchas ocasiones, lo que ocurre es que se utiliza el modo indicativo cuando debería emplearse el subjuntivo. Es el caso, por ejemplo, de “estaría bien que vengas” o “hubiese preferido que estás”. Suele ocurrir a menudo también en la utilización de condicionales, como es el caso de “si yo tendría más tiempo…”, incorrecto.
“Bajo ningún punto de vista”: utilización incorrecta de preposiciones. Cualquiera que haya estudiado con un poco de profundidad el idioma inglés sabrá que los llamados “phrasal verbs”, con sus matices obtenidos gracias a las diferentes preposiciones, resultan altamente complicados para el no angloparlante. En español no es exactamente igual de difícil, pero aun así, tenemos dificultades para diferenciar cuál es la preposición exacta que se debe emplear con cada verbo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los galicismos “a tomar”, “a decidir”, etc., que se deben expresar con una oración subordinada (por ejemplo, “es una decisión que se debe tomar” es correcto y “es una decisión a tomar”, incorrecto), o expresiones mal utilizas como “quedar de venir”, “bajo ningún punto de vista” (se debe decir “desde ningún punto de vista”), “cerca a” o “en consecuencia a” (las correctas son “cerca de”, o “como consecuencia de”).
“No pienses de que te vas a salir con la tuya”: dequeísmo. Una de las variantes del punto anterior, que nos lleva a utilizar expresiones como “me dijo de que tenía razón” o como “resulta de que había venido muy pronto”. Ojo, porque esta regla es un arma de doble filo. Hay que tener cuidado con no pasarse con la corrección y comenzar a utilizar de manera incorrecta expresiones como “me olvidé comprar” (que debería ser “me olvidé de comprar”) o no utilizar nunca “de que”, incluso cuando está bien (como es el caso de los verbos “acordarse”, “presumir”, “estar seguro”, etc.).
“Le quiero mucho”. Laísmo, leísmo y loísmo. El triángulo de las Bermudas de la meseta castellana. El menos habitual de los tres es el loísmo, que consiste en sustituir el pronombre “le” (objeto indirecto) por “lo” (objeto directo). Un ejemplo de esta mala utilización sería decir “lo voy a dar un beso”. El laísmo consiste en utilizar “la” como complemento indirecto cuando la única palabra que puede cumplir esa función es “le”. Por ejemplo, la oración “la voy a dar un beso”, que aunque se refiera al género femenino, debe emplear “le”. El más habitual en esta triada es el leísmo, la sustitución del complemento directo “lo” por el “le” que debería utilizarse únicamente para complementos indirectos. Por ejemplo: “le quiero mucho”. Aunque se considera un vulgarismo, la RAE considera aceptable el leísmo.
“Ayer vinistes pronto”. Añadir “s” en la segunda persona del pretérito imperfecto de singular. “Tú comistes”, “tú pensastes”, “tú vinistes”. Todas estas expresiones son absolutamente incorrectas, y no deben emplearse jamás.
“Hubo un incendio, muriendo tres personas”: gerundio de posterioridad. Uno de los más empleados en la prensa, ya que muchos no son conscientes de que este empleo de la expresión es incorrecto. Consiste en utilizar el gerundio para expresar una acción que ocurre detrás de otra, como es el caso de “se cayó por las escaleras rompiéndose una pierna”. Es incorrecto, ya que el gerundio sólo puede emplearse para expresar simultaneidad.


Fuente: El Confidencial

VERBOS

13 verbos que utilizamos incorrectamente en español
Héctor G. Barnés 25/06/2013 / El Confidencial

Hace unas semanas listábamos los siete errores gramaticales que cometemos con más frecuencia en nuestro día a día y que, en muchos casos, estaban originados por la desidia, las prisas y el desinterés. Sin embargo, no es únicamente a la hora de disponer las palabras dentro de una oración cuando cometemos errores imperdonables, sino que también nos equivocarnos a la hora de utilizar determinados verbos que con frecuencia empleamos con un sentido diferente al que realmente tienen.

En muchos casos y como ocurría en los errores gramaticales o esas palabras que los españoles pensamos que provienen del inglés (y que realmente nos hemos inventado), estos fallos responden a una influencia desmesurada de idiomas extranjeros como el inglés. En otros casos, empleamos verbos intransitivos (es decir, que exigen un complemento directo) como si fuesen transitivos, o con construcciones gramaticales equivocadas. Por último, lo que ocurre en muchos casos es que nos puede la desgana, y empleamos verbos comodín como “hacer”, “tener” o “haber” en lugar de esforzarnos por encontrar el término que mejor encajaría en dicha oración.

El periodismo en particular y los medios de comunicación en general tienen una gran culpa en ello, como grandes difusores de la lengua que son. A muchas personas sorprenderán algunos de los verbos que presentamos a continuación, puesto que su uso es habitual en televisión o en los periódicos pero, al menos hasta que la Real Academia de la Lengua y otras organizaciones como la Fundeu (Fundación del español urgente) tomen cartas en el asunto, quizá deberíamos revisar el uso que hacemos de ellos.

Aplicar. Uno de los anglicismos más extendidos, que proviene del inglés “to apply”, y que en dicho idioma sí significa “solicitar” o “pedir”. Por el contrario, en castellano, no se debe decir nunca que se “aplica a una entrevista de trabajo” o a “una plaza en la universidad”, sino que uno se “presenta” o “solicita” algo. Lo mismo ocurre con el sustantivo “aplicación”, que no puede utilizarse para referirse a un “formulario de ingreso”.
Señalizar. Con mucha frecuencia, escuchamos en la retransmisión de un evento deportivo que el árbitro ha “señalizado” una falta, un fuera de juego o el final del partido. En todos esos casos, el periodista debería haber empleado el verbo “señalar”, puesto que señalizar significa “colocar en las carreteras y en las vías de comunicación las señales que indican bifurcaciones, cruces, pasos a nivel y otras para que sirvan de guía a los usuarios”. Y a eso no es a lo que se dedican los colegiados.
Resaltar. Aunque pueda sorprender a algunos, “resaltar” tiene su origen como verbo intransitivo, es decir, que no puede ir acompañado de un complemento directo. Tan sólo en su cuarta acepción se aclara que en algunas ocasiones puede ser empleado como transitivo. Fundeu recomienda emplear el verbo “destacar” en lugar de “resaltar” en frases como “el profesor resaltó las capacidades comunicativas del alumno”.
Rentar. Del inglés proviene el verbo “to rent”, que significa “alquilar”, y a partir de ahí, multitud de hispanohablantes han comenzado a “rentar un apartamento” para sus vacaciones. Es incorrecto, puesto que rentar tan sólo significa “producir o rendir beneficio o utilidad anualmente”.
Abatir. Si bien es cierto que dicho verbo significa “derribar” o “derrocar”, Fundeu advierte que no debemos emplear dicho término como sinónimo de “matar”, “asesinar”, “disparar” o “tirotear”. La organización aclara que hoy en día se abusa de dicha acepción del término y que, si bien no es totalmente incorrecta, debemos intentar emplear alguno de los sinónimos previamente señalados.
Finalizar. En demasiadas ocasiones, el verbo “finalizar” (o “terminar” y “acabar”) se emplea como sinónimo de “clausurar”, cuando este debe ser el término empleado para hablar de congresos, charlas o ponencias. Es decir, debemos evitar usar una frase como “el congreso terminó con la participación del decano”. Estos tres verbos son comodines que por su amplitud de significado se emplean con excesiva frecuencia, ya que que existen otros términos que se ajustan mejor a lo que se quiere decir.
Adolecer. Uno de los verbos en los que los españoles nos solemos equivocar con más frecuencia, por dos razones diferentes. La primera es que suele emplearse como sinónimo de “carecer de” en sentido positivo, cuando realmente significa “padecer algún mal” o “tener algún defecto”, con un matiz negativo; en ese sentido, “adolecer de una gran riqueza” sería incorrecto, puesto que “una gran riqueza” no es un mal o un defecto. En segundo lugar, debemos recordar que “adolecer” va seguido de la preposición “de”, por lo que decir que alguien “adolece cáncer” es incorrecto.
Colapsar. ¿Cuántas veces escuchamos hablar del “colapso de las Torres Gemelas” y cuántas del “derrumbe”? El término es correcto, pero quizá se abusó demasiado de él. Por eso mismo, muchos lingüistas han denunciado la sobreutilización de dicho término. La Fundeu aconseja huir de esta palabra, a la que definen como “excesivamente técnica”, y buscar sinónimos como “destruir”, “paralizar”, “bloquear”, “derrumbar”, etc.
Customizar. Un término que cada vez se emplea con más frecuencia como sinónimo de “modificar algo de acuerdo a las preferencias personales”, y que proviene del verbo inglés “to custom”. ¿Para qué emplear este anglicismo si podemos emplear términos castellanos totalmente aceptados como “personalizar”?
Acceder. La Fundeu lanza una advertencia sobre el abuso de este verbo, que está comenzando a utilizarse con demasiada frecuencia como sinónimo de “entrar”. Aunque no sea completamente incorrecto, es preferible decir que alguien “entra” a un edificio que señalar que “accede” a él.
Masticar. La mayor parte de los hispanohablantes piensan que “mascar” y “masticar” son sinónimos absolutos, pero hay un pequeño matiz que los separa: “masticar” se emplea únicamente para la comida, como paso previo a su ingesta, mientras que “mascar” se refiere a “partir y triturar algo con la boca”. Por lo tanto, podemos hablar del “mascado” de hojas de coca.
Falsificar. Otras dos palabras casi sinónimas que suelen dar problemas en su utilización diaria son “falsear” y “falsificar”. Fundeu recomienda emplear el término “falsificar” para referirse a documentos, escritos, facturas, etc., y “falsear”, en un sentido más figurado, como en el caso de “falsear la realidad”.
Cesar. Un término también utilizado con frecuencia en el ámbito del periodismo deportivo. Si bien está aceptado que un entrenador o trabajador sea “destituido” (o “relevado” o “despedido”), no lo es que “sea cesado”, puesto que “cesar” un verbo intransitivo que no puede construir de manera pasiva. Así pues, lo correcto es “José Mourinho cesa como entrenador del Real Madrid”, no “José Mourinho fue cesado como entrenador del Real Madrid”.

Fuente: El Confidencial

EDUCASPAIN

Cómo hacer del español fuente de empleo
José María Sánchez- La Razón - España.

EducaSpain. Así se llama la plataforma impulsada en internet por José Rubio, que ofrece «todo» para el profesor de español (ELE) y para las escuelas que enseñan nuestro idioma, además de ser un portal de empleo especializado en educación e idiomas. Una Red Internacional, como la define José, que permite el registro gratis a docentes y centros, y que aporta una información precisa y clara sobre la situación de los profesores. Por eso, en apenas unos meses, ha conseguido convertirse en referente de quienes dedican su vida a enseñar el castellano.

De hecho, explica, el blog de la página, uno de los lugares más conocidos de educaspain.com cuenta ya con casi 500.000 visitas -desde octubre-, procedentes de 150 países. «He visto las estadísticas de accesos, con el nombre de países que no había escuchado en mi vida», ironiza José Rubio.

«Esta web no está hecha sólo para que los usuarios entren y vean, sino para que participen activamente, algo que creo que se relaciona muy bien con lo que es la enseñanza en general», explica. De hecho, pueden subir sus propios materiales, presentar intercambios entre centros...

«Estoy invirtiendo mucho tiempo para mejorar la situación de nuestro sector y de la educación en particular», reconoce José Rubio, quien espera que una vez que se conozca su trabajo pueda vender servicios como cursos formativos presenciales, semipresenciales u on line o coordinar inmersiones linguísticas para extranjeros que vengan a aprender español aquí.

«Los maestros pueden encontrar empleo en esta web, porque es cierto que hay otras posibilidades aparte de las oposiciones», indica José Rubio, quien lamenta la «pésima situación laboral del profesorado, porque los maestros de Secundaria están mal, pero mucho peor los de español».

Ahora bien, el esfuerzo tiene premio. Eso piensa este joven de Nava de la Asunción que nos atiende tras haber madrugado, levantándose a las 4 de la madrugada, porque tiene mucho trabajo y se encontraba preparando su presencia en el Congreso «El español global», que tuvo lugar hasta el viernes en Salamanca.

Salida a la crisis

José está convencido de que «la lengua castellana nos puede sacar un poco de la crisis», pero considera que hay que dar pasos firmes en ese camino. «No basta con hablar mucho y hacer poco», sino que anima a tener como paradigma lo contrario: «hablar poco y hacer mucho».

Por eso, considera que la unidad hace la fuerza y asegura que, pese a que ha intentado trabajar con instituciones públicas y no ha sido posible, «la clave está en la alianza de políticos, profesores, estudiantes y todo aquel que quiera que esto salga adelante».

Además, José Rubio publicó recientemente su libro «Hambre de vida», que juega con las palabras relacionadas con productos alimenticios con doble significado. De esa manera ha completado una historia con estructura líneal, acompañada por pictogramas, donde el estudiante de español que pretende aprender el lenguaje de la calle tiene un apoyo muy importante.

LAS CARTAS





El arte y el estilo epistolar.

La correspondencia, bien personal o empresarial, debe ser escrita con arte y estilo, a la vez que con corrección y limpieza.
Autor: D. F.A. y G. Reglas y consejos para bien parecer en la sociedad.
Fuente: Manual de la Urbanidad y el Decoro.

Como el escribir bien las cartas es una parte esencial de la urbanidad, no puede dejar de hablarse del arte y estilo epistolar; pero como por otra parte no carecemos de libros dedicados exclusivamente a este objeto, se tratará aquí sucintamente de la materia.
Las cartas de negocios mercantiles deben ser sencillas y claras. Los que no se explican bien, confunden y desazonan a sus correspondientes. Otros se imaginan por el contrario que nunca han de comprenderlos y repiten lo que han dicho y explicado suficientemente. Estos dos extremos se deben evitar.
Escríbanse los memoriales en términos expresivos y modestos que inspiren interés a favor de aquel que expone o suplica. El orden, la concisión y la claridad son puntos indispensables; no mezcléis incidentes que distraigan la atención del punto principal, ni entréis en largos detalles siempre incómodos y molestos.
Las cartas de amistad son familiares, solo el corazón debe dictarlas. No se excluyan de ellas los conceptos finos; pero no se gaste tiempo en meditarlos. Esto no es decir que se ponga sin reflexión lo primero que se viene a la pluma. Un amigo se alegra siempre de ver que le estiman lo suficiente para no escribirle más que lo que sea digno de él.
Las cartas más difíciles son las de cumplimientos, y enhorabuenas; porque se tratan regularmente asuntos que ofrecen poca materia. Pero cuando el objeto lo merece, es permitida la elocuencia. El mérito consiste entonces en dar a la carta un giro discreto que disperse un poco el incienso demasiado cargado de la alabanza directa, y un cierto aire de sinceridad para persuadir que vuestro corazón se halla penetrado de estimación y respeto más de lo que manifiesta vuestra pluma. Evitad las repeticiones, expresaos sin hinchazón ni bajeza, con estilo noble e ingenioso.
En las cartas de consejos morales podemos adoptar un estilo más serio, emplear frases más secas, citar sentencias graves, pero al caso. Sin embargo, los sentimientos que se manifiestan deben ser bellos y verterse de un modo diestro y agradable. Diríjase todo al bien de la persona a quien se escribe. Este es el único objeto que debe proponerse un filósofo sensato que ha conocido el trato fino de la sociedad.
Cuando se aconseja a un amigo, es preciso demostrar que solo se tienen presentes su interés y su honor, y ponderarle la utilidad de nuestros consejos, manifestándole que existiendo sujetos en quienes produjeron muy saludables efectos, obrará cuerdamente tomándolos por modelo.
Las cartas de recomendación deben verter todas sobre el mérito de la persona recomendada, o sobre la importancia o justicia del negocio que se va a solicitar. Si este es justo, puede suplicarse que se mire como propio y que se apoye con eficacia.
"La demostración de la gratitud debe ser proporcionada a la generosidad"
Si tenéis alguna noticia agradable que participar, hacedlo con estilo alegre y retozón, desterrando las frases superfluas, fastidiosas u oscuras. De otro modo vuestra relación hará bostezar y provocará el sueño.
Si debéis dar las gracias por un regalo u obsequio que se os haya hecho, ponderadlo sin exageración, hablad de su preciosidad, y sobre todo del modo obsequioso con que se os ha sorprendido. La demostración de la gratitud sea proporcionada a la generosidad.
En las cartas de excusas, dad a entender en términos comedidos la imposibilidad de hacer lo que se os pedía, la poca importancia del objeto, la esperanza de gastar en la demora, o las muchas ocupaciones que os han agobiado, privándoos de la satisfacción de atender al encargo.
Las cartas de pésame admiten mucha variedad. Pueden escribirse para consolar a alguno de la muerte de un pariente o de un amigo, de la pérdida de los bienes de fortuna o de una injusticia o desgracia que le ocasione disgustos o desazones. Si se trata de la muerte de un próximo pariente, diréis a la persona afligida que su dolor es muy justo; pero que sin embargo, debe ponerle límites, y no permitir que el tiempo logre lo que debiera ser obra de la reflexión. Podréis añadirle que mereciendo el sujeto a quien llora, el aprecio universal, toda la gente de bien toma parte en su amargura, y que esto debe hacerle menos sensible su pérdida.
Si el consuelo debe darse por la muerte de un amigo, haced, si tenéis medios. para ello, un elogio ingenioso pero sucinto de su vida, y argüid de ella que los rasgos virtuosos de una persona tan meritoria deben promover más pronto la veneración que el dolor, y que habiendo probablemente obtenido la recompensa de sus buenas acciones, no hay más que guardarle un distinguido lugar en la memoria y en el corazón.
Si se trata de una desgracia o injusticia cualquiera, ponderad la inconstancia de la fortuna, indicad los medios de mejorar la suerte del desgraciado, si estuvieren a vuestro alcance, e insistid sobre todo en que no hay bienes más preciosos que la fama de hombre de bien y la pureza de la conciencia.
Los elogios cuanto más se aproximen a la verdad más mérito tienen y más apreciados son. La lisonja verosímil es algo tolerable. Por ejemplo, si se quiere alabar a una señora por el estilo de sus cartas, se dirá que se expresa finamente, que puede rivalizar con los que escriben con más gracia, que nadie imagina cosas más agradables, que esto le acarrea admiradores, y que todos aprecian justamente a una persona, cuyo talento es tan proporcionado al mérito de sus gracias exteriores.
Sucede tal vez que se escriben sátiras en las cartas, pero no todos saben dictarlas. Algunos creen que las injurias son sátiras agradables: se engañan completamente. Solo deben vituperarse las faltas que merecen serlo, y no ponerlas en ridículo sino con aire delicado e ingenuo. El que injuria groseramente a alguno, hace una terrible sátira contra sí mismo. Con esta idea no contestemos jamás a los que nos insulten. Sus mismas injurias serán suficientes para ridiculizarlos a los ojos del público.
En las cartas de reconvención no carguemos demasiado las expresiones. Manifestemos nuestro disgusto con cierta destreza y habilidad, para que la persona a quien va dirigida la carta no se agravie, antes al contrario reconozca su falta y pueda enmendarse en lo sucesivo. Cuando venga el caso de quejarse abiertamente, se dirá que ha sufrido mucho sin desplegar los labios, que ha llegado, por fin, el tiempo de romper el silencio, que sentimos vernos obligados a ello, pero que lo hacemos con la esperanza de que cuando sea conocida la verdad, los que nos han agraviado confesarán su ligereza y nos indemnizarán de las penas que hemos devorado en secreto.
En las cartas dirigidas a personas ausentes de distinto sexo, a quienes se profesa un amor honesto, se expresará lo que sufre de la privación de su compañía. Todo debe ser natural y decoroso como hijo de un amor verdadero, proscribiendo toda expresión que promueva ideas lúbricas de un placer ilícito, que solo emplean los seductores. El corazón habla siempre en prosa sin estudiar los conceptos; los versos que abundan en las cartas amorosas, las flechas pintadas, las letras de sangre, denotan falsedad o poco juicio.
No deja de ser difícil la narración en una carta; pero también da pie para lucirse al que tiene talento. Si el objeto es alegre, descríbanse las circunstancias con cierto aire retozón que excite la jovialidad y el buen humor. Si se trata, por el contrario, de un asunto triste, todas las frases deben indicar la noble melancolía de nuestra alma, de modo que la inspiren también a la persona a quien la carta se dirige.
Emplead un estilo noble y serio con aquellos a quienes debéis algún respeto; natural, alegre, y aun jocoso con los amigos; galante y fino con las señoras. Nunca os chanceéis con los que son más que vosotros. Sucede algunas veces que una persona de elevada clase honra con su amistad a otra de inferior condición, y le permite escribirle sin ceremonia. En este caso es permitido usar de la facultad que se nos concede; pero se debe poner gran cuidado en no abusar de ella, dando a conocer de cuando en cuando que estamos prontos a entrar en los límites de una respetuosa etiqueta.
Cuando escribáis sobre algún negocio, tratadle de una vez sin olvidar circunstancia alguna, para no veros obligados a volver hablar de él después de haber empezado otra cosa.
Si tenéis varios puntos que tratar en una misma carta, empezad por los más importantes, pues si la persona a quien escribís, se ve obligada a suspender la lectura, no se olvidará de continuarla si ha encontrado al principio alguna cosa que le interese.
No dejéis de contestar a la carta que os escriben, aunque sea vuestro inferior el sujeto que os la dirige. Alejandro Magno escribía a su albéitar, y Julio César a su hortelano.
Pensad, por fin, que las palabras vuelan y desaparecen, y que la firma subsiste muchos años. No firméis, pues, cosa alguna que pueda perjudicar en ningún tiempo vuestro honor y reputación.
¿Queréis formar juicio de un hombre? decían los antiguos. Ponedle una espuela en los pies y una pluma en la mano.

CARTA DE LA PRESIDENTE ARGENTINA AL PAPA FRANCISCO


¿Queréis formar juicio de un hombre? (o una mujer) decían los antiguos.
Ponedle una espuela en los pies y una pluma en la mano.



LA ESQUINA DEL IDIOMA

por Piedad Villavicencio Bellolio
Doy el buen ejemplo a mis hijos, ¿siempre se lo doy o siempre se los doy?


Primero debemos recordar los conceptos básicos. Desde un punto de vista tradicional, complemento directo (CD) es la persona, animal o cosa que recibe la acción del verbo. Pero si nos quedamos con esta definición, podríamos tener problemas, pues el complemento indirecto se comporta de la misma manera.

Así que mejor digamos que el CD es la palabra o grupo de palabras que delimita y completa el significado del verbo. ¿Y cómo lo reconocemos?

Es muy fácil. Se pregunta ¿qué es lo? + el participio del verbo. Reestructuremos la oración de la consulta: Siempre doy el buen ejemplo a mis hijos. ¿Qué es lo dado? = el buen ejemplo (CD). La fórmula «qué + verbo» también sirve para identificar el CD. Preguntemos. ¿Qué doy? = el buen ejemplo.

Otra prueba: El CD siempre puede reemplazarse por los pronombres lo, la, los, las. En este análisis el pronombre que debemos usar es lo. Hagamos la sustitución:...lo doy, doylo («lo» sustituye a la frase «el buen ejemplo»).

Asimismo, el CD puede convertirse en sujeto paciente (la oración activa cambia a pasiva): El buen ejemplo a mis hijos siempre es dado por mí.

Ahora veamos la caracterización del complemento indirecto (CI). Este complemento nombra a la persona, animal o cosa que recibe la acción del verbo de manera indirecta.

Se introduce con las preposiciones a o para, excepto cuando se trata de pronombres átonos. Puede sustituirse por los pronombres le o les. El CI no puede cambiar su función sintáctica de activa a pasiva.

Para reconocer el CI hay que hacer las preguntas ¿a/para quién/quiénes? + verbo + complemento. Trabajemos con el mismo caso. ¿A quiénes doy el buen ejemplo? = a mis hijos (CI). Cambiemos el CI por el pronombre respectivo = Les doy el buen ejemplo («les» reemplaza a la frase «a mis hijos»). Cuando el CI se introduce con la preposición para, esta no se puede sustituir por los pronombres de dativo.

Si en la misma oración se sustituyen los dos complementos por los respectivos pronombres átonos, le o les debe cambiar a se. Esta forma de dativo (CI) es invariable: se usa para el singular y plural, para el masculino y femenino.

PARA NO OLVIDAR: En la frase de la consulta, el CD es «el buen ejemplo» (singular); el CI es «a mis hijos» (plural). Por lo tanto, la oración debe quedar así: Doy el buen ejemplo a mis hijos, siempre se lo doy. La prueba: dóyselo. El pronombre «lo» va en singular porque se refiere al buen ejemplo (CD) y no a los hijos (CI), que está representado por «se» y no por «les». El CD y el CI también se conocen como objeto directo (OD) y objeto indirecto (OI).

En la Nueva gramática de la lengua española se indica que «cuando el complemento directo tiene un referente singular y el complemento indirecto un referente plural, en ambos casos de tercera persona, es frecuente en la lengua oral y coloquial de amplias zonas de América, así como del español canario, trasladar al acusativo la marca de plural que es incompatible con el se dativo. Se obtiene así la pauta: Se los digo por Se lo digo».



FUENTES:
Diccionario panhispánico de dudas (2005) y Nueva gramática de la lengua española (2009), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española; Gramática didáctica del español (2002), de Leonardo Gómez Torrego.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

un wasap y wasapear, adaptaciones adecuadas al español


El sustantivo wasap (‘mensaje gratuito enviado por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp’), así como su verbo derivado wasapear (‘intercambiar mensajes por WhatsApp’), son adaptaciones adecuadas al español, de acuerdo con los criterios de la Ortografía de la lengua española.

Esta obra señala que la letra w es apropiada para representar la secuencia /gu/, entre otras, en palabras extranjeras adaptadas al español (waterpolo y web, por ejemplo), criterio por tanto aplicable a wasap como españolización del nombre que se da a los mensajes enviados por WhatsApp, cuya denominación comercial conviene respetar.

Así pues, frases como «Su segundo hijo también le manda wasaps desde París, donde está cursando un máster» o «¿Quieres promocionar tu negocio con una aplicación para wasapear?» pueden considerarse correctas, sin necesidad de cursivas ni comillas.

El plural de wasap es wasaps, sin tilde, pese a acabar en s, dado que se trata de una palabra aguda terminada en grupo consonántico.

Por otra parte, aunque también pueden resultar admisibles las adaptaciones guasap, plural guasaps, y guasapear, al perderse la referencia a la marca original y percibirse como más coloquiales, se prefieren las formas con w.

BRICS

Las economías «inmergentes»
GUY SORMAN en ABC - España.

Guy Sorman apunta que «aquellos que alababan a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) se han visto obligados a rectificar en cuestión de meses»

En las ciencias económicas, milagros, eslóganes y proclamas carecen de efecto real. Fijémonos si no en el súbito declive de las llamadas economías emergentes: desde hace una década, algunos profetas mediáticos, más diestros en comunicación política que informados de verdad, nos anunciaban que dichos países emergentes, sobre todo los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), a los que a menudo se añadía Turquía, iban a reemplazar a los países desarrollados y a convertirse en locomotoras de la economía mundial. Hasta iban a mostrarnos una nueva teoría económica según la cual el Estado sería más eficaz que el mercado. Por desgracia, aquellos que alababan a los BRICS se han visto obligados a rectificar en cuestión de meses, mientras que las tasas de crecimiento de los emergentes se acercan a cero y los convierten en «inmergentes».

Es cierto que China continúa creciendo un 7%, pero cabe dudar de la autenticidad de esta cifra, abultada por la inflación y que, pese a su apariencia espectacular, ya no permite absorber el excedente del éxodo rural. En realidad, el paso de la emergencia a la «inmergencia», lejos de contradecir las leyes clásicas de la economía de mercado, las confirma con precisión y, lamentablemente, con crueldad, en detrimento de los pueblos que son víctima de políticas económicas descaminadas.

La primera de estas leyes clásicas, ilustrada por el declive de los BRICS, se refiere a lo que denominamos la maldición de los recursos naturales. La superabundancia de una materia prima, como el petróleo o el gas en el caso de Rusia o la soja en el de Brasil (y Argentina), proporciona, al menor incremento de la cotización mundial, una prosperidad espectacular y provisional que lleva a creer en el milagro. Pero su duración es necesariamente corta, pues las cotizaciones acaban ajustándose a la oferta.

El resultado son tres consecuencias nefastas para los países productores: la superabundancia provisional de los ingresos disuade la diversificación industrial, ocasiona al Estado unos gastos insostenibles cuando la ganga termina y suscita grandes desigualdades sociales (y corrupción), según se esté enchufado o no al circuito de la exportación. Así es como Rusia destruyó su industria y Brasil e India invirtieron en generosas ayudas sociales y como unos y otra se enfrentan hoy al estancamiento y al paro. Para ocultar a los ciudadanos que los años de las vacas gordas se han terminado, la creación de moneda y el proteccionismo surgen entonces como dos malas políticas a corto plazo; es lo que estamos viendo en todos estos países.

Otra lección igual de clásica sobre el declive de los BRICS nos la proporcionan, como en un manual de economía para principiantes, India y China. Cuando una economía despega, desembarazándose de la pobreza masiva y el socialismo, la autorización para crear una empresa (India) y el derecho a pasar del campo a la ciudad (China) provocan automáticamente un gran aumento de las tasas de crecimiento: en esta fase inicial, un obrero y un empresario siempre resultan más productivos que un campesino pobre. Esta mecánica explica por sí misma las altas tasas de crecimiento de las economías asiáticas, con un efecto de aceleración debido a un mercado mundial que ha demandado objetos corrientes a bajo precio en las dos últimas décadas. Pero el ciclo se bloquea cuando el éxodo rural se agota: los salarios aumentan y la productividad china, por ejemplo, que creció a un ritmo anual del 4% en 2006-2012, ha caído al 2% y al 0% en India.

De modo que los países emergentes seguirán atascados durante mucho tiempo en su nivel actual de PIB por habitante, a no ser que emprendan reformas estructurales igualmente clásicas: basar la productividad futura no en los ingresos que proporcionaban las abultadas cotizaciones de materias primas o los salarios anormalmente bajos, sino en innovaciones reales.

No sé si repetir aquí las condiciones necesarias para la innovación, por banales y porque recogen a su vez el abecé económico: una moneda estable y previsible como condición para la inversión a largo plazo y para el crédito que la permite; leyes estables; derecho a crear empresas; una justicia ecuánime; libertad para los intercambios interiores y exteriores; derecho al trabajo flexible; una corrupción no excesiva; retenciones públicas no extorsionadoras; y una educación generalizada y de calidad.

¿Es más fácil completar esta evolución hacia un Estado de derecho y los fundamentos de la economía clásica en países con regímenes despóticos o en democracias? Según la experiencia, la democracia favorece estas evoluciones porque permite explicarlas y debatirlas. Al Chile democrático, por ejemplo, le va mejor que a la Argentina autocrática; Turquía se aleja de las reformas a medida que el Gobierno se aparta de la democracia; Brasil regresa al caudillismo al tiempo que se aleja de la economía de mercado; Rusia recae en el despotismo y en la recesión. ¿Y en Europa? España, Islandia, Portugal e Irlanda llevan a cabo reformas profundas que arreglarán la economía porque son democráticas y comprendidas.

Para pasar de la «inmergencia» a la emergencia, la alianza entre democracia y mercado sigue siendo lo que mejor sabe hacerse, sea en la civilización que sea.

Tecnicismos a la moda y recuerdos compartidos


Por Graciela Melgarejo | LA NACION
Twitter: @gramelgar | Mail: lineadirecta@lanacion.com.ar |


En su libro Contagious: Why Things Catch On (en español, Contagio: por qué las cosas se ponen de moda ) comentado en la revista Mercado de mayo, el experto en marketing Jonah Berger analiza los elementos que hacen que la gente hable y comparta un pensamiento o un bien. Llega a la conclusión de que tanto un producto como un aviso o un servicio deben dar la posibilidad de que hagan "quedar bien a la gente". Y, entre otros factores que inciden, se refiere al valor práctico del elemento en cuestión y la influencia del público , es decir, el factor imitación, que hace que imitemos la conducta que adopta mucha gente.

Algunos de estos conceptos podrían aplicarse también a aquellas expresiones que, por distintas razones, se ponen de moda entre los hablantes y parecen volverse casi irreemplazables. Una comunicación de Fundéu referida al uso del anglicismo know-how puede usarse como ejemplo de lo que estamos diciendo.

Con el significado de "transferencia de tecnología", la expresión know-how comenzó a utilizarse sobre todo a partir de la década del ochenta; con el tiempo, se extendió a otros ámbitos. Por eso, Fundéu recomienda ahora reemplazarla por saber hacer , con el significado de ?conjunto de conocimientos y técnicas acumulados, que permite desarrollar con eficacia una actividad en el ámbito artístico, científico o empresarial', como una alternativa adecuada al término en inglés, según lo señala el Diccionario panhispánico de dudas .

También comenta que puede alternar "con experiencia o conocimientos (en plural)", sobre todo para evitar ambigüedades en determinados contextos, pero que, de elegir la voz inglesa, "lo apropiado es escribirla con guion y en cursiva o, si no se dispone de ese tipo de letra, entre comillas".

Dado el tiempo que know-how lleva como "visitante" en el español es probable que su estadía se prolongue, pero nunca está de más saber cómo reemplazarlo.

En medio de estas precisiones sobre el uso de ciertos términos, en un mail de Jorge Tolosa del 27/6, reapareció uno muy expresivo. Escribe el lector: "A propósito de su recuerdo de las galochas en una reciente Línea directa, le cuento que quiero rescatar otra palabra del olvido. Fui a ver la obra Manzi, la vida en orsái , sobre el poeta y escritor de tangos inolvidables, en el teatro La Comedia. Hacia el final, cuando cantan "Betinotti", rescaté un verso, «Tristeza de chamuchina», que me recordó inmediatamente una descripción maravillosa de Borges en «Hombre de la esquina rosada», en la que también aparece chamuchina : «El Corralero fue empujado hasta él, firme y ensangrentado, con ese viento de chamuchina pifiadora detrás». ¡Hermosa palabra, grandes escritores! Me parece que hoy podríamos volver a usarla con total propiedad".

El Diccionario de la RAE define así: " chamuchina.1. f. Cosa de poco valor. 2. f. Am . populacho", pero en el Diccionario del habla de los argentinos , ("f. p. us. desp. Gente de condición humilde") hay además otro ejemplo de autor, y muy bueno: "E. González Tuñón, Tirano , 1932: Lo está, Buen Tirano, más toda la chamuchina de esta tierra se agolpa a la espera de la sentencia de muerte". Quizás el lector esté en lo cierto y podamos volver a la vida a esta palabra.

© LA NACION.

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