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quinta-feira, 23 de janeiro de 2014

LA LENGUA VIVA






Algunos vicios menores del lenguaje
Amando de Miguel en Libertad Digital - España



Ignacio Frías se apoya en la indiscutida autoridad de Juan de Dios Luque para justificar lo que los gramáticos llaman "colocaciones léxicas". (Añado: qué manía de poner nombres raros). Yo la criticaba aquí cuando se repiten sin ton ni son (y esa es ya una colocación léxica), por pereza. Don Ignacio sostiene que ayudan a comunicarse sin esfuerzo. No lo dudo, pero su repetición puede resultar estragante. La "pertinaz sequía" no añade nada a la falta de agua. Fue una manida expresión de los discursos de Franco. Por eso digo yo que es un "adjetivo cristalizado”.

Cayetano Morales me señala que en inglés llaman fosilized errors a lo que aquí bauticé sobre la marcha como "adjetivos cristalizados". Podrían ser también "epítetos trillados" o "lugares comunes”. Todo nos lleva a la idea de que el habla -y no digamos la escritura- no puede ser una reiteración cansina de lo dicho y redicho.

Gabriel Ter-Sakarian Arambarri me envía un estupendo manojo de eufemismos y circunloquios políticos. Todos son recientes. Veamos:

"Indemnización en diferido" (= seguir pagando la nómina a una persona que haya sido despedida).
"Movilidad exterior" (= los jóvenes españoles salen a trabajar a otros países).
"Cese temporal de la convivencia" (= divorcio en la Casa Real).
"Recargo temporal de solidaridad" (= subida del impuesto sobre la renta).
"Devaluación competitiva de los salarios" (= rebaja de sueldos).
"Tique moderador sanitario" (= copago de las consultas médicas).
"Medidas excepcionales para incentivar la tributación de las rentas no declaradas" (= amnistía fiscal).
"Crecimiento económico negativo" (caída del PIB).
Nos tendríamos que preguntar por qué ese lenguaje tan alambicado. Es parte de la norma tradicional de la hipocresía. Se pretende, además, no alarmar al pueblo. La presunción es que la gente es tonta, mientras que los políticos y comunicadores son listos.

Pedro Sánchez Gómez razona que le molesta el verbo precipitar como equivalente de llover, nevar o granizar. Asegura que le produce "cierto rechazo mental". Vaya por Dios, no sé por qué hay que hilar tan fino. Se utiliza el sustantivo plural precipitaciones para designar el meteoro que ocasiona la caída del agua de las nubes. Puede ser en forma de lluvia, nieve o granizo. Es una palabra muy expresiva, pues ese agua se precipita sobre nosotros, a veces de forma inclemente. No se me ocurre un equivalente más digno.

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