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terça-feira, 25 de fevereiro de 2014

¿Por qué?







Por J. Edgar Palma A.

¿Alguna vez se ha preguntado “¿por qué?” ante una situación rara, extraña o desconocida? Yo sí, y muchas veces.

Con una gama tan amplia de posibilidades en radio, televisión, internet –y ahora hasta por teléfono- me brotan un número increíble de “por qués”. Por ejemplo, ¿por qué debo aceptar propaganda en mis líneas telefónicas? Ocupa tiempo, espacio, memoria, energía y nunca nadie me preguntó si yo la quería o aceptaba recibirla; sin embargo, ahí está.

Recuerdo el anuncio de un consorcio televisivo –hace 14 años- que nos machacaba la vista, el oído, la paciencia y la inteligencia con la seguridad de que el cambio de milenio sería visto por 3.5 billones de personas.

Con la consiguiente cara de what?, recurrí a mi calculadora y, dividiendo 3.5 billones entre 7 mil millones (que era la población mundial aproximadamente en ese entonces) resultaba que, para que fuera cierta la aseveración de la televisora se necesitarían más de 500 planetas iguales a la Tierra para contener tal cantidad de gente… Un poquitín pasados de tueste.

Lo que creo es que armaron su información con partes de diversas fuentes en diferentes idiomas, entre ellos el inglés, traduciendo “3.5 billions of persons” como 3.5 billones de personas’, sin analizar que en inglés la palabra “billion” significa “mil millones” y no “un millón de millones” como en español. O sea, que quisieron referirse a 3,500 millones de personas, que era la mitad de la población mundial.

Pluma en ristre, raudo y veloz le comuniqué a la televisora de este errorcillo… Y ¿qué creen? Exacto, me ignoraron (uno que piensa, entre millones a los que les vale m…uy poco, es una insignificancia inaceptable. No por esto solamente, sino por otros muchos detallitos adicionados, dejé de ver tele (jua jua, otra vez uno entre millones).
Dicen que a los gatos les enfurece que los acaricien a contrapelo, y así es como me siento cada vez que pregunto por un número telefónico y de inmediato me responden “9999”. ¿Por qué? Esta es la razón de tantos números mal marcados y llamadas equivocadas.

Los números telefónicos se forman con 10 dígitos, de los cuales los 3 primeros corresponden al código de área y los otros 7 al teléfono propiamente dicho. El código de área de Mérida es “999”, así que la respuesta a la petición de mi número sería “999 1234567”. Si estuviera registrado en Cancún, el código sería “998”, en Campeche “981” y en Motul “991”.

Lo deprimente es que he tenido que solicitar un número a Telmex y ahí mismo me han dicho el infame “9999”. ¡Hágame usted el favor!

Algo que me llama la atención es la forma en que muchos comunicadores se dedican a modificar a su antojo el idioma español. ¿Por qué? Siendo este tan amplio, rico y variado.

Tal vez yo esté remando a contracorriente, pero en lo que me resta de vida no aceptaré que a una coquetuela y muy femenina sartén le digan el sartén, así, con bigotes. ¿No sintió usted un repeluzno recorrerle la columna vertebral al oír semejante desatino? Yo sí, desde la nuca hasta donde la espalda pierde su honesto nombre.

Tampoco aceptaré que compongan (¿o descompongan?) una frase como ésta: “Esta es la primer vez”. Si nos fijamos con detenimiento en la frase, veremos que Esta, la y vez son femeninas, entonces ¿por qué está el adjetivo numeral masculino “primer” en medio de una frase totalmente femenina?

Otro ¿por qué? No menos importante, es el de tratar de crear nuevas palabras sin pensarlo mucho (tal vez salga sobrando la palabra mucho). Una palabra que me repele es “sospechosismo”. ¿”Sospechosismo”? Tratar de poner en circulación semejante término es equiparable a un crimen, existiendo en nuestro idioma una palabra que significa lo mismo, pero es además muy elegante, siendo ésta “suspicacia” con su variante “suspicaz”.

Para finalizar, a los aspirantes a componentes de los medios, no una crítica, sino un consejo (que es como la llamada a misa, todos la oyen pero sólo asiste el que quiere): No se conformen con recibirse y colgarse del cuello un “LCC” del tamaño de una potala, sino manténganse actualizados, que hay material suficiente. Y no hagan sufrir a su idioma materno.

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