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quarta-feira, 2 de abril de 2014

HORRORES IDIOMÁTICOS Y ALGO MÁS...


Las preposiciones

Dice don Ramón Menéndez Pidal en su Manual de gramática histórica española lo siguiente: “El fondo primitivo del idioma español, su elemento esencial, es el latín establecido en España desde fines del siglo III antes de Cristo, el cual no debe confundirse con el latín que se escribía en la decadencia del Imperio romano, ni menos con el ‘bajo’ latín que se usaba en la Edad Media (…).


POR MARÍA DEL ROSARIO MOLINA
El latín vulgar no se diferencia del clásico por la fecha, pues es tan antiguo, y más, que el latín literario; vivió siempre al lado de él, aunque no siempre igualmente divorciado de él”. Y en este latín vulgar, del que nos habla don Ramón, nacieron las preposiciones que fueron sustituyendo a la declinación clásica que usaba distintas terminaciones según los casos (nominativo, vocativo, genitivo, acusativo, dativo y ablativo) y pasaron, ya formando perífrasis, al español.
En español y en otras lenguas romances las preposiciones son elementos relacionantes invariables (no tienen género ni número), carecen de significación léxica y únicamente la tienen gramatical. Sirven para unir elementos de distinto nivel sintáctico, v.g.: “Guardo mis libros en librerías cerradas”. (Yo, sujeto tácito) guardo (núcleo del predicado) mis libros (objeto directo) en (preposición) librerías cerradas (subordinada circunstancial en que el término “librerías” está modificado por el adjetivo “cerradas”). Aclaro que los muebles en los que se guardan los libros se llaman “librerías”, aunque en México, Centroamérica y algún otro país hispanohablante se les dice “libreras”, pero en verdad “librero” y “librera” son quienes tienen por oficio vender libros.
Por influjo de otros idiomas, varias preposiciones en español se usan mal, y hay quien dice: “Mesa en madera, adorno en vidrio soplado”, en lugar de utilizar la preposición debida que en esos casos es “de”: Mesa de madera, adorno de vidrio soplado”, pues sirve para designar el material de que están hechas las cosas. Otro error consiste en decir: “Vaso con vino, taza con café, quintal con arroz, etc.”, ya que cuando se habla del contenido de las cosas, la indicada es la misma preposición “de”: “vaso de vino, taza de café, quintal de arroz, etc.”. La preposición “con”, y así lo ratifica El buen uso del español, el último libro editado por la RAE y por la Asociación de Academias de la Lengua, tiene otros usos que publicaré próximamente, pues el espacio ya no me lo permite aquí. Me referiré también a otras preposiciones mal usadas: “hacia”, “entre”, “hasta” y “a”. Estas dos últimas se diferencian en su uso en España e Hispanoamérica.
Nuestra lengua no debe diversificarse, o en los países en donde se habla se convertirá en dialectos, luego en idiomas y el español se hablará únicamente en España.
selene1955@yahoo.com

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