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terça-feira, 20 de maio de 2014

LA REDACCIÓN




"La expresión escrita logra sus propósitos comunicativos en el arte de redactar. Redactar que etimológicamente significa poner en orden, consiste en expresar por escrito los pensamientos previamente ordenados. Su propósito es combinar palabras, frases y oraciones, cláusulas, párrafos y textos para vestir las ideas ya elaboradas, de manera que se produzca un todo correcto, grato y armonioso, capaz de ser debidamente comprendido"

(Gastón Fernández de la Torriente (1975), citado por Víctor Miguel Niño. Los procesos de comunicación y del lenguaje p. 315).

La redacción no es un proceso surgido exclusivamente de la inspiración y la espontaneidad. Saber escribir es plasmar ideas sentimientos, percepciones y emociones como resultado de experiencias vitales, del contacto con la realidad. La redacción por lo tanto, es un proceso de comunicación que tiene un propósito particular de acuerdo con el tipo de escrito que nos propongamos realizar.

La escritura es un acto de habla, según lo afirman los teóricos del discurso. Se aprende haciendo, es decir, requiere del desarrollo de facultades lingüísticas, cognoscitivas, semánticas, sintácticas, léxicas, pragmáticas, entre otras, referidas todas al aprendizaje del discurso, a la percepción de la realidad y de los hechos, al significado de las palabras, al orden de los términos en una oración, un párrafo o una estructura mayor del escrito, a la amplitud del vocabulario que manejamos según el campo de conocimiento y a su interpretación según el contexto cultural en el que interactuemos.

Debemos tener en cuenta que escribir requiere INVESTIGAR  y buscar los datos que queramos compartir con los lectores; por eso, siempre que nos encarguen una nota, debemos consultar las fuentes de información, definir la persona o el medio que nos va a proporcionar los datos que necesitamos y ORGANIZARLOS debidamente en un esquema que sirva de guía para la redacción.

Luego vendrá el maravilloso juego de palabras, tendremos que DEFINIR cada una con un significado claro, con un estilo directo y conocido por los lectores. Definir es hablar de lo real y lo concreto, escribir las cosas como son y no como las imaginamos. Es igualmente importante que NORMALICEMOS nuestro escrito (mirando cuantas veces repetimos una misma palabra y fijándonos cómo la definimos para que no cambiemos su significado.

Posteriormente debemos RESUMIR para que el artículo sea breve, REVISAR la ortografía y la gramática con la ayuda de un diccionario y, finalmente, pensar en la importancia que va a tener para los lectores. Esto es EVALUAR el escrito. Estas son las actividades básicas que debemos cumplir a cabalidad para convertirnos en reporteros de nuestro periódico.


El estilo. El lenguaje tiene varias formas que denominamos “Tipos de Discurso”. Según el tipo de discurso, se establece el estilo de un escrito. Entre ellos se destacan el discurso NARRATIVO, el EXPOSITIVO, el ARGUMENTATIVO y el DESCRIPTIVO.

Los tipos de discurso mencionados se combinan en mayor o menor proporción en la redacción periodística, por ejemplo, si vamos a escribir una noticia, un suceso o un informe sobre la elección de la Junta de Acción Comunal, el tipo de discurso que utilizaremos será, en gran parte, narrativo.

Si escribimos un informe de una encuesta de familias que requieren atención en salud en el barrio o en la vereda, el discurso será expositivo, estaremos demostrando por qué la necesitan y para qué van a ser atendidas.

Si nos encargan escribir un editorial estaremos utilizando un discurso argumentativo que nos ayudará a convencer a los lectores sobre un tema o una idea de interés público.


Recordemos que el editorial es la opinión del periódico sobre las noticias que pública haciendo las veces de intérprete y orientador para el lector. Ha sido tradición que lo escriba el director o propietario del periódico, sin embargo, no se personaliza la autoría y, actualmente, es delegada a expertos en temáticas de orden político, social, económico y cultural, entre otros temas.

El que razona y opina en el editorial no es un periodista determinado, sino el periódico como macro enunciador. Él representa la autoridad social y jurídica y muestra la orientación ideológica del diario, destinado a sostener el andamiaje de la clase gobernante.

En la línea de opinión esta también el comentario o columna, un artículo interpretativo, orientador, enunciativo y valorativo con una finalidad casi idéntica a la del editorial. La diferencia es que el artículo aparece firmado y solo compromete al autor del trabajo. Estos artículos pueden ser políticos, de crítica, de humor, de costumbres y hechos de actualidad.

Finalmente, si escribimos una crónica o un reportaje sobre la vida de un personaje del barrio o de la vereda (su apariencia física, sus anécdotas, su forma de ser) usaremos un discurso descriptivo.

La crónica es un género básico en el discurso periodístico porque nos permite ordenar los datos cronológicamente, es decir, con un orden en el tiempo. Toda noticia es en sí una crónica y, dependiendo de la profundidad con la que se trate, combinará más tipos de discurso. Se define como la información interpretativa y valorativa de los hechos noticiosos actuales o actualizados, donde se narra algo al propio tiempo que se juzga lo relatado.

El estilo de una crónica debe ser directo y sencillo, esencialmente objetivo, pero al mismo tiempo con un matiz personal: lo objetivo y lo subjetivo se complementan: los juicios de valor e interpretación deben estar sujetos a la narración de sucesos y a la exposición de datos. Se diferencia de la noticia y el reportaje porque admite comentarios que están vedados a aquellos. La crónica más usual es la de sucesos que se refieren al orden público a desastres naturales, a hechos jurídicos y políticos, la deportiva, la local y la extranjera.


El reportaje, por su parte, reúne todos los tipos de discurso y toma elementos de la literatura al ser más extenso y variado. Puede definirse como un relato informativo, de tema libre y redactado en un estilo variado y flexible en el que se da cuenta de un suceso de interés actual o humano (Martín Vivaldi, 1981,65) se diferencia de la noticia por su lenguaje más vivo y variado y también por su estructura más compleja y extensa. Su esquema es el mismo de la noticia, aunque puede verse modificado por cierta tendencia literaria que lo enriquece en figuras y recursos de expresión.

Los teóricos hablan de tres tipos de reportaje: El reportaje de acontecimiento; el reportaje de acción y el reportaje de entrevista.

El reportaje de acontecimiento. El periodista ofrece una visión estática de la realidad como cosa acabada. Se utiliza mucho la descripción.

En el reportaje de acción. A diferencia del anterior, ofrece una visión dinámica de la realidad. Aquí el periodista relata los hechos siguiendo su evolución, como viendo el proceso de cambio en el tiempo. Normalmente este tipo de reportaje se presenta cuando los acontecimientos ocurren una sola vez en el transcurso del tiempo. En esta clase de reportaje se recomienda usar la narración.

El reportaje de entrevista. Es un reportaje donde alternan las palabras textuales del personaje interrogado con descripciones y narraciones a cargo del periodista. La entrevista es una de las manifestaciones periodísticas de mayor interés. Resalta las ideas de un personaje sobresaliente en el ámbito nacional o internacional. Su forma discursiva básica es el diálogo.


Compilación: Nelson Darío Roldán

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