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segunda-feira, 16 de junho de 2014

QUIJOTE PUERTORRIQUEÑO


El Quijote puertorriqueño en la Real Academia de la Lengua Española

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AGENCIA EFEUSA

Chiquitín Campala es un Quijote puertorriqueño que, como su universal antecesor, emprende acompañado de su «escudero» un surrealista viaje de aventuras que le ha llevado hasta la Real Academia de la Lengua Española, donde aspira a ganar el premio bienal que concede esta institución.


Cartel con la portada de la obra «Barataria». Foto: ©Efe/Álbum C. Campala
CARTEL CON LA PORTADA DE LA OBRA «BARATARIA». FOTO: ©EFE/ÁLBUM C. CAMPALA
Para aspirar a él, una obra debe ser presentada por un mínimo de tres académicos de alguna de las 22 Academias de la Lengua Española que hay en el mundo.
«Jamás habíamos propuesto una obra puertorriqueña, pero este año lo hemos hecho, y por unanimidad, porque Barataria tiene méritos suficientes para ganar el Premio de la Real Academia Española», explica a Efe José Luis Vega, director de la academia puertorriqueña.
Los académicos boricuas han acompañado la candidatura con una carta en la que explican que Barataria se aparta de la literatura al uso «para establecer, desde la periferia del Caribe y sin concesiones al mercado, un diálogo original con la inmortal novela de Cervantes».
«Lo hice completamente adrede», reconoce sin tapujos Juan López Bauzá sobre su obra de más de 800 páginas repartidas en dos tomos, como no podía ser de otra forma, y cuyos capítulos son también introducidos por unas líneas que anticipan el contenido.
«Que trata de la condición y preparativos para la primera salida del arqueólogo aficionado Chiquitín Campala Suárez», arranca de hecho el primer capítulo de las aventuras de un veterano de Vietnam, «hijo menor de una familia pudiente venida a menos», que se lanza a la búsqueda del Guanín Sagrado de Agüeybaná II, el cacique taíno que lideró la lucha contra las tropas del español Juan Ponce de León en 1511.
Es una novela de «rico y delirante refranero, de humor irreverente y de una desbordada imaginación paródica que, sin embargo, resulta sorprendentemente fiel a los excesos de la sociedad que retrata», destacan los académicos. Efectivamente, López Bauzá quiso emular la superestructura de fondo del texto.
«El Quijote me capturó con la forma en que está escrito y con su juego de fantasía y realidad. Me obsesionó, y creo que aún estoy obsesionado. Todos los años me leo la primera o la segunda parte», reconoce a Efe sobre una obra «compleja y profunda» que supone «todo un taller inagotable de estructuras, una máquina de crear estilos narrativos».
Aunque Chiquitín Campala termina resultando tan entrañable como el Quijote, su creador insiste en que el verdadero protagonista de esta epopeya satírica, ganadora del Premio Las Américas en el 2013, es Puerto Rico, «una isla cuyo Gobierno guarda muchas semejanzas con Barataria», la ínsula que gobernó Sancho Panza.
«Trata de actualidad política y del deterioro del país en todos los aspectos», explica el autor, que dedicó seis años de su vida a escribir (y dos más a editar) este trabajo desde su residencia del Viejo San Juan, el casco histórico colonial de la capital boricua que tanto recuerda a España.
Para poner de manifiesto las peculiaridades del atípico estatus político de Puerto Rico, López Bauzá se vale de Chiquitín, un anexionista de pura cepa convencido de que Puerto Rico debe unirse a EE. UU. como un estado más y que todo lo relacionado con la cultura indígena debe ser enterrado por el inglés, la comida rápida y las carreteras asfaltadas uniendo tiendas de grandes cadenas americanas.
Durante su viaje se tropezará con independentistas partidarios de que Puerto Rico liquide su relación colonial con EE. UU. «Todo lo que envuelve a la sociedad puertorriqueña está condicionado por el estatus», explica este licenciado en Políticas, en cuya novela aparecen personajes políticos fácilmente identificables.
Una de las cualidades más llamativas de este trabajo, editado por Libros AC, es su fluido tránsito entre la lengua de Cervantes y el español de Puerto Rico, con curiosos anglicismos y localismos que no hacen sino enriquecer y amenizar una obra ya de por sí desternillante.
«Siempre pienso que el español del Quijote es el más moderno que he leído», dice un escritor que tiene por costumbre anotar palabras nuevas para él en cuadernos, como el que hace ya dos décadas completó con vocabulario cervantino y que aún conserva.
También rellenó otro con los cientos de refranes, giros y dichos puertorriqueñas que recopiló durante un año y medio: «En Barataria quise rescatar todo ese mundo de la fraseología que se está perdiendo, para documentarlo y para ponerlo de actualidad».
Los académicos boricuas consideran que nadie mejor que Chiquitín Campala podría hacer las veces de embajador de Puerto Rico ante la Real Academia, que acaba de anunciar que el VII Congreso de la Lengua España se celebrará por primera vez en esta isla caribeña, en el 2016.
«Que se viniera con el premio sería una forma de ir empedrando el camino», apunta divertido Vega, que recuerda que el año próximo se celebra el cuarto centenario de la segunda parte del Quijote.

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