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quinta-feira, 27 de novembro de 2014

TESLA: EL HOMBRE MODERNO.



Los detractores le tachan de ilusionista, los acólitos de idealista. Pero todo esto, no son más que detalles al lado de su intelecto.
J.M. SABUGO 2014-11-23

Viste impecablemente: botines con cordones, chaleco, sombrero y guantes de piel que desecha cada dos semanas. Vive siempre en hoteles. Desprende un magnetismo especial pero no se conoce a ninguna mujer que le cautive. Los detractores le tachan de ilusionista, los acólitos de idealista. Pero todo esto, no son más que detalles al lado de su intelecto. Gracias a él el futuro llegará a tiempo.

Nace en Smiljan en lo que siglo y medio después será Croacia. Desde muy pequeño se siente diferente. Tiene visiones. Dice ver relámpagos, sobre todo, cuando experimenta momentos decisivos. Así narrará uno de sus mayores descubrimientos:

"Mientras pronunciaba estas palabras inspiradoras (se refiere a Fausto de Goethe) me vino la idea como un relámpago de luz y en un instante se me reveló la verdad. Dibujé con un palo en la arena los diagramas que seis años después…"


Pero eso no es todo. Su mente es capaz de visualizar cualquier mecanismo. Se jacta de no perder el tiempo en prototipos porque los crea en su cabeza con el máximo detalle. Según él mismo dice, es capaz de recordar cualquier imagen con la precisión de una foto. No sólo recuerda estampas. Tiene una memoria prodigiosa, sabe siete idiomas.

En 1882, en París, trabaja para la compañía de Edison. Este hombre marcará su vida para bien pero sobre todo para mal. Tesla, ya en Nueva York, es explotado y engañado por Edison. Pero no es suficiente. Cuando el joven Nikola abandona el laboratorio para fundar el suyo propio, Thomas Alva le desprestigia y persigue. No puede soportar que sus descubrimientos en el campo de la corriente alterna sean extraordinarios. Su empeño es la corriente continua que funciona mucho peor. Ninguno sabrá que el mundo, muchos años después, se moverá gracias a la intuición de Tesla; pero ese mismo mundo sólo recordará a Edison.

Hasta entonces Tesla se hace famoso. Asiste a fiestas y concede entrevistas. Un contrato con la Westinghouse para generar electricidad con sus patentes le hace ganar mucho dinero. Bastante menos del que se merece. Aunque le gusta vivir bien, nunca se ha preocupado por los negocios mientras pueda permitirse sus trajes, sus habitaciones de hotel y su excéntrica forma de comer. No almuerza, sólo desayuna y cena, siempre lo mismo. Deja el café y cualquier cosa que le resulte dañina. Cuando era más joven perfeccionó su voluntad. Según él mismo escribe, consiguió igualar "sus obligaciones y sus deseos". Es uno de sus secretos.

Desde la cumbre hasta su declive nos adelanta los rayos X, el control remoto, el motor de corriente alterna, la resonancia magnética, el radar, el submarino eléctrico, las bombillas fluorescentes, el microscopio electrónico, la bobina de Tesla… Pero dos proyectos consumen su vida. Uno: la idea altruista y ensoñadora de dotar de energía gratuita y universal a todo el planeta. Para eso construye la torre Wardenclyffe. Serviría además de centro de comunicaciones transoceánico. Nunca se acabó. Dos: el teléfono. Marconi se adelanta utilizando secreta y mezquinamente siete de sus patentes. La Corte Internacional repuso el error demasiado tarde. En 1943 Nikola Tesla ya había muerto en un hotel de mala muerte, acompañado únicamente por sus palomas, arruinado y olvidado.

El olvido se estatiza. El FBI requisa su documentación. Dicen que hay demasiados intereses. Su nombre y su genio se oculta. Ni siquiera su familia puede acceder a su documentación personal. Pero la modernidad de Tesla es arrolladora. Los estudiosos sabrán de él. La tecnología en el siglo XXI será un continuo recuerdo a su ingenio. Los móviles, la wi-fi, las telecomunicaciones, la vida entera no podrá ocultarlo. Habrá quien lo manipule y quien lo manosee. Es el signo de los tiempos futuros. Pero la persona es aún más grande que el personaje.

En aquel futuro que dibuja Tesla, sin necesidad de papel, quizás un físico que nunca ejerció, olvide su profesión y escriba unas líneas para rememorarle una vez más. Porque nunca es mal momento para presentarlo de nuevo en sociedad. Porque él sí que es de verdad un ser libre y adelantado. En este futuro siglo XXI de pose y vulgaridad alguien como Nikola Tesla sería verdaderamente "El Hombre Moderno".

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