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segunda-feira, 12 de janeiro de 2015

LÍNEA DIRECTA



 Del idioma como una de las bellas artes


El hijo de una compañera del diario, joven licenciado en ciencias de la comunicación, escribe en un tuit: "Las selfies ya son re 2014, ¿no?", lo cual equivale casi a decir: "Las selfies ya fueron, ¿no?". Una afirmación demoledora, sobre todo si se tiene en cuenta que selfie fue la palabra del año para la Fundación del Español Urgente (Fundéu).
Efectivamente, a pesar de reconocer que autofoto y autorretrato, palabras bien formadas, son las alternativas adecuadas para reemplazar a la omnipresente selfie (nadie juzga, por supuesto, si vale la pena o no sacarse una selfie), Fundéu concluye que, dado su uso abrumador en todo el mundo hispanohablante, habría que empezar a pensar en castellanizarla. Y propone "la grafía selfi (pluralselfis) como una adaptación adecuada al español".
Nada sabemos de cuántos estuvieron, están o estarán de acuerdo con la propuesta. Pero hubo un editorial del diario español El País, de los que llevan por título "El acento", que rápidamente se expidió al respecto, así: "El (mal) genio del idioma" (http://bit.ly/1tue8Os).
Entre otras consideraciones, en el editorial se dice: "La Fundéu cumple con el protocolo al proponer el trío, pero sabe bien que si «selfi» es la palabra del año no es por su estética ni por su corrección, sino porque domina la calle". Y aquí hay un concepto que vale la pena rescatar: la estética, porque el comentario que sigue es este: "Otra cosa es la estética. «Selfi» resulta una ablación feísta deselfie, cuya gracia principal, de tenerla, radica en la ie final. La extrusión de las palabras para encajarlas en otro idioma rara vez ofrece buenos resultados". El artículo concluye dando el poder al usuario: "...a veces es conveniente importar los extranjerismos tal como son y confiar en el buen criterio del hablante. Eso es el genio del idioma, ¿no?".
Uno puede concordar o no con las objeciones de "El acento", pero lo que aquí importa es volver al tema de la estética. ¿Cuántas veces nos hemos dado cuenta de que una palabra no estaba correctamente escrita porque la veíamos "fea", porque casi nos producía "dentera" verla (valga la sinestesia)?
Y hay otro punto importante en el aprendizaje o la enseñanza de un idioma: el sonido. Aunque parezca una verdad de Perogrullo (lo es). Justamente, en un artículo muy breve -"Susurros: la intervención urbana que recita poesía de Gabriela Mistral a los transeúntes", aparecido en el periódico digital BiobioChile (www.biobiochile.cl), se contaba una experiencia digna de considerar: en la tercera jornada del Festival Santiago a Mil, el grupo "Comandos poéticos" sorprendió a las personas que quisieran participar del hecho susurrándoles al oído "poemas de la destacada poetisa nacional Gabriela Mistral" (adviertan, en Chile no se avergüenzan de usar poetisa). El sábado pasado fue el aniversario de la muerte de Mistral, la primera escritora latinoamericana y, hasta ahora, la única mujer iberoamericana premiada con el Nobel (en 1945).
La teoría podría ser entonces: si empezamos por enseñar el idioma como una más de las bellas artes, ¿escribiríamos mejor y leeríamos mejor en voz alta? ¿Nos entenderíamos mejor?

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