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quinta-feira, 16 de abril de 2015

LA LENGUA VIVA



El capricho de las 


palabras

 en Libertad Digital - España


Gustavo Laterza ve con desagrado el término dificultoso, que yo empleo. Se pregunta si no podríamos llegar al absurdo de decir "oscuroso o ridiculoso". No creo que haya tal peligro. Dificultoso está en los lexicones y en el habla culta. Proporciona un matiz a difícil, algo así como enredoso. El sufijo -oso da resultados un tantico despectivos: moroso, celoso, chismoso, pastoso, mentiroso, mocoso. Incluso exitoso añade un punto de ironía. Tampoco hay que prodigar mucho el -oso.
Juan J. Carballal observa, con buen criterio, que la muletilla de "lo que es"puede tener sentido en ocasiones. Por ejemplo, es correcto decir "lo que es enseñar, no se enseña". En cambio, "va a bajar lo que es la inflación" es capricho inútil. Muy bien visto. En todo caso, se puede admitir el “lo que es” en el habla coloquial cuando se trata de una descripción geográfica o espacial. Por ejemplo, “la cabalgata pasa por lo que es el centro de la ciudad”. No queda muy elegante, pero puede pasar como un simpático vulgarismo. Lo que se debe rechazar es el uso de la muletilla a troche y moche.
Luis Bartolomé Barbé se pregunta cuándo hay que decir "cola" o "fila". No debe tenerse reparo en admitir cola como una hilera de personas que esperan turno ante una ventanilla, aunque ahora es más bien una mesa de despacho. En Aragón dicen "fila", y es término que se generaliza, debido al sentido ligeramente obsceno de la cola. Tampoco hay que cogérsela con papel de fumar.
Las palabras del habla admiten modas. Por ejemplo, durante algún tiempo se proscribió "comienzo" o "principio" (y no digamos el gracioso vulgarismo “empiece”) para preferir “inicio". La nueva moda es ahora "arranque", sobre todo cuando se trata de una fecha. Por ejemplo, "el arranque de la campaña electoral" o de "la temporada de playa". Si se repite mucho, estraga. Pasa lo mismo con el ajo o la cebolla.
José Luis Martín me recuerda que hace bastantes años me escribió sobre el abuso del verbo entrenar para sustituir al pronominal entrenarse. Su aviso fue premonitorio. Acabaremos diciendo que lavamos, peinamos, arreglamos, vestimos, etc. a nosotros mismos. De paso, don José Luis se lamenta de otro disparate generalizado: "Punto y final". Nadie sabe qué hace ahí esa y, pero la expresión se ha hecho popular.
Don José Luis, enamorado de las palabras, razona que la relación entreescuchar y oír es la misma que se da entre mirar y ver. Ya hemos hablado aquí de ello, aunque es inútil. El verbo oír casi ha desaparecido. Puede que sea una forma de no discriminar a los sordos, o mejor, discapacitados de audición. Añade don José Luis que un refuerzo de ver es la voz escrutar. Pone como ejemplo de mirada escrutadora la de Inocencio X, en el retrato que le hizo Velázquez, "el mejor retrato del mundo". Estoy de acuerdo. Velázquez pintó el poder en esa mirada y en esas manos del Papa.
Termino con una observación que me hace Luis Alejandre, atento lector de un libro mío de hace muchos años, España cíclica. En él se recoge una observación que hizo el ensayista José María Fontana en 1957. Se trata de la correspondencia de dos fechas sangrientas, 1968 y 1936, con la fase de expansión máxima de las manchas solares. Lo asombroso del caso es que el autor remata que en 2004 ocurrirá otra vez otra elevación de las manchas solares y puede que coincida con algún otro suceso sangriento. Pues fue verdad. En esa fecha se produjo la "matanza de los trenes de Atocha", el llamado 11-M. Puede ser una casualidad, pero hay predicciones que asombran.

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