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segunda-feira, 16 de fevereiro de 2015

CORPUS DE APRENDICES DE ESPAÑOL


El Instituto Cervantes y la 

Universidad de Santiago 

presentaron 

el Corpus de Aprendices de Español

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CRÓNICAS DE LA EMIGRACIÓN (GALICIA, ESPAÑA)

El Instituto Cervantes ha elaborado, en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela, un Corpus de Aprendices de Español como lengua extranjera (CAES) que será una herramienta de gran utilidad y de acceso libre para todos los profesionales de la enseñanza del Español como Lengua Extranjera (ELE), lo que contribuirá a mejorar el aprendizaje del español en todo el mundo.


Profesores, investigadores, evaluadores, autores de materiales didácticos y responsables de entidades lingüísticas, entre otros profesionales, encontrarán en el CAES información práctica sobre las dificultades que encuentran los estudiantes de español, los errores más comunes, el vocabulario que emplean en mayor o menor medida, etc. Esta amplia información, obtenida a partir de datos sólidos y objetivos, facilitará el trabajo de los profesionales en las aulas, en la investigación, en la elaboración de textos o en otros cometidos relacionados con la enseñanza del español para extranjeros.
Este viernes han presentado el CAES Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes; Guillermo Rojo, catedrático de Lingüística de la Universidad de Santiago de Compostela; Julio Martínez Mesanza, director académico del Cervantes; y Álvaro García Santa-Cecilia, jefe del departamento de Ordenación y proyectos académicos.
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PALABRA EN COMBATE


Resultado de imagem para KURSK   La mayor batalla
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MARÍA LUISA GARCÍA MORENO (REVISTA VERDE OLIVO, CUBA, ENERO-FEB, 2015)

«Los alemanes, según su costumbre de aprovechar al máximo sus oportunidades, pensaban clavar su cuchillo al enemigo cuando este aún dormía, antes del amanecer. Pero el enemigo solo fingía estar dormido, tomó al atacante por la mano que sostenía el cuchillo, y la hizo crujir entre sus heroicos dedos de acero». Así se refiere el escritor soviético Boris Polevoi, en su novela Un hombre de verdad, a la batalla del arco de Kursk, considerada la mayor batalla de tanques de la Segunda Guerra Mundial.


En los primeros días de julio de 1943, los alemanes habían logrado crear un enorme frente —’extensión o línea de territorio continuo en que se enfrentan los ejércitos con cierta permanencia o duración’—, de más de doscientos kilómetros y concentrar allí una enorme cantidad de fuerzas: hasta 50 divisiones. En total, en esta acción intervinieron dos millones de soldados y 3 000 tanques.
Los nazis contaban con tanques, artillería y aviación. Casi un millón de soldados, dirigidos por los mejores generales alemanes, poseedores de un gran conocimiento del arte militar—’conjunto de preceptos y reglas para la organización y empleo de los ejércitos’.
Su plan era atacar con los carros de combate por la parte delantera del frente y cerrar con la infantería motorizada —’aquella que es transportada en vehículos sin blindaje’—sobre Kursk, estrangulando así al Ejército Rojo, cuyas unidades podían acabar rodeadas… Las tropas alemanas superaban técnicamente a las soviéticas: sus tanques y unidades de artillería autopropulsada de los nuevos modelos T-34 eran mucho mejores que los rusos. El Ejército soviético superaba en cantidad al alemán.
Los combates más violentos tuvieron lugar el 12 de julio, en el campo de operaciones—’sitio de combate’— de Prójorovka, tomado por los alemanes el día anterior, donde el 2º cuerpo de tanques de las SS  se desplegó —«hacer pasar las tropas del orden cerrado(‘formación en que la tropa se agrupa para ocupar menor espacio’) al abierto y extendido(‘formación en que la tropa se dispersa para ofrecer menor blanco vulnerable y cubrir mayor espacio de terreno’)—. El mando soviético lanzó sobre este grupo su principal golpe—’acción violenta, rápida e imprevista, que altera una situación en provecho de quien lo da’.
La batalla fue encarnizada y supuso la última gran ofensiva —’ataque, agresión, especialmente la realizada por una fuerza militar’— nazi en el frente oriental. Las tropas hitlerianas perdieron más de cien mil hombres y sus divisiones de tanques, consideradas invencibles, quedaron destrozadas.
La victoria soviética supuso un cambio en la balanza a favor del Ejército Rojo y constituyó una victoria estratégica en la derrota definitiva del nazismo.
Los excelentes tanques soviéticos, años más tarde, acompañarían a las fuerzas militares cubanas en sus guerras solidarias.

HISPANOVENEZOLANA

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o venezolanohispana

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ÁLEX GRIJELMO (EL PAÍS.COM, ESPAÑA)

Nuestro complejo de inferioridad desaparece si hay que compartir gentilicio con alguien.

Garbiñe Muguruza nació de padre español y madre venezolana. Hace un año destacó en el torneo de Roland Garros, y con ello brotó el debate sobre la nacionalidad deportiva que adoptaría la tenista cuando le correspondiese participar, como acaba de suceder, en la Copa Federación (la Copa Davis femenina) o, más tarde, en los Juegos Olímpicos. Pero llamaba la atención que entonces los medios informativos españoles se refirieran a ella como la tenista «hispanovenezolana», y en casi ningún caso «venezolanohispana» o «venezolanoespañola». Ahora sí es más «hispanovenezolana», pero por su propia decisión, no por la nuestra.
La buena educación ha llevado al idioma la costumbre de que el hablante se sitúe al final de cualquier enumeración, y así decimos «mi hermana y yo», y no «yo y mi hermana». Cuando los alumnos de primaria incurren en el error de invertir los términos, el maestro les suele arrojar una frase muy útil para la ocasión: «El burro delante para que no se espante».
[…]

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DON QUIJOTE

TOROS

Don Quijote fue torero y tenía 

el cuerpo cosido a cornadas

El caballero de la triste figura fue el primero en descubrir que el mundo era redondo como un ruedo

Don Quijote de la Mancha, cuando salta el toro a la arena, echa sobre él a su amigo Rocinante, el caballo de los toros. ¡Don Quijote, todos los toreros rezan por ti para que Dios te libre de una cornada!
Nadie teme por Rocinante. Don Quijote sabe lidiar y librar el caballo, que es lo mismo que nadar y guardar la ropa. Ni para guardar la ropa le sirve Sancho. Sancho Panza no cuida de la ropa, ni de la suya ni de la de Don Quijote, porque la ropa no se come y a él sólo le interesa la comida.
Sancho, más que la perturbación de Don Quijote, es su asesino. Sí, eso es lo que quiere sin darse cuenta: matarlo, suprimirlo. Al primero que tiene que lidiar Don Quijote es a Sancho: su rémora, su ancla. Sancho es la amargura del triunfo de Don Quijote, el hacha que poda todas sus alegrías, todas sus ilusiones.
Don Quijote tiene el cuerpo lleno de heridas, de cornadas que le han dado los toros. Los toros, no lo olvidemos, dan cornadas, hieren y matan. El toro es la Muerte. Por mucho que se sepa de toreo, hay momentos en que no se puede evitar la cogida, falla la regla o se equivoca el lidiador y entonces llega sanguinaria la cornada.
A Don Quijote le cogieron algunos toros y, entre ellos, hubo uno que estuvo a punto de matarlo: el terrible toro del Norte. Pero Don Quijote no se deja matar fácilmente. Para eso tiene su arte, su tauromaquia.
Él sabe que, cuando los toros son fuertes, son poderosos, lo mejor es cambiarlos de terreno. Cambiar los terrenos en el toreo, llevar el toro de un sitio a otro, es renovar la lidia, abrir nuevos horizontes a la vida que es el arte de torear. En el argot taurino, un tercio no es un tercio, sino un medio. Cuando se dice cambiar el toro de un tercio a otro, lo que se quiere en realidad decir es cambiarlo de un medio al otro medio. Hablamos de una circunferencia que es el ruedo de la plaza de toros.
Don Quijote fue el primero en descubrir que el mundo tenía la forma del ruedo, que el mundo era redondo por los cuatro costados. Y, como sabía torear, cuando vio que el toro le comía el terreno, lo cambió de tercio a medio: más claramente, lo pasó de la mitad vieja del mundo a la otra mitad: lo trajo al Nuevo Mundo. Y eso sólo lo puede hacer quien sea capaz de torear a todos los toros en todos los terrenos. Don Quijote lo hizo y, en el esfuerzo, se abrieron sus heridas y se derramó casi toda su sangre.
La sangre de Don Quijote, regando a más de medio mundo, ha hecho brotar su arte, su arte de ser, de ser siempre, de ser y estar, de estar eternamente, por los siglos de los siglos, dormido y despierto,sin vacilaciones, dormido y despierto, a toda hora y en todo lugar.
Palabra/Palabras de Ignacio Sánchez Mejías en una conferencia en la Universidad de Columbia- Nueva York en 1929. Cinco años después, en agosto de 1934, el torero sufrió una cornada mortal en Manzanares, en un cartel en el que sustituía a Domingo Ortega. El toro «Granaíno», de la Viuda de Ayala, lo prendió cuando ejecutaba, con arrojo temerario, uno de sus valentísimos pases. La muerte se originó por la gangrena producida al trasladarlo desde el pueblo manchego a Madrid, pues Sánchez Mejías pidió ser operado en la villa. Las condiciones del viaje no fueron idóneas y en la mañana del 13 de agosto falleció.

"TOMASETE, QUÉ RAZÓN TENÍAS"


 Historia de un joven excepcional

 en Libertad Digital - España


La crisis económica no es tan profunda como decimos porque quizá haya muchos jóvenes españoles como Tomás, a quien acabo de conocer. Me he sentido prendado de su discurso autobiográfico. Lo relataré en primera persona, como él me lo dijo con toda sencillez:
Mire, don Amando, yo no cuento con estudios, pero tengo muy claro lo que hay que hacer en este mundo. A los 16 años le dije a mi padre que no me interesaba seguir estudiando como mis amigos, todos en el instituto y después en la universidad. Me costó una bronca con el viejo. Lo mío era ponerme a trabajar, salir de casa lo antes posible y hacer mi vida. Lo que hice fue prepararme para obtener todos los carnés de conducir. Llevar un vehículo es lo que más me gusta, aunque sea 14 horas al volante. Luego hago gimnasio para mover las piernas y los músculos, pues si no me atrofio.
Dicho y hecho. Saqué sucesivamente el carné de moto, coche, autobús, camión, tráiler, máquinas de obras públicas. Fue fácil encontrar trabajo como conductor de cualquier tipo de vehículo. Pasé unos años muy duros descargando camiones de reparto y derribando edificios viejos con un toro. Eran los tiempos de la alegría en la construcción. Hasta que llegó la crisis y no tuve más remedio que ir al paro. Cobraba mil eurillos mensuales, que no estaba mal, porque había cotizado mucho. Pero a mí eso no me iba. Mis amigos me decían: "No seas gilipollas, el paro es lo mejor que hay". No señor, lo más grande es cotizar.
Yo es que soy muy cabezota. Solo aguanté tres meses en el paro. Me recorría todos los días los polígonos (industriales), puerta por puerta, para ver de encontrar algún curro. No me importaba que el sueldo fuera corto o que el contrato fuera temporal. Lo fundamental era cotizar. Pasé por muchos trabajos, todos por poco tiempo y con sueldos que no pasaban de los 500 mensuales. Nada más empezar un trabajo, en los ratos libres me dedicaba a buscar otro mejor. Ahora tengo este empleo muy cómodo y seguro, que me da cerca de 2.000 mensuales limpios. Es una empresa de alquiler de coches con chófer para todo tipo de organizaciones. Mi chica trabaja en una buena tienda de ropa y gana más que yo. Pero no nos vamos a quedar aquí. Ella dice que está muy bien como está, pero yo lo tengo muy claro. Estoy haciendo los trámites para montarme como autónomo. Mi idea de momento es seguir trabajando para la misma empresa, pero con mi coche propio. No me importa hacer más horas, con tal de que me rindan. Nunca me importó que la jornada fuera larga. Las horas extra siempre se pagan más. En unos pocos años montaré mi propia empresa de alquiler de coches. Es un negocio que va a más; incluso con la crisis se ha ampliado, pues muchas compañías y organismos prescinden de los coches propios.
Mi chica me ha convencido por fin de que nos compremos una vivienda. Ahora precisamente es el momento de hacerlo, pues los pisos están baratísimos y los intereses de las hipotecas son bajos. Tenemos ahorrados unos miles de pavos. El banco te da lo que le pidas cuando ve que en la cuenta hay saldo. Hace ocho o diez años, cuando todos mis amigos se compraban pisos, yo dije que había que vivir de alquiler, y acerté. Ahora algunos amigos se encuentran con que el piso que compraron está todavía sin terminar de pagar la hipoteca, y si lo quieren vender vale la mitad. Ellos han terminado sus carreras a trancas y barrancas, pero no encuentran empleo y no saben hacer nada práctico. Me pierdo con lo que dicen los economistas, pero me da que las decisiones en esta vida hay que tomarlas según la ocasión. Mi padre me repite ahora: "Tomasete, qué razón tenías".

HENDAYA

 “La lengua es un viaje que nunca concluye” 

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marcos-eymar


Marcos Eymar (Madrid, 1979) se recuerda escribiendo desde siempre. Es un madrileño "de pura cepa que a lo largo de los años se ha ido desmadrileñizando". Cursó estudios de Filología en España y se doctoró en París. En la actualidad imparte clases en la Universidad de Orleans. Su primera novela, 'Hendaya' (Siruela)que ha suscitado respeto y elogio significativosganó de largo el XVI Premio Vargas Llosa y deja ver a un escritor ya, pese a su juventud, muy hecho.

“Cada palabra cuenta”, afirma quien se declara obsesionado por el lenguaje, que define como “un viaje maravilloso que nunca concluye”. “Cuando uno lleva muchos años en el extranjero”, afirma, “se va alejando de su lengua materna y comienza a tener una perspectiva distinta sobre su propio país, sobre su propia lengua y sobre su propia cultura y ese extrañamiento se refleja en la novela”. “Las fronteras sólo existen cuando las cruzamos”, dice antes de confesar: “Escribí Hendaya para reconciliarme con mi situación de expatriado”.
Ha escrito novela, relato, ensayo, traducción… ¿en qué ámbito se siente mejor, más seguro como escritor?
Lo que más he escrito han sido cuentos, un género que me fascina. Muchas veces se dice que el relato es como una preparación para la novela, pero perfectamente se podría invertir el razonamiento y considerar que la novela es una preparación para el relato. El relato es muy interesante porque exige una gran disciplina de lenguaje. Cada palabra cuenta. Hay que cuidar cada palabra en cada frase. Esa tensión creo que se percibe en la escritura de Hendaya. Por otra parte creo que es sano para el escritor cambiar de género, porque sin darse cuenta uno a veces incurre en la misma fórmula. El cambio permite seguir evolucionando.
¿Cuál ha sido su objetivo íntimo y último al escribir Hendaya?
Como he apuntado, al llevar tantos años en el extranjero uno se aleja de su idioma y eso para alguien que quiere ser escritor produce una cierta desazón porque se da cuenta de que duda sobre palabras e inconscientemente comienza a mezclar dos idiomas. En un primer momento eso da un poco de miedo porque teme perder su lengua materna, algo que hasta entonces consideraba tan inseparable de uno como pueda serlo el corazón o el color de los ojos. Escribí este libro para conjurar un poco ese miedo y también para reconciliarme con mi situación de expatriado. Me di cuenta al escribirla que esa mirada exterior sobre el lenguaje también puede ser muy interesante literariamente y dar una mayor originalidad al texto al explorar vías que no son las más habituales.
El libro también refleja una realidad sociológica que he podido observar a lo largo de todos estos años como es la de esa generación de emigrantes españoles que por razones económicas se fueron a Francia. La situación de ese tipo de emigrantes posiblemente se ha abordado menos que el exilio político de los republicanos. Cerca de un millón de españoles emigraron a Francia. Esa realidad sociológica creo que merecía ser tratada en una novela.
“Cada vez hay más personas que viven llenas de fronteras interiores”
Sobre toda la historia gravita el cuidado de la lengua y el lenguaje como algo muy trabajado, ¿como escritor está más por el fondo o por la forma?
Es obvio que tengo que estar por la unión de ambas. Los buenos libros impiden esa separación. En esta novela por supuesto he intentado armonizar fondo y forma.
Los límites, las fronteras, son otra de las cuestiones indisociables de Hendaya
Es un tema muy interesante. La novela se publicó en México y un periodista de allí me preguntó con extrañeza por qué no hay tradición de literatura de fronteras en España. No supe que responderle pero caí en que era verdad. No es un tema central en nuestra literatura cuando hay una gran tradición de emigración en España. La frontera entre España y Francia es una de las fronteras más antiguas que existen entre dos estados-nación. Tiene un espesor histórico increíble. Goya es una de esas personalidades que se vieron obligadas a cruzar la frontera, en su caso y según parece, montado en un burro. Esa frontera tiene mucha historia y mucho drama. Eso es algo que no se puede borrar de la noche a la mañana. Aunque hoy sea invisible y se cruce sin pasar por una aduana, sigue presente.
¿Y la frontera que marca el idioma?
También, por supuesto, está la frontera del idioma. Las fronteras culturales no se pueden ignorar por mucha Unión Europea que haya. La paradoja es que la frontera existe cuando la cruzamos. Esa realidad exige reflexionar sobre qué significa atravesar una frontera, especialmente en estos tiempos en que nos hemos habituado a hacerlo sin casi darnos cuenta. Cada vez hay más personas que viven llenas de fronteras interiores porque sus padres tienen nacionalidades distintas o porque viven en un lugar distinto al que nacieron. Esa experiencia de la deslocalización es algo muy característico del mundo globalizado en el que vivimos.
“Uno se da cuenta de que nunca llega a dominar un idioma”
¿Qué supone para Marcos Eymar que Hendaya haya ganado el XVI Premio Vargas Llosa de Novela?
Este es un premio limpio. Mandé mi manuscrito sin conocer a nadie y fue una gran sorpresa y una gran alegría que me lo dieran. Esa es una de la funciones de los premios desde mi punto de vista: permitir que un texto de un autor desconocido sea leído por más personas. Para un escritor joven o relativamente joven como yo, creo que los premios son muy importantes porque permiten que sus obras lleguen a más lectores.
¿Por qué conviene leer esta novela o qué se pierde quien no lo haga?
Bueno, quizás se pierda un viaje no solo entre España y Francia, sino también un viaje a través de su propio idioma. He pretendido hacer un libro que haga viajar al lector no sólo físicamente, sino también lingüísticamente. Ver su propio idioma desde otra perspectiva distinta a la que no está acostumbrado. Proponerle un viaje por el idioma. Porque la lengua es un viaje. Uno se da cuenta de que nunca llega a dominar un idioma. Uno siempre está descubriendo y olvidando palabras. Uno está siempre redescubriendo. La lengua es un viaje maravilloso que no se acaba nunca.
“Cuando uno se encierra con el propósito de hacer una gran obra, se paraliza”
¿Siente que ha dado el salto desde el amateurismo al profesionalismo?
En literatura, profesionalismo es un término que ya casi no existe. Y en parte creo que afortunadamente porque un escritor profesional tiene muchos riesgos. En mi caso creo que no ha habido saltos porque siempre me he tomado la literatura muy en serio.
¿Está ya, literariamente, en otra cosa?
Una de las cosas aparejadas a no ser un escritor totalmente profesional es que uno siempre va con retraso con respecto a sí mismo. Tengo muchas ideas pero realmente no tengo tiempo para escribir todo lo que se me ocurre.
La primera vez que fui a París lo hice con una beca Erasmus y tuve lo que llamo el “fantasma de la buhardilla”: uno llega allí, se encierra en su buhardilla y se pone a escribir todas las horas del día. Eso fue un fracaso porque lo que escribí ese año no servía para nada. Me di cuenta de que cuando uno se encierra con el propósito y la presión de hacer una gran obra, se paraliza. En tanto que si uno tiene que trabajar y ocuparse de cuestiones domésticas u otras cosas acaba por encontrar ese momento de libertad que le permite escribir con más intensidad algo de más peso.
Visto desde Francia, ¿cómo observa el actual panorama cultural y literario español?
Estar fuera permite liberarte en parte de ese masoquismo y derrotismo que en ocasiones se percibe desde dentro. En Francia siempre comentan que la literatura actual no es la que era y aquí en España también hay un discurso negativo o excesivamente crítico. Yo lo que constato, por ejemplo, es que los suplementos culturales de la prensa española y algunos medios en internet tienen muy buen nivel. Además hay un interesante nivel creativo en España. Otra cosa es la situación económica, que es algo que me cuesta más evaluar. Además ves que el público está ahí y lee más, va más al cine, etc.

Hendaya: la obra

En un bar de la frontera entre Francia y España, un hombre acorralado imagina la explicación que dará a los asesinos que vendrán a buscarlo. “¿Cómo me embarqué en esta misión?”, se pregunta Jacques Munoz, sin eñe, hijo de una humilde inmigrante española decidida a que su hijo olvide su idioma original.
Pero la muerte de la madre despierta el interés de Munoz por la lengua prohibida, que parece encerrar todos los enigmas de su pasado. No tarda en comenzar a estudiar castellano de manera obsesiva y autodidacta y en aceptar un trabajo ilegal que lo obliga a viajar en tren de París a Madrid, cargando siempre con una misteriosa maleta. Empieza así una arriesgada aventura que abarca dos tiempos, dos ciudades y dos lenguas.
Muy pronto, Jacques se ve envuelto en la vida privada de una deslenguada madrileña empleada del Metro, en la lucha a muerte entre dos grupos de contrabandistas, en las historias de los hombres y mujeres que tuvieron que abandonar España para salvar su vida o su dignidad, en sus éxitos y fracasos…
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FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

los extranjerismos 


se 

escriben en cursiva

Recomendación urgente del día
Las voces procedentes de otras lenguas que los diccionarios suelen recoger en letra cursiva porque no se han adaptado al español se escriben con ese tipo de letra (o entre comillas si no se dispone de cursivas) precisamente para avisar al lector de esta circunstancia.
El Diccionario registra a menudo palabras, generalmente voces extranjeras, que están escritas en cursiva, un tipo de letra con el trazo ligeramente inclinado a la derecha y diferente de la letra redonda, la empleada normalmente y que tiene verticales la mayoría de sus trazos.
El hecho de que estos extranjerismos se incluyan en el Diccionario puede hacer pensar que son palabras que cuentan con plena carta de naturaleza y el hablante tiende a usarlas sin respetar esta marca especial que, sin embargo, presentan.
Que el Diccionario recoja estos términos extranjeros da fe de su frecuente empleo en nuestra lengua, pero el que figuren en cursiva indica que son palabras ajenas a la estructura morfológica y fonética del español. Además, en muchas ocasiones, la propia Academia propone adaptaciones o traducciones que a veces juzga preferibles.
Es el caso, por ejemplo, de la voz marketing, que está en cursiva, remite a la traducción mercadotecnia y para la que también existe la adaptaciónmárquetin; o del italianismo paparazzi, escrito en el Diccionario en cursiva y para el que la Academia propuso la castellanización paparazi.
En definitiva, en los casos en los que no hay ni traducción ni adaptación, o cuando habiéndola se opta por emplear la forma original extranjera, lo adecuado es usar la cursiva, o las comillas si no se dispone de este tipo de letra.
Ver también Cursiva y redonda, guía de estilo.

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