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segunda-feira, 9 de outubro de 2017

PALABRAS





Dos nuevas palabras 


en la lengua política

Mario Antonio Sandoval
Mario Antonio Sandoval

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En vista de ser indispensable tener un acuerdo común en el significado de las palabras, la presencia de dos nuevas dentro del idioma español hablado por los guatemaltecos constituye la única forma de evitar discusiones o empleos lingüísticos para los cuales cada quien tiene una definición diferente. En otras palabras, se debe tratar de evitar la frase “para mí, o para la mi institución, la palabra tal significa tal cosa”. Esto, aparentemente sin importancia, en la práctica la tiene, sobre todo cuando —como ocurre en estos momentos— Guatemala se encuentra a las puertas del inicio de una nueva etapa en la cual la nueva generación joven pueda actuar de manera distinta y exitosa, sin lo cual el naufragio de la república es inevitable y cercano. 
Dos palabras han comenzado a aparecer en el horizonte político: ‘gobernanza’ y ‘resiliencia’.
Su uso hasta el momento ha sido reducido a una minoría muy pequeña de conocedores de 
los temas en las cuales pueden aplicarse. Algo parecido ocurrió hace unos años con el 
término “sicario”, es decir “asesino a sueldo”, originada en la antigua Roma, hace dos mil 
años, siglo más, siglo menos. Resurgió a consecuencia de ese tipo de crímenes cometidos 
sobre todo por adolescentes o jóvenes adultos contratados por los narcotraficantes. 
Para comenzar, se debe echar mano del Diccionario de la Lengua Española, o DLE 
(antes DRAE), y ese es el tema de este artículo.

Gobernanza es una palabra utilizada en español desde alrededor del año 1600 y aparece en 

el Diccionario en 1803. Desde el siglo pasado, su definición es “arte o manera de gobernar 
que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico, social e institucional 
duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía” (DLE, 2014, página 2007). Se le define también como una palabra utilizada desde la década de 1990 para designar la eficacia, calidad y buena 
orientación de la intervención del Estado, que proporciona a este buena parte de su 
gobernabilidad en una “nueva forma de gobernar” en la globalización posterior a la caída del 
muro de Berlín (Wikipedia).


Por su parte, resiliencia es, según el DLE, “1. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente 

a un agente perturbador o un estado o situación adversos. 2. Capacidad de un material, 
mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la 
que había estado sometido” (Pág. 1,906). En el primer caso, abundan los adjetivos y juicios 
(duradero, buena orientación) y conceptos (desarrollo económico). La importancia de ambos 
términos radica en estar presentes en el plan de acción estadounidense para el istmo 
centroamericano, y el ya mencionado acuerdo en qué significa cada una de las dos resulta, 
vale la pena repetir, urgente. 
El dominio del español del embajador estadounidense Luis Arreaga le permite tenerlo muy 
claro.

Algunos otros términos fundamentales en la posición de Estados Unidos son más fáciles de 

tener claro: prosperidad, seguridad y gobernabilidad, esto último “el arte de gobernar”. 
El embajador Arreaga conoce los conceptos de idioma oficial y de la Asociación de 
Academias de la Lengua Española, entre ellas la Real Academia, encargadas de definir las 
palabras en español. Legalmente, incluso, el significado y la validez legal de las palabras lo 
decide el DLE y las academias, y Guatemala debe pedir el uso del idioma definido según 
estas instituciones, no cualquier entidad o persona, pues lo hará según su interés. 
Cuando Estados Unidos habla en español debe emplear las definiciones válidas, 
a fin de evitar imposiciones o discusiones innecesarias y equivocadas.

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