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terça-feira, 29 de novembro de 2011

LOS CROMOSOMAS DEL IDIOMA ESPAÑOL


Los cromosomas del idioma español
por Álex Grijelmo


Debía dirigirme al aeropuerto de Bogotá, en diciembre de 1997, y una empleada colombiana del Hotel de la Ville, coqueto y francés, en el norte de la ciudad, me advirtió: “No vaya usted por esa avenida, porque a estas horas se encontrará un trancón”.
Jamás habría empleado yo la palabra “trancón”. Habría hablado de “embotellamiento” o “atasco”. Pero entendí perfectamente un vocablo que oía por vez primera en mi vida. ¿Por qué? Porque sabía reconocer sus cromosomas, asociarlo en un instante con “atrancar” y con “tranco”, y con “tranquera”. Los hablantes colombianos han llegado, pues, a crear en español un concepto no heredado -quienes llegaron tras Colón jamás pudieron referirse a un atasco de naos en hora punta-, y que no figura en la última edición del Diccionario de la Real Academia Española, pero han inventado legítimamente una palabra que responde al genio de nuestro idioma, una voz con familia conocida cuya genética podemos identificar. En otros países de habla hispana se buscó también la palabra adecuada para designar una acumulación de vehículos que suman tal cantidad que no pueden pasar por un punto estrecho, y se acudió a los conceptos del atasco en una tubería o al cuello de botella que canaliza el líquido a borbotones hacia el exterior del recipiente. En Colombia los hablantes pensaron también en algo que impide el paso, y se tropezaron con el tranco de la puerta.
Estos cromosomas de las palabras -tan vinculados a la genética del idioma- constituyen la base que nos permite asegurar que 400 millones de personas hablamos la misma lengua.
En Zacatecas (México) , precisamente durante el congreso sobre el idioma español, necesité comprar lo que en España se llaman cuchillas de afeitar, concepto que, tomando la parte por el todo ( sinécdoque) , incluye no sólo la hoja sino también el manguito de plástico en el que ésta se inserta para mayor comodidad del usuario. En fin, necesitaba cuchillas. La dependienta me entendió muy bien, a pesar de que ella tampoco habría empleado nunca la expresión que yo acababa de usar. “Ah, ya sé”, me respondió. “Usted lo que quiere es un rastrillo”.
En efecto, la cuchilla de afeitar, o de depilar, se acompaña por una especie de rastrillo que pasa por la superficie de la cara, o de las piernas, para arrancar el vello y respetar la piel, como el rastrillo del labrador quita las piedras sin llevarse la tierra.
He utilizado en páginas anteriores la palabra “altoparlante”. Un español acudiría siempre al vocablo “altavoz” (un español que no fuera periodista, porque en ese caso lo normal sería que emplease baffle).Sin embargo, “altoparlante” y “altavoz” pueden entrar en el vocabulario de diálogo entre dos usuarios de español procedentes de México y España, porque se entenderán bien con ellas: conocen sus cromosomas. Igual que cualquier hispanohablante comprendería al mexicano que pidiese “agua de la llave” donde tal vez él piensa “agua del grifo”, que le invita a “platicar” un rato, o que le recomienda cocer pescado “a fuego manso”; o al peruano que se refiere a “la municipalidad” en vez de al “ayuntamiento”; o a la colombiana que describe a un novio como “muy avorazado”. Porque todas esas expresiones tienen cromosomas relacionados con la llave que abre y cierra, con la plática del cura, con el calor inocuo frente al fuego violento, con el concepto de municipio y con el adjetivo que se obtiene al exprimir la palabra voracidad.
En los últimos años han llegado al diario donde trabajo numerosos periodistas latinoamericanos, que cumplen en la Redacción sus prácticas o sus becas, generalmente tras unos meses de estudios en la Escuela de Periodismo Universidad Autónoma- El País. A veces utilizan en sus reportajes ―que se publican con normalidad en el diario, puesto que durante su estadía ejercen como redactores― palabras que, perteneciendo al idioma español, tienen mayor presencia en sus países que en España, donde el uso las sustituye por otras igualmente válidas. Por ejemplo, ellos emplean muy a menudo “inclusive” en el lugar de “incluso”. Algunos editores les han corregido, sobre todo años atrás. Yo creo que no habría que hacerlo, y ésa parece ser la tendencia actual. Por ejemplo, el 5 de agosto de 1988 se publica en la sección de Deportes una información de Hernán Iglesias, argentino que cursaba el posgrado en la Escuela de Periodismo de El País. Y explica su texto: “La comisión se expidió ayer también sobre los casos del Betis y el Valencia”. En efecto, “se expidió” sonará raro a muchos hispanohablantes, pero el Diccionario registra tal expresión como propia de Chile y Uruguay (vemos que también en Argentina, como no podía ser de otra manera si tenemos en cuenta la situación geográfica de los tres países), y la define así en la entrada “expedir”: “Pronominal [por tanto, expedirse, es decir, como el periodista argentino emplea el verbo]. Manejarse, desenvolverse en asuntos o actividades”, y pese a ser una expresión propia de determinados países, los cientos de miles de lectores de El País de Madrid habrán comprendido perfectamente su significado, que habrán asociado sin duda con “despachar”.
Hablar un mismo idioma no equivale a utilizar las mismas palabras para todo. A los españoles nos suenan hermosísimas muchas expresiones de América Latina porque se hunden en lo más profundo de nosotros mismos y se nos muestran como soluciones lógicas, pero diferentes, para nuestras propias ideas; y definen además con exactitud nuestras propias ideas; aunque de un modo distinto. Supongo que lo mismo le ocurre a un latinoamericano al escuchar a un español o a cualquier otro hispano hablante de un país distinto al suyo. Eso es la unidad del idioma, el genio profundo que da vigor a todo el sistema lingüístico, la sima que podemos compartir 21 países y que arroja hacia la superficie criaturas identificables porque proceden de la misma cultura. Que no es ya la cultura que impusieron los españoles a partir de 1492, sino la que todos los pueblos hispano hablantes han ido creando conjuntamente durante estos siglos.
La unidad del idioma no se altera en absoluto por el hecho de que un español bucee en la “piscina” mientras un mexicano nada en la “alberca ” y un argentino se baña en la “pileta”, estando todos ellos en el mismo lugar. Las tres -precisas, hermosas- parten de lo más profundo de nuestro ser intelectual colectivo. Podemos ver el ADN de “piscina” en piscis, y en “piscifactoría “, y hasta saber que la palabra procede de aquellos estanques de los jardines que se adornaban con peces; y relacionar su significado con un lugar donde se almacena agua y donde, como peces en el agua, podemos aumentar la velocidad mediante unas aletas como las del pez, y también nadar al estilo rana. Y la “alberca ” mexicana ( del árabe al birka, estanque) nos llevará por la genética y la historia a terrenos de regadío rurales donde se hacía preciso almacenar el agua para luego esparcirla, y donde los mozos del campo se remojaban para ahuyentar la sofoquina. Y a la “pileta” podemos asociarla con “pila”y con “pilón” (“¡al pilón, al pilón”, se grita en los pueblos de Castilla cuando el grupo verbenero se quiere bajar del escenario demasiado pronto), y tal expresión española es como las dos anteriores.
Los jóvenes mexicanos harán un clavado en el agua donde los barceloneses se tirarían de cabeza o los limeños, entre otros, disfrutarían de una zambullida, y el estilo empleado al hacerlo le parecería lindo a un chiapaneco y bonito a un sevillano; y ambos se entenderían también, por más que el sevillano nunca dijese “lindo” ni el chiapaneco “bonito”, igual que el español pronunciaría “paliza ” donde el americano “golpiza” y los dos entenderán la expresión del otro sin haberla pronunciado jamás. Y ambos sabrán de lo que hablan cuando el mexicano cite “la computadora” y el europeo “el ordenador”, influido aquél por el por el inglés (pero con familia en el español: computar, cómputo…) y éste por el francés (pero con los genes de las romances: orden, ordenar, el que ordena: ordenador).
Y si preguntamos en Argentina cuánto nos falta para llegar a una calle pueden contestarnos que “dos cuadras” donde nosotros diríamos “dos manzanas”, pero tan metafórica resulta una expresión como otra y las comprenderemos sin problemas.
El cada vez más intenso intercambio cultural entre los dos lados hispanos del Atlántico va reproduciendo un fenómeno curioso: las palabras específicas -esas soluciones distintas a cada lado, halladas en las esencias del idioma- circulan ahora cada vez más desde Latinoamérica hacia España, asumidas rápidamente por quienes las reconocen como propias aun inventadas a miles de kilómetros de distancia. Los españoles, por ejemplo, hablan ya del “ninguneo” que sufre alguien, una expresión y un verbo (ningunear) inexistentes en la península hace apenas diez años; y “grabadora” “está sustituyendo a “casete” con la fuerza del oleaje que la impulsó desde América; y el “culebrón” ha reemplazado a la “telenovela” en las pantallas y en el vocabulario de la gente. y con la gente empieza a abrirse paso la palabra “engentarse”, que podemos definir como “saturación de presencia humana “, “estar ahíto de gente”; por ejemplo, en un bar de moda en el cual se hace imposible llegar a la barra para pedir una copa. O en una fiesta a la que han acudido más invitados de los que se esperaba. Situaciones ambas que le engentan a uno y le incitan a marcharse, o al menos a desearlo.
El intercambio de palabras, sin embargo, no data de los tiempos actuales. De ello puede dar buena imagen la historia de la voz “tiza “, que designa esa arcilla terrosa blanca que se utiliza para escribir en los encerados. Un elemento, por cierto, que va desapareciendo de los colegios, sustituida por los rotuladores de alcohol y las pizarras (que ya no lo son) de plástico blanco; pero que permanecerá aún muchos años entre los jugadores de billar, quienes usan un compuesto de greda y yeso para afinar la suela de los tacos y al que llaman igualmente “tiza”. Pues bien, la palabra “tiza” procede del náhuatl, del vocablotizatl que decían los indígenas, y de allí se llevaron la palabra los españoles. Sin embargo, los mexicanos llaman a la tiza “gis”, palabra de raíz griega (del griego gipsum, yeso) llevada a México precisamente. ..por los españoles.
El lenguaje del fútbol en España ha dado paso a numerosos argentinismos, y así los locutores hablan de “botar un saque de esquina “, en una acepción del verbo “botar” (lanzar, arrojar) que rara vez se usa para otros lanzamientos en la Península y las islas. Pocos españoles saben que la palabra “hincha “, que todos ellos conocen como descriptiva del apasionado seguidor de un equipo, nació en Uruguay, y que arranca del hecho de que el forofo que más animaba al Nacional de Montevideo de principios de siglo era Reyes, el que hinchaba los balones; el “hincha “.
La palabra “auspiciar” -apoyar, proteger-, que el lingüista Rafael Lapesa recogía en 1966 como propia del español de América y desconocida en España, circula ya con su documento de identidad por toda la Península y cualquier español habla ya de algo “novedoso “, una voz que entró en el Diccionario en los años veinte, a propuesta de Ramón Menéndez Pidal, con marchamo de americanismo y con letras de canciones -Chabuca Granda, Les Luthiers, Los Chalchaleros, Los Cuatro Cuartos, Cholo Aguirre y sus ríos. .. Víctor Jara, Quilapayún, Facundo Cabral, Alberto Cortez, Cafrune, Larralde, Chavela Vargas- o con las frases de la literatura, llegaron también términos como “quebrada ” (arroyo en Argentina, lo que un chileno llamaría “acequia”), o “pollera” (falda), o “vereda” (acera en Argentina) o “capitalino” ( de la capital). En ellas vemos con precisión su significado: ¿No es hermoso pensar en los quiebros que da el agua del riachuelo, o en los pollitos que alguna mujer reunió en su falda, o en la vereda en la que un día se plantó el cemento de la acera?; y las entendemos; y por eso podemos pensarlas.
Lo mismo sucede cuando una camarera latinoamericana le pregunta a un español: ” ¿Le provoca un café?”. Tal vez tenga la tentación de contestar que le provoca más la camarera, pero habrá entendido el significado profundo de “provocar” en español.
¿Y cómo no comprender lo que se intenta decir cuando alguien anima a otro: “hombre, no te me achicopales”? Y los hispanohablantes europeos reconoceremos que achicopalarse refleja mucho más que acobardarse o retraerse, que no se trata de un vocablo equivalente sino de otra manera de emplear el español, en este caso con sus influencias indígenas, para llegar a un resultado singular, cuyos cromosomas podemos relacionar con “achicarse” o hacerse pequeño ante una adversidad. Más fácil aún resultará entender a la mexicana que nos presente a su novio con buen humor, resolviendo de un plumazo las dudas del lado europeo del Atlántico entre “mi compañero”, “mi amigo”, “mi prometido”, “mi chico”.” que las distintas formas de convivencia han acabado por superar y que derivan en que la gente que aún no ha llegado a cierta edad se enrede en dudas al referirse a su pareja. Pero la mexicana dirá: “…Y aquí le presento a mi pioresnada”. Y la comprenderemos perfectamente.

CIBERLUNES


Fundéu BBVA en Chile:



"Ciberlunes" es la forma española para "Cyber Monday"


Redacción internacional, 28 nov (EFE).-

La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) en Chile aclara que la forma adecuada de escribir la traducción de "Cyber Monday" al español es "Ciberlunes", en una sola palabra y con inicial mayúscula.
En las noticias en español sobre el día de grandes descuentos en los precios del comercio electrónico que tendrá lugar hoy, 28 de noviembre, conocido en inglés como "Cyber Monday", se observan diferentes maneras de escribir su nombre: "Este lunes se realizará en Chile el esperado Cyber Monday"; "Ahora viene el ciberlunes, cuando los minoristas en línea ponen sus productos en descuento"; "El Ciber Lunes debería ser el día con más compras a través de Internet de la temporada".
La Fundéu BBVA, que trabaja en Chile con el asesoramiento de la Academia Chilena de la Lengua, recomienda usar la traducción española "Ciberlunes" en lugar de la expresión inglesa "Cyber Monday". Además, recuerda que este término debe escribirse en una sola palabra y con inicial mayúscula, por tratarse de un nombre propio.
La Fundación del Español Urgente (www.fundeu.es) es una institución promovida por la Agencia Efe y patrocinada por BBVA que tiene como principal objetivo el buen uso del español en los medios de comunicación. EFE

IDIOMA MANCHEGO


El 'idioma manchego', palabras de otros tiempos que se usan todavía
Foto: cazaril.blogspot.com

En los últimos años se han popularizado, gracias a humoristas de Castilla-La Mancha (España) que han cosechado grandes éxitos en programas de televisión, palabras propias del 'idioma manchego', que parecen sacadas de otras épocas y otros lugares, pero que son de uso común en la región.
El profesor del IES Juan de Ávila, de Ciudad Real, Juan Manuel Sánchez, se encarga de estudiar el origen y la evolución de las palabras propias de la tierra, que en muchas ocasiones se tratan de arcaismos y arabismos que han permanecido en el habla de los castellanomanchegos o influencias de otras regiones limítrofes, como Aragón, Andalucía o Castilla y León.
La mayor parte de estas palabras, tal y como explica este profesor en una entrevista a Efe, hacen alusión a aspectos de la vida cotidiana, como la alimentación, las fiestas, los vestidos y otros elementos de las zonas rurales relacionados sobre todo con la agricultura y la ganadería, aunque en sus estudios también ha detectado términos que se podrían denominar neologismos adaptados.
En la gastronomía, se conservan arabismos como alajú o ajú, un dulce que todavía se sigue haciendo por navidad a base de pan tostado, almendras y miel, u otros más comunes como el alfajor, también típico de las fiestas navideñas.
Pero las raíces árabes no solo se conservan en la repostería, sino también en los platos principales y ese es el caso de la alboronía, un guiso de berenjenas que incluso puede llegar a considerarse el origen del tradicional pisto manchego.
Alifarse, por arreglarse, o alcaucero, como sinónimo de alfarero, son otros arabismos que se conservan en la forma de hablar de los castellanomanchegos.
Del Siglo de Oro, se siguen escuchando numerosos arcaismos en el habla castellanomanchega, con términos como cristianar por bautizar, liévada para aludir a la levadura del pan o atacarse en el sentido de abrocharse los pantalones y arreglarse la vestimenta.
Agujetas para denominar los cordones de los zapatos, orilla para hacer referencia al tiempo atmosférico, como por ejemplo «se ha quedado la orilla buena» o baruto pero también banduendo que definen a una persona que está todo el día fuera de casa, son otros de los términos que todavía se escuchan en la región.
Pero no se debe perder de vista que Castilla-La Mancha se compone de cinco provincias y en cada una de ellas o en cada zona geográfica se dan elementos característicos que nada tienen que ver unos con otros.
Así, en el noreste de Castilla-La Mancha se deja sentir más la influencia de los aragonesismos o catalanismos, y se usan palabras como esparteña, que es la aguja del espartero; bajoca para denominar a las judías verdes; empentar como sinónimo de sujetar o empujar, y sardiné que es el escalón que hay en la puerta y que recuerda al término sardinell, una obra de ladrillos puestos de canto uno al lado del otro.
Hacia el noroeste, se encuentran palabras con influencias del antiguo leonés y rasgos característicos de este habla, como la introducción de una i que da palabras comoblasfemiar por blasfemar o matanzia por matanza, en alusión al sacrificio del cerdo para el consumo de la carne.
Palabras como alporrio o apuporrio para referirse a una cosa que es inservible o flamaen el sentido de llama todavía continúan en uso, procedentes del habla leonesa.
Por el sur, la influencia del andaluz es normal en muchas de las palabras y también aporta términos específicos, como tarama, que es la leña pequeña, o alcacel, que alude a la cebada verde.
Si se reduce un poco más el ámbito geográfico, Sánchez apunta algunos localismos «interesantes», como la pérdida de la ñ en Quintanar de la Orden (Toledo) y otras localidades cercanas de la provincia de Ciudad Real, donde se dice panuelo por pañueloo menique en lugar de meñique.
La confusión de la l y la r en la pronunciación es otro de los rasgos más locales, abundante en zonas de Cuenca y Guadalajara, donde se puede escuchar sordado en lugar de soldado e incluso, tal y como recuerda el profesor, Garcilaso de la Vega dejó escrito en su testamento: «Entiérrenme en San Pedro Mártil».
Pero no todas las palabras propias de Castilla-La Mancha tienen orígenes remotos, sino que Sánchez ha resaltado que, en ocasiones, términos nuevos en el lenguaje se transforman, para parecerse a otros que ya existen en el vocabulario.
Así, en algunas zonas rurales se llama tomatosis a la enfermedad de la mixomatosis, que afecta a los conejos, mientras que el examen psicotécnico se denomina chicotécnico.
Sin embargo, el profesor afirma que las diferencias en el habla no solo se dan por cuestiones geográficas, sino que también tienen que ver otros aspectos como la edad, pues los jóvenes están más expuestos a la influencia de los medios de comunicación, lo que en ocasiones conlleva la pérdida de las variantes de los pueblos y, por lo tanto, la desaparición de la riqueza lingüística que, «hasta hace poco se conservaba de forma natural».
Para conservar las peculiaridades en el habla, el profesor propone la organización de actividades en universidades populares para que «no se olviden las palabras, los bailes tradicionales, las canciones y los refranes».
Publicado 29/11/2011
Agencia Efe

INVENTOS



Diez inventos españoles que pasaron a la historia

Muchos objetos y aparatos de uso común en todo el mundo han sido creados en España
BITACORAS.COM
Día 29/11/2011

Cuando se habla del origen de los grandes inventos que han revolucionado la vida de la humanidad, la mayoría de la gente piensa en países como Estados Unidos, Alemania o Japón. Sin embargo, España ocupa también un honorable lugar en la lista de naciones que vieron nacer innovadores productos para la civilización.
En nuestro repaso diario a la blogosfera, hoy traemos una lista elaborada por la bitácora “Qué quieres” donde se detallan algunos de los inventos concebidos en España que ya forman parte de la historia:
1.-El submarino: Uno de los primeros prototipos data de 1859, cuando el catalán Narciso Monturiol diseñó y construyó un buque sumergible impulsado manualmente, el Ictíneo I, al que años más tarde incorporaría un sistema de propulsión mediante vapor. Sin embargo, fueel ingeniero murciano Isaac Peral quien revolucionó la navegación submarina, al diseñar un buque sumergible impulsado por energía eléctrica. Construido en acero y con fines militares, el submarino de Peralfue botado con éxito en 1888. En la actualidad se encuentra expuesto en el puerto de Cartagena.
2.-El autogiro: Junto al submarino, este aparato precursor de los helicópteros modernos es otro de los grandes inventos españoles de los últimos 150 años. Ideado por el también murciano Juan de la Cierva a comienzos de los años 20, se compone del fuselaje de un avión convencional con una hélice frontal y unas alas muy cortas, al que se le acopla un rotor en la parte superior. A pesar de que de la Cierva construyó el primer aparato capaz de volar, en los últimos años una teoría sostiene que la idea original es del mallorquín Pere Sastre Obrador.
3.-El Chupa Chups: Una idea tan sencilla como introducir un palo en un caramelo supuso una auténtica revolución en el mundo de las golosinas, ya que permitía a los niños comerse el caramelo con menor riesgo de atragantarse. Inventado por Enric Bernat en 1958, alcanzó su máxima popularidad gracias al personaje de televisión Kojak.
4.-La fregona: El ingeniero del Ejército del Aire Manuel Jalón Corominas es el responsable de que dejásemos de fregar el suelo de rodillas. Corría el año 1956, cuando se le ocurrió acoplar al palo de una escoba un penacho de fajas de algodón que se escurrían en un cubo con unos rodillos accionados mediante un pedal. A lo largo de los años, el invento se fue perfeccionando y en la actualidad es utilizado por cientos de millones de hombres y mujeres en todo el mundo.
5.-La bota: Se trata de un recipiente flexible originario de Navarra y elaborado con piel de cabra que permite conservar y transportar el vino. Entre sus grandes ventajas destaca que mantiene el contenido a una temperatura óptima. Aprender a beber directamente de ella es todo un arte.
6.- El porrón: Elaborado con vidrio o cerámica, este utensilio creado en Cataluña se utilizaba para servir el vino en la mesa. Su nombre proviene de una variedad de pato buceador, cuya forma es semejante a la del porrón.
7.-El botijo: Es una pieza de alfarería cuya utilidad es mantener fresca el agua, mediante su evaporación en la arcilla porosa de que está fabricado. Todavía hoy continúa siendo de uso muy habitual en diversas partes del país.
8.-El Cóctel Molotov: Aunque el nombre de esta bomba de fabricación casera procede de Rusia y se desarrolló tal y como hoy la conocemos en 1939 en Finlandia, durante la Guerra Civil española el ejército republicano inventó un tipo de bomba incendiaria muy similar a esta.
9.-El arcabuz: Inventado hacia 1450, fue el primer cañón portátil de la historia. Su nombre procede del holandés y significa “cañón de gancho”. A pesar de que podía ser transportado y utilizado por un solo hombre, los primeros modelos tenían que ser disparados apoyados sobre una especie de trípode y su proceso de carga era muy lento y complejo. Con el paso de los años, el arcabuz fue perfeccionándose y aligerándose, hasta que en la segunda mitad del siglo XVI acabó dando paso al mosquete.
10.-El cigarrillo: Aunque el tabaco es originario de América, el cigarrillo es un invento genuinamente español, fruto del ingenio de los mendigos de de la ciudad de Sevilla, que en el siglo XVI empezaron a aprovechar los desperdicios del tabaco y a liarlos en finas hojas de papel de arroz. Hasta 1825, año en que empezaron a ser empaquetados y comercializados, nadie vio el potencial de este producto, cuyas primeras cajetillas manufacturadas comenzaron a venderse en 1833.

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los términos desecho y deshecho tienen distintos significados

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Deshecho es el participio del verbo deshacer, mientras que desecho, que significa 'residuo o cosa que se desecha después de haber escogido lo mejor y más útil', es un sustantivo derivado del verbo desechar.

No es apropiado, entonces, escribir «Se sospecha que podría haberse desecho de sus dos hijos de 2 y 6 años» en lugar de «Se sospecha que podría haberse deshecho de sus dos hijos de 2 y 6 años», ya que se está refiriendo al verbo deshacer(se).

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