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sexta-feira, 19 de abril de 2024

IA VS. FACTOR HUMANO


¿Acabará la IA con los traductores? Así afrontan el tsunami desde sus facultades

Los traductores e intérpretes de idiomas, lejos de evitar esta tecnología, la utilizan a su favor. Defienden que el uso de IA para traducir en masa y sin revisión humana puede dar lugar a equívocos y consecuencias irreversibles

Foto: El papel del traductor. (Pexels)
El papel del traductor. (Pexels)

"La gente piensa que la Inteligencia Artificial es inteligente, pero no lo es". Esta frase de Antonio Moreno-Sandoval, catedrático de Lingüística y profesor del Grado de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Madrid, responde a si las nuevas tecnologías arrebatarán el trabajo a los profesionales de los idiomas.                                                  ¿Sustituirá la IA al traductor?

Herramientas como DeepL o ChatGPT amenazan puestos de empleo lingüísticos al elaborar textos en varias lenguas de manera instantánea, y muy convincente. Al tener máquinas que traduzcan frases, textos o, incluso, libros enteros, la pregunta de si desaparecerán los traductores está en el aire. Estudiantes como Laura Sánchez, de último curso, se lo llegaron a plantear. "Esta pregunta me la hice, o, mejor dicho, me la hicieron poco antes de comenzar la carrera. ¿Para qué vas a estudiar algo que pronto podrán hacer las máquinas?".

No obstante, la respuesta de los especialistas es firme: no, la IA no les quitará el trabajo, solo será un apoyo.

"No se puede cerrar los ojos a la tecnología", dice María Rosario Martín, directora del Máster en Traducción y Mediación Intercultural de la Universidad de Salamanca. Ignorar la IA en los tiempos que corren es no avanzar. Por tanto, los traductores no reniegan de estas herramientas en su trabajo, al contrario, las aprovechan para que su labor resulte más sencilla.

"Los cambios a raíz de la tecnología no son nuevos. En el caso de la IA, tiene ventajas de rapidez y agilidad. Sirve para tener una primera versión, pero no puede ser un producto final. De lo contrario, el resultado puede ser muy burdo y poco cuidado", asegura. Así, los expertos utilizan a su favor, por ejemplo, softwares de traducción o diccionarios en línea. De hecho, enseñan la IA a los futuros traductores.

 

El riesgo ocurre cuando esa traducción de un texto no pasa por el filtro humano y se estanca en el modo automático. Aparte de problemas gramaticales que puedan surgir, existen factores como la reformulación de mensajes, el nivel de alfabetización, las particularidades culturales o la sensibilidad social que una máquina no va a aportar.                             El peligro está en la ausencia de revisión.

La alumna ejemplifica con un hipotético caso judicial de una persona extranjera a quien se la está juzgando en un juicio en España en castellano. Si dejamos que la IA interprete todo lo dicho en ese juicio, puede que haya grandes malentendidos que acaben en daños casi irremediables para la persona acusada. La IA no puede funcionar sin la ayuda de un traductor que la corrija. No se puede pedir responsabilidad a una máquina.

Ante estas posibles situaciones, Martín alude a las organizaciones. "La irrupción de la IA no cribada, si se apuesta por ella en las instituciones de forma cuantitativa y no cualitativa, pone en riesgo la salud de la lengua".

 

Moreno-Sandoval incide en un término: alucinación. "La IA alucina. Se inventa cosas que suenan bien, pero comete errores. Te permite agilizar y son muy convincentes, por lo que tienes que ser un experto para descubrirlo. Pero, insisto. El riesgo está en la alucinación". El problema no es la IA, sino pensar que con ella sola el trabajo ya está hecho.

 

La nueva tecnología lo que está produciendo es una diversificación de los perfiles y las tareas en el mundo de la traducción e interpretación. Hay mucho trabajo que no corresponde con la idea social. Desde edición y posproducción de traducciones a creadores literarios, gestores de proyectos multilingües, copywriters, subtitulado de audiovisuales o mediadores interculturales. "No se debe tener miedo a la IA, ni hay que dar miedo a las nuevas generaciones. Va a hacer otro tipo de trabajo".

Dentro de la traducción mediante IA

La IA nace de la idea de querer traducir lenguas. Las primeras apps fueron de traducción automática, con el objetivo de traducir del ruso al inglés en la guerra. Desde el origen, el miedo a ser reemplazado es lógico; y con la tecnología evolucionando a pasos de gigante, este se incrementa.

Así lo explica el catedrático: "Yo empecé en 1988 y ya en ese momento había miedo a los ordenadores. Han pasado 35 años y no se va. La realidad es que hasta hace cinco años funcionaban regular. Sin embargo, los sistemas mejoran y ahora convierten el texto en matrices de vectores. O sea, permite traducir mucho más rápido a través de números". Son soluciones de traducción que se basan en algoritmos que promueven estadísticamente lo habitual. En medio del imparable avance, dio un salto exponencial a raíz de algo que hoy es profundamente común: las redes sociales.

"Hay millón de millones de oraciones traducidas sacadas de redes sociales. Con Internet es difícil que una frase no la haya dicho nadie, entonces la traduce. Y lo cierto es que consigue que den una sensación de que está bien escrito. Es que es muy difícil encontrar una falta de ortografía. Pero hay que saber que la calidad de traducción no es igual según el idioma, porque no hay bases de datos para todas las lenguas. Para los idiomas que no tienen tantos hablantes, el inglés es el intermediario de la IA. Si quiero que me traduzca del albanés al vasco, se traduce del albanés al inglés y del inglés al vasco. En ese viaje puede pasar de todo", continúa.

El futuro está por descubrir y, aunque hay mucho dinero e interés detrás de la IA. Algunos expertos defienden que, a medida que se vaya perfeccionando la tecnología, su producción (en la traducción e interpretación, pero también en otros campos), será indistinguible de la de un humano. Otros, más optimistas, insisten en que el factor diferenciador humano. Los propios alumnos de grado están tranquilos acerca de su trayectoria laboral. Sus dudas sobre su elección no son distintas a las que puede tener un estudiante de otro grado.

Que el recorrido laboral de los traductores e intérpretes sea largo no depende de la IA, depende de las personas. "Si lo que traduce la IA no se ajusta a la verdad empírica, se desbloquea el pensamiento lingüístico. Nosotros estamos para revisarlo. Por eso trabajamos, por amor a la verdad", concluye Moreno-Sandoval.

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

 


LA RECOMENDACIÓN DIARIA
preocuparse por algo de algo,
mejor que sobre algo
 

Las preposiciones por y de, no así sobre, son las indicadas para construir el verbo preocuparse.


Uso no recomendado
  • Le envió un mensaje y se preocupó sobre su estado de salud.
  • Comenzó la guerra y él se preocupó sobre su situación.
  • Los televidentes se han preocupado sobre el destino que podría tener.

Uso recomendado
  • Le envió un mensaje y se preocupó por su estado de salud.
  • Comenzó la guerra y él se preocupó de su situación.
  • Los televidentes se han preocupado por el destino que podría tener.

Preocuparse significa ‘sentir temor o inquietud por alguien o algo’ y ‘dedicar atención a alguien o algo’, de acuerdo con el Diccionario panhispánico de dudas. La misma obra indica que para introducir el complemento de este verbo se emplean normalmente las preposiciones por («La corredora no se preocupa por su compañero») de («Se preocupaba de organizar colectas para ayudar»).

Asimismo, es posible utilizar en algunos casos en («Se tienen que preocupar en adquirir esta formación») y, con el primero de los sentidos, con («Se preocupó largamente con este asunto»), aunque no es lo más usual actualmente.

Por ello, no resulta recomendable usar sobre en lugar de alguna de las otras opciones.

Ver también

➤ porque / por que (consulta)

LA RECOMENDACIÓN DIARIA

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