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quarta-feira, 3 de setembro de 2014

LA LENGUA VIVA


 

Aprendamos inglés


 en Libertad Digital - España


Juan J. Cabasés se muestra en desacuerdo conmigo sobre la utilidad de las películas en versión original con subtítulos. Entiende que es mejor un buen doblaje, como se hace en España. Puede ser, pero el mejor doblaje no deja de ser una suplantación de la voz de los actores, un elemento fundamental en el arte cinematográfica. Se entiende que utilicemos textos traducidos, pero da no sé qué voces dobladas. ¿Alguien resistiría oír doblada la voz de Frank Sinatra cantando New York, New York? Ni siquiera el presidente Kennedy lo dijo en inglés, sino en alemán en el discurso del Puerta de Brandeburgo: Ich bin ein Berliner! A. Miguel Zúñiga opina que la polémica sobre las películas dobladas o con subtítulos resulta irrelevante para aprender un idioma. Lo fundamental es la convivencia con los otros hablantes. Entiendo que no son incompatibles ambos métodos.
Sobre la especificidad del idioma inglés y la dificultad para aprenderlo, José Luis García-Valdecantos echa su cuarto a espadas. Reconoce la dificultad fonética del inglés. Tanto es así que los angloparlantes están diciendo continuamente que no se han enterado de lo que acaban de oír. Añade el extremo sentido del ridículo que tenemos los españoles, incapaces, por ejemplo, de suscitar preguntas al final de una conferencia. Le doy la razón, pero matizo. He dado muchas conferencias en todas las provincias españolas. Suele ser normal la advertencia que me hace el organizador o presentador: "Aquí a la gente le da vergüenza plantear preguntas al término de la charla". Mi respuesta: "Ya verá cómo en este caso se les quita la vergüenza". Así ha sido en la mayor parte de las ocasiones. Hay un truco que no falla: comentar al final de la charla: “Me han dicho que los de esta ciudad (aquí el gentilicio correspondiente) no se atreven a hacer preguntas a los conferenciantes”. Se ven obligados a demostrar que mi informante no tiene razón.
Ante mi opinión de que el inglés es un idioma fácil, Ignacio Despujol me propone la lectura del siguiente enunciado: Three Swedish witch-bitches, which wished to be switched Swiss witch bitches, wish to watch three Swiss Swatch wtatch switches. Which Swedish witch bitches… El texto es mucho más largo e imposible de leer, tanto se parecen todas las palabras. En español sería mucho más claro: "Tres putas brujas suecas, que deseaban ser putas brujas suizas...". También hay trabalenguas en español: "Tres tristes tigres en un trigal…". El juego de lostrabalenguas ha sido siempre un recurso infantil o de sobremesa para pasar el rato. Me parece indiscutible que el idioma castellano resulta particularmente monótono, con sonidos muy repetidos. Otra cosa es que la fonética española sea mucho más clara que la inglesa. Los españoles nos seguimos maravillando de lo bien que aprenden nuestro idioma común los extranjeros, sobre todo los alemanes. Los angloparlantes se resisten un poco más. La razón es que estadísticamente esperan que los interlocutores sepan al menos un poco de inglés, el de los camareros, por ejemplo.

PALABRAS POSITIVAS




Hispanoablantes tienden a 

expresarse de manera más 

positiva, 

según estudio

 |  
AGENCIA EFE


Los hispanohablantes tienden a expresarse con un lenguaje más positivo a la hora de comunicase en comparación con otros idiomas, según un estudio de la Universidad de Vermont (Burlington).


La elección de palabras positivas registró el porcentaje más alto entre la población que se expresa en español que en los otros nueve idiomas analizados: inglés, portugués, alemán, francés, chino, ruso, indonesio, árabe y coreano.
La comunicación entre los hispanohablantes no solo es muy positiva, sino que también «el apego emocional al idioma español es el más alto» con respecto a las lenguas estudiadas, dijo a Efe Peter Sheridan Dodds, uno de los responsables del informe.
Entre las palabras positivas más usadas en español figuran: «amor, felicidad, paz, sonrisa, amigos y alegría», y entre las negativas que se emplean con menos frecuencia están: «muerte, guerra, tragedia, odio, miseria e injusticia».
Dodds enfatizó que en todos los idiomas analizados la elección de palabras positivas es predominante, y que además se aprenden con mayor facilidad, son usadas con frecuencia y se consideran más significativas.
El equipo de académicos de Vermont, liderado por Dodds y Christopher Danforth, estableció tras ocho años de investigación que «la comunicación humana a través del lenguaje es predominantemente positiva».
A pesar del egoísmo inherente de los individuos o de las grandes tragedias humanas que se sucedieron a través de la historia, «el balance es positivo», puntualizó el académico, «tendemos a expresarnos de manera favorable».
Prueba de ello es el uso «muy frecuente» de palabras positivas sobrepasando a los términos negativos en los clásicos de la literatura universal, como Moby Dick, El Quijote, Ulises, Oliver Twist, Crimen y Castigo o El Conde de Montecristo.
El informe sugiere que los humanos tienden a recordar mejor la información gratificante que las vivencias desagradables, y que el positivismo juega un rol importante en la psicología humana.
Después del español, «la comunicación en portugués y en inglés es la más positiva», y los resultados revelaron que «el intercambio en chino y en ruso suele ser el menos positivo» entre todos los idiomas analizados.
El equipo de once personas de la universidad de Vermont analizó 100 000 palabras en veinticuatro soportes diferentes, como entradas de Twitter, letras de canciones, subtítulos de programas televisivos, emisiones de radio y clásicos de la literatura.
El estudio catalogó además cerca de cincuenta valoraciones por palabra analizada, unas 10.000 en total, a partir de la clasificación realizada por parte de los participantes, a los que se les pagó para valorar sus sensaciones buenas o malas.
Dodds explicó que el estudio se realizó a partir de la hipótesis denominada «Pollyanna», formulada por los estudiosos Charles Osgood y Jerry Boucher en 1969, que ponía de manifiesto que las personas, independientemente de la cultura a la que pertenezcan, utilizan con mayor frecuencia palabras positivas.
Los resultados «nos sorprendieron, no los esperábamos», señaló Dodds, quien dijo que «la tendencia de usar palabras positivas» resultó ser «una práctica generalizada» entre la mayor parte de los seres humanos después de 45 años.
Los académicos además de lanzar una herramienta en internet denominada Hedonómetro, que permite visualizar un análisis de las obras literarias en cuanto al lenguaje positivo que utilizan, tienen pensado ampliar el estudio a más idiomas como el sueco y el noruego.

DE LAS PALABRAS


Horrores idiomáticos y algo más: 


De las palabras

 |  
MARÍA DEL ROSARIO MOLINA (PRENSA LIBRE.COM, GUATEMALA)

Muchos vocablos han aumentado sus significados.


No abundan las palabras que tienen una sola acepción y no puede decirse que «toda palabra tiene un significado exacto». En la entrada, o artículo correspondiente a cada una en los diccionarios, hay por lo general una serie de acepciones, y a menos que se reduzca conceptual y semánticamente por medio del contexto, si está aislada no sabremos a qué se refiere.
En ocasiones hay términos que incluso tienen dos entradas, porque aparte de sus significados distintos, proceden de fuentes etimológicas diferentes, v.gr., en el DRAE el verbo «asolar» en su primera entrada reza: «del latín assolare (derribar): tr. Destruir, arruinar, arrasar || 2. ant. Echar por el suelo, derribar. || 3. Aragón y La Mancha: Dicho de un líquido: posarse. Morfología: Conjúguese como contar». En la segunda entrada del verbo dice: «Asolar (De sol) tr. Dicho del calor, de una sequía, etc: Secar los campos o echar a perder sus frutos. Úsase mucho como pronominal». El primero de estos verbos es irregular, por eso el DRAE pone el modelo para su conjugación: «contar». El segundo es regular.
Como estos dos términos hay otros, tales como «apostar», cuya primera entrada del latínappositum se refiere a hacer apuestas, de dinero o cualquier otro bien, etc., mientras que la segunda, del italiano «postar» se refiere a colocar gente, caballería o artillería en determinado lugar. De estos últimos, el primero es irregular y el segundo regular. También «rato» en su primera entrada, del latín ratus se refiere al matrimonio rato (celebrado legalmente, pero que no ha llegado a consumarse). En la segunda, del latín raptus a un espacio de tiempo, y en la tercera, de «rata», al macho de la rata.
[...]
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FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

punto final, 


no punto y final

Recomendación urgente del día

El punto con el que se acaba un escrito o una división importante de un texto se llama punto final, no punto y final.
Esta expresión se emplea también para aludir a lo que da por terminado un asunto: «Aquel argumento puso punto final a la discusión».
Sin embargo, en los medios de comunicación se emplea a menudo la variante impropia punto y final: «El equipo puso un brillante punto y final a la temporada» o «Punto y final a una huelga de dos meses».
El Diccionario panhispánico de dudas señala acerca de esta variante: «No es correcta la denominación punto y final, creada por analogía de las correctas punto y seguido punto y aparte».
Se recomienda, pues, evitar punto y final para aludir tanto al punto que da fin a un texto como a aquello con lo que termina un asunto, y emplear en todos los casos punto final.

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