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segunda-feira, 20 de outubro de 2014

LA LENGUA VIVA



Al rescate de voces olvidadas


 en Libertad Digital - España



Los lexicones se encuentran repletos de voces arrumbadas por el olvido. Se deben rescatar muchas de ellas por su carácter expresivo, perfectamente adaptables a nuestro mundo. Aportaré algunas ilustraciones, más que nada para estimular la iniciativa de los libertarios en la misma dirección.

Una palabra gastadísima en la vida pública de tanto zarandearla esconsenso. Aunque de raíz latina, es una importación del inglés. Es sabido que en inglés culto las palabras de raigambre latina merecen mucho predicamento. (Por cierto, predicament en inglés no quiere decir "predicamento". Pero sigamos). Un equivalente castizo, hoy olvidado, es acordanza, la disposición para llegar a acuerdos, entendimientos entre posiciones dispares. Se basa en la idea de que es fácil que las dos partes de una negociación se pongan de acuerdo si repasan bien la memoria de sus orígenes.

Los escritores antiguos, educados en el conocimiento de las humanidades, afinaban mucho en la descripción de los estados de ánimo. Uno de ellos es la acedia, derivado del acedo o vinagre. Equivale a un carácter áspero, desabrido, indolente. Sirve admirablemente para describir un tipo humano característico de nuestro tiempo: flojo para el trabajo, indiferente, que "pasa de todo".


Son comunes en nuestros días las críticas a la profusión de asesores, consejeros y consultores de todo tipo, apoltronados en diversas instituciones y altos cargos. Es lástima que se haya dejado de utilizar la palabra enchufe (una analogía un tanto obscena pero expresiva). La lengua de nuestros mayores era pródiga en sinónimos igualmente brillantes: momio, sinecura, regalía, prebenda, gaje. Recurramos a ellos cuando convenga para designar los puestos "a dedo". Representan la apoteosis de la corrupción, en otros tiempos llamadaunto, algo así como la grasa para suavizar las relaciones con la Administración Pública.

La continua mecanización del trabajo nos lleva a que las máquinas sustituyan a las manos. No obstante, en momentos especiales de catástrofes y urgencias nos vemos obligados a recurrir a algo tan antiguo como el hormiguillo. Es el método por el que se establece una cadena humana que se pasa de mano en mano los objetos necesarios, sean cubos de agua, vituallas o materiales de desescombro. ¿Por qué no volver a llamarlo por su nombre?

Las modas en el atuendo o el tocado varían constantemente. Pero, como los elementos son limitados, vuelven las formas antiguas. En la forma de ostentar la pelambre masculina, se puede recurrir a una cabellera áspera, erizada y cuidadosamente desordenada. Algunos presentadores y tertulianos de la tele son maestros en tal ornamentación capilar. Decimos, entonces, que se caracterizan por un pelo cuidadosamente hirsuto. No es palabra corriente, pero se ajusta muy bien a la tendencia indicada.

EL VIAJE DE LA LENGUA


El viaje de la lengua
Por DOMINGO CABA RAMOS
"Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes. el idioma. Salimos perdiendo. Salimos ganando. Se llevaron el oro y nos dejaron el oro. Se llevaron todo y nos dejaron todo. Nos dejaron las palabras". (Pablo Neruda).
El 3 de agosto de 1492, un grupo de expedicionarios españoles, representando a los Reyes Católicos y comandados por Cristóbal Colón (1451-1506) partió del puerto Palos de Moguer, iniciando así un largo viaje cuyos propósitos originales nada tenían que ver con el descubrimiento, conquista y colonización de un nuevo mundo. La expedición, llevada a cabo en tres naves, llegó a una isla del Mar Caribe llamada Guanahaní, el 12 de octubre de 1492, materializándose de esa manera uno de los acontecimientos de mayor trascendencia en la historia de la humanidad: el descubrimiento de América, considerado por Francisco López de Gómera, como "La mayor cosa después de la criación del mundo, sacando la encarnación y muerte del que lo crio."
Pero aparte del descubrimiento, conquista y colonización del Nuevo Mundo, el aventurero marino genovés paralelamente llevó a cabo otra empresa de no menos importancia, considerada por José Juan Arom (Cuba, 1910 - 2007), como "La otra hazaña de Colón"
Esa "otra hazaña de Colón", al decir del ya citado investigador, profesor, ensayista y laureado escritor cubano,  consistió en llevar la lengua española a las nuevas tierras descubiertas. De ahí que considere, con sobradas razones, que la travesía del veterano y aventurero marinero de origen italiano, más que el viaje del descubrimiento fue "el viaje de la lengua". La famosa hazaña colombina no sólo nos puso en contacto con un nuevo espacio geográfico, sino que dio lugar al nacimiento de una nueva lengua: el español de América. 
Esta variante dialectal, según el respetado maestro y brillante lingüista dominicano, doctor Celso Benavides, «comenzó a formarse a partir de 1492 en que se produjo el descubrimiento. Es el resultado de la colonización; una mezcla del español con las lenguas aborígenes del continente y en algunos casos con algunas lenguas africanas. Coincide con aquel - aclara Benavides - en todos los rasgos centrales del castellano, pero se aparta de él, en cada pueblo, en los rasgos marginales y no pertinentes para la uniformidad.» (Fundamentos de historia de la lengua española, 1986, Pág.272)
Para un mejor estudio del desarrollo histórico del español de América conviene insertar esta modalidad dialectal en el contexto lingüístico en la que la misma se inscribe: el español peninsular. En virtud de este criterio, el español de América, más que una lengua general, se nos presenta como un dialecto; o, en términos más específicos, como la variante dialectal con que se intercomunican y comprenden los pueblos hispanoamericanos.
Su origen histórico, como ya hemos señalado, se remonta al mismo instante en que Colón descubre el continente americano, vale decir, se inicia con la conquista y colonización del Nuevo Mundo. En sintonía con esta idea, el profesor Arrom, en su ensayo "La otra hazaña de Colón" (1979), apunta lo siguiente:
« Pero vista desde una perspectiva americana, la gesta de Colón cobra un sentido distinto e invita a otro género de esclarecimientos y revelaciones. Por de pronto, para quienes hemos nacido y crecido en estas tierras por él descubiertas, su viaje, es el viaje de la lengua.» (Pág. 7)
Y continúa señalando más adelante:
« Las impresiones que le causan el paisaje y los hombres que súbitamente aparecen ante sus sorprendidas pupilas las fue asentando en su Diario de a bordo, no en el dialecto el genovés que habló en su infancia, ni en el idioma portugués que aprendió en su juventud, sino en la lengua española que adquirió durante su larga espera en Castilla y Andalucía. En lengua española hablaban los tripulantes de las tres carabelas. Y es una palabra española la primera que hiende el aire dormido de la madrugada del 12 de octubre: ¡Tierra!» (Pág. 8)
Y en cuanto al código empleado por el autor del "Diario de navegación" para describir el paisaje americano, el lingüista y antropólogo antillano enfatiza que:
«De ese modo, entendiendo cada vez más el habla dulce 'y mansa y siempre con risa' de los taínos, Colón resuelve el problema de expresar en una lengua europea los rasgos de la realidad americana. Mediante esos procedimientos sienta las bases de un idioma más extenso y preciso con sonoridades autóctonas, con algo de perfume a flor, el sabor a fruta y el frescor de los árboles cuyos nombres tanto había deseado conocer. Y esa lengua -puntualiza Arrom- enriquecida y elaborada artísticamente a lo largo de casi cinco siglos, es a la que hoy llamamos el español de América.» (Págs. 24/26)

LA MIRADA EN LA LENGUA


Armonización

foto de Francisco Ríos Álvarez
La Academia Española, en su loable afán de fijar y limpiar el idioma, ha desarrollado en el último decenio una gran actividad, que se ha traducido en varias obras: el Diccionario panhispánico de dudas (DPD, 2005), la Nueva gramática de la lengua española (2009-2011), la Ortografía de la lengua española (2010) y la vigésima tercera edición del Diccionario de la lengua española. Durante la preparación de esta, varios académicos se ocuparon de su armonización con la Gramática, la Ortografía y el Diccionario de americanismos. No se hizo otro tanto con el DPD, lo que se percibe en un mayor número de puntos de fricción de este con el DRAE.
El más perjudicado en estos casos es el hablante que, deseoso de mejorar su uso de la lengua, acude a una de esas obras, asume lo que en ella se predica y al cabo de pocos años se encuentra que lo que era blanco pasa a ser verde.
Cuando apareció el DPD incluso se invitó a los grandes grupos de comunicación a aplicar su contenido, que en algunos puntos parece ahora implícitamente desautorizado por el DRAE. De ello puede ser ejemplo el tratamiento que uno y otro dan a extranjerismos de uso frecuente en español. El DPD trata de españolizarlos en una serie de artículos en los que se repite esta cuidadosa redacción: «Adaptación gráfica propuesta para la voz francesa [o inglesa, italiana...]». Visto ahora, puede alegar la Academia que eran solo propuestas. Pobre consuelo para quienes las asumieron y aplicaron.
El DPD introdujo, por ejemplo, baguete, bléiser, burbon obutade. El DRAE, que las ignora, mantiene en unos casos o introduce por primera vez en otros las voces extranjerasbaguette, blazer, bourbon y boutade, que identifica unas como francesas y otras como inglesas y, en consecuencia, escribe en cursiva.
Es paradigmático el caso de los anglicismos terminados en -ing. Aquí coinciden los criterios del DPD y de la Ortografía. Dice esta: «Los préstamos del inglés que en esa lengua presentan la terminación -ing se han adaptado tradicionalmente al español eliminando la -g final, de acuerdo con la pronunciación espontánea de los hispanohablantes [...] Se recomienda seguir acomodando a esta pauta tradicional los numerosos anglicismos que circulan hoy con esa misma configuración, si se decide adaptarlos al español, bien por su falta de equivalentes en la propia lengua, bien por su arraigo y generalización en el uso actual: campin (del ingl.camping), castin (del ingl. casting; aunque se recomienda usar con preferencia el equivalente español audición), cáterin(del ingl. catering), márquetin (del ingl. marketing; aunque se recomienda usar con preferencia el equivalente españolmercadotecnia), pirsin (del ingl. piercing), etc.».
Pues bien, la nueva edición del Diccionario no recoge ninguna de estas adaptaciones y opta por los exóticoscamping, casting, catering y marketing. Los pírsines no le gustan ni como piercings.
Quizá lo más sensato ante este panorama sea que cada cual aplique su propio criterio. Y mientras tanto, que el tiempo vaya poniendo cada cosa en su lugar

La Academia Española, en su loable afán de fijar y limpiar el idioma, ha desarrollado en el último decenio una gran actividad, que se ha traducido en varias obras: el Diccionario panhispánico de dudas (DPD, 2005), la Nueva gramática de la lengua española (2009-2011), la Ortografía de la lengua española (2010) y la vigésima tercera edición del Diccionario de la lengua española. Durante la preparación de esta, varios académicos se ocuparon de su armonización con la Gramática, la Ortografía y el Diccionario de americanismos. No se hizo otro tanto con el DPD, lo que se percibe en un mayor número de puntos de fricción de este con el DRAE.
El más perjudicado en estos casos es el hablante que, deseoso de mejorar su uso de la lengua, acude a una de esas obras, asume lo que en ella se predica y al cabo de pocos años se encuentra que lo que era blanco pasa a ser verde.
Cuando apareció el DPD incluso se invitó a los grandes grupos de comunicación a aplicar su contenido, que en algunos puntos parece ahora implícitamente desautorizado por el DRAE. De ello puede ser ejemplo el tratamiento que uno y otro dan a extranjerismos de uso frecuente en español. El DPD trata de españolizarlos en una serie de artículos en los que se repite esta cuidadosa redacción: «Adaptación gráfica propuesta para la voz francesa [o inglesa, italiana...]». Visto ahora, puede alegar la Academia que eran solo propuestas. Pobre consuelo para quienes las asumieron y aplicaron.
El DPD introdujo, por ejemplo, baguete, bléiser, burbon obutade. El DRAE, que las ignora, mantiene en unos casos o introduce por primera vez en otros las voces extranjerasbaguette, blazer, bourbon y boutade, que identifica unas como francesas y otras como inglesas y, en consecuencia, escribe en cursiva.
Es paradigmático el caso de los anglicismos terminados en -ing. Aquí coinciden los criterios del DPD y de la Ortografía. Dice esta: «Los préstamos del inglés que en esa lengua presentan la terminación -ing se han adaptado tradicionalmente al español eliminando la -g final, de acuerdo con la pronunciación espontánea de los hispanohablantes [...] Se recomienda seguir acomodando a esta pauta tradicional los numerosos anglicismos que circulan hoy con esa misma configuración, si se decide adaptarlos al español, bien por su falta de equivalentes en la propia lengua, bien por su arraigo y generalización en el uso actual: campin (del ingl.camping), castin (del ingl. casting; aunque se recomienda usar con preferencia el equivalente español audición), cáterin(del ingl. catering), márquetin (del ingl. marketing; aunque se recomienda usar con preferencia el equivalente españolmercadotecnia), pirsin (del ingl. piercing), etc.».
Pues bien, la nueva edición del Diccionario no recoge ninguna de estas adaptaciones y opta por los exóticoscamping, casting, catering y marketing. Los pírsines no le gustan ni como piercings.
Quizá lo más sensato ante este panorama sea que cada cual aplique su propio criterio. Y mientras tanto, que el tiempo vaya poniendo cada cosa en su lugar.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Guinea, claves de 


escritura

Recomendación urgente del día

GuineaGuinea-Bisáu y Guinea Ecuatorial son los nombres de tres países que se encuentran en la región histórica de la Guinea y de los que a continuación se ofrecen algunas claves sobre su escritura y sus gentilicios.
1. El primero de ellos es Guinea, sin más calificativo, y su capital según la Ortografía académica se escribe Conakri, no Conakry. Para diferenciarlo de los otros dos países a menudo se la llama Guinea-Conakri, nombre que también es válido cuando se quiera evitar confusiones. Su gentilicio esguineano.
2. Guinea-Bisáu es limítrofe con el anterior y ya incorpora oficialmente en su denominación el nombre de la capital. Se prefiere la forma adaptada a la original de Guiné-Bissau o al híbrido Guinea-Bissau. Su gentilicio también esguineano.
3. Guinea Ecuatorial, situado más al sur, tiene como capital Malabo. El gentilicio recomendado es ecuatoguineano.
4. Históricamente se ha llamado Guinea a una vasta región del África subsahariana que comprende principalmente los países actuales que han adoptado este  nombre y los territorios intermedios. En este contexto, ha sido habitual su uso con artículo: la Guinea. El gentilicio de guineo para los habitantes de esta región se ha perdido y guineano actualmente se reserva a los naturales de las entidades políticas anteriores.

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