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sábado, 16 de junho de 2012

EL IDIOMA ESPAÑOL





El español - ¿Está bien dicho? ¿Bien escrito?
Autor: Jesús Hernández Cuéllar


Cuando se usa el idioma español como herramienta de trabajo y se sabe que esa lengua es también la herramienta de comunicación de 500 millones de personas en 21 países, y que 11 escritores de América Latina y España han ganado el codiciado Premio Nobel de Literatura desde 1904, golpear una tecla para armar una frase se convierte en un auténtico desafío. No importa dónde estamos ni para quién escribimos. No importa el tema, el clima, ni el estilo. Es un desafío. El español no es solo un idioma, es el corazón de una cultura, de una religión y de una historia compartida. Todo esto cobra una importancia mayor en esta época, en la que estamos enlazados casi todos a través de las redes sociales y otros mecanismos electrónicos. Esto nos hace más efectivos y también más vulnerables, porque no siempre estamos conscientes, al usar el español, de la dimensión de ciertos aplausos. Mucho menos del ridículo al que todos estamos expuestos alguna que otra vez.
El español no es solo un compendio de palabras y reglas gramaticales, que unos respetan y otros no. Hay una estética de la lengua, un ritmo, una belleza y una musicalidad. De la misma manera que hay buen gusto y mal gusto al vestir y comer, hay buen gusto y mal gusto al hablar y escribir el español. Se puede usar el idioma de la manera más exquisita cuando nos dirigimos a un grupo de humildes campesinos, que cuando escribimos para el círculo más selecto de intelectuales. Esto concede a la lengua de Cervantes un valor único. Los lingüistas de todas las culturas, reconocen esa riqueza inigualable. Estropearla, no respetarla, debía ser considerado un crimen de lesa cultura. Desde el momento en que el español José Echegaray supo que debía compartir su Premio Nobel de Literatura con el francés Frederick Mistral en 1904, hasta el día en que el hispano peruano Mario Vargas Llosa recibió el mismo galardón en 2010, el paso del español a través de mares y desiertos ha sido abrumador. Todavía en el siglo XX, se convirtió en la lengua común de Guinea Ecuatorial y el Sahara Occidental.
Y pensar que esto nació de un encuentro entre la reina Isabel I de España (Isabel la Católica) y el escritor Antonio de Nebrija, cuando en agosto de 1492 este último presentó a la soberana su Gramática de la lengua castellana. Esto ocurrió el mismo año que Cristóbal Colón, también con apoyo de la reina, llegó al llamado Nuevo Mundo. Y precisamente por ello, el español se convirtió en la lengua romance de mayor difusión en el planeta.
El español tiene características muy singulares. En principio, es posiblemente el único de los grandes idiomas cuya actividad está regida por un cuerpo de expertos de diferentes nacionalidades. La Real Academia Española (RAE), que tiene afiliadas en todos los países de habla hispana, incluido Estados Unidos, publica lo que podríamos llamar La Biblia de la lengua, desde 1780. Es un diccionario de grandes proporciones. Igualmente, hoy día, se puede consultar cualquier duda sobre el uso del español en la página web de la RAE (www.rae.es). La Academia no es una junta de ancianos olvidadizos y dogmáticos como algunos creen. Es una verdadera red de posibilidades, muy atenta a los cambios, y a las formas de hablar de cada nación hispanohablante. Las academias nacionales, son auténticos centros de investigación de la lengua.
Cuando De Nebrija se reunió con la reina, hace más de 500 años, para publicar su Gramática de la lengua castellana, la soberana le preguntó para qué servía su trabajo. El escritor tenía muy claro que necesitaba convencer a la reina, con las palabras que ella quería escuchar. Entonces, De Nebrija le respondió con algo que ya había escrito: "el idioma ha sido siempre un instrumento del imperio". A más de medio milenio de aquel encuentro, hoy podríamos encontrar otro buen argumento para convencer a quienes usan o se disponen a usar el español como herramienta de trabajo. Ese argumento podría ser..., el idioma ha sido siempre una señal de, ¿buen gusto?, de ¿calidad profesional?, de ¿educación e inteligencia?, de ¿capacidad para comunicar nuestras ideas?
Y después de todo, ¿usted qué opina?
(Hernández Cuéllar es director y editor de Contacto Magazine, revista que fundó en julio de 1994 en Los Ángeles, California. Ha sido además redactor de la Agencia EFE en La Habana, Cuba, San José, Costa Rica, y Los Ángeles, California, así como editor metropolitano del diario La Opinión de Los Ángeles e instructor de periodismo de la Universidad de California en Los Ángeles, UCLA --- Biografía).

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