Translate

terça-feira, 13 de novembro de 2012

TRADUCCIÓN














Nuevas tendencias

La traductología es un campo interdisciplinario que comienza a consolidarse como disciplina autónoma a medida que se va alejando de marcos teóricos estructuralistas y va desplazando su pensamiento hacia perspectivas postestructuralistas y postmodernas, tales como la deconstrucción.
La teoría de la traducción comienza a liberarse del peso de la sintaxis, la gramatica y la forma, en general, –dejando este aspecto al campo de la enseñanza y aprendizaje de las lenguas–, para concentrarse en problemas traductivos, teniendo en cuenta que la lengua cambia constantemente y que la inestabilidad que le es propia, no permite que exista una sola teoría de la traducción.
En el pasado, la traducción se consideraba un problema de equivalencias. Actualmente, es vista como un problema de asociaciones, que deben ser entendidas como parte de un contexto cultural y de la transformación de ese contexto, en el que, según Venuti (1992, 1995), el traductor juega un papel importante, pero además, él mismo hace visible su participación en la medida en que toma decisiones, a la vez que actúa como mediador, extranjerizando el texto que traduce –estrategia traductiva que difiere de la domesticación en el sentido en que ésta última intenta producir una traducción fluida y transparente.
Después de la obra de Nida Toward a Science of Translating (1964) –fundamentada en la teoría sintáctica y en la gramatica generativa de Noam Chomsky–, y después de la orientación alemana del Übersetzungswissenschaft (1970 y 1980) –basada en el concepto de equivalencia dinámica y equivalencia funcional de Nida–, la teoría de la traducción se propone dejar atrás la controversia fidelidad/libertad y los enfoques prescriptivos –que siguen siendo característicos de las teorías funcionalistas (Reiss and Hans Vermeer: Grundlegung einer allgemeinen Translationstheorie, 1984 / Christianne Nord: Translating as a Purposeful Activity: Functionalist Approaches Explained, 1997)–, moviéndose hacia orientaciones de carácter descriptivo, no enfocadas más en los componentes generativos de la estructura profunda (Nida, Chomsky), sino en las características propias a las estructuras superficiales de la lengua. Los comienzos de una metodología descriptiva empiezan a darse en la escuela checa y eslovaca.
–Aunque la teorías funcionalistas, como la teoría del Skopos, se interesaban en el texto de llegada y en el contexto de la cultura receptora, aspectos que serán en delante de gran importancia en los estudios de traducción, su enfoque sigue siendo restrictivo, ya que se limitan a la formación de traductores y a la evaluación de traducciones, descuidando los procedimientos traductivos y el fenómeno de traducción propiamente dicho–.
La traductología comienza con una visión histórica y con la descripción de diferentes metodologías traductivas, enfocadas hacia el proceso traductivo, y que consideran la traducción como un acto crítico, histórico y cultual (Holmes Lefevere, Bassnett). La teoría de los polisistemas (Itamar Even-Zohar, 1978), concebida en la escuela de Tel Aviv, trabaja en esta dirección, proponiendo no solamente describir el proceso de transferencia del texto, sino también el proceso de la producción de la traducción y de la transformación del texto fuente al integrarse al sistema literario de la cultura receptora. Gideon Toury se basa en esta teoría para orientar sus investigaciones hacia el texto y la cultura meta, situando su trabajo en un contexto teórico diferente al de la equivalencia, y cuyos postulados establece en sus DTS (Descriptive Translation Studies, 1980, 1995); se trata de buscar un modelo que explique el proceso por el cual se llega al texto traducido como producto final.
El pensamiento postestructuralista sobre la traducción pretende plantear el fenómeno traductivo en términos diferentes a los tradicionales. Para Antoine Berman la traducción es un acto crítico y productivo, que se interesa en lo/el extranjero (1985), Derrida, basado en Heidegger y en Benjamin, estudia la naturaleza filosófica de la traducción, analiza las transformaciones que sufre la lengua en el proceso de traducción, llegando a cuestionar los conceptos de significado y unificación textual, tan propios de la traducción. Con esta discusión se propone recuperar, por medio de la traducción, las características que ha perdido el lenguaje, orientándose, como Berman y Venuti, hacia la extranjerización y hacia la minorización del texto que se traduce.
El concepto de "extranjerización" se articula perfectamente con las teorías postcolonialistas –estudiadas por la etnología–, aplicadas a la experiencia traductiva (Niranjana, Spivak...). Según estas teorías, la traducción es un acto de transgresión, de empoderamiento, que motiva la creación y que participa en la supervivencia del texto en términos de transformación. Las teorías postcolonialistas abren un campo de investigación en la traducción integrando teorías provenientes de la práctica traductiva que se da en Asia, Africa y Latinoamérica, provocando nuevas relaciones teóricas desde una perspectiva traductológica diferente de la europeocentrista.
La traductología se encamina entonces hacia la extranjerización de sus procedimientos, metodologías y expectativas en términos benjaminianos.

Lecturas sugeridas:
Gentzler, Edwin (2001). Contemporary Translation Theories. Clevedon, Buffalo, Toronto, Sydney, Multilingual Matters.
Bassnett, Susan and Lefevere, André (1998). Constructing Cultures. Essays on Literary Translation. Clevedon, Multilingual Matters.
Venuti, Lawrence (1995). The translator's Invisibility. A history of translation. London and New York, Routledge.

FUENTE: http://docencia.udea.edu.co/TeoriaTraduccion/Desarrollo/Tendencias.html

ANLE











Academia de la Lengua en EE.UU. crea un premio a la difusión del español

El premio se entregará con periodicidad bianual a figuras que hayan destacado en la promoción del español y la cultura hispánica en este país, explicó hoy a Efe un portavoz de la Academia.
EL UNIVERSAL – Venezuela.

Nueva York.- La Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) anunció la creación del premio Enrique Anderson Imbert, con el que galardonar la trayectoria de quienes contribuyan a la difusión y conocimiento del español en Estados Unidos.

El premio se entregará con periodicidad bianual a figuras que hayan destacado en la promoción del español y la cultura hispánica en este país, explicó hoy a Efe un portavoz de la Academia.

El galardón tomará el nombre de uno de los fundadores de la ANLE, el escritor y teórico argentino Enrique Anderson Imbert, quien fue "una figura señera" de las letras hispanoamericanas, señaló en un comunicado Carlos Paldao, director de la revista RANLE, que edita la academia.

Nacido en Córdoba (Argentina), Anderson (1910-2000) fue profesor de literatura hispanoamericana en las universidades estadounidenses de Michigan y Harvard. Su obra incluye cuentos, ensayos y críticas.

En 1989 fue candidato al Premio Miguel de Cervantes, aunque finalmente el ganador fue el paraguayo Augusto Roa Bastos.

La ANLE, fundada en 1973, es una de las 22 academias de la lengua española, que fomenta el uso correcto de la lengua española en Estados Unidos.

NUEVO MANUAL DE ESTILO





AP lanza su primer Manual de Estilo en español (con recomendaciones para usar redes sociales)
Escrito por @cdperiodismo en Noticias el 12/11/2012 |


Associated Press lanzará un nuevo Manual de Estilo en español para periodistas, escritores y medios de comunicación de todos los países de habla hispana, especialmente de Latinoamérica y Estados Unidos. El documento incluye un capítulo con recomendaciones para tuitear, retuitear los tuits de otros, y el manejo de fuentes.
Además, refiere cómo debe realizarse la atribución de información proveniente de los medios sociales. También incluye términos de internet como blog, hashtag, emoticón, metadata y tuitear.
A PRUEBA
Un grupo reducido de medios, clientes de la AP, prueba actualmente el Manual de Estilo Online de la AP, que se encuentra en la internet y ofrece capacidad de búsqueda y personalizada, que incluirá miles de términos, algunos provenientes del reconocido “AP Stylebook” en inglés. La mayoría son palabras propias para el uso de escritores y periodistas que trabajan en el idioma español.
La AP empezará a vender el Manual de Estilo Online a partir del 19 de noviembre, y conmemorará la ocasión esa misma noche con una conferencia en Nueva York sobre el estilo de redacción del servicio en español de la AP. El evento tendrá lugar en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia a las 6 p.m.
INCLUYE ARCHIVOS DE AUDIO
El nuevo manual incluye capítulos dedicados a la terminología usada en las temáticas de deportes, arte, moda y entretenimiento, junto con cientos de archivos de audio con la correcta pronunciación de palabras difíciles de pronunciar.
También aporta palabras originadas en la experiencia de los inmigrantes hispanos en Estados Unidos, como chicano, Marines, parquear y suspensión temporal de deportaciones para referirse al deferred action.
ACTUALIZACIÓN PERMANENTE
El Manual de Estilo en español de la AP será actualizado constantemente, añadirá palabras y modificará otras, y los usuarios podrán recibir notificaciones por correo electrónico sobre cada actualización. El documento incluye palabras que serán incluidas en la versión de 2013 del Diccionario Panhispánico de Dudas y del Diccionario de la Real Academia Española, consideradas las máximas autoridades en el uso correcto del idioma español.
Las tarifas del manual oscilarán desde los $26 anuales para un usuario y los $210 anuales por una licencia para 10 usuarios.

Más información en Twitter: @AP_ManualEstilo y en Facebook.

TRADUCCIÓN ONOMÁSTICA

Estado actual de la investigación en Traducción Onomástica




Parece claro que los nombres propios requieren por su propia naturaleza un tratamiento especial en el campo de la Traductología. Sin embargo, los estudios sobre la traducción de los nombres propios se han realizado tradicionalmente desde la perspectiva de la Onomástica, más que desde la teoría de la traducción.
Para comenzar a hablar del tema se plantea una fácil pregunta de compleja respuesta: ¿Qué es un nombre propio?

A lo largo de los siglos, fundamentalmente filósofos y lógicos han intentado definir esta clase de palabras contraponiéndola a la de nombre común. Con la Lingüística Diacrónica y la Gramática Comparada se consolida la Onomástica como disciplina, y los lingüistas comienzan a interesarse especialmente por los aspectos semántico-referenciales del nombre propio (Fernández Leborans 1999, p. 79). En su última edición, el DRAE establece la siguiente definición de nombre propio:
1. m. Gram. El que, sin tener rasgos semánticos inherentes, se aplica a seres animados o inanimados para designarlos; p. ej., Antonio, Toledo.
Frente a la de nombre común:
1. m. Gram. El que se aplica a personas, animales o cosas que pertenecen a una misma clase, especie o familia, significando su naturaleza o sus cualidades; p. ej., naranja es unnombre común, que se aplica a todos los objetos que poseen las propiedades de forma, color, olor, sabor, etc., que distinguen a una naranja de cualquier otra cosa.
Sin embargo, la propia heterogeneidad del nombre propio hace que no haya una delimitación estricta del mismo como categoría diferenciada del nombre común.
De esta reflexión sobre su definición surge una segunda cuestión: ¿Tienen los nombres propios un contenido semántico?
La controversia planteada sobre si los nombres propios poseen un contenido semántico se puede resumir en dos posturas totalmente opuestas. Por un lado, están los que consideran que no tienen significado, no son connotativos, sino que simplemente denotan a los individuos que los designan, los identifican frente a otros. Y en el otro extremo estarían los que defienden la postura de que los nombres propios poseen incluso una semántica más rica que los nombres comunes (Cuéllar Lázaro 2000, pp. 114ss.)
Esta polémica sobre la semanticidad de los nombres propios es muy importante desde el punto de vista de los Estudios de Traducción, porque para algunos investigadores sólo pueden ser traducidos aquellos nombres semánticamente transparentes, es decir, que únicamente podría hablarse de traducción en el caso de nombres propios con un significado léxico.
Se plantea en este punto una tercera cuestión: ¿puede hablarse de «traducción» en el caso de nombres propios con un equivalente en otras lenguas, o en el de aquellos que simplemente se transfieren?
Para algunos teóricos de la traducción, no sólo la traducción lingüística (New York / Nueva York), sino también la adaptación o neutralización (London / Londres) e incluso la transferencia (Carmen / Carmen) son técnicas traslatorias y por lo tanto, en todas ellas puede hablarse de traducción (Moya 2000, pp. 28ss) .
Para otros, sin embargo, sólo en el caso de que haya una traducción stricto sensu -es decir, si los nombres propios son semánticamente transparentes-, se estaría ante una traducción. Por lo tanto, ni la transferencia -lo que García Yebra denomina «préstamo inadaptado» o extranjerismo-, ni la adaptación -«préstamo naturalizado»- serían procedimientos de traducción propiamente dichos (García Yebra 1989, pp. 335-340).
Hay un último punto que nos parece relevante en esta reflexión: ¿puede hablarse de tendencias, de modas, en la traducción de los nombres propios?
Sin lugar a duda, la traducción siempre se ubica en un contexto cultural determinado que no puede ni debe obviarse. De tal manera que, por ejemplo, hace siglos la tendencia era a adaptar los nombres propios de los personajes conocidos. Así nos encontramos con José Verdi, Gustavo Mahler, Juan Sebastián Bach, aunque también Franz Schubert o Johann Strauss, lo que indica la arbitrariedad en los criterios de adaptación. En la actualidad los antropónimos suelen transferirse, e incluso algunos que, por tradición, se adaptaron ahora son dimorfos (unas veces aparecen adaptados, otras transferidos): William o Guillermo Shakespeare, Johann Sebastian o Juan Sebastián Bach. En cuanto a los topónimos, se suelen transferir, a no ser que cuenten con una adaptación o traducción tradicional: Aachen como Aquisgrán, Bodensee como Lago de Constanza. Quizá la tendencia a transferir en lugar de adaptar, en la actualidad, venga en el fondo motivada por el hecho de que la traducción haya pasado de ser un elemento para mostrar las semejanzas culturales a ser un reflejo de la singularidad de la cultura de origen (Moya 2000, pp. 36ss y 180).
Los actuales trabajos de investigadores como Moya (2000), Franco (2000), Ballard (2001) y Grass (2002) ponen de manifiesto que el estudio de la traducción de los nombres propios despierta un interés creciente dentro del ámbito de la Traductología.
Carmen Cuéllar Lázaro
Universidad de Valladolid
carmen.cuellar@lesp.uva


Bibliografía
BALLARD, M. (2001): Le nom propre en traduction, Paris-Gap, Ophris.
CARTAGENA, N. (1992): «Acerca de la traducción de los nombres propios en español», en: Cartagena, N. / Schmitt, Ch. (eds.): Miscellanea Antverpiensia. Homenaje al vigésimo aniversario del Instituto de Estudios Hispánicos de la Universidad de Amberes, Tübingen, pp. 93-121.
CUÉLLAR LÁZARO, M. C. (2000): Dobletes de traducción y traductología. Las traducciones al castellano en España de la literatura contemporánea en lengua alemana (1945-1990). Estudio lingüístico. Secretariado de Publicaciones e Intercambio Científico, Universidad de Valladolid.
FERNÁNDEZ LEBORANS, M. J. (1999): «El nombre propio», en: Bosque, Ignacio y Demonte, Violeta (eds.) Gramática descriptiva de la lengua española, vol. 1. pp. 77-128, Madrid, Espasa.
FRANCO AIXELÁ, J. (1997): «La traducción por defecto de los nombres propios (inglés-español): una nueva propuesta basada en el análisis de la realidad», en Sendebar, vol. 8-9, pp. 33-54.
- (2000): La traducción condicionada de los nombres propios, Almar.
GARCÍA YEBRA, V. (1982 / 1989): Teoría y práctica de la traducción, 2 vols., Gredos, Madrid (= Biblioteca Románica Hispánica. Manuales, 53).
GRASS, T. (2002): Quoi! Vous voulez traduire Goethe? Essai sur la traduction des noms propres allemand-français, Peter Lang, Bern.
JESPERSEN, O. (1924 / 1992): The Philosophy of Grammar, The University of Chicago Press, Chicago / London.
KALVERKÄMPER, H. (1995): «Namen im Sprachaustausch: Namenübersetzung», en: Eichler, E. / Hilty, G. / Löffler, H. / Steger, H./ Zgusta, L. (eds.). Namenforschung. Ein internationales Handbuch zur Onomastik, 2 vols., Walter de Gruyter, Berlin / New York, pp. 1018-1025.
MOYA, V. (2000): La traducción de los nombres propios, Cátedra, Madrid.
NEWMARK, P. (1988 / 1995): A Textbook of Translation, Phoenix Elt, New York /London /Toronto /Sydney /Tokyo /Singapore [Versión en castellano de Virgilio Moya, Manual de Traducción, Cátedra, Madrid 1992].
SANTOYO, J. C. (1987): «La "traducción" de los nombres propios», en: Problemas de la Traducción(Mesa redonda - Noviembre 1983), Fundación «Alfonso X el Sabio», pp. 45-50.


Breve Historia del papel higiénico



Leyendo un artículo sobre futurología, referido a las tecnologías que seguiremos usando en los próximos 20 años, junto a otros grandes inventos que marcaron y /o facilitaron nuestra vida en el siglo XX, encuentro al papel higiénico.
Aparentemente él nos continuará acompañando, como mínimo, hasta el año 2030.
Según una reciente encuesta, el papel higiénico es el invento más indispensable para la vida de los seres humanos, por sobre el notebook o la Coca Cola. Y ya que esto es así, decidimos averiguar un poco más sobre esta brillante invención para conocer su origen.

El papel higiénico (denominado también rollo higiénico, papel de baño, papel sanitario o papel toilette) es un tipo de papel fino que se usa para la limpieza anal y genital tras el acto de la defecación o la micción. Puede estar perfumado o no. Su formato más común es el de rollo de papel, pero también es posible encontrarlo en paquetes. Se suele vender en mercados, supermercados y farmacias en paquetes de varias unidades. El papel suele estar diseñado para que se descomponga en contacto con el agua, al contrario de las toallas de papel para las manos, en algunos casos se elaboran papeles especiales para no dañar o atascar los pozos asépticos.

Las ventajas del papel higiénico son que es fácil e intuitivo de usar, bastante absorbente, y se puede tirar de la cadena tras su uso en la mayoría de países en los que el papel higiénico es común. La mayoría de los sistemas de alcantarillado, incluidos los tanques asépticos, puede aceptar papel higiénico junto con excrementos humanos. En muchos casos, se utiliza colocar el papel higiénico en una lata o cubo de la basura junto al retrete, si la fontanería o sistema aséptico no pueden hacer frente al papel higiénico. Equivocadamente el papel sucio puede ser un grave faux pas, de la etiqueta independientemente de la cultura.
El papel higiénico está disponible en varios tipos, una variedad de colores, decoraciones y texturas, para hacer un guiño a la preferencia personal. A veces se elabora a partir de reciclaje de papel; sin embargo, grandes cantidades de pulpa virgen de árboles se sigue utilizando en la fabricación de este producto. Hoy día se encuentran disponibles algunos tipos de papel reciclado más acordes con las ideas ecologistas, lo que reduce la polución causada tanto por las aguas fecales como por el empleo de materiales empleados por la industria papelera (por ejemplo, el cloro que se emplea para blanquear el papel).
Si bien la gente siempre ha tenido que limpiarse después de ir al baño, hay que
considerar que no siempre se usó el papel higiénico para esta tarea.

A lo largo de los tiempos, el hombre ha utilizado infinidad de artilugios y elementos con la finalidad de asearse en el baño.
La invención del papel higiénico consiguió desbancar a todos ellos.

Aparentemente el primero en discurrir usar el papel fue un chino: aunque el nombre de este genio no aparece por ninguna parte, los primeros registros escritos sobre el uso de papel para esta función provienen de ese país y datan del siglo VI.
En el año 589 d.C., el académico Yan Zhitui escribió: “Papeles en los que hay anotaciones o comentarios de los Cinco Clásicos o los nombres de los sabios, no me atrevo a usarlos para el baño”.
El papel, al fin y al cabo, fue inventado en China alrededor del siglo II, pero por mucho tiempo sólo se usó para envolver cosas y escribir, hasta que a alguien se le ocurrió que podría servir para limpiarse después de hacer las necesidades.
La fabricación a nivel masivo del papel higiénico no se produjo hasta el siglo 14, durante la dinastía Yuan en China. Por entonces, se registró que en la provincia de Zhejiang se producían 10 millones de paquetes de entre 1.000 y 10.000 hojas de papel higiénico al año, que en ese entonces no se enrollaban, sino que se apilaban. Cada hoja medía 90 cm x 60 cm. Sin duda, estas hojas estaban en consonancia con la posición jerárquica de sus usuarios: los propios emperadores y sus cortesanos.
Durante la dinastía Ming (entre 1368 y 1644), se registró que en 1393 se produjeron 720.000 hojas de papel higiénico para la Corte Imperial en la capital Nanjing. El mismo año, la familia imperial usó 15.000 hojas de papel especial extra-suave y perfumado para el baño.
Mientras tanto en Europa y otros lugares menos refinados, la gente con dinero se limpiaba con lana o tela, mientras que la gente sin dinero se limpiaba con la mano y con agua, o con trapos, hojas, pasto, paja, nieve, algas, y varias otras cosas dependiendo del país, costumbres y condiciones ambientales.
En higiene personal las clases sociales estaban bien delimitadas.
Los antiguos romanos de las clases pudientes utilizaban lana bien empapada en agua de rosas, mientras que la realeza francesa utilizaba nada menos que encaje y sedas. La hoja de cáñamo era el más internacional de los materiales utilizados por los ricos y poderosos.
En varios lugares, aún cuando había papel disponible, éste no era utilizado porque no se consideraba lo suficientemente limpio en comparación a lavarse con agua.

El papel no se volvió popular en el baño occidental hasta 1857, cuando el estadounidense Joseph Gayetty comenzó a vender lo que se considera el primer papel higiénico comercial. El comerciante vendía paquetes de “Papel medicado Gayetty” en paquetes de 500 hojas con una marca de agua con el nombre del inventor.
Cada paquete costaba USD 0,50. El producto primigenio consistía en láminas de papel humedecido con aloe, denominado “papel medicinal de Gayetty”, un auténtico lujo para los más hedonistas. El nuevo producto, de precio prohibitivo, se comercializaba bajo un visionario eslogan: “la mayor necesidad de nuestra era, el papel medicinal de Gayetty para el baño. Gayetty obtuvo una de las primeras patentes de papel higiénico de Estados Unidos.
En 1880 los hermanos Edward y Clarence Scott comienzan a comercializar el papel enrollado que hoy conocemos, bajo la marca Scott. Una presentación en sociedad llena de obstáculos dados los muchos tabúes que rodeaban al nuevo producto.
Por la época se consideraba inmoral y pernicioso que el papel estuviera expuesto en las tiendas a la vista del público en general.
Pero el papel de los orígenes no era el producto suave y absorbente de nuestros días.
En 1935 se lanza un papel higiénico mejorado bajo el reclamo de “papel libre de astillas”. Esto nos hace deducir que lo habitual de la época era que el papel higiénico contara con alguna que otra impureza.
Desde allí, empezaron a florecer fabricantes de papel en Europa y distintos lugares del mundo, convirtiendo al papel higiénico en una necesidad básica de cada hogar y cada baño.
La importancia del papel higiénico en nuestros días es incuestionable, testigo de ello es el reconocimiento recibido por Kimberly-Clark en 1944 a cargo del Gobierno de los Estados Unidos. El motivo de dicho reconocimiento fue (citamos palabras textuales) “su heroico esfuerzo en el suministro a los soldados durante la II Guerra Mundial”.
Dicha importancia llegó a ser estratégica en la Operación Tormenta del Desierto de la Guerra del Golfo. El verde de los tanques estadounidenses contrastaba demasiado con las blancas arenas del desierto y no se contaba con el tiempo necesario para pintar los vehículos. Se optó por envolver los tanques en papel higiénico como técnica de camuflaje de última hora.
De ser un producto denostado y vendido discretamente en la trastienda, el papel higiénico se ha convertido en el protagonista de pasarelas de moda, obras de arte y delicados trabajos de papiroflexia.
Artistas plásticos de renombre como Christo, Anastassia Elias o Yuken Teruya han utilizado papel higiénico como material para sus trabajos. En el terreno de la moda, es célebre el certamen Cheap Chic Weddings Toilet Paper Wedding Dress Contest, que cada año reúne en Estados Unidos a las más originales propuestas de vestidos nupciales confeccionados con papel higiénico.
El papel higiénico tal cual lo conocemos hoy en día ha experimentado un gran desarrollo a lo largo de los cerca de 140 años que han transcurrido desde su invención. A la doble capa del papel (incorporada en 1942) se suman “tecnologías de punta” que aportan mayor suavidad y absorción.
La última innovación del producto supone incorporar loción de karité, un fruto natural con reconocidas propiedades cosméticas.
El consumo per cápita anual, -promedio mundial - , es de 4 kilogramos, pero está aún lejos de las cifras de Colombia (que supera los 6 kilos), México (7 kilos), Chile (8 kilos) y Estados Unidos, el campeón en consumo de este producto con más de 20 kilogramos por persona al año.
¿Imaginas tu vida sin papel de baño? La mayor parte de nosotros no -es más, sufrimos con tan sólo pensar en un mundo sin suavidad y aromas florales- pero un grupo de científicos japoneses anunció al mundo en 1999 la creación de un inodoro que lavaría, enjuagaría y secaría a sus usuarios de forma automática. Han pasado 12 años de esta terrible amenaza y el papel higiénico sigue tan vigente como siempre, acompañando a la humanidad en su destino.

FUENTES:
Fayer wayer – Dosis diárias de tecnologia em español ™ http://www.fayerwayer.com/2011/05/el-origen-de-el-papel-higienico/
Futurología: Tecnología que seguiremos usando en 20 años más por Esteban Zamorano
Scottex/ Kimberly-Clark Iberia

JULIO CORTAZAR











Lucas, sus pudores



En los departamentos de ahora ya se sabe, el invitado va al baño y los otros siguen hablando de Biafra y de Michel Foucault, pero hay algo en el aire como si todo el mundo quisiera olvidarse de que tiene oídos y al mismo tiempo las orejas se orientan hacia el lugar sagrado que naturalmente en nuestra sociedad encogida está apenas a tres metros del lugar donde se desarrollan estas conversaciones de alto nivel, y es seguro que a pesar de los esfuerzos que hará el invitado ausente para no manifestar sus actividades, y los de los contertulios para activar el volumen del diálogo, en algún momento reverberará uno de esos sordos ruidos que oír se dejan en las circunstancias menos indicadas, o en el mejor de los casos el rasguido patético de un papel higiénico de calidad ordinaria cuando se arranca una hoja del rollo rosa o verde.
Si el invitado que va al baño es Lucas, su horror sólo puede compararse a la intensidad del cólico que lo ha obligado a encerrarse en el ominoso reducto. En ese horror no hay neurosis ni complejos, sino la certidumbre de un comportamiento intestinal recurrente, es decir que todo empezará lo mas bien, suave silencioso, pero ya al final, guardando la misma relación de la pólvora con los perdigones en un cartucho de caza, una detonación más bien horrenda hará temblar los cepillos de dientes en sus soportes y agitarse la cortina de plástico de la ducha.
Nada puede hacer Lucas para evitarlo; ha probado todos los métodos, tales como inclinarse hasta tocar el suelo con la cabeza, echarse hacia atrás al punto de que los pies rozan la pared de enfrente, ponerse de costado e incluso, recurso supremo, agarrarse las nalgas y separarlas lo más posible para aumentar el diámetro del conducto proceloso. Vana es la multiplicación de silenciadores tales como echarse sobre los muslos todas las toallas al alcance y hasta las salidas de baño de los dueños de casa; prácticamente siempre, al término de lo que hubiera podido ser una agradable transferencia, el pedo final prorrumpe tumultuoso.
Cuando le toca a otro ir al baño, Lucas sufre por él pues está seguro que de un segundo a otro resonará el primer halalí de la ignominia; lo asombra un poco que la gente no parezca preocuparse demasiado por cosas así, aunque es evidente que no están desatentas de lo que ocurre e incluso lo cubren con choques de cucharitas en las tazas y corrimientos de sillones totalmente inmotivados. Cuando no sucede nada, Lucas se siente feliz y pide de inmediato otro coñac, al punto que termina por traicionarse y todo el mundo se da cuenta de que había estado tenso y angustiado mientras la señora de Broggi cumplimentaba sus urgencias. Cuán distinto, piensa Lucas, de la simplicidad de los niños que se acercan a la mejor reunión y anuncian: Mamá, quiero caca. Qué bienaventurado, piensa a continuación Lucas, el poeta anónimo que compuso aquella cuarteta donde se proclama que no hay placer más exquisito / que cagar bien despacito / ni placer más delicado / que después de haber cagado. Para remontarse a tales alturas ese señor debía estar excento de todo peligro de ventosidad intempestiva o tempestuosa, a menos que el baño de su casa estuviera en el piso de arriba o fuera esa piecita de chapas de zinc separada del rancho por una buena distancia.
Ya instalado en el terreno poético, Lucas se acuerda del verso del Dante en el que los condenados avevan dal cul fatto trombetta, y con esta remisión mental a la más alta cultura se considera un tanto disculpado de meditaciones que poco tienen que ver con lo que está diciendo el doctor Berenstein a propósito de la ley de alquileres.

de "Un tal Lucas", Julio Cortázar, 1979. © 1996 Alfaguara

FUNDÉU RECOMIENDA...


Recomendación del día


hemisferios, con minúsculas

Los nombres de los hemisferios se escriben con iniciales minúsculas en todas sus palabras.

Según la Ortografía académica publicada en el 2010, los nombres de los hemisferios son denominaciones descriptivas de regiones delimitadas por líneas imaginarias, por lo que, al igual que los nombres de estas últimas, se escriben con minúsculas: hemisferio norte, hemisferio oriental, hemisferio americano, hemisferio boreal...

Sin embargo, en ocasiones se ven escritos con mayúsculas ambos términos o uno de ellos, como en «La cumbre reúne cada dos años a los ministros de los 34 países del Hemisferio Occidental» y «Un millón de turistas llegan para experimentar qué se siente al tener un pie en el hemisferio Sur», donde lo apropiado habría sido «hemisterio occidental» y «hemisferio sur», respectivamente.

En América se emplea Hemisferio para referirse específicamente al continente americano, y en este caso, al tener valor antonomástico, puede escribirse con mayúscula inicial.

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

  LA RECOMENDACIÓN DIARIA el maratón  y  la maratón ,   formas adecuadas   La palabra  maratón  puede emplearse tanto en masculino  ( el mar...