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segunda-feira, 15 de setembro de 2014

CONCURSO INTERNACIONAL DE TRADUCCIÓN DE CHINA 2013 (CITP)

"Que la literatura de ficción de China hable en mil lenguas al resto del mundo"
Por Abel Rosales, 15-09-2014

El Concurso Internacional de Traducción de China 2013 (CITP) convocó a traductores en China y en el extranjero que sienten amor por la cultura china y se dedican a traducir excelentes trabajos de literatura contemporánea china. La edición 2013 destaca el desempeño de la traductora china Guo Lingxia y del cubano Isidro Estrada. Obtuvieron el primer premio con la Obra "Papas de mi corazón". Conversamos con Isidro Estrada en exclusiva para Radio Internacional de China.
A: ¿Por qué seleccionaron la obra "Papas de mi corazón" para participar en el concurso?
I: La obra la escogí yo, al repasar la lista de 35 autores contemporáneos chinos que propuso el comité organizador del concurso, cuando salió la convocatoria en septiembre de 2013. Me decidí por esa obra porque un año antes, Alicia y yo ya habíamos traducido un texto de esa escritora, Chi Zijian, nacida en la provincia de Heilongjiang, en 1964. Aquella primera noveleta se titula en chino鬼魅丹青 (guimei danqing), que viene siendo "Pintura de demonios y fantasmas", y que finalmente decidimos titular en español como "Mil demonios y un atelier de costura", para completar el volumen final de la trilogía de literatura china que tú ya conoces muy bien. Aquí ocurrió algo curioso. Si bien en la primera obra de esa autora donde trabajamos juntos, ambos nos sentimos atraídos por la capacidad de fabulación que exudaba la historia, en la cual se mueven decenas de personajes, tramas y subtramas, al analizar el segundo relato Alicia no se sintió convencida por el tratamiento que Chi Zijian daba al tema. No lo veía "auténtico", por decir alguna calificación. Además, ella tenía muchas ocupaciones en la revista en ese justo momento, e incluso problemas con su familia, pues su padre estaba enfermo y necesitaba de cuidados. A pesar de todo, yo seguí insistiendo en traducir a esta escritora. Y, en consecuencia, decidí buscar a otro traductor de chino-español que quisiera trabajar conmigo. Encontré a un joven compañero de oficina acá en la TV, que aceptó la propuesta, y pusimos manos a la obra. Procedí entonces a leerme una versión en inglés de ese relato, que está colgada en Internet desde hace años. Con esa lectura entré "en calor" y me dispuse a iniciar el proceso conjunto de desmenuzar los matices de caracteres y frases chinos junto al mencionado colega. Sólo sostuvimos una sesión de intercambio. Antes de la siguiente, el colaborador desistió del empeño. Me dijo que me buscara a otro, sin ningún preámbulo. Y todo por una querella casi infantil: se sintió decepcionado porque como revisor al español que soy en nuestra sección, no le otorgué la calificación que él consideraba merecer en la evaluación mensual que se le hace al personal chino. Así que, sin más ni más, me dejó plantado. Y tuve que empezar de cero. La suerte, una vez más en mi vida, fue tener a Alicia en la retaguardia. Cuando me vio alicaído por el suceso, se impuso a todos sus problemas ocasionales y melindres respecto a la obra, y decidió compartir el "sufrimiento" conmigo. Fueron noches de intensos análisis, de "viajes de ida y vuelta" de un idioma al otro, de broncas por imponer cada uno su criterio. Todo esto supuso un notable desgaste, porque además del lógico esfuerzo que conlleva traducir ficción, apenas faltaban días ya para el cierre del envío.
Pero puedo decir con orgullo que esta traducción se hizo con amor. En doble sentido. Es que Alicia y yo ya somos un equipo: nos complementamos a la perfección. Este texto le debe tanto a uno como al otro. Al final, hasta debo agradecer la acción del "desertor", que me devolvió en brazos de mi querer.
El concurso internacional de traduccion de china fue auspiciado por la Oficina de Información del Consejo de Estado, la Asociación de Escritores chinos y el Grupo de Publicaciones Internacionales de China, y organizado conjuntamente con la Asociación de Traductores de China, el Grupo de Trabajo para "China Book International", el Departamento de Investigación de la Asociación de Escritores de China y la Revista Literaria del Pueblo el concurso internacional de traducción de China.
A: Dada tu experiencia como traductor ¿que consideras más complejo en la traducción del idioma chino al español?
I: Permíteme comenzar la segunda pregunta dando seguimiento a la primera: te confieso que algo en mi fuero interno me decía que aquel relato, al parecer tan simplón, tan lineal, podía mostrar su "garra" oculta al llevarlo al español. Fue una intuición. Y por eso, en la parte que me correspondió, coloqué alma, corazón y vida, además de cerebro, buscando el tono adecuado. Bueno, parece que lo conseguimos. Pero hay más: además del máximo galardón en español, ese mismo relato recibió el primer premio en ruso, y el tercero en inglés. Y conste que no conozco de nada a esos otros profesionales, y mucho menos nos pusimos de acuerdo. Sin embargo, algo especial debe tener esa historia de una pobre familia campesina china que le debe todo lo que son a un sembrado de papas en la ladera de una colina. Esos tres premios en distintos idiomas y en un mismo concurso, dan fe de hasta qué punto pueden calar los pequeños dramas humanos en el imaginario colectivo, al punto de impresionar por igual a traductores y jurados. Chi Zijian debe estar orgullosa de su talento para atraer lectores de tan variadas nacionalidades. En cuanto a las complejidades técnicas, te puedo decir que suplo mis limitaciones en el conocimiento del chino desarrollando algo así como cierta capacidad "extrasensorial", o como diríamos en Cuba, echándole un poco de maña al asunto. Quizás te cause risa, pero creo que he aprendido a "sentir" el chino antes que a leerlo. Por lo demás, siempre me atengo a ese principio, tan bien expresado en inglés, de "ponerse los zapatos del otro" (get into somebody else's shoes). Cuando enfrento traducciones de este corte, trato de estar en la piel del autor, sólo que escribiendo en español. A esa hora soy un travesti literario.
A: Alicia y tú han trabajado en varios proyectos juntos, ¿actualmente tienen nuevos trabajos?
I: Como bien dices, ya hemos hecho algunos trabajos conjuntos previos, el más importante de los cuales ha sido, sin dudas, la Trilogía de Literatura China Contemporánea, que editaron conjuntamente, a partir de 2012 las editoriales Nuevo Mundo y de Escritores Chinos. Son 14 relatos o noveletas de igual número de autores, que supusieron un tremendo reto para nosotros. Pero a la vez, constituyeron toda una revelación sobre el mundo de las letras chinas en la actualidad. Te confieso que no estoy del todo contento con los resultados de la trilogía. Al principio, quise apegarme en demasía al chino, guiándome por ciertas consideraciones de Alicia, temeroso de no reflejar el sentimiento original. Creo que la clave del éxito en este trabajo, es que ambos traductores alcancen un terreno medio ideal, el cual permita, por un lado, la fidelidad al texto original, y sobre todo al sentir (en chino el ganjue) del autor, mientras, por otro lado, conseguimos un producto final en el idioma de destino que propicie la lectura fluida, como si hubiera sido concebido en esa lengua. Creo que eso sí lo logramos con creces en Papas de mi corazón. Ahora mismo tenemos encargada la traducción de "El sueño chino", que muy lejos de lo que puede indicar el título a algún lector desinformado en el extranjero, no tiene nada de ficción, y sí mucho de las consideraciones económicas, políticas, sociales y hasta filosóficas que el conocido compilador Xie Chuntao expone sobre el complicado camino de China hacia el renacimiento nacional. Eso sí, espero que este premio nos abra el camino a nuevas experiencias en esta grata pero muy complicada tarea de hacer que la literatura de ficción de China hable en mil lenguas al resto del mundo.

El Concurso Internacional de Traducción de China 2013 fue convocado en cinco idiomas: inglés, español, ruso, francés y árabe. Todos los ganadores pueden aplicar para ser reconocidos como miembros expertos de la Asociación de Traductores de China.

LA LENGUA VIVA











Lecciones de gramática más o menos parda
Amando de Miguel en Libertad Digital - España


No se tome gramática parda en el sentido de máximas vulgares. Por ejemplo, "ver, oír y callar". Seguramente, el adjetivo pardo se asociaba al atuendo de la gente corriente o menesterosa. O quizá aludía al hábito de los dómines que enseñaban las primeras letras. Ha quedado como un epíteto para la gramática popular, y así lo tomo. Aunque exista una RAE (bienvenida sea), las reglas deL manejo de las palabras se dictan por el pueblo "al hablar con su vezino" (sic). Aquí hemos comentado algunas. La dificultad reside en distinguir lo popular de lo vulgar, lo preciso de lo relamido.

Luis Alamillo observa la tendencia a preferir la forma "querría que me dijera" en lugar de "quisiera que me dijera". Yo mismo me armo un lío entre las dos opciones. Debe de ser por la influencia de mi bachillerato en San Sebastián. La frase tópica de los donostiarras es “si mañana llovería…”. A mí no me suena mal, qué quieren que les diga. Por lo mismo que a mis amigos de Palencia les parece de perlas que se diga “este libro le he puesto sobre la mesa”. Me encanta el leísmo, aunque yo no lo practique mucho.

José Javier Parra suscribe las reformas políticas que aquí debatimos, pero subraya que falta una premisa básica: reinstaurar el control de losinterventores de Hacienda. Parece que los suprimió bonitamente Felipe González, y así estamos, flotando en un océano de corrupción. Estoy de acuerdo, aunque me pregunto si no existen ya muchos controles sobre el papel. La clave está en la falta de honradez pública. Luego está la famosa pregunta de "¿quién controlará a los controladores?". Puestos a revitalizar instituciones del pasado, me gustaría ver otra vez los juicios de residencia que se hacían a los altos funcionarios del imperio español. La cosa es tan simple como comparar el dinero que tenían cuando entraron en el cargo y el que poseen cuando salen de él. No vale decir que lo recibieron de una herencia. Si la resta es abultada, a la cárcel. Y santas Pascuas.



Me he referido algunas veces a la comparación entre el inglés y el español. José Antonio Martínez-Pons señala la gran diferencia entre los dos idiomas. Los buenos diccionarios ingleses tienen que poner la pronunciación figurada de las voces para que el lector sepa cómo se pronuncian. En español, gracias a los acentos y a la fonética clara, no es necesario tal artilugio. Estoy de acuerdo. En español el verbo deletrearapenas se emplea. En inglés hay que hacerlo constantemente. Cuando conversan dos angloparlantes –y no digamos si son varios–, da la impresión de que están un poco tenientes. No hacen más que preguntarse "¿Qué has dicho", "¿Perdón? No te he entendido", “¿Qué? No te he oído”. Encima, suelen hablar para el cuello de su camisa. Los españoles vociferantes nos entendemos mejor. Ya sé, resulta una afirmación nacionalista, pero no va contra nadie.

VI CONGRESO INTERNACIONAL DE LEXICOGRAFÍA HISPÁNICA

El VI Congreso Internacional de Lexicografía Hispánica ha contado con la participación de más de cien especialistas

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GOB. LA RIOJA (ESRIOJA.ES)

El VI Congreso Internacional de Lexicografía Hispánica, organizado por el Instituto Historia de la Lengua de Cilengua y la Asociación Española de Estudios Lexicográficos (AELex), se ha celebrado los días 10, 11 y 12 de septiembre del 2014 en el Centro Internacional de Investigación de la Lengua Española (Cilengua) de San Millán de la Cogolla (La Rioja).



Foto: ©Gob. La Rioja
FOTO: ©GOB. LA RIOJA
Este congreso ha contado con la participación de más de cien investigadores y profesores de diversas universidades y centros de investigación españoles y extranjeros que han sometido sus trabajos a la evaluación del consejo científico creado específicamente para evaluar los índices de calidad de las propuestas de comunicación que presentar.
Cada día se ha impartido una conferencia plenaria a cargo de especialistas de reconocido prestigio nacional e internacional en el ámbito de la filología. Así, la profesora de la Universidad de Santiago de Compostela, Mar Campos Souto, presentó la conferencia inaugural titulada ‘Lexicografía del futuro para la lengua del pasado’, en la que señaló las ventajas de la colaboración entre lexicografía e informática en la elaboración de la herramienta de redacción, ARDIDEs, creada para el Nuevo diccionario histórico del español (NDHE).
Bajo el título ‘Sufijos y derivados en documentación notarial del siglo XVII’ el profesor José Ramón Morala de la Universidad de León impartió una lección sobre la importancia de las fuentes documentales como base para el estudio diacrónico de los derivados y de los sufijos (-iego, -eño, -año, -isco, -izo, -il, -aco, -azo), a través de ejemplos con escasa documentación tanto en corpus como en obras lexicográficas, pero espigados en relaciones de bienes, esto es, en fuentes documentales.
[...]
Leer más en esrioja.es

¿DE DONDE VIENEN?:



El que enseña…

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MARÍA LUISA GARCÍA MORENO (REVISTA EDUCACIÓN NO. 142, CUBA, MAYO-AGOSTO, 2014)




Los términos docente y docencia son de uso común no solo en los medios especializados de la actividad pedagógica; puede afirmarse que expresiones como personal docente, práctica docente ejercicio de la docencia, por solo citar algunos ejemplos, son comprendidos y empleados por sectores más o menos amplios de la población.

Sin embargo, resulta poco probable que se conozca de dónde proceden y que se establezcan las adecuadas relaciones de parentesco con sus antecesores lingüísticos.
Ambas palabras tienen como ilustre progenitor al término doctor, -a, del latín doctor, -ōris, con el que que hoy damos nombre —y así aparece recogido en los diccionarios—a la «persona que ha recibido el último y preeminente grado académico que confiere una universidad u otro establecimiento autorizado para ello» o al «médico, aunque no tenga el grado académico de doctor». Sin embargo, esta voz surgida a mediados del siglo XIII, etimológicamente significa «maestro, el que enseña» y se deriva de docere, «enseñar».
Es por ello que en la familia de doctor, -a se encuentran no solo doctorar, doctorando,doctoral; docto, «sabio»; doctrina, doctrinar o adoctrinar, doctrinal; sino también —derivados directos de docere—dócil, propiamente «que aprende fácilmente» —hoy, «obediente» e, incluso, «dicho de un metal, de una piedra o de otra cosa: que se deja labrar con facilidad»—; docilidad; documento —del latinismo documentum, «enseñanza, ejemplo, muestra»; documentar, documentación, documental, que si bien inicialmente calificaba solo a aquello «que se funda en documentos, o se refiere a ellos», hoy se refiere, además, a «una película cinematográfica o de un programa televisivo: que representa, con carácter informativo o didáctico, hechos, escenas, experimentos, etc., tomados de la realidad».
Y ¡claro!, como ya dijimos, también pertenecen a esta familia: docente —del latín docens, -entis, participio activo de docēre, «enseñar»— «que enseña o instruye» y «perteneciente o relativo a la enseñanza», y docencia, «práctica y ejercicio del docente», «enseñanza».
Aunque, docente y docencia son términos de uso común en la práctica pedagógica iberoaméricana; ello puede tener sus matices propios de cada pueblo. Por ejemplo, mientras que para nosotros, docente da nombre al maestro o profesor de cualquier nivel de enseñanza, en Perú, es la persona que enseña sea o no profesor, mientras que este último término se reserva para el profesional o licenciado en Educación.
No quería concluir sin referirme a la locución latina honoris causa, que por lo general aparece escrita en el título doctor honoris causa que las universidades conceden como reconocimiento a méritos especiales. Este título se escribe con inicial minúscula y la locución, en cursivas —en su defecto, entrecomillada—, lo que pone en evidencia un error bastante común, asociado a esa absurda tendencia que existe de conferir autoridad a través de las mayúsculas.
Como he dicho otras veces, la lengua es un organismo vivo y, por ello, con el devenir del tiempo transforman su significado y sus usos, lo que genera sorprendentes parentescos como el hoy analizado.

EL HABLA NICARAGÜENCE

El quehacer lexicográfico en Nicaragua

Por Jorge Eduardo Arellano

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Visto desde el exterior, el quehacer lingüístico de Nicaragua es casi desconocido. Las obras de referencia lo ignoran y a veces se incluyen disparates, como el de la Enciclopedia Espasa-Calpe (suplemento de 1978, p. 777): “La lengua oficial de Nicaragua es el español, aunque se encuentra muy difundido el cibcio [sic]”; es decir, una lengua inexistente. Los dialectólogos españoles también desconocen ese quehacer. Apenas Milagros Alegre Izquierdo y José María Enguita Utría, en “El español de América: aproximación sincrónica” (2002), citan en su bibliografía —sin aprovecharlos— siete aportes, entre ellos mis “900 nicaragüensismos” (1990) y mi “Léxico sexual y anglicismos de Nicaragua” (1998). Y es que solo tres lingüistas europeos han elaborado comprehensiones específicas de nuestra variante o forma característica del español: el checo Lubomir Bârtos (1985), la holandesa Cristina van der Gulden (1995) y el sueco Bo Wande (2002), sustentado en el DUEN o “Diccionario del Uso del Español Nicaragüense” (2001).
Guías bibliográficas
Ejecutado por la Comisión de Lexicografía y Gramática de la Academia Nicaragüense de la Lengua, el DUEN culminaba una tradición iniciada en 1858 con Juan Eligio de la Rocha (1825-1873), quien reconocía el sustrato náhuatl en nuestro léxico y la entonación en el lenguaje familiar que convierte en agudos los nombres graves y esdrújulos cuando se usan en vocativo para llamar a distancia, aparte de identificar nuestros voseo, seseo y yeísmo. Esa tradición sería registrada en 1999, dentro de la guía bibliográfica “América Central” (Madrid, Arcos Libros), de Humberto López Morales —secretario de la Asociación de Academias de la Lengua Española y una de las mayores autoridades del Español de América— que enriquecí, consistiendo en 265 trabajos sobre el español nicaragüense distribuidos en diez secciones.
A saber: I. Bibliografías: 10; II. Historiografía lingüística: 7; III. Volúmenes colectivos: 6; IV. Textos generales: 29; V. Fonología: 7; VI. Morfosintaxis: 21; VII. Léxico-Semántica: Artículos generales: 7; Nicaragüensismos: 42; Vocabularios especiales: 36; Antroponimia, toponimia, gentilicios: 15; otros artículos: 9; Lenguas indígenas e indigenismos: 17; Extranjerismos: 9; Paremiología y fraseología: 24. VIII. Sociolingüística y sociología de la lengua: 10; IX. Estudios lingüísticos de textos literarios: 12; X. Siglas y acrónimos: 4.
Dos años después los trabajos sumaban 272, como consta en el apéndice del DUEN, registrados e insertos los más recientes en cuatro volúmenes colectivos que edité en 1992, 1995, 2001 y 2004, respectivamente titulados: “El español en Nicaragua y Palabras y modismos de la lengua castellana, según se habla en Nicaragua” (1874), de Carl Hermann Berendt; “El español nicaragüense en la segunda mitad del siglo XIX”, “Estudios sobre el idioma español en Nicaragua” y “El español hablado en Nicaragua: nuevos estudios”.
Berendt y su inventario pionero
Carl Hermann Berendt (Danzing, Prusia, 1817-Ciudad de Guatemala, 1878) merece destacarse por su obra, uno de los primeros inventarios del español de América, ubicado entre el “Diccionario de peruanismos” (1871) de Juan de Arona (seudónimo de Pedro Paz Soldán y Unanue) y el “Diccionario de chilenismos” (1875) de Zorobadel Rodríguez (1839-1901). Dos mil ciento sesenta palabras recogió el alemán Berendt, en varias regiones del país, de informantes confiables. La mayoría vigentes, en los casos de flora y fauna las describía científicamente; cuando eran ostensibles nahuatlismos, precisaba su etimología y, en todos los casos, consignaba su función gramatical. Uno de los vocablos colectados, y que con otros cayó pronto en desuso fue “cholo” en su acepción de “mozo o sirviente”.
Barreto y su tendencia purista y normativa
El casticismo peninsular —del que prescindió Berendt— lo practicaron dos intelectuales de León: Mariano Barreto (1856-1927) y Alfonso Ayón (1856-1944). Ambos tenían de cabecera los “Apuntamientos críticos del lenguaje bogotano” (1867-1872) de Rufino José Cuervo (1844-1911) y el “Diccionario de galicismos” de Rafael María Baralt (1810-1860). Al mismo tiempo, se empeñaron en señalar las “incorrecciones” frecuentes del habla y redacción populares para ejemplificar su uso “correcto” con fragmentos de grandes escritores españoles. Pero su tendencia purista y normativa no les impidió valorar el habla de nuestro pueblo. En este sentido, Barreto emprendió un estudio comparativo —el primero en su género dentro del área centroamericana— sobre “El lenguaje popular de Colombia y Nicaragua”, considerado ‘utilísimo’ por el mismo Cuervo en carta a su autor del 23 de marzo de 1908.
Fletes Bolaños y su
campaña nacionalista
Por su parte, Anselmo Fletes Bolaños (Granada, 1878-Managua, 1930) protagonizó una campaña nacionalista, concentrada en las manifestaciones folclóricas de los nicaragüenses, frente a las dos intervenciones militares de Estados Unidos (1912-1925 y 1926-1932). Fletes Bolaños fue el primero en elaborar —difundiéndolo en parte y por entregas— un “Diccionario de nicaraguanismos”, que no pudo difundir. Pero sus dos trabajos más conocidos y extensos aparecieron en Chile, inspirados por estudiosos de ese país como el alemán Rodolfo Lenz (1863-1938) y Ramón A. Laval (1862-1929). Se titularon: “Lenguaje vulgar, familiar, folklórico de Chile y Nicaragua”; y “Fraseología comparada de Chile y Nicaragua”. El origen del sustantivo ‘macho’ aplicado a los norteamericanos Fletes Bolaños lo atribuyó a la cotidiana expresión de los interventores miembros del USMC (United States Marine Corps): —Give me a match [Dame un fósforo].
Castellón: primer diccionarista nicaragüense
A nivel de aficionado, el médico y político Hildebrando A. Castellón [Masatepe, 1876-Idem, 1943] llegó a elaborar —y a difundir en volumen— un “Diccionario de nicaraguanismos” (1939), el segundo después del de Berendt, estimulado por el “Manual del lenguaje criollo de Centro y Sud América” (1931) del español Ciro Bayo. Cuarenta y ocho fueron sus fuentes (“de lingüistas americanos, de gramática, de historia, de botánica y de zoología, así como numerosos diccionarios”), aparte de “la encuesta personal emprendida, en unión de varios jóvenes nicaragüenses” [en México y Guatemala]. Además, como nadie de sus coterráneos anteriormente, consignó la categoría gramatical de la mayor parte de los vocablos recogidos: unas dos mil (según él, cuatrocientos de ellos no definidos en ningún léxico), no pocos de ellos cuestionados por Alfonso Valle en “Filología nicaragüense” (1943).
Valle y su laboriosa constancia lexicográfica
El último (León, 25 de mayo, 1870-Managua, 21 de abril, 1961) demostró mayor constancia en su labor lexicográfica al concretarla en el más extenso “Diccionario del habla nicaragüense” (1948): unas ocho mil voces, mil doscientas de ellas “indígenas puras o indígenas castellanizadas”, incluyendo naturalmente las de origen antillano, tras consultar al lexicógrafo cubiche Alfredo Zallas y Alonso. También delimitó el concepto de ‘nicaraguanismo’, a pesar de su resabio purista (consideraba nuestro voseo un “cáncer idiomático”) y de prescindir de las palabras prohibidas —léase sexuales— que consideraba “dicciones indecentes”. Asimismo, Valle no determinó el género gramatical de cada lema, ni su función u oficio (sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, etc.).
Los diccionarios exhaustivos de Rabella / Pallais y Van der Gulden
De la misma limitación adolecieron Joaquín Rabella (catalán) y Chantal Pallais (nica) en su “Vocabulario popular nicaragüense” (1994) y Cristiana Van der Gulden, profesora por doce años en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, en su “Vocabulario nicaragüense” (1995), ambos exhaustivos. Los primeros aportaron más de cuatro mil vocablos, tras comprobar que los empleaban al menos cuatro personas desconocidas entre sí, de distintos niveles culturales y ubicación geográfica. Pero no abarcan el español de los mestizos de la costa Caribe, multiétnica y multiparlante; y las entradas carecían de marca alguna. Por su lado, Van der Gulden compiló más de cinco mil nicaragüensismos, en su mayoría tomados del Diccionario de Valle. Además de consultar otras 109 fuentes (sobre todo obras literarias), indicó la etimología de los vocablos y las autoridades con que respaldaba y ejemplificaba sus definiciones y acepciones.
Ponencias de Peña Hernández e Ycaza Tigerino
Para entonces, tenían muchos años de contribuir a la investigación léxico-semántica de nuestro español dos autores claves: Enrique Peña Hernández (1922) y Julio Ycaza Tigerino (1919-2001). Ellos representaron dignamente a Nicaragua, con numerosas ponencias, en los Congresos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrados en 1960 (Bogotá), 1964 (Buenos Aires), 1968 (Quito), 1972 (Caracas), 1980 (Lima), 1989 (San José, Costa Rica) y 1994 (Madrid).
Aportaciones de Silva y Mántica
Más significativas resultaron las aportaciones al mismo estudio de Fernando Silva (1927) y Carlos Mántica, también miembros de nuestra Academia, quienes —en sus respectivos discursos de ingreso— nos enseñaron a sentir orgullo por nuestra habla. Si el primero estructuró un pequeño diccionario de indigenismos, el segundo fue autor de la más amena y extensa obra sobre la materia, remontada a 1973 y con varias ediciones. En ella se diserta sobre el origen y desarrollo de nuestra habla, se puntualizan aspectos morfológicos y se compilan unidades fraseológicas, refranes, topónimos, etcétera. Todo, al igual que Silva, desde la perspectiva del diletante en el sentido neutro de aficionado culto y no en su significado de lego, superficial o chapucero.
Trabajos de
MATUS LAZO Y JEA
La formación universitaria y especializada sustentó los trabajos lexicográficos de otros estudiosos, como Róger Matus Lazo, a quien se le debe —por citar una de sus obras— un diccionario diastrático: “El lenguaje del pandillero” (1997). Yo —al asimilar en Augsburgo, 1990, los avances teóricos importantes de los lingüistas alemanes Günther Haensch y Reinhold Werner— figuro entre ellos. Así lo reveló mi investigación sobre el léxico sexual de Nicaragua, donde se prescinde del obsoleto criterio ‘pudoris causa’.
El DUEN de la Academia Nicaragüense
Más cualitativo que cuantitativo, el DUEN: “Diccionario del Uso del Español Nicaragüense” (2001), producto del trabajo de Peña Hernández, Matus Lazo, Francisco Arellano Oviedo y mío— marcó un hito en el desarrollo de la lexicografía del país, en virtud de su planta científica. O, mejor dicho, de su macroestructura y microestructura. No detallaré ambas, pues se anexan en páginas aparte, tomadas de su introducción.
EL DEN DE FAO
Pero señalaré que sirvió de base a una obra de superior alcance, con mayor cantidad de fuentes y una planta más completa. Me refiero al DEN: “Diccionario del Español de Nicaragua” (2007), dirigido por Arellano Oviedo, entonces secretario de nuestra Academia y hoy director, que tiene dos reediciones y contiene 7,652 lemas y 14,008 acepciones.
Otros aportes
Antes de la aparición del DEN, se publicaron otros aportes en libro que no deben eludirse en este recuento del quehacer lexicográfico de la patria de Darío: “Estudios sobre el español nicaragüense” (2002), de Róger Matus Lazo; “Diccionario de fraseologismos usados en Nicaragua” (2003), de G. Reina García; “Cómo hablan los adolescentes en Nicaragua” (2004), del ya citado Matus Lazo —el más prolífico y didáctico de nuestros lingüistas— y mi colección de glosas e indagaciones: “Del idioma español en Nicaragua” (2005).
Humberto López Morales reseñó esta obra oportunamente: “Este importante hito de la bibliografía sobre la variedad nicaragüense del español reúne 26 artículos… Los temas son variados: lexicología y lexicografía (anglicismos, hipocorísticos, léxico sexual, gentilicios, etcétera), de historiografía lingüística, bibliográficos, de morfología derivacional, aspectos de la herencia quechua, el etimológico, el habla nica en el DRAE, etcétera. Todo ello con erudición, sentido crítico, rigor científico y también notas de un fino humor que adereza el texto en diversas ocasiones”.

*(Ponencia leída el 12 de agosto de 2014 en la Universidad Nacional de San Marcos, Lima, durante el XI Congreso de Lexicografía, organizado en coordinación con la Academia Peruana de la Lengua).

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

lookbook


alternativas en 


español

Recomendación urgente del día
Catálogoporfolio o libreta de tendencias son algunas de las alternativas adecuadas en español para traducir la voz inglesa lookbook.
En los medios especializados en moda es frecuente encontrar frases como «Nuevo lookbook de Zara, con un estilo minimalista», «La firma ya ha publicado en su web el lookbook de la nueva temporada», «Los diseñadores llevan infinitas temporadas intentando incluir en sus lookbooks esta combinación» o «Si cogemos nuestros lookbook del año pasado, descubriremos que los abrigos…».
El término inglés lookbook viene a describir la colección de fotografías que muestran una determinada colección, la propuesta de un fotógrafo, diseñador o modelo o un estilo comentado en blogs especializados y redes sociales.
En español, puede emplearse la voz catálogo, cuando se refiere a una firma o comercio; porfolio, o simplemente propuestas, para aludir al lookbookde un fotógrafo o diseñador, y libreta de tendencias para la selección de fotografías que se hace en algunos blogs.
Por lo tanto, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir «Nuevo catálogo de Zara, con un estilo minimalista», «La firma ya ha publicado en su web el catálogo de la nueva temporada», «Los diseñadores llevan infinitas temporadas intentando incluir en sus propuestas esta combinación» y «Si cogemos nuestras libretas de tendencias del año pasado, descubriremos que los abrigos…».
Aun así, si se prefiere utilizar el término en inglés, se recomienda escribirlo en minúscula y resaltarlo en cursiva, o entrecomillado cuando no se dispone de este tipo de letra.

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