Argentino tradujo la "intraducible" Finnegans Wake
Marcelo Zabaloy logró transcribir literalmente al español una de las obras más complicadas del mundo, original del escritor irlandés James Joyce.
Un argentino fue el encargado de la traducción literal al español de Finnegans Wake, considerada como la novela más oscura y ambiciosa del escritor irlandés James Joyce, que por mucho tiempo se consideró "intraducible" a otros idiomas por su profundo y extraño lenguaje y una estructura narrativa extremadamente compleja y que, a priori, resulta en un texto inentendible para la mayoría de los lectores.
Marcelo Zabaloy, un ex instalador de redes informáticas de 59 años alejado totalmente de esa hoguera de las vanidades que ilumina el mundo literario, fue el encargado de la minuciosa tarea de traducir una obra tan dificultosa, y lo realizó para la editorial independiente El Cuenco de Plata, que acaba de publicar en nuestro país la obra íntegramente traducida al castellano, según publicó el periódico español El Mundo.
"riverrante, pasando Eva y Adán, de curva ribereña a codo de bahía, nos trae por un comodioso vicus de recirculación de vuelta a Howth Castle y Environs", es la primera frase en español del Finnegans Wake. Desde el inicio ya se dislumbra la complejidad narrativa, que está totalmente exenta de las reglas gramaticales y ortográficas.
"La verdad, no tenía ideas preconcebidas sobre si el Finnegans era o no intraducible", confiesó Zabaloy en diálogo con el citado medio español. Cabe recordar que el argentino de 52 años fue el encargado de traducir otra obra emblemática de Joyce, Ulises, que salió el año pasado (cuarta edición) con ventas exitosas en la región.
"Cuando comencé a traducir el UIises lo hice de una manera espontánea. Y al terminarlo me quedé con una sensación de falta de objetivos intelectuales. Entonces me puse a curiosear el Finnegans para saber qué grado de dificultad tenía con esa reputación de libro impenetrable. Y encontré lugares que son remansos de belleza y otros en los que vuelve la oscuridad y el cielo se cierra", explicó Zabaloy.
Si Joyce empleó 17 años en escribir el mamotreto más indescifrable de la literatura universal, a Zabaloy le tomó siete años traducirlo, los tres últimos a tiempo completo, dedicando diez horas diarias a buscar el equivalente español a esas 250.000 endemoniadas palabras, muchas de ellas con varias interpretaciones posibles: "He tratado de que sea como un espejo del original, con el mismo número de páginas en español (628), pero sin que se trate de una traducción literal. A quien lo quiera leer en inglés, le será más sencillo ahora seguir el hilo con esta traducción".
Zabaloy asegura no haber leído las traducciones parciales que ya había publicadas en español. Víctor Pozanco realizó una versión abreviada de la obra para la editorial Lumen en 1993. Un año antes Francisco García Tortosa había publicado en Cátedra el célebre capítulo octavo del Libro I, conocido como Anna Livia Plurabelle. "A Pozanco la crítica lo destrozó", recuerda Zabaloy, quien tomó como referencia de trabajo una traducción inédita francesa y tuvo siempre como faro la impagable ayuda interactiva del FWEET (Finnegans Wake Extensible Elucidation Treasury).
El Finnegans de Zabaloy se presenta a pelo, sin notas aclaratorias ni prólogo. "Las notas o una edición bilingüe podrían haber duplicado o triplicado el número de páginas", se excusa.
Joyce publicó Finnegans Wake en 1939, diecisiete años después de la primera edición del Ulises y dos años antes de su muerte en 1941. La novela, una gigantesca epifanía poliédrica, arranca con la historia de Finnegan, un albañil que se cae de un andamio y resucita (o se despierta) gracias a unas gotas de whisky para reencarnarse en el personaje central de la obra: H.C. Earwicker. El argumento es lo de menos en esta novela inclasificable que propone un viaje onírico con un sinfín de personajes a través de un devenir cíclico de la Historia. Ante tal desmesura, no cabe una lectura convencional del texto.
A Zabaloy no le preocupa demasiado qué repercusión pueda tener su libro entre la crítica y los expertos. "¿Cuál es el problema de que un tipo de la Pampa que sale debajo de una baldosa haga esto? ¿A quién le puede molestar?", se pregunta el traductor: "Trabajé toda mi vida reparando máquinas de oficina, instalando cables para computadoras. Hice esta traducción, como la de Ulises, por gusto. Es como una adicción".