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segunda-feira, 29 de janeiro de 2018

AMANDO DE MIGUEL

El crepúsculo de 

los libros

Triste es decirlo, pero la era Gutenberg toca a su fin. Muchos textos actuales pueden multiplicarse mejor por la Internet que por la imprenta.

Fernando Navarro
Triste es decirlo, pero la era Gutenberg toca a su fin. Muchos textos actuales pueden multiplicarse mejor por la Internet que por la imprenta, por lo que el libro de papel es una pieza de la cultura que termina. Lo reconozco con melancolía.
Suelo frecuentar algunas bibliotecas públicas para leer y escribir mi tarea cotidiana. Es una alegría ver que están repletas de jóvenes, pero observo que casi ninguno tiene un libro delante; solo lo que parecen apuntes y pantallitas de ordenador. Me temo que tampoco manejen libros en sus domicilios.
Me acuso de haber consumido un bosque entero de celulosa para escribir más de un centenar de libros y no sé cuántos miles de artículos. Mi penitencia es que los dos o tres manuscritos de libros que tengo en el taller probablemente nunca se estamparán, por mucho que yo los considere de más interés que los anteriores. Sencillamente, no encuentran editores. El negocio editorial se mantiene hoy en España con trivialidades efímeras, con novelas escabrosas y sobre todo con traducciones.
Consuela ver en algunas aceras y paseos que ciertos manteros despliegan para la venta callejera algunos volúmenes a precios también por los suelos. El secreto de tan degradado comercio es que esos libros los han recogido previamente de los contenedores de basura o de papel usado. Se trata de una labor benéfica de reciclaje en la que todos ganan, pero demuestra que el libro ya no es el objeto valioso de antaño.
He dedicado media vida no ya a escribir unos cuantos libros, sino a almacenar miles de ellos, por lo general referidos al estudio de la sociedad española. Ha sido una tarea gozosa, pero al final una mala inversión económica, que ha insumido todos mis ahorros. Una biblioteca especializada de esa guisa parece que ya no tiene valor; no hay ninguna institución que quisiera adquirir ese tesoro.
Recuerde el transeúnte urbano los antiguos quioscos de prensa, rebosantes de papel impreso. Ahora son menos frecuentes y ofrecen las más heteróclitas mercancías, desde botellas de agua a juguetes y recuerdos futbolísticos.
Cierto es que medra muy bien la industria del libro escolar y la literatura infantil. Pero observo que es más imagen que letra.
Con el invento de la imprenta se desarrollaron dos nuevas instituciones: los derechos de autor y la censura. Ambas tienden a su fin. La inmensa y creciente facilidad para reproducir y difundir textos e imágenes hará imposible la vigencia del copyright y del nihil obstat. La gran diferencia entre una y otra época es que antes de la imprenta eran contados los autores y ahora son innúmeros.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

emparejar o empatar


mejor que shippear

Recomendación urgente del día
El verbo shippear, que se utiliza con el sentido de ‘idealizar una relación amorosa entre dos personas’, tiene alternativas en español, como emparejar o empatar, entre otras.
En medios de comunicación digitales y en redes sociales es habitual leer noticias como «Aitana y Cepeda, mucho más que dos concursantes a los que shippear», «Algunos fanes están shippeando a Billy y Steve», «La comunidad de Harry Potter sigue con el shippeo de Hermione con Harry»  o «La paradoja del shippeo (o de cómo nunca aciertan con las parejas)».
El término shippear, que proviene del verbo inglés shipping —y este, a su vez, del acortamiento de relationship—, se considera un híbrido no adecuado en castellano, pues combina la forma inglesa no incorporada al español ship con la terminación española de los verbos de la primera conjugación.
Por eso, en español, es preferible utilizar verbos como emparejar o empatar, este último más frecuente en muchos países hispanohablantes. También se pueden emplear construcciones del tipo juntar a, liar con, hacer gancho con… Lo mismo sucede con el sustantivo shippeo, que puede traducirse como emparejamiento o empate.
Así pues, en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido escribir «Aitana y Cepeda, mucho más que dos concursantes a los que emparejar», «Algunos fanes están empatando a Billy y Steve», «La comunidad de Harry Potter sigue juntando a Hermione con Harry» y «La paradoja del emparejamiento (o de cómo nunca aciertan con las parejas)».
Por último, cabe destacar que, si desea utilizarse la forma shippear, lo adecuado es redactarlo en cursiva o entre comillas.

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