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terça-feira, 3 de julho de 2012

NEOLOGISMOS

CATALEJO
Españolización de las palabras

MUCHAS PERSONAS TIENEN dudas acerca de la manera como deben ser escritas las palabras de origen extranjero, sobre todo el inglés, y en especial en nuevos términos originados por el avance de la tecnología. Su nombre oficial es “neologismos”, o sea “palabras nuevas”. La tecnología ha sido la causante del uso entre los hispanoparlantes de una serie de vocablos de origen inglés. Una vez establecido este empleo de palabras por los hablantes, resulta una tarea sin posibilidades de éxito embarcarse en prohibir el uso.

POR MARIO ANTONIO SANDOVAL FUENTE: PRENSA LIBRE. COM

La opción realista y además conveniente, consiste en crear o aplicar normas para la correcta escritura de las palabras, de acuerdo con las reglas del español, con el fin de mantener las normas idiomáticas y aceptar los nuevos vocablos.
NUESTRO IDIOMA tiene como una de sus características principales una pronunciación sin cambios de las letras de las palabras, sin importar el lugar de la palabra donde se encuentren. No todos los idiomas la tienen, y las pronunciaciones de las letras es distinta. Entonces surge el problema de cómo escribir en español términos en inglés, o cómo pronunciarlos. En el campo de la publicidad, por ejemplo, el cubano Gaspar Pumarejo fue uno de los primeros en españolizar los nombres, al inicio de los años sesentas. La pasta de dientes Colgate, en vez de pronunciarla “colgueit”, la empezó a anunciar a la manera del español y así quedó en el continente. La refrigeradora Frigidaire se conoció españolizada, en vez de “frigider”. Y así la lista es muy grande.
CUANDO ALGUIEN INVENTA ALGO, tiene el derecho de bautizarlo. Por eso las computadoras personales tienen un “mouse”, es decir, ratón en español. Hay dos posibilidades para solucionar el tema de cómo referirse a ese importante adminículo. Una es llamarlo “ratón”, y por ello agregar una descripción técnica como un nuevo significado en el Diccionario de la Real Academia Española. Pero como muy probablemente los usuarios lo llamarán “maus”, se hace necesario admitir esa palabra al DRAE. Lo incorrecto es escribirla mouse y pronunciarla maus. En ese mismo orden de ideas, ya se admite “chatear”, con el significado de comunicarse dos personas por medio de las computadoras. Es un nuevo verbo, nacido de una novedad tecnológica.
LOS HISPANOPARLANTES no debemos temer la escritura de palabras extranjeras —aceptadas o no por la Real Academia—, de la manera como suenan. Por ejemplo: en vez de “night club” (club nocturno), usar “náit club”. Recuerdo cuando empezaron a salir al mercado los aviones comerciales con motores a reacción, se popularizó la palabra “jet”, en vez de “avión de propulsión a chorro”, porque es una expresión muy larga. Incluso, se habla de jets, en vez de “yetes”, y medio siglo después, nadie se referirá a esos aviones con un término distinto a jets. Los hispanoparlantes vamos a Nueva York, no a New York, a Camerún, no a Cameroon, etcétera. No hay motivo para considerar la españolización de las palabras extranjeras como una prueba de poca cultura. Y eso incluye los nombres propios: Yaquelin, en vez de Jackeline.
LAS REGLAS IDIOMÁTICAS no se mantienen inmóviles. Todo lo contrario; cambian de la misma manera como lo hace el significado de muchas palabras. Un asunto distinto es la mezcla en las conversaciones de palabras de dos idiomas, es decir lo conocido en estos tiempos como “spanglish” o como “portuñol”, aunque es un fenómeno muy relacionado con asuntos como el lugar de residencia de las comunidades hablantes. De hecho, la mezcla de términos del español con palabras mayas, aztecas, incas, guaraníes, constituye una de las bases de las diferentes maneras de hablar en este continente el idioma llegado de España hace cinco siglos. Se deben mantener las reglas del idioma, pero estar dispuestos a aceptar nuevos vocablos.

¡Acabad ya con las malas traducciones!
















02/07/2012 | 20:37 - FUENTE: El sueño de Jardiel - de Manuel Conthe



Mañana martes, 3 de julio, participaré en el acto de presentación que Paul Krugman hará de su libro "¡Acabad ya con esta crisis!" (Editorial Crítica,Barcelona) en la Fundación Rafael del Pino en Madrid.
El libro vale la pena, y espero hacer pronto un comentario más extenso en este blog.
Lo he leído en inglés, pero he echado alguna ojeada ocasional a la versión en español, sobre todo para ver cómo habían traducido algunas expresiones difíciles. En general, el nivel de la traducción me parece bastante bueno, salvo en algún pasaje aislado.
Uno de ellos aparece en el capítulo 3, "El momento de Minsky", cuando Krugman expone "The Debt-Deflation Theory of Great Depressions" que publicó Irving Fisher en 1933. Los traductores traducen "Debt-Deflation Theory" como "teoría deuda-deflación", inexpresiva traducción literal, pues en español no anteponemos sustantivos de una forma tan versátil como en inglés o alemán (así, por ejemplo, decimos "cepillo de dientes", no "dientes-cepillo", como el inglés toothbrush).
En "Debt deflation" sugerí que tradujéramos la expresión como "deflación por deudas" o, mejor aún, "deflación por sobreendeudamiento", pues ese es su significado: el simultáneo deseo de muchas familias y empresas por reducir sus deudas ("desapalancamiento" o deleveraging) provocará una caída de la demanda agregada que provocará "deflación" (es decir, una caída del nivel de precios nominales); y esa deflación hará aún más gravosas y difíciles de reembolsar las deudas, lo que forzará a los deudores a redoblar sus esfuerzos de ahorro y, con ello, a agravar la recesión.
Aunque inexpresiva e imperfecta, la traducción "deuda-deflación" es al menos mejor que la frecuente "deflación de deudas", una traducción equivocada que confunde al lector, al sugerir que son las deudas las que sufren la deflación, no sus causantes.
En suma, el juego de palabras del que me he valido para titular esta entrada no debe verse como un reproche a los dos traductores del libro de Krugman -que han hecho un buen trabajo-, sino como una oportunista queja general sobre el pésimo nivel de muchas traducciones al español de textos económicos en inglés.
Ya que tenemos, al parecer, dos economistas en la Real Academia de la Lengua, podían dedicarse a acuñar y recomendar buenas traducciones al español de términos económicos ingleses de uso frecuente.
Nota: En "La infalibilidad de Krugman" pueden encontrarse comentarios adicionales sobre el gran economista americano, de gira por España.

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Así, en frases como «El terremoto se convirtió en el tópico mundial durante los días sucesivos», «Fue el primer tópico abordado por el presidente en su mensaje» lo adecuado habría sido decir «El terremoto se convirtió en el tema mundial durante los días sucesivos», «Fue el primer asunto abordado por el presidente en su mensaje».

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