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sexta-feira, 21 de dezembro de 2012

SEGÚN PREDICE IBM


Los ordenadores podrán traducir a los bebés en cinco años

IBM ha compartido cinco innovaciones que cambiarán la vida de las personas en los próximos cinco años.
IBM ha compartido cinco innovaciones que cambiarán la vida de las personas en los próximos cinco años. Las tecnologías destacadas por IBM tienen que ver con mejoras en los sistemas cognitivos de los ordenadores. ¿Nuestro invento favorito? Un traductor de bebés, que en la ficción fue creado por el hermano de Homer Simpson en la tercera temporada (1992) de la serie de animación de Matt Groening.
Durante los últimos 7 años, IBM ha publicado IBM 5 en 5. Se trata de una lista de innovaciones que podrían ser un motor de cambio de la sociedad. Las tecnologías planteadas por IBM tendrían el potencial de cambiar la forma en que las personas trabajan, viven e interaccionan.
Las cinco predicciones se formulan en base a tendencias sociales y del mercado, así como en tecnologías de los laboratorios de investigación de IBM. Este año las predicciones de la compañía se centran en innovaciones que forman la base de la nueva era de la computación, que IBM ha calificado como era de los "sistemas cognitivos".
Según la multinacional, la nueva generación de máquinas será capaz de aprender, adaptarse, sentir y comenzar a experimentar el mundo. Por eso, las previsiones de este año se centran en un elemento nuevo de la próxima era de la computación, la habilidad de los ordenadores para imitar a su manera los cinco sentidos de los seres humanos –tacto, vista, oído, gusto y olfato–.
"Científicos de IBM de todo el mundo están trabajando conjuntamente en las innovaciones que ayudarán a los ordenadores a sentir el mundo que les rodea. De manera similar a cómo el cerebro confía en la interacción de los sentido con el mundo, combinando estas innovaciones, los sistemas cognitivos serán capaces de generar mayor valor y conocimiento", ha comentado la directora de Innovación de IBM España, Elisa Martín Garijo.
Tocar a través del teléfono
La primera innovación tiene que ver con el sentido del tacto. Según IBM, se podrá "tocar a través del teléfono". Se trata de permitir a los equipos transmitir texturas.
Los científicos de IBM están desarrollando aplicaciones para el sector de la distribución y de la salud, entre otros, que utilizan infrarrojos y tecnologías de presión sensitiva para simular el sentido del tacto, de tal manera que un comprador pueda sentir la textura de una telacuando pase su dedo sobre la imagen de una prenda en la pantalla.
Desde IBM han explicado que utilizando la capacidad de los teléfonos de vibrar, cada objeto tendrá un patrón único de vibración que representará la experiencia del tacto (sucesión de vibraciones más o menos intensas, largas o cortas). Los patrones de vibración variarán según se trate de seda, lino o algodón.
Los equipos aprenderán a ver
Los ordenadores de hoy en día solo conocen el contenido de una fotografía por los textos que se utilizan para clasificarlas, no son capaces de interpretarlas. La mayor parte de la información que contiene una fotografía es un misterio para un ordenador. Según IBM, los sistemas podrán transformar los píxeles en significado, de una manera similar a cómo el cerebro humano interpreta una fotografía.
En el futuro, los ordenadores tendrán capacidades que imitarán las del cerebro humano, ayudando a los ordenadores a analizar rasgos como la texturas y extraer así información. Para IBM, esta capacidad tendrá un profundo impacto en sectores como el de la salud, la distribución o la agricultura.
Según la multinacional, dentro de 5 años, estas capacidades ayudarán al sector sanitario a analizar cantidades ingentes de imágenes médicas, como resonancias magnéticas, radiografías o imágenes procedentes de escáneres o TAC para capturar información que pueda utilizarse para tratamientos personalizados.
De esta forma, estas imágenes, que suelen contener detalles muy importantes que pueden ser casi imperceptibles, mejorarán tratamientos y diagnósticos. Entrenando adecuadamente a un ordenador sobre qué buscar o discriminar en una imagen –como por ejemplo, distinguir un tejido sano de uno enfermo– y buscar una correlación con la literatura médica y el historial del paciente, los sistemas podrán ayudar a los médicos a identificar problemas con más rapidez y precisión.
Aprender a escuchar
La tercera previsión de innovación es un sistema distribuido de sensores inteligentes que permitirá detectar elementos de los sonidos como la presión, vibración y ondas a diferentes frecuencias. IBM ha explicado que este sistema interpretará y podrá predecir la caída de un árbol en el bosque o un desprendimiento de rocas inminente.
"Los sonidos puros podrán ser identificados por sensores de forma similar a como lo hace el cerebro humano. Un sistema que reciba esta información podrá tener en cuenta la información visual o la táctil también, y clasificar e interpretar los sonidos en función de lo aprendido. Cuando detecte nuevos sonidos, el sistema extraerá conclusiones basándose en su conocimiento anterior y su habilidad para reconocer patrones", han explicado desde IBM.
La compañía ha ejemplificado las posibilidades de esta innovación. Por ejemplo, se podrá interpretar la jerga de un bebé y comunicar a médicos y padres lo que los niños quieren decir. Una vez que un ordenador aprenda lo que significan los sonidos de un bebé –hambre, calor, cansancio o dolor–, un avanzado sistema de reconocimiento de voz podría correlacionarlos con otra información sensorial o psicológica como el pulso, la temperatura o el ritmo cardíaco.
Para IBM, en los próximos 5 años, a través del aprendizaje sobre las emociones y los estados de ánimo, los sistemas podrán detallar aspectos de una conversación, analizar el tono o distinguir la vacilación de la voz, interpretando de forma más precisa la intención en las comunicaciones.
Comer de forma más inteligente
Los investigadores de IBM también están trabajando en un sistema de computación que pueda ser utilizado por los cocineros para crear recetas innovadoras. Se trata de la cuarta innovación planteada por IBM, que está enfocada directamente a imitación del sentido del gusto.
Este sistema descompondrá los ingredientes hasta su nivel molecular y mezclará la química de los componentes de la comida con la psicología que se esconde detrás de los sabores y olores preferidos del ser humano. "Un sistema de computación de estas características nos ayudará a comer de manera saludable ya que será capaz de crear nuevos sabores que nos hagan preferir un guiso de verduras a un plato de patatas fritas", ha explicado desde IBM.
El sistema será capaz de utilizar algoritmos que determinen la estructura química exacta de un alimento y por qué a las personas les gustan determinados sabores. Estos algoritmos analizarán la complejidad molecular de los componentes de los sabores y la estructura de sus enlaces. Esta información podrá combinarse con diferentes modelos de percepción para predecir el atractivo de los sabores.
Además, en el caso de las personas que precisan dietas específicas a causa de enfermedades, se podrá desarrollar recetas y sabores que se adapten a sus necesidades de azúcar en sangre pero que satisfaga su deseo de dulce.
Los ordenadores procesarán olores
Por último, en los próximos 5 años los ordenadores y móviles contarán con sensores que serán capaces de predecir un resfriado u otra enfermedad. Para ello, se utilizará el análisis de olores e información de marcadores biológicos que analizarán las moléculas existentes en la respiración de las personas.
En cuanto a las aplicaciones de esta tecnología, parece que irán más allá de las médicas. Los científicos de IBM ya están analizando las condiciones medioambientales en las que está una pieza de arte con el objeto de identificar variaciones que afecten a su preservación. Esta innovación también se puede utilizar para mejorar la higiene de los hospitales, uno de los mayores retos del sector sanitario en estos momentos.

WILBUR SMITH





Wilbur Smith o el sincericidio de un autor de bestsellers
Por Maximiliano Tomas | Para LA NACION

El proceso de creación de un libro es más largo y complejo de lo que se supone. Entre el autor original y el objeto final que se imprime, se distribuye y se vende en las librerías puede haber una cantidad variable de intermediarios: son los oficios que componen el entramado de la industria editorial.
El proceso de creación de un libro es más largo y complejo de lo que se supone
Generalmente el autor hace llegar por su cuenta (o a través de su agente o representante) a la editorial un original impreso, que es recibido por el editor. El editor puede leerlo o encargar un informe a distintas personas (estudiantes de Letras, lectores calificados, otros escritores) que se ocupan de evaluar su publicación. Si el texto recibe luz verde, el editor lo contrata (previa discusión con gerentes comerciales o directores editoriales) y puede decidir si trabajarlo directamente o pagar un servicio de editing, a cargo de un corrector o de un editor externo.
Una o dos correcciones después, el editor trabaja junto a un equipo de diseñadores para darle al libro su continente: diseño de interior, de tapa y contratapa, elaboración de paratextos (solapa, contratapa, blurbs, fajas). Recién entonces el libro está listo para ser impreso. Pero la cadena apenas comienza.
La distribución de los ejemplares es fundamental. Una parte pequeña es enviada a la prensa para ser leída, criticada y difundida por los suplementos culturales. Por otro lado, se negocia con las librerías un lugar visible de los volúmenes en las mesas y vidrieras, lo que muchas veces resulta determinante para las ventas, ya que la cantidad de novedades que aparecen todos los meses obligan a una rotación frenética. La recomendación de los libreros y su disposición para hacer circular entre los clientes los títulos es otro detalle a tener en cuenta.
Finalmente llega el momento decisivo, del cual toda la cadena anterior depende: cuando el lector o el comprador se enfrenta a un ejemplar y decide llevarlo o no. Es el instante en el que el proceso entero se cierra. O al menos es lo que sucedía hasta ahora, cuando el libro electrónico promete modificar todo este andamiaje, y establecer un vínculo directo entre productores y consumidores.
Pero hay casos en que aparece otra clase de intermediarios. La figura del "negro literario" oghostwriter es de las menos conocidas por el público, pero existe desde hace siglos, cuando la figura del escritor se profesionalizó. Se trata de un secreto a voces: siempre habrá políticos, empresarios, figuras del espectáculo y hasta periodistas que contraten, por una suma determinada, el servicio de escribas que le den forma a libros que se ofrecerán en el mercado llevando su firma. Porque muchas veces lo que vende es el nombre que figura en la tapa, más allá de quién sea el que realmente haga el trabajo.
La figura del "negro literario" o ghostwriter existe desde hace siglos, cuando la figura del escritor se profesionalizó
También existieron conocidos autores literarios que produjeron una cantidad abrumadora de obras seriadas con la ayuda de trabajadores anónimos: Alejandro Dumas dependía de los escritos de Auguste Maquet para la elaboración de Los tres mosqueteros, y se cuenta que Balzac tenía decenas de ayudantes con los que logró dar forma a los ochenta y cinco tomos deLa comedia humana . Pero no era algo de lo que nadie fuera a jactarse.
En la actualidad hasta eso está cambiando: después de firmar un contrato de 18 millones de euros por seis nuevas novelas, el autor de bestsellers Wilbur Smith confesó abiertamente que escribiría esos libros "con la ayuda de autores cuidadosamente seleccionados". "Mis fans han dejado en claro que les gustaría leer mis novelas y revisitar mis personajes con una rapidez que no soy capaz de ofrecerles. Por ellos estoy dispuesto a cambiar mi método de trabajo para que las historias que tengo en la cabeza se plasmen en la página con más frecuencia", dijo, echando abajo uno de los últimos tabúes de la industria editorial.
¿Qué habrá llevado a Smith a hacer una declaración por el estilo? ¿Despejar las dudas de que pudiera honrar un nuevo contrato (está por cumplir 80 años) y llevarle tranquilidad a sus editores y lectores? ¿Un extraño remordimiento de conciencia? ¿O fue el hecho de haber vendido millones de ejemplares lo que le hizo decir que, más allá de lo que haya entre tapa y contratapa, lo único que importa es que su nombre figure en la portada y poco más? ¿Seguirán los lectores comprando esos libros, aún sabiendo que lo más probable es que Smith no los haya escrito?
Más allá de una que otra voz discordante en la prensa inglesa o francesa, hasta ahora nadie creyó necesario salir a dicutir la validez de la estrategia de Smith. ¿Será porque la práctica de utilizar escritores fantasma está más difundida y aceptada de lo que realmente se cree? ¿O es que el mercado, a esta altura, ya no necesitara siquiera ofrecer el simulacro de que lo que entrega a sus consumidores son productos singulares, únicos, distintos o auténticos? Roland Barthes no estaba pensando en esto cuando escribió acerca de la muerte del autor. Pero de una u otra manera, ya vemos, su profecía acabaría por cumplirse..

PROYECTO Y TEMA

Proyecto y tema son conceptos que se refieren a lo abstracto
Por: FERNANDO ÁVILA DELEGADO PARA COLOMBIA DE LA FUNDéU BBVA | 10:40 p.m. | 18 de Diciembre del 2012

El experto Fernando Ávila argumenta cuál es el uso correcto de las dos palabras.
'Proyecto' y 'tema' son palabras que se refieren a lo abstracto, pero en redacción de noticias se suelen usar equivocadamente para referirse a lo concreto. Veamos: Se habla de una carretera, se dan las especificaciones de longitud, número de carriles, tiempo previsto para su construcción, etc., y se remata con el dato de que "el proyecto costará dos billones de pesos". Los lectores nos preguntamos, entonces, cuánto costará la construcción de la vía, si apenas el proyecto tiene semejante costo tan gigantesco.

El Diccionario de la lengua española define 'proyecto' así: "Conjunto de escritos, cálculos y dibujos que se hacen para dar idea de cómo ha de ser y lo que ha de costar una obra de arquitectura o de ingeniería". Eso es proyecto, lo que se proyecta hacer, el plan. Nada más. Un edificio ya construido, un negocio ya finiquitado, un libro ya editado no son proyectos, sino obras o hechos.

Algo similar sucede con la palabra 'tema', que alude a la materia de una discusión, de una conferencia, de un escrito, como cuando se pregunta cuál fue el tema del editorial de ayer. En la redacción noticiosa se suele decir, a veces porque los funcionarios entrevistados así lo expresan, que hay que resolver el tema de las basuras.

El tema es, para dar más ejemplos, aquello sobre lo que dialogan los especialistas en un panel. Un ejemplo es el llamado "tema del día" en los programas radiales. Es lo abstracto. Lo concreto, lo que hay que resolver es la recolección de basuras (no el tema).

Conviene que los redactores tengan en cuenta esa diferencia entre lo abstracto (tema, asunto, idea, plan, proyecto, deseo, ilusión...) y lo concreto (movilidad, pago, caos, tumulto, robo, carretera, edificio...).

Fernando Ávila
Delegado para Colombia de la Fundéu BBVA

Y después morir


Y después morir
Por Juan Forn
Fuente: Página 12 – Buenos Aires



Hace más de cien años había un famoso luthier en Westfalia al que le pidieron una guitarra en madera de cerezo para que sonara más dulce que ninguna. El encargo era de una cantante de ópera que se la regaló a su hijo, que cantaba como los ángeles y se acompañaba angelicalmente con aquel instrumento. Vino la Primera Guerra y el joven fue convocado a filas y no volvió, pero antes de marchar al frente había dejado un hijo, que recibió la guitarra y la pesada carga de cantar y tocar como su joven padre muerto. El hijo descubrió al crecer que lo suyo era la medicina, pero igual se llevó la guitarra a Berlín cuando partió a la universidad porque le gustaba tocar y cantar. Vino la Segunda Guerra, lo llamaron a filas, lo mandaron al frente ruso y nunca volvió. Su novia se quedó con la guitarra, decidió que no habría ningún otro hombre en su vida pero, con los años, en la Alemania reconstruida de Adenauer, encontró a un hombre bueno que la convenció de casarse con ella y le dio un hijo, y así es como llegó al mundo nuestro personaje y así llegó a sus manos la guitarra de madera de cerezo. Carl Fischer no sabía qué hacer con ella, a duras penas era capaz de rasguear allí alguna canción de Cat Stevens o Pink Floyd, lo suyo era la máquina de escribir. Carl Fischer era un joven periodista que quería ser escritor y que consiguió que una revista lo mandara a Tokio, donde trabajó con un joven japonés que le pareció tan centrado y sereno que un día se animó a preguntarle cuál era su secreto y el japonés lo invitó a su departamento, que era una caja de zapatos de un ambiente con un equipo de música de última generación y apenas una docena de vinilos en una repisa que parecía un pequeño altar. El japonés bajó las luces, sacó un vinilo de su funda y puso una canción de menos de dos minutos: era João Gilberto cantando él solito con su guitarra “O-ba-la-lá”. Doce horas después, cuando Carl Fischer salió de aquella caja de zapatos con la cabeza llena de música, tenía bien claro qué hacer con aquella guitarra de cien años hecha en madera de cerezo: entregársela en mano a João Gilberto, el único hombre en el mundo que la merecía. Así que volvió a Berlín, buscó la guitarra en su departamento y se tomó otro avión, esta vez a Brasil, a cumplir su destino “desafinado”.
Los desafinados de este mundo son aquellos que después de escuchar por primera vez a João Gilberto no pueden escuchar otra cosa. El problema es que a João lo erizan los discos y los conciertos, los micrófonos y las cámaras, los focos y las fotos. El mito dice que João entró mal en Río la primera vez que bajó desde Bahía; la experiencia fue tan mala que intentaron internarlo en un psiquiátrico (según la leyenda, João pedía guitarras prestadas para tocar y nunca las devolvía, porque ya no servían más para hacer lo que hacían antes de que él las tocara). João terminó refugiado en las montañas de Diamantina, en casa de su hermana mayor, que se había ido allá para recuperarse de la tuberculosis. Vivía en pijama, encerrado en un baño, practicando con su guitarra horas y horas. A la semana, la hermana creyó enloquecer y le consiguió otra casa en el pueblo, con acústica en el baño aprobada por João. Seis meses después, João se sacó el pijama y partió a Río a cambiar la música brasileña para siempre, pero los desafinados dicen que no ha salido ni saldrá nunca de ese baño, porque ese baño es como el tamarisco bajo el cual se sentó un día Siddartha Gautama y devino Buda. En 1973, cuando João grabó su mítico álbum blanco en Nueva York, puso como condición que se reprodujera en estudio la acústica de ese baño (el productor que había pedido era Wendy Carlos, que venía de hacerse la operación de cambio de sexo que le permitió dejar de ser Walter Carlos y que quedó tan desquiciada por la experiencia que hizo sacar su nombre del disco y niega hasta el día de hoy haber participado en él).
Carl Fischer estuvo casi un año en Río intentando llegar hasta João. Habló con todos los que lo conocían, recogió un millón de anécdotas jugosas, pero no logró que João lo atendiese por teléfono siquiera (y es leyenda que João puede llamarte en medio de la noche y pasarse horas enteras tocando y cantándote canciones por teléfono, desde su baño). Al final se volvió a Alemania, escribió un libro divino sobre su experiencia desafinada (titulado O-ba-la-lá) y, cuatro días antes de que se publicara en alemán, y cuando ya se estaba traduciendo al portugués para publicarse en Brasil, se tiró por la ventana de su séptimo piso en Berlín. No dejó nota suicida, ninguno de sus amigos lo había visto deprimido en los días previos. Sólo quedaron las ventanas abiertas de su departamento y la guitarra de madera de cerezo en un rincón y una frase de Wagner anotada en una hoja (“La grandeza de un poeta se mide sobre todo por aquello que silencia y la forma inaudible de ese silencio es la melodía infinita”) sobre la que se iba posando la nieve berlinesa que entraba por las ventanas.


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Recomendación del día


Navidad: claves para una buena redacción

Con motivo de las fiestas navideñas, se ofrecen algunas claves para una redacción más cuidadosa de las noticias en las que aparecen términos relacionados con estas celebraciones.

- Navidad, Navidades, Nochebuena, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes se escriben con mayúscula inicial por tratarse de nombres propios de festividades, según indica la Ortografía académica. En el caso de Navidades, que se emplea para referirse a una época del año, se admite también la escritura con minúscula: «Cerca de 2,4 millones de pasajeros pasarán estas navidades por los aeropuertos canarios». Además, y aunque ambas son correctas, se prefieren las formas Nochebuena y Nochevieja a las separadas Noche Buena y Noche Vieja.

- Términos como feliz, próspero, amor, paz o felicidad, que suelen verse con inicial mayúscula («El presidente del Gobierno deseó una Feliz Navidad a los periodistas»), se escriben, al tratarse de adjetivos y nombres comunes, con minúscula inicial: «El presidente del Gobierno deseó una feliz Navidad a los periodistas».

- Las expresiones tarjeta de Navidad o tarjeta navideña son preferibles a la voz inglesa Christmas y su hispanización crismas, cuyo empleo se da especialmente en España.

- La representación de la escena del nacimiento de Jesús se escribe con minúsculas, el belén, ya que, aunque proviene del nombre de la localidad donde la Biblia sitúa el nacimiento, se usa en este sentido como nombre común. Solo se escribe con mayúscula inicial si se refiere a la ciudad: «Jesús nació en Belén». También se escriben en minúscula sus sinónimos nacimiento, portal y pesebre.

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