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terça-feira, 25 de março de 2014

DICCIONARIO DEL ESPAÑOL DOMINICANO



Presentarán en Puerto Rico primer diccionario del español dominicano

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AGENCIA EFE

El Diccionario del español dominicano, que expone la creatividad lingüística de la República Dominicana, se presentará el 10 de abril próximo en Puerto Rico, donde reside una de las mayores colonias de ciudadanos de ese país en el extranjero.








Para el director del organismo, José Luis Vega, esta obra sobre el léxico vivo dominicano «contribuye al estudio y a la puesta en valor de la modalidad del español que hablamos en el Caribe, lo que constituye uno de los objetivos fundamentales de nuestra Academia».
La obra registra las palabras y acepciones del vocabulario habitual en el español dominicano que no tienen un uso común en otras regiones hispanohablantes.
Palabras y expresiones como vaina, yipeta, chin, pájaro (en referencia al homosexual),pato macho, creerse la última coca-cola del desierto, prende la luz, lechón, pariguayo, ñapa, ahí fue donde la puerca retorció el rabo o jalar aire son sólo algunos de los ejemplos que incluye este diccionario.
Además, incluye entradas de obras de autores dominicanos, páginas electrónicas, revistas, periódicos o publicaciones redactadas por un equipo de colaboradores.
Los colaboradores que integraron sus publicaciones en el diccionario son Fabio Guzmán, miembro de la Academia Dominicana de la Lengua; Roberto Guzmán, Domingo Caba Ramos, María Dolores Jiménez, Teresa Melián, Yolanda Garisoain Iribarren y Ruth Ruiz, con la coordinación de María José Rincón y la supervisión de Bruno Rosario, director de la Academia Dominicana de la Lengua.
Fabio Guzmán resaltó en el citado comunicado que se trata de «la obra más emblemática y relevante publicada por la Academia Dominicana de la Lengua desde su fundación en 1927».
La presentación de la obra lexicográfica estará a cargo de Bruno Rosario, Fabio Guzmán y Maia Sherwood, miembro este último de la Comisión de Lexicografía de la Academia Puertorriqueña.
La cita se llevará a cabo el 10 de abril, en la sede de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, ubicada en el Viejo San Juan.

LA LENGUA VIVA






Arrepentimiento, remordimiento
Amando de Miguel en Libertad Digital - España


Hay un uso lingüístico que me llama mucho la atención. Es la realidad con que se repiten hasta el hastío ciertas palabras (como ámbito o presunto). Al tiempo hay otras que producen aversión el mero hecho de pronunciarlas, como arrepentimiento. Ni siquiera se arrepienten algunos terroristas con muchos asesinatos, aunque solo sea de boquilla para obtener beneficios penitenciarios. No me importa tanto el arrepentimiento judicial como el de la vida corriente. Es ya una frase tópica en las declaraciones de los personajes del fotocol: "Yo no me arrepiento de nada". Hay que tener valor para emitir una melonada así. El arrepentimiento es una virtud que se reconoce como tal porque equivale a revisar moralmente el pasado. Hasta ahí podríamos llegar. En la mentalidad que priva en España está la resistencia a arrepentirse de los errores o desviaciones de la norma que uno ha podido cometer. Cuidado que es humano equivocarse, tan común como respirar. Pero lo corriente es criticar las equivocaciones de otros, no las nuestras.

Un buen ejercicio de introspección sería el ponerse a pensar sinceramente si uno se arrepiente de algunas decisiones pasadas. Adelanto mi posición personal para no quedar como denunciante o fiscal. Pues, sí, personalmente me siento arrepentido de haberme equivocado muchas veces en asuntos dolientes para mí o sobre todo para otros cercanos. Sería del mayor interés un análisis de los libros de memorias que se publican en España para documentar cuántos arrepentimientos se producen. Pocos, sospecho. Antes bien, esa literatura suele ser justificativa. Son los otros los que se equivocaron.

Alguien podría pensar que el arrepentimiento no conduce a nada, pues el pasado ya no se puede alterar; ni siquiera Dios podría hacerlo. Pero es que arrepentirse con sinceridad supone un cierto "propósito de enmienda", como nos dice el Catecismo. Ahí está otra vez el peso de nuestra tradición cultural que aconseja no enmendalla. Esa disposición altiva y contumaz se valora mucho entre nosotros. En los usos sociales de los españoles no está bien visto lo de excederse en pedir perdón. Los angloparlantes, al contrario, se desviven para remachar que están "tristes" (sorry) por cualquier minucia que pueda molestar mínimamente.

Todavía más rara en España es la expresión remorder la conciencia, que sería algo así como el arrepentimiento más sincero, el que va por dentro. Ese tribunal secreto de la conciencia nunca se engaña. Sus sentencias resultan inexorables, irrecurribles, firmes. Por eso mismo, al ser tan justas y severas, es corriente la conducta reactiva que es procurar que no afloren. Uno puede arrepentirse formalmente, pero como medida para que se le perdonen los errores. Pero el remordimiento es íntimo: consiste en morderse una y otra vez por los órganos del pensamiento. Como es lógico, esa virtud exige tener vida interior, cosa que está por demostrar que sea general o incluso que se desee tener. La vida española es ostentosa en su aspecto exterior, teatral incluso. Pero por dentro muchas veces resulta vacía. Ya lo sé, se me dirá que soy pesimista. Es cierto, lo reconozco, pero en estos aspectos de la conciencia de mis compatriotas (y también de la mía) no encuentro muchas razones para el optimismo.

Tampoco deben tomarse estas medicinas del arrepentimiento o el remordimiento sin consultar con el psicólogo. Bastará un amigo, que es más barato. Preciso es reconocer que esas virtudes que digo pueden tener un efecto secundario muy nocivo: dan lugar a insomnios pertinaces. Solo los niños o los simples duermen sin pesadillas. Claro que lo peor son las pesadillas diurnas. Esas nos persiguen sin descanso.

La Avellaneda: más vale tarde que nunca


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MATÍAS MONTES HUIDOBRO, EL CORREO DE CUBA.



Nacida el 23 de marzo del 1814, se cumplen en la fecha que escribo estas líneas los doscientos años del nacimiento de Gertrudis Gómez de Avellaneda. Sevilla en particular, lo está celebrando por todo lo alto.



Lo hacen precedidos de una petición de la Asociación Cultural y Literaria La Avellaneda, para que la Real Academia Española la nombre académica a título póstumo, rechazada en su tiempo por ser mujer, según criterio de la asociación, presidida por la periodista y escritora Edith Checa, que afirma que “más de 100,000 personas quieren que se reconozca su figura, aunque sabemos que los estatutos de la RAE lo impiden pero los estatutos no se pueden quedar inamovibles. Pedimos que se reconozca no a toda la gente que se pida, sólo a las mujeres que fueron rechazadas por serlo […]
«Es el mejor momento porque hace 300 años que se creó la Academia y solo 34 que dejan entrar mujeres y porque es el bicentenario del nacimiento de Gertrudis Gómez de Avellaneda por lo que sería el mejor regalo de cumpleaños». Por eso, además de la entrega de firmas, la mencionada asociación ha estado preparando una serie de actos en la ciudad donde reposan sus restos del 21 al 23 de este mes.
Leer más en El Correo de Cuba

La esquina del idioma



por Piedad Villavicencio Bellolio


Cuaquerismo es una doctrina; huaquerismo, una actividad


El cuaquerismo es una doctrina religiosa que se manifestó en Inglaterra en el siglo XVII.
Se distinguía por la sencillez de sus costumbres y por los temblores y contorsiones con que sus creyentes expresaban el fervor religioso. Cuáquero es el individuo relacionado con esta agrupación.
La palabra huaquerismo no consta en el DRAE, pero está muy bien constituida. Se originó de huaquero (que huaquea por afición o beneficio económico) y del verbohuaquear (buscar tesoros en huacas).
También está compuesta por el sufijo -ismo que denota actitudes, doctrinas, movimientos, actividades y voces científicas.
En el DRAE constan guaquero y huaquero; guaquear y huaquear. Se recomiendan las segundas opciones. Asimismo figuran guaca y huaca, pero en este caso se sugiere el uso de la grafía con /g/.
GUACA O ESCONDRIJO
Guaca, que proviene del quechua waca (dios de la casa), se emplea para referirse a los sepulcros antiguos de los indios, en los que generalmente se encuentran vasijas de barro cocido, joyas u objetos de valor cultural. Así, guaca es un tesoro que puede estar enterrado o bien escondido.
En Costa Rica, Cuba, Honduras y Nicaragua le dicen guaca a un hoyo donde guardan frutas verdes para que se maduren.
Por analogía con el significado de ‘lugar en el que se depositan tesoros’, guaca equivale también a alcancía, hucha, cajón, escondite o espacio secreto en el que se guardan los ahorros en una casa.
¿Veintiún horas o veintiuna horas?
La norma ortográfica indica que el numeral uno o una solamente se apocopa (suprime un sonido) en la forma un cuando precede a sustantivos masculinos (un reloj) o a sustantivos femeninos que empiezan con /a/ tónica (un alma). Por lo tanto, en los demás casos se debe usar uno o una dependiendo del sustantivo al que antecede el numeral. Esta regla se aplica también a todos los numerales compuestos.
En consecuencia, así como decimos «una hora», también debemos decir «veintiuna horas» y no «veintiún horas». Cuando entre el numeral y el sustantivo intermedia la palabra mil, la concordancia de género es optativa. Según esto, es normal decir, por ejemplo, «veintiún mil páginas» o «veintiuna mil páginas».
Cáptese también que estos numerales permanecen invariables en número. De ahí que tampoco es apropiado decir «son las veintiunas horas», sino «son las veintiuna horas», como se puntualizó en párrafos anteriores.
FUENTES:
Diccionario de la lengua española (2001) y Diccionario panhispánico de dudas(2005), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.

LA LENGUA VIVA






Titulares y razonamientos
Amando de Miguel en Libertad Digital - España



Los programas de radio y televisión, incluidas las noticias, se refieren fundamentalmente a la política y los deportes. Son dos manifestaciones de la vida colectiva que se basan en una forzada competición: uno gana y otro pierde. Al parecer, el hecho de contemplar ese juego da placer. Ambos contenidos se parecen bastante. Se detienen en lo que declaran unos y otros personajes delante de las cámaras o los micrófonos respecto a sus respectivas esferas. Luego los comentaristas avanzan o arriesgan escolios sobre esas declaraciones. Al final todo se resuelve en hablar sobre lo dicho por otros. Los presentadores animan a los tertulianos o expertos a que den "titulares". Son frases cortas, ingeniosas, que intentan resumir la cuestión debatida. De esa forma la realidad de la política o el deporte aparece como un juego interpretativo de dimes y diretes. Esto es, chafarderías o cotillerías. No hace falta llegar a los programas que se dedican expresamente a ese menester. Serán de mal gusto, si ustedes quieren, pero constituyen el modelo (ahora se dice "referente") para los otros programas.

La conclusión que se puede extraer de las noticias y comentarios con titulares resulta bastante pobre. Sería más interesante que los expertos y tertulianos que salen en los medios nos ilustraran con razonamientos, pero eso es lo que falta. Comprendo que dé pereza razonar, pero lo que tenemos es muy tedioso. Ante una cuestión política, por ejemplo, se sabe de antemano qué va a decir el tertuliano o el experto, si suponemos cuál es su relación con uno u otro partido. Es más, en los medios aparecen muchas veces como comentaristas personas que son militantes de partidos y hasta altos cargos. En esos casos se puede anticipar con exactitud qué titulares nos van a colocar. La observación se puede extender al deporte. El comentario de un entrenador de fútbol sobre su equipo o el contrario es perfectamente predecible. Lo que no entiendo es por qué esa forma de comunicar suscita tanto interés. Reconozco que ahí me pierdo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

No se me tache de intelectualista lo que voy a decir. Sería de agradecer que en las noticias y las tertulias se hablara más de ideas y menos de declaraciones de unos y de otros, los hombres públicos. El debate sobre ideas y conceptos no tiene por qué resultar aburrido. Antes bien, lo que estraga es el repertorio de lugares comunes que pueden emitir los políticos o los entrenadores de fútbol. Su principal misión es que lo que dicen se convierta en un titular para que, a su vez, genere ulteriores comentarios. Es tan estúpido sostener que "fútbol es fútbol" como engolar la voz para decir que "hay que respetar la presunción de inocencia".

En todo caso, dado que hay una pluralidad de medios, se podría esperar que al menos algunos se salieran de la falsilla que digo. Pero lo tedioso está precisamente en lo parecidos que son. Por lo menos este que tienen en la pantalla azul resulta algo diferente, modestia aparte. Quizá la diferencia esté en la autoselección de los lectores.

Por lo menos los deportes tienen el aliciente de que los encuentros entre los equipos resultan atractivos. Pero el espectáculo del Parlamento (en sus distintas versiones, desde la Comunidad Europea hasta los municipios) parece francamente aburrido. También aquí los representantes del pueblo se aprestan a producir titulares en lugar de dar argumentos. Luego se quejarán de la despolitización del vecindario. La cual consiste esencialmente en pasar de la política para concentrarse en el deporte. Es el equivalente del "pan y circo" del Imperio Romano.

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE



dar como resultado, no resultar en

Recomendación urgente del día

La expresión resultar en no es adecuada para introducir las consecuencias de una acción o situación, un sentido que se expresa adecuadamente con las formas dar como resultado y ocasionar.


El giro resultar en aparece ocasionalmente en las noticias, como en «El endeudamiento creciente del país resulta en enormes inflaciones y devaluaciones» y «La excelente selección del programa resultó en una noche de brillante sinfonismo».

Las Academias de la Lengua señalan en la Gramática que la construcción una causa resulta en un efecto no es la apropiada para expresar que una cosa ocurre a causa de otra, pues la adecuada con este significado es de una causa resulta un efecto, tal como se indica en el Diccionario del estudiante, también de las Academias.

Así, en los ejemplos anteriores habría sido más apropiado haber escrito «El endeudamiento creciente del país ocasiona enormes inflaciones y devaluaciones» y «De la excelente selección del programa resultó una noche de brillante sinfonismo».

Otras alternativas que pueden ser apropiadas en función del contexto son tener como resultado, dar lugar a, provocar, causar y conllevar.

LA RECOMENDACIÓN DIARIA:

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