Procrastinar, y no procastinar ni procastrinar, es la forma adecuada de este verbo, que significa ‘diferir o aplazar’.
En los medios de comunicación es frecuente leer y sobre todo escuchar variantes inadecuadas de esta palabra, como en «Los mejores consejos para ser más productivo y dejar de procastinar» o «Era una pésima estudiante, más preocupada por procastrinary divertirse que por estudiar».
La complejidad fonética ha dado lugar a diversas formas tanto para el verbo como para el sustantivo
procrastinación, que se ve con frecuencia escrito o pronunciado como
procastinación o
procastrinación.
La forma
procrastinar —que aparece ya en diccionarios de español del siglo XVIII—, recogida en el Diccionario académico,
proviene del latín procrastināre, término que incluye la voz latina
cras, ‘mañana’. Al tratarse de una voz asentada en el español,
no es preciso destacarla en cursiva ni entre comillas.
Así, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir «Los mejores consejos para ser más productivo y dejar de procrastinar» y «Era una pésima estudiante, más preocupada por procrastinar y divertirse que por estudiar».