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terça-feira, 22 de maio de 2018

FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

Agencia EFEFundéu - BBVA
FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE

supremacismo,

término válido

Recomendación urgente del día
El sustantivo supremacismo es válido para aludir a la corriente que cree en la preeminencia o la superioridad de aquello a lo que se aplica.
Este término se ha venido empleando tímidamente en español desde los años 60 y es en los 80 cuando empieza a crecer su uso y documentación en textos escritos. Popularizado en colocaciones como supremacismo blanco, esta expresión se ha utilizado para aludir a las ideologías racistas que creen en la dominación del hombre blanco occidental sobre el resto de las sociedades. Con un sentido similar, pero aplicado en otras áreas, también se encuentran casos como supremacismo judíosupremacismo islámicosupremacismo étnico, etc.
Actualmente, es frecuente verlo en la prensa en contextos como «Trump suscribe una condena al supremacismo blanco, pero vuelve a encender la polémica», «Desencuentro entre la justicia y la opinión pública, dificultad de quebrar la arraigada cultura del supremacismo masculino» o «El supremacismo catalán siempre estuvo ahí».
Supremacismo no figura recogido en el Diccionario académico, pero sí lo están las palabras a partir de las cuales se forma: supremacía (‘grado supremo en cualquier línea’ y ‘preeminencia, superioridad jerarquica’) y el sufijo -ismo (‘doctrina, sistema, escuela o movimiento’, entre otros).
De formación y significado regular, el término supremacismo es plenamente válido, por lo que no cabe censurar su uso en ejemplos como los que se citan.

segunda-feira, 21 de maio de 2018

TRADUCCIÓN


El derecho a la traducción en los juicios, a debate en el Congreso de Traductores

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El incumplimiento del Gobierno español de una directiva de la UE sobre el derecho a la interpretación y la traducción en los procesos penales o la situación de los intérpretes en zonas de conflictos bélicos tras finalizar su relación con los gobiernos que los contratan centrarán el Congreso de la Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes (Asetrad) que comienza mañana en Zaragoza.


Desde mañana y hasta el domingo cerca de 300 intérpretes, traductores y correctores del ámbito nacional se reunirán en la capital aragonesa en el marco de su décimo quinto congreso, que se celebrará en el edificio World Trade Center.
Se trata de un evento que esta asociación celebra cada cinco años y que esta edición coincide con el XV aniversario de su constitución, informan fuentes de la asociación en una nota de prensa.
Durante los tres días se celebrarán ponencias y talleres impartidos por profesionales de la traducción y la interpretación y correctores reconocidos en su campo de especialización que abarcarán áreas como la calidad de la interpretación y la traducción, la propiedad industrial o las patentes y marcas.
Mañana se analizarán además asuntos como los del traductor e intérprete judicial como garante del derecho a la defensa.
En esta última mesa redonda se profundizará en el incumplimiento por parte del Gobierno de España de una directiva del Parlamento Europeo y la Comisión Europea relativa al derecho a la interpretación y la traducción en los procesos penales.
Esta directiva se traspuso en España, de forma parcial, mediante la Ley Orgánica 5/2015, de 27 de abril, pero se dejó pendiente la creación del registro oficial de traductores e intérpretes cualificados previsto en ella.
Para Asetrad, este incumplimiento tiene consecuencias graves, ya que, en ausencia de dicho registro, pueden ser contratados como traductores e intérpretes personas sin ninguna cualificación profesional ni conocimiento demostrado de los idiomas de trabajo.
El sábado habrá una mesa redonda sobre el pasado, presente y futuro de la traducción automática, una ponencia sobre las traducciones audiovisuales y otra mesa redonda sobre la interpretación en las zonas de conflicto.
En este sentido, se abordará la situación en la que quedan los intérpretes en zonas de conflictos bélicos cuando termina su relación laboral con los gobiernos o ejércitos que los contratan y que dejan a estos trabajadores y sus familias en un estado de «desprotección de por vida».
Es por lo que Asetrad insiste en reclamar, por parte de los gobiernos contratantes, una actitud más contundente y comprometida con los intérpretes que han trabajado para ellos.

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pódcast,

adaptación al español

Recomendación urgente del día
El término pódcast, con tilde, es la adaptación de podcast, emisión o archivo multimedia, en especial de audio, concebido fundamentalmente para ser descargado y escuchado en ordenadores o en reproductores portátiles.
En los medios de comunicación es muy habitual encontrar frases como «El de Andreu Buenafuente y Berto Romero es el podcast de humor más escuchado de España» o «Los podcast transportarán a los oyentes a distintas partes del mundo, desde los campos de nieve de Alaska hasta las bulliciosas calles de Nueva Delhi».
La voz inglesa podcast se ha formado por acronimia a partir de la marca iPod, uno de los reproductores portátiles más populares, y el término broadcast (‘emisión’ o ‘transmisión’).
Se trata de un término que admite una fácil adaptación a la ortografía del español: pódcast, con tilde en la o, ya que su pronunciación es llana. Su plural es invariable (un pódcast / varios pódcast), como el de la palabra test.
Por tanto, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir «El de Andreu Buenafuente y Berto Romero es el pódcast de humor más escuchado de España» y «Los pódcast transportarán a los oyentes a distintas partes del mundo, desde los campos de nieve de Alaska hasta las bulliciosas calles de Nueva Delhi».
En el caso de preferir el término inglés, se recomienda escribirlo en cursiva o entrecomillado, si no se dispone de este tipo de letra, y manteniendo la forma del plural inglés, podcasts.

sexta-feira, 18 de maio de 2018

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arte urbano,

mejor que street art

Recomendación urgente del día
La expresión arte urbano es una alternativa en español a street art.
En las noticias pueden encontrarse frases como «El anonimato es muy común en el street art», «El street art que invadió las calles en las últimas décadas deja ver un escenario expresivo elaborado» o «Ahora, su street art basado en oscuras siluetas se recorta por primera vez para prestar su voz a la naturaleza».
Este concepto designa todo el arte que se desarrolla en la calle, al margen de los circuitos artísticos tradicionales (a veces de forma ilegal) y que busca dejar un mensaje político, social o cultural en un espacio público. Este arte engloba tanto al grafiti como a otras formas diferentes de expresión artística callejera.
En ocasiones, también se hace referencia a él como arte callejero, aunque se trata de una variante menos extendida.
Así, en los ejemplos anteriores habría sido preferible escribir «El anonimato es muy común en el arte urbano», «El arte urbano que invadió las calles en las últimas décadas deja ver un escenario expresivo elaborado» y «Ahora, su arte urbano basado en oscuras siluetas se recorta por primera vez para prestar su voz a la naturaleza».
Conviene recordar que, si se desea utilizar street art, lo adecuado es escribirlo en cursiva o, cuando no se dispone de este tipo de letra, entre comillas.

quinta-feira, 17 de maio de 2018

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Agencia EFEFundéu - BBVA
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4 claves para la escritura de verbos con pronombres

Recomendación urgente del día
Ante las dudas que genera la escritura de las formas que resultan de unir a un verbo uno o varios pronombres (iros, démonos, pongámoselo, etc.), se ofrece a continuación una serie de claves, en función del pronombre que se agregue.

1. Con el pronombre nos

 En formas verbales acabadas en -n. Se mantienen las dos enes cuando se añade a una forma verbal terminada en –nden > dennosmantengan > manténgannos. Estas formas corresponden al plural con ustedes, mientras que con el singular usted el verbo no acaba en ene y, por tanto, solo hay una: de > denos, mantenga > manténganos.
 En presente de subjuntivo. Se pierde la s del verbo de la primera persona del plural del presente de subjuntivo: demos > démonos, y no démosnos

2. Con el pronombre se

 Con verbos acabados en -n. No se traslada ni se repite la letra n al final del conjunto formado por el verbo que acaba en ene y el pronombre: sienten > siéntense (no siéntesen ni siéntensen).
 Con formas verbales acabadas en -s. Se simplifica la s cuando el pronombre se une a una forma verbal terminada en -s y que lleva además un segundo clítico: pongamos > pongámoselo, no pongámosselo.

3. Con el pronombre os

 La –d final en el imperativo. La segunda persona del plural del imperativo vosotros pierde la d final cuando se le añade el pronombre ossentad > sentaos, y no sentados.
 Idos, mejor que iros. Se considera una excepción la forma idos, segunda persona del plural del imperativo del verbo irse, que mantiene la d. En este caso, también es válida, aunque menos recomendable, la variante iros.

4. Acentuación

Se recuerda que las palabras formadas por un verbo con uno o varios pronombres añadidos al final se acentúan según las normas generales y con independencia de si la forma verbal que las origina lleva tilde o no: pongámoselo (y no pongamoselo, aunque pongamos no se acentúe) o, en el caso del voseo, mantenenos (y no mantenénos, aunque se escriba mantené).

quarta-feira, 16 de maio de 2018

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alargascencia,

término válido

Recomendación urgente del día
El acrónimo alargascencia, creado a partir de alargar y la terminación de obsolescencia, es válido para nombrar tanto al movimiento como a la acción que busca aumentar la vida útil de los productos, reduciendo, de esta manera, el consumo de recursos naturales.
En los medios de comunicación pueden verse frases como «La alargascencia, que en contraposición a la obsolescencia programada, pretende darle una nueva oportunidad a las cosas rotas, gastadas y con historia a sus espaldas» o «Practica la alargascencia en el Día del Consumidor».
Este neologismo ha sido creado por la asociación Amigos de la Tierra para aludir a una iniciativa destinada a evitar, a través de una red de reparaciones o trueques, que los productos queden obsoletos o inservibles y reducir de ese modo el consumo de recursos naturales.
Además, por contraposición a la obsolescencia programada, es decir, al fin del uso de un artículo calculado de antemano por el fabricante para aumentar su venta y consumo, alargascencia puede hacer referencia también a la propia fabricación de productos sin reducción funcional predeterminada y no solo a la intención de alargar la vida útil de los mismos.
En algunas ocasiones, se pueden leer, asimismo, frases con la variante alargaescencia como en «Para combatirlo, ha nacido la alargaescencia» o «En su defensa de la alargaescencia, Amigos de la Tierra facilitará un directorio de establecimientos de reparación». Si bien esta otra forma del acrónimo no es incorrecta, es menos recomendable debido al mayor uso del término alargascencia.
No es necesario resaltar el término con cursiva ni con comillas, salvo que se quiera destacar por su novedad o por su relevancia en la noticia.

GUAY


Llevamos 800 años diciendo "guay"

"Guay" ya no es tan guay como en los 80, pero a mí me flipa

Fuente: Verne - El País - España
  • ComeFueb
"Guay" es una de las palabras que más asociamos a los años 80. Durante una época, todo fue guay, al menos para los que por aquel entonces eran jóvenes. Fue una de las palabras que marcó la década, junto con "dabuten", "tronco" y "yupi", entre otras.
Pero "guay", al contrario que "demasié", ha sobrevivido con cierta dignidad. Ya no es tan guay como lo fue entonces, claro, pero la usan incluso Amaia y Alfred, estrellas de Operación Triunfo, que recientemente afirmaron que “ganar Eurovisión sería superguay”.
Pero no se trata de una palabra nacida hace 40 años. Tiene siglos, aunque en su origen significaba todo lo contrario. Como recoge el Diccionario de dichos y frases hechas de Alberto Buitrago Jiménez, “se usaba desde el siglo XIII como una especie de interjección de lamento, con el significado aproximado de ay”.
El diccionario de la RAE sigue recogiendo también esta acepción. Su origen, se explica, es onomatopéyico, aunque el diccionario etimológico de Joan Corominas lo remonta al gótico wái, con ese mismo significado. Esta última palabra es el origen del término alemán Weh, que significa dolor.
Con ese sentido aparece en El Quijote, como recuerda Mar Abad en su libro De estraperlo a #postureo: “Envíanos ya al sin par Clavileño, para que nuestra desdicha se acabe; que si entra el calor y estas barbas duran, ¡guay de nuestra ventura!”, exclama Sancho Panza. Antes ya se recogió en la Historia de Jerusalén, escrita por Jacobo de Vitriaco en el siglo XIV: “Guay de vos, mesquinos, que tal fe tenedes onde despues de la muerte avedes de sofrir tormentos”. Y en los escritos del Arcipreste de Talavera, del siglo XV: “Guay del que duerme solo”.
En el siglo XVIII se funda la Real Academia de la Lengua, que recoge el término en su primer diccionario, el de Autoridades de 1734. La entrada es muy escueta: “Véase Ay”. Debajo consta la expresión “tener muchos guayes”, con la que se da a entender “que alguno padece grandes achaques y dolores, o muchos contratiempos de la fortuna”.
De guay 😩 a guay 😊
La palabra “quedó en el olvido a partir del siglo XVIII para ser recuperada recientemente, aunque con otro significado, en el lenguaje juvenil”, escribe Buitrago Jiménez. Fue sobre todo en los 80 cuando se comenzó a usar, explica Abad en su libro, para algo que además de bueno y estupendo “era moderno. Un botijo jamás sería guay. Guay era una moto, una canción, una persona. El mero uso del término ya hacía guay a su hablante”.
No queda claro por qué cambió el significado de esta palabra, pero hay al menos un ejemplo muy anterior de su uso como sinónimo de estupendo en la zarzuela La cruz de los humeros, de 1861. En el mismo verso sale además un antepasado del también ochentero dabuten: “Salero de buten guay / via la gente é mi tierra”. Esta zarzuela estaría fetén, de lo más chachi de la época, tronco (perdón).
Se trata en definitiva de un autoantónimo, una palabra que significa una cosa y la contraria, como "enervar" y "sancionar", por ejemplo. A veces son el resultado de los usos irónicos y en ocasiones, de las antífrasis, una figura retórica por la que “se designan personas o cosas con voces que significan lo contrario de lo que se debiera decir”.
Abad recuerda que estos cambios de significado no son tan extraños. “Ya pasó con movida. En los 80 se refería a la fiesta, a lo punk, a lo divertido. Y ahora también se usa con el significado de un marrón”. "Guay", además, es una palabra “moldeable y flexible. Por su sonoridad, es fácil que se use como un comodín”. Y así ha sido: puede oírse como un lamento, como una expresión de alegría, incluso como una forma de asentir. “Guay es un poco como fistro”, remata Abad.
Muerte y resurrección
Cuando una palabra se pone de moda, en seguida corre el peligro de popularizarse demasiado y, en consecuencia, de que empiece a sonar desfasada y digna de ser pronunciada por el señor Burns con gorra. O de su equivalente ochentero… ¿Don Pimpón con riñonera? Abad recuerda cómo la palabra alargó su vida con algunos derivados ("chachiguay", "guachi" y "guay del Paraguay"), antes de ser abandonada por otras como "guapo" y "cool".
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Portada del primer número de la revista 'Guai!'
Muchos recordaremos el tebeo Guai! (con i, ignoro por qué), creado por autores salidos de Bruguera y publicado entre 1986 y 1990. Aunque, como seguidor incondicional de Ibáñez, leía entusiasmado las historietas de Chicha, Tato y Clodoveo, de profesión sin empleo, el nombre de la revista ya me sonaba un poco a antiguo, a adulto intentando molar (otra palabra ochentera que más o menos, sigue molando).
Este significado positivo de la palabra "guay" no llegó al diccionario de la RAE hasta la edición de 2001, junto a otros términos coloquiales como "currante", "flipar", "jopé", "pasota", "sacaperras" y "tropecientos". Casi parecía que con esa actualización el diccionario recogía un uso ya también abandonado, actuando casi como un certificado de defunción.
Evolución de las búsquedas en Google desde 2004 de 'postureo' (en azul) y de 'guay' (en rojo) desde 2004
Abad apunta que estos ciclos se han acelerado con internet: “Todo se hace popular más rápido y también caduca más deprisa”. Y pone el ejemplo de postureo. Si nos fijamos en las tendencias del buscador de Google, postureo tuvo un crecimiento muy brusco en 2013 para perder gran parte de su popularidad poco después.
Abad advierte contra esta necesidad de creernos muy modernos y prejuzgar a quien usa una palabra en apariencia pasada de moda. “¿De verdad son más modernos los que repiten una palabra de moda probablemente porque la han oído de un famosete de internet? ¿Por qué es peor usar una palabra que ya tiene tiempo e historia que una nueva?”. Eso sí, también advierte contra los peligros de irse al otro extremo y rechazar palabras solo porque son muy nuevas o porque proceden del inglés: “¿Por qué shippear es peor que alcahuetar?”.
Aunque "guay" se resiste a morir, ya no es lo que era, claro. No es solo que esté en declive, es que ya no es una palabra moderna, solo es otra palabra más. No nos sorprende que la usen los concursantes de Operación Triunfo, pero nos extraña que, quizás, la pusieran de moda sus padres. Guay ya no es guay, guay es normal.

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