A RSE deve e pode ser rentável
Diferente de USA e Europa, os programas de responsabilidade social em América Latina ainda navegam num mar de confusão entre a filantropia e o “queremos que nos percebam bons.” Terrível erro. Qual é o resultado? Que à chegada da crise ou com a primeira troca de diretiva, muitos programas sociais se esgotam porque não podem demonstrar rentabilidade.
Nestes tempos, a olhos de muitos diretivos, a visão é clara: programa que não seja rentável deve ser eliminado; o que nos leva à pergunta
É a RSE rentável?
Para que sobreviva e tenha futuro, deve sê-lo. Vejamos alguns exemplos:
Caso Starbucks: Acredita você que suas práticas de comércio justo são só uma iniciativa de bom coração? Sabia que com elas robustecem uma lucrativa e virtuosa cadeia de produção?
Caso Google: Pensa que os enormes painéis solares de suas oficinas são só para combater o aquecimento global? Sabia que com eles, tão só nos 2007, se pouparam 30% de seu gasto em energia?
Caso DHL: Acreditam que o “dar de graça” todos os envios aos assistentes do Cume de Copenhague sobre câmbio climático, é altruísmo? Sabia que todos seus pacotes e envelopes poderão ser brandeados com a inscrição: ”Sócio Oficial de Logística” ligando assim sua marca ao evento?
Caso McDonald’s: Acredita que suas aparições em Great Place to Work são só vaidade? Tem pensado que a força laboral da cadeia é netamentejuventude e por tanto devem mostrar-se como uma opção real para quem desejam um primeiro emprego?
Então... Porque em Latino América nos causa coceira escutar que a RSE deve ser rentável? A RSE não é romantismo, é uma forma de gestão e deve como sinala Michael Porter, estar inserta no core business e a estratégia parapoder prevalecer; implicando com isto, cruzar os interesses e objetivos da organização com as necessidades da comunidade e/ou o meio ambiente; quando isto acontece, programa de alto beneficia para a sociedade e as companhias, se produzem; então é possível falar duma visão de negócios com futuro. Antes disso, só há boas intenções.
Fonte: El Economista, “Responsables de la RSE”
La RSE debe y puede ser rentable
1 Octubre 2009
A diferencia de E.U. y Europa, los programas de responsabilidad social en América Latina aún navegan en un mar de confusión entre la filantropía y el “queremos que nos perciban buenos.” Terrible error. ¿Cuál es el resultado? Que a la llegada de la crisis o con el primer cambio de directiva, muchos programas sociales se vienen abajo porque no pueden demostrar rentabilidad.
En estos tiempos, a ojos de muchos directivos, la visión es clara: programa que no sea rentable, debe ser eliminado; lo que nos lleva a la pregunta ¿Es la RSE rentable?
Para que sobreviva y tenga futuro, debe serlo. Veamos algunos ejemplos:
Caso Starbucks ¿Cree usted que sus prácticas de comercio justo son sólo una iniciativa de buen corazón? ¿Sabía que con ellas robustecen una redituable y virtuosa cadena de producción?
Caso Google ¿Piensa que los enormes paneles solares de sus oficinas son sólo para combatir el calentamiento global? ¿Sabía que con ellos, tan sólo en el 2007, se ahorraron 30% de su gasto en energía?
Caso DHL ¿Cree que el “regalar” todos los envíos a los asistentes de la Cumbre de Copenhague sobre cambio climático, es altruismo? ¿Sabía que toda su paquetería podrá ser brandeada con la leyenda:”Socio Oficial de Logística” ligando así su marca al evento?
Caso McDonald’s ¿Cree que sus apariciones en Great Place to Work son sólo vanidad? ¿Ha pensado que la fuerza laboral de la cadena es netamente juventud y por tanto deben mostrarse como una opción real para quienes desean un primer empleo?
Entonces ¿Por qué en Latinoamérica nos causa escozor escuchar que la RSE debe ser rentable? La RSE no es romanticismo, es una forma de gestión y debe, como señala Michael Porter, estar inserta en el core business y la estrategia para poder prevalecer; implicando con ello, cruzar los intereses y objetivos de la organización con las necesidades de la comunidad y/o el medio ambiente; cuando esto ocurre, programas de alto beneficio para la sociedad y las compañías, se producen; entonces es posible hablar de una visión de negocios con futuro. Antes de eso, sólo hay buenas intenciones.
Fonte: El Economista, “Responsables de la RSE”, Finanzas personales, p. 32
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