El periodista explica cómo la desunión y los conflictos afectan al continente. Por Hugo R. Hernández América latina está secuestrada por una serie de regímenes autoritarios, en muchos casos, por caudillos que simplemente abonan la mala o nula relación entre las naciones de la región. Ésa y otras son las conclusiones a que llegó el periodista y Pulitzer argentino Andrés Oppenheimer, quien recibió en España el Premio Algaba por su libro “Estados Desunidos de Latinoamérica”. - ¿Qué perspectiva tiene América Latina como región? - Soy moderadamente optimista en el sentido de que América Latina no va a seguir cayendo en el populismo en los próximos años. Creo que los vientos políticos están cambiando cada 10 años: en la década de 1970 tuvimos dictaduras militares, en la de 1980 Gobiernos socialdemócratas, en la de 1990 neoliberales, y estos últimos 10 años fueron chavistas o del narcisismo-leninismo. Pero eso está directamente vinculado a los precios del petróleo, y en la medida en que no vuelvan a dispararse, creo que vamos a entrar a una nueva década que va a ser de mayor inserción en la economía mundial. - ¿Los países de América Latina están condenados a convertirse en pequeñas regiones y no seguir siendo países? - En momentos en que la UE elige a un presidente y están por abrir embajadas conjuntas en todo el mundo, en América Latina estamos todos peleados con todos. Venezuela todos los días se pelea con un país vecino, Colombia no tiene relaciones diplomáticas con Ecuador, Chile no las tiene con Bolivia, Perú acaba de sacar a su embajador de Bolivia, la Argentina no se habla con Uruguay. Todo esto sería anecdótico, casi simpático, si no fuera porque está produciendo un retroceso en el comercio cada vez mayor, y, lo que es peor, una carrera armamentista disparatada. En los últimos cuatro años los gastos militares en América Latina subieron casi el 100 por ciento, disparate absoluto para países con enormes niveles de pobreza. - ¿Cómo podríamos dividir al mundo actual? - Creo que el mundo se va a dividir en tres grandes bloques: el americano, el europeo y el asiático. Si sus países no quieren formar un club de pobres, la integración de América Latina tiene que ser con los mercados más grandes del mundo, si se puede con todos. Pero China, en la medida en que firma sus tratados de libre comercio con los países asiáticos y con India, va a importar más productos de sus vecinos que de América Latina. La integración regional es importantísima, pero tiene que insertarse en alguno de los grandes bloques mundiales. - ¿Qué elementos propician la desunión de América Latina? - La falta de visión global de los mandatarios. Es delirante que en América Latina haya países que no tengan relaciones diplomáticas, es un delirio que Perú esté por exportar gas natural a México, mientras que su vecino Chile esté por exportar gas natural de Indonesia por un conflicto limítrofe que tienen. Es disparatado, como me decía un empresario guatemalteco del sector avícola, que le resulte más barato exportar pollos a China que a Costa Rica. Los presidentes latinoamericanos se reúnen en estas cumbres, en los sitios más lindos de la región, se toman de la mano y proclaman la unidad eterna, pero lo cierto es que todo se queda en la pobreza porque estamos haciendo la integración exactamente al revés de como la hizo la UE. La UE nació hace más de 50 años como una unión para el libre comercio de productos muy específicos (el carbón y el acero), después empezaron a agregar nuevos productos y algunas décadas después comenzaron a hablar de una política exterior y una moneda común. En América Latina los presidentes se reúnen, proclaman la unidad política regional y no son capaces de ponerse de acuerdo en cómo exportar pollo de un país a otro. - Además de la desintegración comercial en la región, existe un sinnúmero de conflictos, entre ellos la migración. ¿Qué futuro le ve? - Creo que a mediano plazo la migración va a ser un problema cada vez menor porque la población de EE. UU., al igual que la de Europa, está envejeciendo muy rápidamente, y en 10 ó 20 años EE. UU. va a necesitar cada vez más trabajadores jóvenes de América Latina. Es un problema actual, pero no un problema a largo plazo; lo que sí creo que es una gran oportunidad para México y el resto de América Latina es la migración al revés: la migración de estadounidenses a nuestros países, ésa es la gran oportunidad económica para México, Centroamérica y Sudamérica, porque en los próximos 30 años se van a jubilar 100 millones de estadounidenses. Así como España se convirtió en el lugar donde se jubilan cientos de miles de europeos del norte, podrían jubilarse cada vez más norteamericanos en México, Costa Rica, como ya está empezando a pasar, pero además de eso otros países latinoamericanos, muchos de los cuales tienen excelentes servicios médicos, podrían convertirse en centros de turismo médico donde los estadounidenses puedan obtener servicios de salud muchísimo más baratos y de la misma calidad que los que reciben en EE. UU. Hace tres o cuatro años había sólo tres hospitales en toda América Latina registrados en la Joint Commission International (organismo que certifica hospitales en todo el mundo), hoy hay más de 20. Los turistas médicos compran departamentos, consumen, viajan, etcétera. Eso representaría una inyección de dinero impresionante. - ¿Cómo califica los tipos de gobierno que hay en la región? - Nosotros los periodistas estamos escribiendo constantemente sobre personajes como Hugo Chávez y otros, pintorescos, que se ponen boinas raras y hablan mucho, porque son quienes llaman más la atención. Pero si tomamos en cuenta los datos crudos, los países gobernados por caudillos mesiánicos o dirigentes narcisistas-leninistas, como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, todos ellos juntos, representan menos de un 20 por ciento del PBI de América Latina. Entonces, aunque tengan una presencia mediática muy intensa, la realidad económica es que América Latina se está convirtiendo en un continente cada vez más serio. Hay un nuevo fenómeno: la estabilidad política con alternancia en el poder. Lo estamos viendo en Chile, en Brasil, lo vimos en México, en Perú, y eso es una muy buena noticia. En el caso de Honduras, obviamente, fue un paso atrás, pero fue una ruptura del orden democrático que hay que condenar aún cuando el que inició el proceso, es decir, Manuel Zelaya, haya querido romper el orden democrático él mismo. Es algo para condenar porque sienta un precedente pésimo para el resto de los países. - ¿Hay liderazgos en la región? - Brasil le “robó el show” a México. Se convirtió en el líder latinoamericano; en parte por su seriedad en el manejo de su economía, y en parte por Vicente Fox (ex presidente de México), porque México desapareció del mapa, se quedó dormido. Hay una parálisis política en México: a nivel externo perdió todo protagonismo porque en la época del PRI, México era muchas veces un país tercermundista; en la época de Fox, México se acercó a EE. UU.; ahora no está de ningún lado, perdió presencia internacional, quizá porque esté demasiado ocupado en sus propios problemas internos. - ¿Qué opinión tiene sobre la guerra en México contra el narcotráfico? - Eso lo venimos diciendo desde hace décadas: la culpa es tanto de los que producen como de los que consumen. Por suerte, el Gobierno de Obama admitió la responsabilidad en el tráfico de armas hacia México que alimenta gran parte de la violencia y está haciendo algo al respecto. Creo que tarde o temprano México tenía que “tomar al toro por los astas”. - ¿América Latina ya está en el rumbo de la recuperación económica? - Claro, Brasil estima crecer como un 5 por ciento el año próximo; México, esperando que se recupere la economía de EE .UU., se va a recuperar rápidamente; Perú se está convirtiendo en el próximo Chile. Hay muchos países que están creciendo de manera sostenida y reduciendo la pobreza a pesar de este paso atrás que resultó la crisis económica. Si nos comparamos con nosotros mismos, nos va a ir moderadamente bien. Pero si nos comparamos con otros países en desarrollo, como los asiáticos, nos estamos quedando bastante atrás, ése es mi temor. - ¿Qué no está haciendo la región que le hace quedar tan atrás de los países asiáticos? - Muy fácil: no está apostando a la educación, la ciencia, la tecnología ni la innovación. Están hablando mucho de eso pero no hacen nada. Mientras no exista la conciencia social en la gente de que vivimos en un mundo de una economía del conocimiento, y de que el futuro de los países no se va a mejorar por las materias primas sino por los productos de la economía del conocimiento, nunca le vamos a dar a la educación la importancia que se merece. Es muy simple: cuando uno toma una taza de café, de lo que pagamos menos de un 3 por ciento es para el productor de café en América Latina o Vietnam, y un 27 por ciento del valor de esa taza de café va al que hizo la ingeniería genética del café, la distribución, el branding, la publicidad, a aquellas cosas relacionadas con la economía del conocimiento y no con la materia prima. Las grandes fortunas del mundo no están hechas por materias primas, entonces debemos preguntarnos: ¿en qué parte de la ecuación queremos estar? - ¿Cuál es su opinión sobre la legislación de medios en algunas regiones de América Latina? - Que es lamentable. Es algo que empezó en Venezuela, está siguiendo en la Argentina, se está queriendo establecer en Ecuador. Atacar al mensajero de las malas noticias es malo. Creo que en todos estos países lo que necesitamos es más monitoreo, más separación de poderes, y eso se logra con una prensa libre. Es un burdo intento de controlar a los medios para evitar que se revele casos de corrupción y abuso de poder por parte de los Gobiernos que imponen estas leyes. |
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