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domingo, 27 de maio de 2012

FACEBOOK






Hoy, en el diario Página 12 de Buenos Aires se publica la nota de Eduardo Febbro, “Facebook, el gran predador”. No voy a emitir opinión; simplemente deseo difundir esta información porque la considero importante. A continuación, y para ayudarme y ayudar a refrescar nuestra memoria, agrego una interesante y premonitoria nota de Orlando Alfonso Olave, “Facebook, MacLuhan y usted”, publicada en el diario La Nación, también de Buenos Aires en setiembre de 2008.

Ustedes sacarán sus conclusiones, y si desean compartirlas, aguardo por ellas. Buena lectura...



1.-Facebook, el gran predador

La empresa se sirve de cada huella dejada por los usuarios para hacer dinero con ellas. La asociación Internet sin Fronteras propone la creación de un e-sindicato con la meta de defender los derechos de quienes usan esa red virtual.
Por Eduardo Febbro
Desde París

¿Cuál es el tercer país del mundo en términos de población y el que más espía a sus ciudadanos? La respuesta cabe en un territorio virtual: Facebook. Con sus 900 millones de usuarios registrados, si Facebook fuera un país sería el tercero del mundo, justo después de China (1340 millones de habitantes) y la India (1170 millones). Esta demografía virtual hace de Facebook un territorio de participación voluntaria en el cual los usuarios entregan su intimidad con toda inocencia sin tener plena conciencia de a lo que están expuestos, ni tampoco el gigantesco capital que los utilizadores aportan a la empresa fundada por Marc Zuckerberg.
Creada hace apenas ocho años, Facebook pretende cotizar a un valor bursátil de 104.000 millones de dólares. Es más grande que Amazon, 98.000 millones de dólares, vale casi tres veces más que Ford Motors, 38.000 millones de dólares, pero menos que Google, 203.000 millones, y que Apple, 495.000 millones. Al igual que Google y otros gigantes de la red, Facebook ha dejado de ser la muy simpática Start-Up creada en el campus de Harvard. Es un predador de datos, una aspiradora universal de publicidad, un auténtico servicio de inteligencia que se sirve de cada huella dejada por los usuarios para hacer dinero con ellas.
Todas las cifras que tienen que ver con Facebook son imperiales: con 169 millones de usuarios, Estados Unidos cuenta con el mayor número de miembros. Le siguen la India, con 51 millones; Brasil, con 45 millones, y México, con 20. Más de 300 millones de fotos se suben cada día a Facebook y cerca de 500 millones de personas acceden a la red social utilizando dispositivos móviles. Sin embargo, el calificativo de “red social” está lejos de coincidir con la realidad. Como lo resalta Archippe Yepmou, presidente de la asociación Internet sin Fronteras (www.internetsansfrontieres.com), ISF, el valor bursátil de Facebook “está indexado sobre el abuso de nuestro derecho al control de nuestros datos personales”.
El peso de Facebook es proporcional al grado de intimidad que revelamos con nuestras conexiones. Facebook y Google se apoyan en casi el mismo modelo económico: cuanto más se sabe sobre los gustos e inclinaciones de los usuarios, más dinero se puede hacer con esos datos sin que el utilizador haya dado su acuerdo. Es en este contexto que la asociación Internet sin Fronteras propone la creación de un e-sindicato con la meta de defender los derechos de los usuarios de Facebook y otros mastodontes numéricos que espían cada uno de nuestros clics para convertirlos en oro. Antonin Moulart, miembro de Internet sin Fronteras, explica que la “idea de un sindicato electrónico apunta a imponer una relación de fuerza con la empresa del señor Zuckerberg para que entienda que tenemos derecho a decidir sobre nuestras informaciones personales”. La paradoja Facebook es inmensa: se ha vuelto un útil de intercambio mayor, con alcance planetario, pero su aparente inocencia atrae adeptos que se prestan voluntariamente a una violación impensable de su vida privada. Archippe Yepmou revela, por ejemplo, que “nuestras agendas están escaneadas por Facebook a través de nuestro teléfono móvil y nuestro web mail. La empresa procede también a una identificación biométrica que le permite a Facebook reconocer logos y rostros de las fotos sin que el contribuyente haya dado su autorización explícita”. La idea del e-sindicato viene a imponer un mediador entre las personas y este robo de la intimidad. Desde luego, la solución más simple consistiría en no inscribirse en Facebook, pero su necesidad, real o imaginaria, ya es un hecho consumado. En este sentido, la asociación Internet sin Fronteras reconoce que “la posición monopólica de Facebook hizo de la empresa un espacio de socialización obligatorio para toda o una parte de la población”. Hemos ingresado en ese espacio virtual-social como ovejas mansas mientras el lobo estaba al acecho. Reparar el error requiere una conciencia universal del valor estratégico y comercial de nuestros datos personales, así como de nuestro derecho a oponernos a que sean comercializados. Pero esa conciencia está lejos, muy lejos de haberse plasmado. La capitalización de los datos personales está perfectamente cifrada en el valor de Facebook. No son sus máquinas o su programa lo que han hecho su riqueza, sino nuestra intimidad. El ingreso en la Bolsa de Facebook inaugura otra fase peligrosa: “El modelo económico de la empresa basado en la explotación comercial de la vida privada va a empujar a Facebook hacia una dirección todavía más intrusiva y liberticida”, afirma la ISF.
Facebook es un auténtico estómago de datos cuyo destino, en gran parte, desconocemos. El contrapoder frente a Facebook y otros traga-datos planetarios existe: es, por ahora, tímido pero real. Electronic Frontier Foundation, Internet sin Fronteras, las muy oficial CNIL (Comisión Nacional de Informática y Libertades, Francia), el Controlador Europeo de Protección de Datos, CEPD, o Europe versus Facebook son algunos de los organismos oficiales o no gubernamentales que se plantean la manera de tejer un cerco legal entre los ciudadanos y empresas como Facebook o Google que lucran con nuestra vida. Harán falta, sin embargo, muchos años para que los usuarios pasen a la acción y tomen conciencia de los niveles de exposición a los que están sometidos cuando, sin ninguna garantía de privacidad, suben una foto, manifiestan un gusto musical o la preferencia por una u otra marca.

2.- Facebook, MacLuhan y usted

Por mucho tiempo Facebook será el medio que suplirá las fuertes carencias de relaciones y acercará a la gente en esta aldea.

Por Orlando Alfonso Olave / La Nación


DE PRONTO en Facebook se sintoniza con una hipnótica búsqueda, que para cualquier siquiatra podría ser una carrera por encontrarse a sí mismo o el camino para transformarse en el más cínico voyerista. El argumento de hallar amigos, antiguos amores o formar grupos pasa a segundo plano cuando nos damos cuenta de que estamos solos e interactuamos mejor con quienes no conocemos o de quienes tenemos a suficiente distancia como para que no interfieran en nuestras vidas.

Enviamos mensajes sosos y publicamos las fotos del verano, nos hacemos "amigos" de un político, avisamos que estamos de viaje ("¡estoy en La Serena!, "en el Valle de Elqui con amigas") como si fuera una estrategia de posicionamiento de nuestras vidas, dando cuenta lo feliz que somos, mientras nuestro ego palidece de tristeza frente a la pantalla. También están los que se publican con parientes para mostrar qué buenos son, y aceptan a cuanto invitado se mete para competir con cientos de amigos. ¿Cuántos amigos tienes?, es la pregunta. No faltan los que ignoran, causando verdaderos conflictos sicológicos en estos nuevos tiempos.

Se habla que Facebook es la herramienta que se convertirá en el medio de mayor potencia en la historia de la comunicación y quizás su publicidad podría ser la más cara. Se dice que es un fenómeno. No, no lo es. ¡Es un negocio espectacular! Si lo entendemos como algo sorprendente y no natural, limitamos su avance y beneficios, convirtiéndose en un nuevo espacio público, donde se conversa, se mira y se hacen nuevas amistades, casi como la prolongación de los parques y los malls.

Su actual formato es el comienzo que amenaza seriamente a los correos, el teléfono y el celular, y bastante más completo que todos ellos y eso que está en su etapa inicial. Es cuestión de tiempo. Sin embargo siempre existe un pero: es un espacio abierto que actúa como gran agenda pública de los ciudadanos y entrega índices claros sobre tendencias de consumo y, por tanto, se convierte en apetecido elemento para el análisis. Más temprano que tarde podría ceder a la tendencia de la venta de información personal, en debate ante propuestas de hacer públicas las deudas de los ciudadanos con el comercio, como ayudita más al 8,5% de crecimiento de las empresas este año.

Se están configurando visiones apocalípticas de una sociedad única y conectada, hipervisible y con un fuerte componente de angustia. Es una proyección y no una sentencia, pero que no está lejos de la realidad dada las evidencias que nos invaden hoy en este tema. Aun cuando la venta de la información personal es una práctica extendida y una lapidaria invasión, el Facebook vendría a ser el medio más completo, amable, confiable y creíble con la impresionante capacidad de conectarte ¡y mostrar con quienes tú compartes intereses y te relacionas!

Bueno, por mucho tiempo Facebook será el medio que suplirá las fuertes carencias de relaciones y acercará a la gente en esta aldea que lucha por crear medios que nos reúnan pero nos mantengan a distancia donde todos buscamos el reconocimiento en la calle y el anonimato en la red, averiguando con quién te juntas. Mientras, MacLuhan* sigue sonriendo por la reacción que tendremos en la próxima estación virtual.

Lunes 1 de septiembre de 2008

*Marshall McLuhan fue un filósofo y educador canadiense. El introdujo las expresiones el impacto sensorial, el medio y el mensaje y aldea global como metáforas para la sociedad contemporánea, al punto de tornarse parte de nuestro lenguaje cotidiano.
Teórico de los medios de comunicación, fue precursor de la investigación mediológica. Su foco de interés no son los efectos ideológicos de los medios de comunicación sobre las personas, sino la interferencia de ellos en las sensaciones humanas, de allí e concepto de "medios de comunicación como extensiones del hombre" (título de una de sus obras), o "prótesis técnica". En otras palabras, la forma de un medio social está directamente relacionada a las nuevas formas de percepción instauradas por las tecnologías de la información. Los propios medios son la causa y el motivo de las estructuras sociales.


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