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terça-feira, 3 de julho de 2012

¡Acabad ya con las malas traducciones!
















02/07/2012 | 20:37 - FUENTE: El sueño de Jardiel - de Manuel Conthe



Mañana martes, 3 de julio, participaré en el acto de presentación que Paul Krugman hará de su libro "¡Acabad ya con esta crisis!" (Editorial Crítica,Barcelona) en la Fundación Rafael del Pino en Madrid.
El libro vale la pena, y espero hacer pronto un comentario más extenso en este blog.
Lo he leído en inglés, pero he echado alguna ojeada ocasional a la versión en español, sobre todo para ver cómo habían traducido algunas expresiones difíciles. En general, el nivel de la traducción me parece bastante bueno, salvo en algún pasaje aislado.
Uno de ellos aparece en el capítulo 3, "El momento de Minsky", cuando Krugman expone "The Debt-Deflation Theory of Great Depressions" que publicó Irving Fisher en 1933. Los traductores traducen "Debt-Deflation Theory" como "teoría deuda-deflación", inexpresiva traducción literal, pues en español no anteponemos sustantivos de una forma tan versátil como en inglés o alemán (así, por ejemplo, decimos "cepillo de dientes", no "dientes-cepillo", como el inglés toothbrush).
En "Debt deflation" sugerí que tradujéramos la expresión como "deflación por deudas" o, mejor aún, "deflación por sobreendeudamiento", pues ese es su significado: el simultáneo deseo de muchas familias y empresas por reducir sus deudas ("desapalancamiento" o deleveraging) provocará una caída de la demanda agregada que provocará "deflación" (es decir, una caída del nivel de precios nominales); y esa deflación hará aún más gravosas y difíciles de reembolsar las deudas, lo que forzará a los deudores a redoblar sus esfuerzos de ahorro y, con ello, a agravar la recesión.
Aunque inexpresiva e imperfecta, la traducción "deuda-deflación" es al menos mejor que la frecuente "deflación de deudas", una traducción equivocada que confunde al lector, al sugerir que son las deudas las que sufren la deflación, no sus causantes.
En suma, el juego de palabras del que me he valido para titular esta entrada no debe verse como un reproche a los dos traductores del libro de Krugman -que han hecho un buen trabajo-, sino como una oportunista queja general sobre el pésimo nivel de muchas traducciones al español de textos económicos en inglés.
Ya que tenemos, al parecer, dos economistas en la Real Academia de la Lengua, podían dedicarse a acuñar y recomendar buenas traducciones al español de términos económicos ingleses de uso frecuente.
Nota: En "La infalibilidad de Krugman" pueden encontrarse comentarios adicionales sobre el gran economista americano, de gira por España.

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