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terça-feira, 9 de outubro de 2012

CONCORDANCIA Y RECCIÓN








rección. (Del lat. rectĭo, -ōnis, der. de regĕre, regir).
1. f. Ling. Relación gramatical obligatoria entre una palabra y otra que depende de ella.


La concordancia y la rección son fenómenos lingüísticos que se asemejan por el hecho de que tanto una como otra relacionan ciertas palabras de la cadena hablada entre sí, de tal forma que, si dos palabras concuerdan entre sí en una misma oración, al cambiar los rasgos morfológicos (género y/o número) de una de ellas, estaríamos obligados a cambiar los mismos rasgos morfológicos de la otra. Del mismo modo, si una palabra está relacionada con otra de la misma oración por el mecanismo de rección, al cambiar ciertas características de la palabra rectora (la que rige a la otra y la obliga a ser de un determinado modo), estaríamos obligados a cambiar esa segunda palabra regida por una anterior.
Veámoslo con ejemplos:
La concordancia, que sirve para relacionar distintas palabras de un enunciado entre sí, con la función de facilitar que el oyente o el lector interpreten que también existe una relación semántica entre esas palabras, se manifiesta exclusivamente mediante la repetición de determinados rasgos morfológicos (contenidos en las desinencias morfológicas de las palabras variables: sustantivos, adjetivos, verbos, pronombres, determinativos, etc.) en las palabras que establecen la relación de concordancia.
Así, por ejemplo, el sustantivo y el adjetivo que forman parte de un mismo sintagma nominal están obligados a concordar entre sí en número y género. De esta forma, el hablante manifiesta que sustantivo y adjetivo están relacionados semánticamente, es decir, que el adjetivo nos informa de una cualidad de ese sustantivo y no de otro cualquiera que pueda aparecer en la oración. Y las marcas de la concordancia residen en los morfemas de género y número que se repiten tanto en el sustantivo como en el adjetivo:
El gato negro / La gata negra / Los gatos negros
Si el adjetivo 'negro' califica al sustantivo 'gato' ha de concordar con él en género (masculino) y (número) singular. Si decidimos cambiar el sustantivo en alguno de sus rasgos, por ejemplo, de género masculino a femenino, tanto el adjetivo 'negro' como el determinante 'el' han de transformarse en las formas correspondientes del femenino. Y lo mismo si el cambio afecta a los morfemas de número.
Cuando la concordancia se establece entre el sujeto y el verbo (con la función, normalmente, de indicar al oyente cuál es el agente de la acción que expresa el verbo, aunque no siempre el sujeto de una oración es el agente), la concordancia se establece mediante los rasgos de número y persona. Ya no se tiene en cuenta el género, puesto que no es un rasgo gramatical de la morfología del verbo.
Así, si quiero expresar que el gato negro se ha comido los restos del pescado, el verbo auxiliar 'haber' tiene que concordar con el sujeto en número singular y tercera persona, puesto que los sintagmas nominales no son pronombres ni de primera ni de segunda persona (que serían las otras dos opciones de morfología personal del verbo). Se puede detectar que se trata de un caso de concordancia porque al cambiar 'gato' de singular a 'plural' y decir 'los gatos', el verbo tiene que aparecer en plural.
Ahora bien, ¿cuándo nos encontramos ante un caso de rección, y no de concordancia? Ya hemos visto que la concordancia siempre exige que se repitan los mismos contenidos gramaticales (género, número, persona) en las palabras que concuerdan. Frente a esto, la rección relaciona palabras entre sí cuyas características morfológicas no coinciden. En la rección, el significado de una palabra exige unas determinadas características en otra palabra con la que está relacionada, pero no las mismas características morfológicas que posee la palabra rectora.
Por ejemplo, el verbo 'esperar', frente a verbos cuyo significado no es virtual ni apunta al futuro, como 'decir', rige o impone que cualquier verbo subordinado a él tenga modo subjuntivo:
Espero que venga.
Dice que viene.
El verbo 'decir', por el contrario, no rige nada parecido.
Como se ve, la aparición del verbo 'esperar' como verbo principal del que depende uno subordinado mediante una oración subordinada sustantiva que funciona como su complemento directo obliga a que ese verbo subordinado esté en subjuntivo, pero ese rasgo morfológico (de modo subjuntivo frente a modo indicativo) no es el mismo rasgo morfológico del verbo esperar, que está en indicativo. Las palabras relacionadas entre sí mediante rección no comparten los mismos morfemas de tiempo, modo, persona, etc., sino que una de ellas impone un cierto morfema en otra.
Otro ejemplo de rección: en las construcciones condicionales, si........., entonces............ ocurre lo siguiente: Si el verbo que va en la primera parte (prótasis), detrás de 'si', está en presente de indicativo, el verbo de la apódosis (la segunda parte de la oración, la que informa sobre las consecuencias de que se cumpla la condición que expresa la oración de 'si') también tiene que estar en modo indicativo. Si vienes, voy yo también. Si vienes tú, iré yo también. Sin embargo, si el primer verbo está en imperfecto de subjuntivo, es obligatorio que el segundo esté en condicional, luego, la aparición de un imperfecto de subjuntivo en la prótasis de una oración condicional rige la aparición del condicional en la apódosis: Si vinieras tú, yo también iría. La vinculación entre 'vinieras' e 'iría' es obligatoria, pero sus rasgos morfológicos con coinciden, así que se trata de rección, no de concordancia.
En el caso de la concordancia 'ad sensum', lo que ocurre es que el significado plural de ciertos sustantivos, por ejemplo los colectivos, se impone como rección a otras palabras, como los verbos, que, entonces, en vez de concordar mediante la repetición del rasgo de número con el sujeto gramatical, prefieren, por el sentido plural del sustantivo, ser regidos en plural:
La mayoría de los alumnos viene a clase regularmente.
La mayoría de los alumnos vienen a clase regularmente.
En la primera oración, 'mayoría', núcleo del sintagma nominal que funciona como sujeto, concuerda en singular con el verbo 'viene': se repite el mismo rasgo morfológico de singular, luego se trata de concordancia.
En la segunda oración, 'mayoría' es singular pero su significado colectivo parece regir la aparición del verbo en 'plural'. Se trata de un caso de concordancia 'ad sensum' o de rección.

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