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sábado, 27 de outubro de 2012

LA LENGUA VIVA


Ortografía discutible
Amando de Miguel – Fuente: Libertad digital

Las reglas ortográficas no son como las jurídicas; son discutibles. Por lo menos se acepta que pueden variar a lo largo del tiempo. A veces se puede jugar con ellas para producir efectos cómicos. Agustín Fuentes me envía una foto de un balcón con una pancarta: "Queremos tranquilidad". En el balcón de al lado otra pancarta reza: "Putas fuera". Pero las dos pancartas se unen y el viandante puede leer: "Queremos putas. Tranquilidad fuera". No ha variado propiamente la ortografía sino el orden de las palabras.
José Pedro Hernández González vuelve a la batallona cuestión de que en latín no hay tildes. No, no las hay, pero, al trasladar alguna frase latina, le podemos poner las tildes correspondientes a las reglas del español. Por ejemplo, renta per cápita. Es un uso muy frecuente en la lengua culta. Por lo mismo, el referéndum exige la tilde.
Gabriel Ter-Sakarian me envía un jugoso memorándum sobre cuestiones ortográficas. No solo ha oído decir "detrás mío", sino "detrás mía". Resulta intrigante averiguar qué género tiene el adverbio detrás. A don Gabriel le extraña el palabro sesquipedálico, que yo empleo algunas veces. Lo hago de modo irónico. El prefijosesqui significa vez y media. Por ejemplo, el madrileño cuarto y mitad, que viene a ser la equivalencia de una libra. La ironía de sesquipedálico es que ya es una palabra de muchas sílabas. Discute don Gabriel el consejo que yo doy de que no haya párrafos de una sola frase. Tampoco hay que tomarlo al pie de la letra. La norma se debe aplicar a los artículos de opinión o los ensayos. En el caso de los escritos de ficción la norma está de más. Otra opinión discutible es la que yo sustentaba sobre el carácter potestativo del uso de la coma. Quizá me expresé mal. Claro que hay reglas para el uso de la coma, pero algunas son muy lábiles; interviene mucho el estilo. Por ejemplo, yo me he inventado una regla práctica: se pone coma delante de una adversativa, pero solo cuando siga un verbo explícito. (La frase anterior es un ejemplo). Más interesante es el uso del punto y coma, que prácticamente ha desaparecido de los textos actuales. Es una pena. Se pregunta don Gabriel por qué pongo una tilde en "se prohíbe". Muy sencillo, porque sigo la regla de los acentos. Esa tilde se necesita para marcar el hiato. En ese caso no es una decisión personal sino el cumplimiento disciplinado de la norma. Me da la razón don Gabriel en lo mal que suena ese "han habido" que emplean algunos políticos, especialmente los catalanes. Menos mal que no han descubierto decir "hayn".
Lo que más me irrita de las cuestiones ortográficas no es que se cometan faltas. Esa debilidad la tenemos todos. A veces son faltas de tecla, de pulsación en el teclado. Se perdonan fácilmente. Lo imperdonable es la actitud de quienes razonan que la ortografía no es necesaria porque va contra la libertad. Puede que en la Edad Media no fuera necesaria una ortografía estricta, pues era poco lo que había que escribir y leer Pero en la época informática, inundados de textos, se requiere más que nunca el cumplimiento de las normas ortográficas. De otra forma la lectura se hace penosa. Algo así ocurre con las normas de tráfico automóvil. A principios del siglo XX apenas había normas de tráfico; además, eran poco estrictas. Ahora son fijas y se someten a multas cada vez más onerosas. Esa evolución nada tiene que ver con la libertad. Bien es verdad, insisto, que la ortografía va cambiando lentamente con el tiempo. No hay más que leer un texto del siglo XIX. Aun así, recordemos el principio de que el sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado

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