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domingo, 11 de novembro de 2012

TRADUCCIÓN






El buen traductor
Fuente: Debat Traductors - Posted on 5 juliol, 2012


Traducción literal o traducción libre¿Cuál es la mejor forma de traducir? ¿Traducir palabra por palabra? ¿Expresar las ideas y apartarse de las palabras? Vaya por delante que este debate hace siglos que se mantiene. Y aunque pueda parecer que la discusión se da únicamente entre los estudiosos de la traducción, hay muchos traductores en activo que todavía le dan vueltas tanto desde el punto de vista teórico como práctico. Es decir, que adoptan una u otra postura según sea su opinión: traducen “literalmente” o “libremente” de acuerdo con sus razonamientos.De forma muy resumida, se podría decir que los partidarios de la traducción literal defienden que la traducción debe ser lo más fiel posible al texto original, reflejando no solamente la traducción literal de las palabras, sino respetando incluso el orden que estas tienen en la oración, la sintaxis del texto de partida, y que sea el propio lector el que haga el esfuerzo por entender el mensaje.Los adeptos a la traducción libre sostienen, por el contrario, que el traductor no debe ceñirse al texto de partida sino que tiene que recoger la idea propuesta en el texto original, pero ser fiel a la lengua en que se escribe la traducción y al espíritu del propio traductor, hasta el punto de añadir de su propia cosecha lo que considere oportuno para embellecer y mejorar el texto original. Ni que decir tiene que no estamos de acuerdo con ninguno de los dos postulados, ya que creemos que ambos se alejan de la realidad y que cualquier traducción realizada teniendoen cuenta esas indicaciones estará abocada al fracaso. Compartimos plenamente las palabras del genial filólogo Valentín García Yebra, fallecido en 2010, para quien la regla de oro para toda traducción era, a su juicio, “decir todo lo que dice el original, no decir nada que el original no diga, ydecirlo todo con la corrección y naturalidad que permita la lengua a la que se traduce”. En la simplicidad de esas premisas se asientan las bases de la verdadera traducción. Según el filólogo, quien las sepa combinar al mismo tiempo “merecerá con toda justicia el título de traductor excelente”.
En 1922, Arturo Costa Álvarez, periodista y traductor argentino, escribió Nuestra lengua, libro dedicado a la lengua española y a la traducción. Los capítulos que hablan de los traductores y de la traducción, y en especial el apartado sobre la traducción literal y ltraducción libre, son una muestra magnífica de erudición, conocimiento del oficio y buen humor. Hemos encontrado en Internet uno de esos capítulos, “El traductor inepto y el mal traductor. Sus vicios mayores y menores“. Esperamos que el enlace todavía funcione cuando lo leas.
Creemos que todo traductor debería tener un ejemplar de este libro en su mesilla de noche, por difícil que sea de conseguir.

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