LA LENGUA
VIVA 2013-01-28
Polisemia, que
algo queda
Amando de
Miguel
Siento no haber convencido a algunos libertarios más puntillosos
de que la polisemia (el que una palabra tenga varios
significados) es una bendición del Cielo. Por lo menos es una pista de cómo
podemos utilizar la lengua para expresar muchas ideas y sentimientos. Tomemos
la palabra puntual.
Tradicionalmente quería decir que un hecho se producía como estaba previsto. De
ahí se deriva puntualidad,
una rara virtud en España. Pero ahora puntual significa también algo así como
circunstancial, ocasional, efímero. Naturalmente, ese segundo significado
proviene del inglés ubicuo. Puede darse una ligera confusión, pero el sentido
de la frase lo aclara todo. Marcela Plana recoge esta frase de una entrevista
con una organizadora de bodas: "Rogamos a los visitantes
puntualización". Dado que la puntualidad ya no se estila, la buena señora
consideró que, alargando la palabra, las cosas irían mejor. Claro, la polisemia
tiene un límite. Puntualizar es tanto como concretar,
distinguir.
Alberto
Dapena insiste en que los textos de jueces y abogados deben contener palabras
con un solo significado cada una. Lo siento, pero eso es imposible.
Como utópico me parece el sueño de don Alberto de "un país que no necesite
jueces, abogados, etc.". José Manuel Sánchez-Gómez expresa una opinión
parecida, aunque moderada. Sostiene don José Manuel que en los textos jurídicos
deben figurar solo palabras con su "significado auténtico", su
"sentido propio", como dice el Código Civil. Una vez más, el deseo es
plausible pero de imposible cumplimiento. No hay autoridad que pueda decir cuál
es el sentido propio o auténtico de una palabra. El lenguaje es convención y
libertad.
Uno de los correlatos más divertidos de la polisemia es que se
presta a múltiples chanzas.
Andrés Cárdenas (Granada) me dice que en su tierra se recurre mucho a la
palabra polla en el lenguaje coloquial. Tan
corriente es que ha perdido su original sentido obsceno. Don Andrés registra
esta frase de un alcalde Motril reunido con sus compañeros de partido, quienes
andaban tramando una moción de censura. Les espetó: "Me he enterao que
estáis de pollas. Dejaros de pollas y vayamos a pollas". Supongo que cada
una de las tres veces la palabra significa una cosa distinta. Nadie tuvo
ninguna duda de lo que el alcalde quiso decir.
Ignacio de
Despujol narra dos breves chistes que traducen muy bien la gracia derivada de
la polisemia. En la compra:
–Buenos días, deme dos kilos de tomates y enséñeme las tetas.
–¿Cómo se atreve?
–Es que estos del PP dicen que ahora hay más confianza en los mercados.
–¿Cómo se atreve?
–Es que estos del PP dicen que ahora hay más confianza en los mercados.
El que va con dos chicas al burger:
–Buenas, tres pizzas, por favor.
–¿Familiares?
–No; son putas, pero tienen mucha hambre.
–Buenas, tres pizzas, por favor.
–¿Familiares?
–No; son putas, pero tienen mucha hambre.
Contacte con Amando de Miguel: http://www.libertaddigital.com/opinion/amando-de-miguel/polisemia-que-algo-queda-67210/
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