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quinta-feira, 13 de junho de 2013

Lo que hay que oir

El farragoso lenguaje burocrático
Por Francisco García Pérez en La Opinión - Málaga

Desconocía yo en mi ignorancia, pues con aquello en lo que estoy pez se llenarían bibliotecas enteras, que existiese un Real Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, pero desde que lo conocí me enamoré de él. Me enamoré, sobre todo, de los informes que emite, redacta o perpetra, pues en ellos encuentra acomodo un grande destrozo del idioma español y un no menor cachondeo gramatical. En fin, lo que suele y acostumbra la nueva tribu de engolados redichos posmodernos que tanto proclaman en falso velar y desvelarse por nuestra lengua. Ya meten miedo las cuarenta palabras que usa para definirse tal Instituto: «institución apartidista aunque no neutral, que mediante aproximaciones y métodos científicos multidisciplinares trata de desarrollar una perspectiva estratégica y global, con vocación prospectiva, y con el fin de generar propuestas políticas y sociales que puedan ser aplicadas en la práctica». Traduzco este guirigay: no está con ningún partido, pero toma partido; usa, a la vez, aproximaciones y métodos científicos; no desarrolla nada: tan solo trata de hacerlo; no sabemos si «prospectiva» califica solo a «global», como parecen indicar las comas, o también a «estratégica»; ignoramos qué coordina esa «y», sobrante por completo, antes de «con el fin». Ay, con lo fácil que sería todo si usásemos sujeto, verbo y complementos.

Pero si tal hiciéramos no seríamos sociólogos con másteres posmodernos, no podríamos enunciar el «Informe 14» diciendo: «Elementos para el posicionamiento de España en la construcción de la agenda de desarrollo global». ¿Qué serán «elementos para el posicionamiento»? ¿Acaso unos individuos de cuidado para tomar posiciones? ¿El innovador oficio de construir agendas es, por ventura, una variante de la clásica encuadernación? Sigamos adelante. Traten ustedes de leer de corrido el siguiente párrafo del dichoso informe y díganme, por favor, qué diablos significa: «Se centra en analizar el posicionamiento internacional de España en la configuración de la agenda post-2015, que remplazará los actuales Objetivos de Desarrollo del Milenio, y propone la posibilidad de asumir ciertas características y preferencias reveladas de la cooperación española como los ejes a partir de los cuales articular una estrategia general que permita guiar dicho posicionamiento». Agenda post-2015; propone la posibilidad de asumir; ciertas características y preferencias reveladas; los ejes a partir de los cuales articular€ ¿Quién, entre los 500 millones de hablantes del español, se expresa así, es tan insensato como para hablar así, por poca escuela a la que haya acudido? ¿Qué huida de la realidad del lenguaje y de la realidad toda no alberga quien escribe que «la política de cooperación internacional al desarrollo se articula en el marco de la acción exterior como país»? ¿Qué odio al sentido sintáctico y al común anida en quien para hablar de «El Programa de Cooperación Sur-Sur» dice que «se ha centrado en el plano técnico y operativo y con conteo únicamente de actividades con un esfuerzo notable por hacer una labor similar a la actividad contable y estadística del CAD en el ámbito de la CSS», enunciado que no entiende ni la madre que lo parió?

El odio negro a la lengua española no cesa al hablar de España, cuya Administración ha de sumarse a lo que sea que haya que sumarse «explorando conceptualmente la ventaja comparativa». Ya oigo los futuros diálogos caseros: «¿Qué haces, hijo mío?» «Nada, aquí explorando conceptualmente ventajas comparativas». En definitiva, parece que nuestra Administración «deberá apostar por una agenda aspiracional y monitoreable», y ahí se me pararon los pulsos, porque, querido lector, si lo que hay que tener es una «agenda aspiracional y monitoreable», bien deseo que el agendador aspiracional que lo monitoreabilice lo deje aspiracionalmente bien agendado, no sea que monitoreabilizando agendadamente la aspiracionalidad nos encontremos con que hemos agendado monitoreablemente la aspiracionalización€ y vayamos a tener un disgusto.

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