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terça-feira, 17 de setembro de 2013

MARTÍ DE RIQUER

Fallece Martí de Riquer, medievalista y gran especialista en el ‘Quijote’
El escritor, filólogo y académico era una de las personas que más sabía del Quijote, Cervantes y la literatura medieval
Es reconocido como maestro de los expertos contemporáneos del tema. Con sus ediciones y estudios sobre el ingenioso hidalgo han crecido las actuales generaciones

El célebre filólogo, medievalista y académico Martí de Riquer (Barcelona, 1914) ha fallecido esta tarde en Barcelona a los 99 años. Autor de ediciones ya clásicas del Quijote, Tirant lo Blanc y la Chanson de Roland, era un gran especialista en la literatura trovadoresca y en heráldica. Estaba considerado una autoridad mundial en armamento medieval y en la narrativa caballeresca europea. Galardonado con el Príncipe de Asturias y Premio Nacional de las Letras era Grande de España.

En 2008 Jordi Llovet resumió así la vida de De Riquer:

Una infancia leída. Gran imaginación, precoz afición por la lectura y portentosa memoria son las señales que emite el niño Martí, nacido en 1914, nieto del artista Alexandre de Riquer e hijo del primogénito Emili de Riquer, fallecido al poco de nacer Martí, ausencia que le inclinaría hacia la familia materna. Su lengua será el castellano. "El bilingüismo es conveniente y ventajoso", defiende hoy Riquer. No lo veía así en 1935, cuando en el diario La Publicitat decía que significaría "el aniquilamiento del catalán, un suicidio". Las coordenadas de Riquer estaban marcadas: un catalanismo más cultural que político y una vocación literaria clara a pesar de estudiar cinco años de comercio. Sus lecturas en la Biblioteca de Catalunya, las amistades con Ignacio Agustí, Joan Teixidor y Salvador Espriu y una abuela que dirigía tierras en Lérida con las Geórgicasde Virgilio bajo el brazo perfilaron su destino.

- Cambio de tercio. El anuncio de la guerra civil le sorprendió en la biblioteca del Ateneo barcelonés. Pudo colocarse en el servicio de salvamento de archivos de la Generalitat, dirigido por Agustí Duran i Sanpere. Ahí llegó a casa el primer sueldo en 17 generaciones. Al poco mostró otra característica: interceder por la vida o la profesión de los demás. Para evitar el fusilamiento del falangista Luys Santa Marina o, acabada la guerra, para frenar la depuración de su ex director. El 17 de octubre de 1937 emprendió su paso a la zona sublevada. "Me resultaba indignante el asesinato de algunos amigos y luego estaba una cierta afinidad con los ideales religiosos y de orden del otro bando", arguye parcamente Riquer. "Si había de combatir, prefería el otro lado". El destino fue el Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat, donde se pasaba el rosario y del que niega que fuera el autor del himno, del que sólo hizo, dice, arreglos métricos. Torpe en la instrucción, pasó a felices labores administrativas, hasta que fue al frente del Ebro en julio de 1938.

- Un brazo caído. De esa época, amén de romper su aún hoy inseparable pipa, Riquer llevó un dietario: Mi campaña. El infierno bélico, reforzado por la lectura de la Divina comedia de Dante, le duró poco: al rescate acudió su amigo Xavier de Salas, que le consiguió plaza para un curso de oficiales de Propaganda y locutores de trinchera. Fue su suerte y su desgracia: sus batallas dialécticas nocturnas a golpes de decibelios le llevaron a ocupar emisoras de Cartagena y Alicante. En Benissa (Alicante) fue herido en el brazo derecho, el que, según la leyenda (algo que la biografía no aclara) Riquer perdió, decía, como acto de purificación por su ex conducta liberal y catalanista.

- Avalador de alumnos. Saciar la curiosidad de una joven de la Sección Femenina de Falange sobre el nombre de la Reina de Saba (Balkis) le llevó a casarse con Maria Ysabel Permanyer en 1941. Riquer era, desde un año antes, delegado en Barcelona del Servicio de Propaganda de Falange. Intenso 1941: se licenció en Filosofía y Letras y se quedó como profesor de la Universidad de Barcelona. Empezaba la carrera del futuro gran especialista en literatura medieval, que fue colando autores catalanes en sus clases y que en 1950 llegaba ya a catedrático. Entre sus seis hijos y un ejército infinito de discípulos (Joaquim Molas, Antoni Comas, Salvador Clotas...) fue desgranando sus acorazados trabajos sobre los trovadores (en especial Cerverí de Girona), Joanot Martorell y su Tirant lo Blanc, sus Quijote anotados y sus aportaciones sobre el de Avellaneda, o hasta el círculo artúrico (con su Perceval o el cuento del Grial). Clases vitales conformaban la seña de un profesor reverenciado por sus alumnos, a los que respondía terciando ante las autoridades (igual que hizo para algunos profesores) en años convulsos. Y así le pilló la revuelta para un sindicato democrático de estudiantes, la Caputxinada, en 1966, como vicerector de la universidad, de donde dimitió al año por la intransigencia institucional.

- 'Profe' del Rey. Un intelectual afín al régimen, según éste; y un sabio de familia noble y tradición monárquica, según la Casa Real. Radiografiado así, Martí de Riquer pasó a ser profesor del príncipe Juan Carlos en 1960. Como le dijera al padre, el Conde de Barcelona, que controlara la lectura al hijo, acabó como miembro de su consejo privado y, en junio de 1977, de senador por designación real. Nada le hizo cambiar. Sí le afectó la muerte de su esposa, tras casi 60 de matrimonio. Mantiene la disciplina de ducharse dos veces al día con agua fría mientras lee ahora novelas policíacas, lo más cercano hoy a sus queridos trovadores de antaño.

La mirada de Martí De Riquer sobre El Quijote y Cervantes se puede resumir en las siguientes frases:

"Lo que suelo hacer es abrirlo al azar [el Quijote] y siempre se sale ganando, da buen resultado".

"Es un libro al que toda mi vida le he dedicado muchas clases. Lo he leído en múltiples ediciones que he dirigido o asesorado".

"Parece que es evidente que es Argamasilla de Alba el "lugar de la Mancha" del cual no quiere acordarse. Allí, en la iglesia, hay un cuadro de Rodrigo Pacheco, un personaje del pueblo en quien estaría inspirado el Quijote. Lo que Cervantes deja claro es que es en una cárcel donde tuvo la idea".

"Se habla de aquella famosa anécdota en la que un estudiante estaba en los jardines de palacio riéndose solo y el rey dijo: "O está loco o leyendo el Quijote". Esto quiere decir que la gente entendió el mensaje de Cervantes y lo interpretó como una novela para reír".

"Hoy ha dejado de hacer gracia, la gente no entiende que se está burlando de un castellano antiguo".

"Para la gente de lengua española es el patrimonio. Es inimaginable un inglés culto que no conozca a Shakespeare o un italiano a Dante. Ésa es la más espectacular expresión de una lengua".

"El Quijote se puede comparar con la literatura de detectives. Y es natural que la gente se apasione porque el buen libro de detectives es un reto".

"Es posible que en algunos pasajes del Quijote haya intenciones recónditas, e incluso algo anticlericales".

"Felicitaría a quien no haya leído el 'Quijote', le diría que aún le queda el placer de leerlo"

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