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segunda-feira, 23 de setembro de 2013

Mediapunta y media punta, el valor de los espacios




Así como en música las pausas entre notas se apuntan en la partitura y su silencio suena, también los intervalos entre palabras se reflejan por escrito con espacios, que no solo evitanquelostextosresultenilegibles, sino que además pueden llegar a distinguir significados.


Por poner un ejemplo sencillo y conocido, el partido que esta noche empieza a las diez entre el Espanyol y el Athlétic terminará a medianoche, todo junto; por otra parte, si un jugador falla un gol claro y su equipo acaba perdiendo algún punto, quizá se pase lamentando este desacierto media noche, separado. Hasta aquí no hay dudas.

Menos clara se presenta, en cambio, la decisión sobre cuándo escribir mediapunta o media punta. Ahora mismo, ambas grafías parecen emplearse indistintamente tanto para referirse al «jugador que suele ocupar una demarcación intermedia entre la de un centrocampista organizador y un delantero», de acuerdo con la definición del Libro de estilo de Marca, como para la zona o posición ocupada por dicho futbolista.

De esta vacilación dan muestra frases como «El media punta turco, Arda Turán, llegó a un acuerdo con el Atlético de Madrid para ampliar su contrato», «Joaquín Caparrós está ensayando con la opción de hacer jugar en la media punta a Andreas Ivanschitz», «Otra posibilidad es que Bale ocupe la mediapunta» o «Un ataque formado por Cristiano Ronaldo y Bale en las bandas, Isco Alarcón de mediapunta y Karim Benzema de nueve».

¿Qué resolución tomar? Por lo común, el criterio en estos casos consiste en que la escritura refleje la pronunciación. Así, se opta por una única palabra si no se hace pausa al hablar: «No le hace un gol ni al arcoíris», podrá escribirse, mejor que «… ni al arco iris», pues el fenómeno óptico se nombra de corrido; mientras que se prefiere que la secuencia hablada se represente en dos palabras cuando sí se percibe una pausa entre voces y cada una mantiene su acento característico (mal humor es preferible a malhumor).

A decir verdad, en los usos de mediapunta y media punta, ni siquiera existe consenso respecto a su pronunciación con o sin pausa. El español, no obstante, tiene por norma y objetivo que cada palabra adopte una única grafía a fin de evitar duplicidades o ambigüedades indeseadas. Por tanto, será bueno proponer aquí que se reserve mediapunta para el jugador y media punta para la demarcación.

¿Por qué así y no al revés? Porque las referencias al jugador son más habituales que a la posición que este ocupa, y esta mayor frecuencia tenderá naturalmente a reforzar su pronunciación en una sola palabra; esta circunstancia, por cierto, ya se aprecia en el uso del plural, en el que sí predomina mediapuntas sobre medias puntas (en cualquier caso, no sería acertado el híbrido mediaspuntas).

Dígase, pues, «El mediapunta turco, Arda Turán, llegó a un acuerdo con el Atlético de Madrid para ampliar su contrato», «Joaquín Caparrós está ensayando con la opción de hacer jugar en la media punta a Andreas Ivanschitz», «Otra posibilidad es que Bale ocupe la media punta» y «Un ataque formado por Cristiano Ronaldo y Bale en las bandas, Isco Alarcón de mediapunta y Karim Benzema de nueve».

Una lanza, en fin, por la anónima elegancia de los espacios. No en vano, si un futbolista alcanza la consideración de estrella, sin duda deberá parte de su brillo a que otro compañero habrá realizado primero un desmarque; solo entonces, gracias a que este movimiento habrá conseguido arrastrar a uno o más defensores, se generará un espacio valiosísimo: el espacio imprescindible para que los goleadores aprovechen la oportunidad creada o para que el lector diferencie entre mediapunta y media punta.

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