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terça-feira, 22 de outubro de 2013

Lincoln, ese hombre









por LORENZO ESTEVE en La Gaceta - España
Es uno de los presidentes más populares y el tópico lo asocia con la salvación de la Unión y la liberación de los esclavos, pero las sombras comienzan a aflorar, casi 130 años después de su muerte.

Si preguntaramos a cualquier español cual fue el presidente más importante de EEUU diría sin dudar que Abraham Lincoln. ¿Por qué? Porque defendió la unión, luchó por la libertad y liberó a los negros de la esclavitud.
Lo cual es una simplifación que no responde a la realidad. La culpa la ha tenido el cine, la televisión y las novelas, que han mitificado al decimosexto presidente norteamericano. Sin negar sus méritos, no se pueden olvidar las sombras que enmarcan su trayectoria, incluidos sus ataques a la libertad.
La verdad completa sobre Lincoln (1809-1865) se va abriendo camino gracias a nuevos estudios sobre su figura. En los últimos años ha surgido una historiografía liberal muy crítica con él. Es el caso obras como When in the Course of Human Events, de Charles Adams, y Emancipating Slaves, Enslaving Free Men, de Jeffrey Rogers Hummel.
Hay aspectos de su vida que van aflorando y que ponen en cuestión rasgos que parecian intocables. Por ejemplo el antiesclavismo: su biografía tiene datos sorprendentes y muy poco conocidos que revelan más bien lo contrario.
Contra el matrimonio interracial
Así, mientras estuvo de abogado en Illinois, Lincoln apoyó leyes que prohibían a los negros vivir en ese Estado; estaba en contra de matrimonio interracial y dijo que los negros podían ser iguales, pero no en los Estados Unidos.
Cine y novelas tratan de transmitir la imagen de que el presidente poco menos que arriesgó su vida por otorgar el derecho de voto de los negros, pero casi nadie recuerda que en 1865 barajaba un proyecto llamado 'Liberia' para enviar a negros a Liberia (Africa).
La idea no era tan descabellada, ni debería escandalizar tanto, porque desde 1822 la Sociedad Americana de Colonización marcó a Liberia como lugar donde enviar a esclavos afroestadounidenses liberados. Quince años después, en 1847, convertidos en colonos declararon la independencia de la República de Liberia. Consideraban África su «tierra prometida», pero no se integraron en la sociedad africana.
Para formar a sus elites, se puso en marcha en EEUU la Universidad Lincoln, fundada en 1854, de donde salieron los primeros líderes que luego se encargaron del Gobierno de Liberia.
Es decir, que el proyecto de Abraham Lincoln no era una ocurrencia, sino que obedecía a un viejo proyecto.
Pero es un error juzgar la figura del presidente con criterios del siglo XXI. Lincoln participaba de la mentalidad de la época, que no era precisamente antirracista. El presidente llegó a declarar públicamente que Estados Unidos “se construyó para la gente blanca y no para los negros", y en no menos de 21 ocasiones se opuso a la igualdad de derechos de para los negros".
Según el historiador Thomas Di Lorenzo, autor del libro Lincoln the racist, el presidente manifestó e incluso dejó por escrito que “lo que más deseo es la separación de las razas blanca y negra".
¿Entonces? ¿De dónde viene el aura idealista que rodea a la figura de Lincoln, como liberador de esclavos? Es importante tener en cuenta que el Partido Republicano de la época, tenía una facción abolicionista fuerte y creciente que constantemente hacía presión ante el Gobierno.
La Guerra, su oportunidad
Al cabo, fue la Guerra Civil la que brindó una oportunidad a Lincoln para usar la esclavitud como pretexto. Fue entonces cuando enarboló el abolicionismo como bandera. No se olvide que en su propio discurso inaugural, el político manifestó su apoyo a enmiendas a la Constitución que defendían que la esclavitud no era un tema del que debiera encargarse el Gobierno Federal, sino objeto concerniente a los Estados.
La guerra fue el gran éxito personal de Abraham Lincoln, lo que reservó un puesto en el podio de la gloria. Sin la contienda, es dudoso que hubiera pasado a la historia como ha pasado.
Pero la gloria estuvo teñido de sangre. Acabó con una cifra de entre 650.000 y 850.000 fallecidos. Algunos autores sostienen que, en números absolutos se trata del mayor número de bajas sufridas por los EEUU en su historia bélica.
En esa como en todas las guerras, la primera víctima fue la verdad. Pero lo peor no fue la censura sino que Lincoln aprovechó la contienda para reforzar su poder personal. Otro aspecto bastante desconocido de su perfil.
¿Es justo calificar a Abraham Lincoln de dictador? Cuestión compleja. Algunos dirán que sí, porque durante la guerra se suspendió el habeas corpus, se practicaron miles de detenciones de personas que se oponían al conflicto o defendían el derecho a la secesión, y se cerraron más de 300 periódicos.
Todo lo cual iba directamente contra la primera enmienda de la Constitución, que prohibe que el legislador promulgue ley alguna que prohíba la libertad de expresión, de prensa, de reunión, o de petición.
De los trabajos publicados en los últimos años, el más crítico es el de Thomas J. DiLorenzo. Este historiador sostiene que el político republicano tenía una agenda, un objetivo, un programa que coincidía esencialmente con el "sistema americano" de Henry Clay, basado en tres ejes: creación de una banca central, defensa del proteccionismo e instauración de subvenciones para la creación de infraestructuras, lo que entonces se llamaba "mejoras internas".
Sur proteccionista
El Sur tenía poca industria propia, y necesitaba importar bienes manufacturados del exterior o comprárselos a empresas del Norte. En tanto que el Norte, granero electoral de los republicanos, quería eliminar la competencia exterior con aranceles prohibitivos, algo que suponía un auténtico descalabro para el Sur. Ya con la "aduana de la abominación", inspirada por Clay, parte del Sur amenazó con separarse. Ese fue el germen de la Guerra Civil.
Según DiLorenzo, las mejoras internas, eran muy impopulares en el Sur. Y respecto del banco central y las políticas inflacionistas, fue el primer presidente demócrata y del Sur, el gran Andrew Jackson, quien se opuso eficazmente a Henry Clay en el intento de éste de dar vida al segundo banco norteamericano de ese tipo.
Los planes de Clay chocaban radicalmente con los Estados del Sur, de suerte que uno y otros estaban abocados a un choque de trenes. Contra lo que se deduce del tópico peliculero, la razón final de la Guerra de Secesión no fue ideológico, sino burdamente económico.
No fue la lucha por los derechos de los negros, reducidos a la esclavitud en los campos de algodón, sino el comercio y la industria. El objetivo de Clay y de Lincoln no era acabar con la esclavitud, sino preservar la Unión; que era imprescindible para preservar el sistema económico americano.
A ese objetivo se supeditó todo lo demás. Por eso, Abraham Lincoln no tuvo empachó en atropellar derechos elementales. El Tribunal Supremo americano le recordó que no tenía poder para suspender el hábeas corpus, pero su Administración "nunca se molestó en recurrir esa decisión", según DiLorenzo; "simplemente, la ignoró". El hecho de que un juez de un estado encausase a un funcionario federal por hacer arrestos ilegales se convirtió en delito.

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